Abrahel no lo sabía pero ese chico era su maldición...o más bien el inicio de ella.
-¿no quieres salir a otro lado Miguel?.-preguntaba la chica por milésima vez. Ya habían pasado dos años desde que había sido arrebatada y desde que conoció a Miguel ahora pasaba el tiempo con él, aunque Abrahel no sabía que ese chico era el hermano gemelo de su padre y Miguel no sabía que ella era hija de Satanás, su querido hermano.
-Abrahel, son dos años de conocerte y aún no entiendes que no me gusta salir allá afuera, soy feliz aquí, dentro de esta biblioteca...leyendo todos estos libros...desde que mis hermanos cayeron este lugar me deprime.
El chico guardó silencio y continuó leyendo, Abrahel no quiso preguntarle sobre eso, sabía que era algo muy doloroso para Miguel, pero tendría que preguntarle a alguien quien seguramente sabría lo que sucedió: Gabriel.
Abrahel se despidió de su amigo y se fue directo a su casa, Abrahel miraba que la mayoría de Los Ángeles utilizaban sus alas para volar de un lado a otro, pero a ella se le había prohibido usarlas desde niña, solo las usó cuando iba al bosque de hielo...pero desde que dejó de ir había dejado de usarlas.
-de todos modos si las llegara a usar llamaría la atención de todos aquí, mis alas son negras y sin duda alguna todos sabrían que yo no pertenezco aquí.-pensó la chica mientras bajaba la cabeza y apresuraba el paso.
Abrahel llamó a Gabriel y este apareció al instante con un gesto de preocupación.
-¿pasa algo Abrahel?
-¿cómo va todo con mi padre? ¿Por qué sigo aquí?.-preguntó la chica con un tono de resignación. Aunque ella ya sabia que estaría ahí un largo tiempo.
-te mandó estas cartas, y un par de libros, dijo que quizás te servirían para que no te aburrieras, aunque yo le dije que estabas pasándotela bien en nuestra biblioteca.-el Ángel le sonrió a la chica y está correspondió la sonrisa.
-tío...me gustaría saber...
-¿si?.-Gabriel se sentó a su lado.
-¿que sucedió aquella vez? ¿Por qué tu padre desterró a mi padre y a sus demás hermanos?
El rostro de Gabriel palideció al escuchar tal pregunta, dudó en hacerlo, pero se dio cuenta de que era mejor que Abrahel lo supiera.
-mira Abrahel...esto es algo que no suele comentarse aquí, pero...creo que alguna vez Helga te contó la historia. Hace muchos años, muchísimos a decir verdad, uno de nosotros se enamoró de un humano, todos Los Ángeles no poseemos un sexo determinado, nuestro padre lo decidió así al momento de crearnos, nosotros no podíamos bajar a la tierra, y tampoco podíamos sentir esas emociones, bueno, no sabíamos que podíamos sentirlas...
-¿entonces todo pasó por Helga?.-preguntó la chica anonadada.
-bueno, en ese entonces no tenía ese nombre y tampoco fue que todo se haya ocasionado por eso...Bueno, como sea, tu padre no estaba de acuerdo con eso, de que no fuéramos libres de amar, de sentir lo mismo que los humanos, era muy injusto...entonces tu padre junto con otros Ángeles tuvieron una larga pelea en contra de nuestro padre. Fueron años los que duró la batalla y terminó con la expulsión de tu padre y mis otros hermanos del paraíso.
-¿sólo por eso mi padre fue expulsado?.-preguntó la chica con más interés. La historia demasiado interesante para la chica.
-No solo por eso, hay algo por lo que tu padre luchó también, y creo que realmente esa fue la verdadera razón.
¿No te haz dado cuenta en estos dos años?
-¿de qué?
-todos aquí tienen lavado el cerebro.-dijo en tono irónico mientras esbozaba una sonrisa melancólica.-todos los días hacer lo mismo, adorarle, adorarle y adorarle. Le encanta que todos hagamos eso aquí, todos, sin excepción. No nos deja elegir por nosotros mismos, ni siquiera nuestro sexo. Y lo peor de todo es que ahora todos se volvieron fanáticos a nuestro padre, el lavado de cerebro empeoró y todos piensan que mi padre tiene la razón...
-¿y tú porque no bajaste junto con ellos?.-preguntó la chica
-fácil...necesitan a alguien que les diga cómo va todo por aquí.
-para eso tienen a Helga.-dijo la chica fríamente.
-está bien...realmente me quedé porque tu padre me lo pidió, que cuidara de él...
Los ojos de Abrahel se abrieron de la duda.
-¿de quién?.-preguntó
-eso si no es de tu incumbencia, querida.-el Ángel sonrió con sarcasmo y se retiró de la habitación.
Abrahel se quedo pensando por mucho rato
¿Qué era lo que pasaba realmente? ¿Qué era lo que ocultaba Gabriel?
Le inquietaba un poco, pero decidió no tomarle importancia, sea cual haya sido la razón por la que su padre se reveló a ella no le incumbía, al menos no ahora.
La chica fue a la biblioteca de nuevo, a lo lejos vio a Miguel leyendo, sonrió al verlo y corrió hacia él.
-no deberías correr aquí.- dijo en voz baja el chico.-alguien puede decirte algo.
-sabes muy bien que no me importa eso.-Abrahel se sentó al lado de Miguel y tomó uno de los libros que estaba sobre la mesa, a Abrahel le interesaba saber más sobre él, Miguel tenía algo que le llamaba demasiado la atención, si, el chico era idéntico a su padre, pero todos Los Ángeles aquí son hermanos ¿no? Era más que obvio que habrían quienes se parecen entre sí, pero Miguel tenía algo más allá de eso que le llamaba la atención.
-oye Abrahel, tengo algo que decirte.- dijo el chico en voz baja mientras sus mejillas se enrojecían.
-¿si?.-Contestó la chica mientras leía un libro
-¿tú sabes la razón por la que...pasó lo que ya sabes?
-¿ah? ¿De que me estás hablando?
Miguel observó a Abrahel tratando de hacerle entender sobre lo que se refería.
-¿acaso eres nueva aquí?.-bromeó
-¿te refieres a la expulsión de...
La chica no pudo terminar la frase sin que antes Miguel le pusiera la mano sobre su boca.
-en serio que parece que nunca hubieras vivido aquí.-dijo el chico un poco asustado mientras miraba a los lados asegurándose que nadie los hubiera oído.-Sí, sobre eso...
-ahh, pues, si, ya lo sé ¿por qué me lo preguntas?
El rostro del chico enrojeció...
-hace muchos años, un ángel de enamoró, eso está prohibido para cualquiera de nosotros y no obstante eso, de enamoró de un humano...eso era mucho peor, ya que nosotros, como seres puros, el simple hecho de relacionarse con alguien "inmundo" como los humanos era impensable.
Entonces pasó algo que nadie tenía previsto...uno de nosotros se reveló contra nuestro padre, y muchos más de le unieron, realmente, los que no fueron creados en ese entonces tuvieron mucha suerte. Bueno, no tanta...
-¿a que te refieres Miguel?.-la curiosidad de la chica se incrementaba con las palabras de Miguel.
-los que fuimos creados al principio tuvimos la ventaja de que podíamos decidir por nosotros mismos, el libre albedrío, pero desde que los demás fueron expulsados eso cambió. Nuestro padre tenía que "reponer" a los que se fueron. Y es ahí donde nació la segunda generación, está ya no tenía esa capacidad de elegir libremente, ni de enamorarse...
-¿y por qué me estás contando todo esto?.-preguntó Abrahel.
-porque creo que pasará algo similar dentro de poco...
Las mejillas del chico se sonrojaron más, tanto que su pálido rostro estaba lleno de color.
-lo siento, yo...pensé que la razón por la que habían sido expulsados era porque mi hermano ya no quería que fuéramos controlados por nuestro padre, pensé que el amor era solo una excusa, pero me equivoqué, es real y me di cuenta de un momento a otro.
-¿a que te refieres Miguel?.-dijo la chica un poco preocupada.-¿acaso te enamoraste? ¿De quién?
Los ojos del chico comenzaron a llenarse de lagrimas y entre sollozos logró decir unas palabras
-de ti.