Narra Naruto
Los brazos me arden. Siento como cada uno de los músculos se queja por los movimientos que hago. El sudor recorre mi rostro, obligándome a cerrar parcialmente los ojos para evitar que me escuezan.
Desde que tome la katana de mi madre, la gran Uzumaki Kushina, he estado entrenando el kenjutsu, con ayuda de Uzuki Yugao, la alumna de mi madre.
A penas llevo tres días, y ya estoy bastante agotado. Los sellos de gravedad de mis brazos, realentizan mis movimientos, haciéndolos mucho más pesados y lentos.
Según Yugao, debo ganar fuerza y velocidad en mis brazos, para hacer que el arma sea como una extensión de este, como si fuera parte de mi brazo. Es algo complicado para alguien que ha comenzado hace nada con el arte de la espada, pero ya que me estoy esforzando para superar a Uchiha Sasuke, y demostrarles a todos los genins de esta generación, que no debieron sobrevalorarme. Por eso me decidí a aprender kenjutsu, aunque también puede ser por mi sangre de Uzumaki.
La ANBU más importante de Jiji, me mete en diversos ejercicios que debo realizar, y no me quejo, pero mis brazos, o más bien los músculos, terminan hechos papilla. Cada vez que me levanto a la mañana siguiente, noto las agujetas en los brazos, que a penas me dejan moverlos.
Pero todo ese dolor producto de cada sesión de kenjutsu con Yugao, tiene su lado positivo, el cual es que mi habilidad va en aumento.
Durante estos tres días, la alumna de mi madre, se los ha pasado pegada a mi, por así decirlo. Según ella, tiene el encargo por parte del Sandaime de estar vigilando cada uno de mis movimientos. Cuando le pregunté el motivo, el me contestó que mi vida podría correr peligro ahora que iba a reclamar mi posición como líder de mi clan. Pero siendo sincero, no me quejo. Ya me he acostumbrado a la presencia de Yugao, además de que es una muy buena maestra, junto a su pareja Hayate Gekkō, un Jounin enfermizo que no para de toser mientras habla.
Pero no todo es así de sencillo en mi nueva vida. Durante todo este tiempo, y viendo que se acercan los exámenes chuunin, he empezado a practicar jutsus elementales con ayuda de Kurama, que como ce un montón de estos.
Gracias al Kage Bunshin no Jutsu, en el primer mes, complete una técnica parecida a la que uso Kakashi en el puente para matar a Zabuza, aunque fue Haku quien se llevó ese ataque. En vez de ser echa con Raiton, lo cambie por Katon, revelando así una técnica que es capaz de quemar casi cualquier cosa en este mundo.
Pero esta técnica, al contrario que la de mi antiguo sensei, es capaz de ser usada de varias formas distintas, al contrario que la hecha de Raiton. Es una técnica, al igual que la original, que puede ser usada para matar a gente de una estocada; también puede ser usada como un ataque defensivo, aunque no con la potencia de los originales, pero algo decente. Puede ser lanzada y también es muy versátil. La técnica de Kakashi, necesita ser usada con gran velocidad para hacer la estocada y solo puede ser usada en línea recta, lo contrario a la mía, que puede ser usada en movimiento, sin importar que. Pero esta técnica tiene un coste, y es el daño que produce en la mano con que la uso, de hay que lleve un guante en mi mano derecha, para ocultar la maltrecha mano.
Pero estoy orgulloso, por haber creado una técnica mía, aunque sea con bases de una de mi antiguo sensei.
Narrador yo
Naruto esquiva el tajo descendente que realiza la katana en las manos de Uzuki Yugao, la ANBU de máscara de gato, que últimamente tenía la misión por parte del Sandaime Hokage, de velar por la seguridad del chico rubio que estaba frente a ella, haciendo ligeros gestos de molestia cuando aferraba fuertemente el mando de la katana, anteriormente usada por la gran Uzumaki Kushina, la fallecida madre del niño y maestra de la pelimorada de ojos cafés.
El chico, desliza los dedos de la mano derecha, por el mango de su arma, notando que a pesar de los años, está arma no había sufrido daño alguno, si no que parecía recién sacada de la forja.
Pequeños pinchazos recorren la mano del chico, lo que le obliga a hacer algún que otro gesto de molestia, que no pasa desapercibido para su maestra, la cual mira al genin con ojos analíticos, viendo cada uno de los fallos en su postura de kenjutsu, y si sujeta bien el arma o no.
Yugao (pensando):este chico es muy interesante. La mano derecha le debe de estar doliendo, incluso puede que esté sangrando, y eso se refleja en los gestos de su rostro. Pero a pesar de todo eso, sigue entrenando y sin soltar ni una queja. Se nota que es hijo de Kushina-sensei y Yondaime-sama. No puedo tener mejor alumno, pero debe dejar de practicar esa técnica si no quiere perder la mano.
El Jinchuriki del Kyubi, clava la punta de la hoja en el suelo, dejando totalmente vertical, desafiando a la gravedad.
Se quita el sudor con el dorso de la mano izquierda, mientras abre y cierra la mano derecha, sintiendo pequeños tirones y calambres en esta, produciendo muecas de dolor.
Naruto (pensando):llevo un mes con esa técnica, y aún no puedo evitar que me dañe. Sé que Kurama podría curarme a la perfección, pero no quiero abusar de el, al menos hasta que haya recuperado todo su chakra.
Yugao se acerca al genin, que permanece quiero, y le mueve ligeramente.
Yugao:Naru, ¿no crees que deberías dejar de practicar esa técnica? Me he fijado que sigues haciendo gestos de molestia, y eso no es bueno. Deja descansar la mano, al menos hasta la tercera parte del examen.
El rubio se quita el guante, dejando a la vista una mano llena de heridas y pequeñas marcas causadas por la concentración de chakra en esta.
Naruto:mmm la verdad es que llevas razón Yugao-chan–cierra la mano con delicadeza, lo que hace que en su rostro aparezca otro gesto de dolor, haciéndolo sonreír–. Aahh, esta claro que me estoy haciendo daño a mi mismo si sigo así.
Yugao guarda su katana en la funda de su espalda, y sonríe. Desde que había comenzado a entrenar al joven, se había encariñado con el muchacho, a pesar de que solo llevaba tres días a su cargo. Ahora ya casi no se separaba de él salvo para ver a su novio, el otro encargado del entrenamiento en kenjutsu del chico. Aunque de todas maneras, el Hokage la había ordenado proteger y cuidar al chico todo el tiempo posible, lo que se le hacía difícil hasta que el mismo rubio le preparo un cuarto para que pudiera dormir en su casa si era necesario, lo que sorprendió a la pelimorada.
Yugao:pues ya sabes, Naru. Descansa esa mano–acaricia ligeramente la cabeza del chico y sonrie–. Te estás esforzando mucho, ¿por qué?
Naruto guarda el arma en su funda correspondiente, y vuelve a ponerse el guante mientras se levanta.
Naruto:lo hago para que me puedan reconocer, Yugao-chan. La gente siempre se postra de rodillas ante el teme, mientras que a mi me miran como si fuera una basura que no vale nada–los ojos del chico se vuelven oscuros, tristes–. Pero eso me da igual, porque pienso demostrar a todo aquel que me ha llamado dobe, inútil y perdedor, que yo soy mejor que aquel a quien creen un dios.
Pequeñas llamas empiezan a aparecer en la mano derecha del chico, lo que tensa a la chica, que se separa un poco del genin.
Yugao:no debería haber preguntado.
Naruto cierra la mano, formando un puño y suelta un gran suspiro.
Las llamas se apagan.
Naruto:no te preocupes, Yugao-chan. Solo me duele un poco, y es frustrante no poder eliminar ese dolor. Pero sé que algún día, conseguiré arrancar esa oscuridad que he guardado en mi corazón por años.
Con Sakura
Haruno Sakura, la hija de Haruno Mebuki, una concejal de lado civil del consejo, se encontraba sola, apoyada en el varandal del puente. Estaba con la mirada baja, con varias ideas por su cabeza.
La chica no se sentía segura de sí misma. Ahora que habían completado el equipo 7, podían participar en los exámenes chuunin que llegarían en un mes. Y era de esto de lo que no se sentía segura.
Sasuke se ponía a entrenar tras cada misión que realizaban, desapareciendo de la vista por el resto del día. Su nuevo compañero, era casi igual. Cada vez que volvían a Konoha tras una misión fuera, desaparecía con avisar y ella se quedaba sola, sin compañía.
Antes, Naruto siempre la hacia un poco de compañía, aunque le molestaba con lo de que siempre intentaba llamar su atención, ahora lo añoraba.
La pelirrosa todavía no comprendía que era lo que le había pasado a su antiguo compañero, pero intentaría arreglarlo, aunque no sabía cómo hacerlo.
Había ido a la casa del chico varias veces, pero nunca se lo encontraba y dejo de insistir cuando el casero le dijo que el chico ya no vivo ahí, que se había ido.
Eso al principio le preocupo, pero cuando hablo con el Sandaime sobre eso, el anciano le dijo que su antiguo compañero, simplemente se había cambiado de casa, y que no lo buscará.
Desde esa charla, la chica no había parado de pensar en el rubio. Aunque no lo quería reconocer, le echaba de menos y sin él, el equipo no era lo mismo. El nuevo chico se parecía demasiado a Sasuke, lo que hacía las misiones más aburridas, o eso era lo que ella pensaba desde que Naruto decidió cambiar de equipo.
Y claramente, no se sentía lista para el examen.
Con Naruto
Uzumaki Naruto, el Jinchuriki del Kyubi no Yoko, hijo del Yondaime Hokage Namikaze Minato y la Habanero Sangriento Uzumaki Kushina, se encontraba en estos lentos peleando por su vida, literalmente.
La sádica Mitarashi Anko, la sensei del equipo 11, tras enterarse donde vivía su alumno, decidió hacerle una pequeña visita acompañada de una mujer pelinegra, de ojos rojos y un buen cuerpo llamada Yuhi Kurenai, una especialista en genjutsu.
Nada más ver al joven rubio entrenando en el patio delantero de la casa, junto a la ANBU que solía llevar una máscara de gato para tapar su rostro, decidió darle una lección a su alumno por abandonar los entrenamientos en equipo.
En estos momentos, el chico estaba corriendo, esquivando cada uno de los kunais, shurikens, bolas de fuego y serpientes que su sensei le lanzaba, lo que era visto por Yugao y Kurenai con una gota estilo anime detrás de la cabeza, y con una mueca de preocupación en sus bellos rostros.
Anko:¡vuelve aquí, Foxy-kun! ¡Qué no te haré daño....al menos no mucho!
Naruto:¡ni de coña, Anko-sensei!
El joven esquivo un kunai envuelto en fuego por poco; pero la pelimorada de gabardina apareció detrás de este y le mordió el cuello, lo que causo un escalofrío en el chico y una risa de victoria en la domadora de serpientes.
Anko:te tengo, Foxy-kun.
Naruto, ya resignado a ser maltratado por su sensei sádica y pervertida, dejo que lo abrazara mientras lo zarandeaba de un lado a otro, apoyando sus pechos en la nuca del joven, que solo rezaba para que no pasará nada más que ese mordisco en el cuello.
Kurenai:oye, Anko. ¿No deberías dejar al chico vivir?
Anko suelta al Jinchuriki, que cae al suelo de culo, empieza a sonreír con nerviosismo. Para la domadora de serpientes, enfadar a la ojiroja era un peligro.
El chico se levanta, acariciando la zona del mordisco. Eso, le dejara una marca inconfundible.
Naruto:¿qué hace aquí, Kurenai-san?
La ojiroja dejo de regañar a la pelimorada de gabardina, y se centró en el chico.
Kurenai:bueno, según Yugao tu ya sabes sobre tus padres, por lo que tanto Anko como yo, tenemos que hablar contigo.
El joven mira a su sensei y a la sensei del equipo 8 con intriga.
Naruto:¿de qué?
Kurenai:Anko, Yugao y yo, somos las alumnas de tu madre. Somos las chicas que decidió enseñar, antes de que entramos a la academia. Y como ahora conoces casi todo de tu madre, es hora de que nos hagamos cargo de ti, al menos yo, ya que Anko y Yugao ya están en ellos–la chica da un beso en la mejilla del rubio, sonrojandole bastante–. Te vamos a contar ciertas cosas, para que nos perdones.
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Hasta aquí este hermoso capítulo 😊
Espero que os guste ttebayo 😄