A la mañana siguiente desperté sin ganas de ir a clases y verle la cara a todo el mundo. Tenía la cara y los ojos hinchados de tanto llorar, pero tenía que ir. Los exámenes estaban próximos.
Me metí a bañar con la esperanza de que eso me hiciera verme en una mejor, con la esperanza de que eso disimulara mi rostro medio muerto.
Salí de la habitación esperando no encontrarme a nadie, pero pasó todo lo contrario. Todos habían tomado la maravillosa decisión de desayunar temprano; por fortuna me encontré a Pansy a las orillas de la mesa de Hufflepuff, estaba sola, ninguno de los amigos de Draco estaban con ella.
-Buenos días bella durmiente.
-Buenos días Pansyti –dije sin muchos ánimos.
-¿Ya sabes quién está aquí? –me dijo en voz baja.
-¿Qué?
-¿Sabes quién está aquí? Por eso Draco no vino a desayunar.
-No me interesa Draco.
-No me digas que no se reconciliaron y no arreglaron nada JUSTAMENTE AHORA.
-Volvió a dejar en claro su posición.
-¡¿QUÉ?! ESE IMBÉCIL HIJO DE SU PUTA MADRE- hizo una pausa -¿Te dio el mismo pretexto?
-Sí.
-Bueno... -Pansy comenzó a pensar en algo, pues colocó una de sus manos sobre sus cejas.
-¿Qué?
-Eso se puede explicar, sus padres están aquí.
Me quedé helada, sabía lo que significaba, significaba que Lucius había venido a sacar a Draco del colegio y por más enojada que estuviera por la falta de comunicación y de valor, no iba a poder tolerar estar lejos de él.
-¿Dónde están?
-En el colegio.
-Sí Pansy, eso sí lo entendí. Pero ¿en qué parte del castillo?
-No sé, sólo sé que Draco no quiere salir de su habitación por eso.
-¿Sabes cómo entrar a su cuarto?
-No, ¿cómo entraste ayer?
-Acababa de salir Zabini cuando llegué y así entré.
-Maldita sea.
Corrí hacia su sala común. Pansy me gritaba desde su asiento, pero decidí ignorarla por completo, necesitaba estar con él por cualquier cosa. Esto era algo a lo que los dos debíamos darle la cara.
No había nadie en la sala común, pero no podía entrar a su habitación. No sabía el hechizo.
Intenté cuantos hechizos se me ocurrieron pero ninguno de ellos me funcionó. Grité su nombre desesperada, esperando que eso lo hiciera salir de dondequiera que estuviera, pero tampoco funcionó.
No sabía qué hacer o cómo actuar. La verdad es que quería llorar y ahogarme en mis propias lágrimas, estaba desesperada. No podía pensar en otra cosa que no fuera en las consecuencias que nos había traído ser felices por un momento.
De pronto, como si de una broma de mal gusto se tratase, se abrió la puerta de su sala común...era Mcgonagall junto con ambos padres de Draco.
Me temblaron las piernas y comenzaron a sudarme las manos.
Mcgonagall sabía qué estaba haciendo ahí, pero tenía que reprenderme frente a los padres de Draco para salvarme de esa situación.
-Señorita Granger, ¿qué hace aquí?
-He venido a buscar a Draco –contesté segura, no iba a permitir que me vieran dudando de absolutamente nada.
-¿Aún no terminan su proyecto de pociones? –preguntó tratando de salvarme nuevamente.
-No he venido a eso, he venido a buscarlo para estar con él.
-Eres una mugrosa insolente, ¿a qué has venido a buscar a mi hijo? –Lucius comenzó a escupir todo el veneno que venía guardando desde el momento en el que se enteró que Draco y yo estábamos juntos.
-Creo que usted sabe la respuesta a eso, no veo estrictamente necesario responderle. Ahora que si usted lo cree realmente necesario puedo hacerlo con mucho gusto.
-Eres una maldita...
-¿Insolente? ¿Acaso no sabe algún insulto diferente?
-Deberías de aprender a respetar a tus superiores, maldita sangre sucia.
-Señor Lucius, si le soy completamente honesta, a estas alturas de la vida el término sangre sucia ya no me molesta y como consecuencia yo no encuentro alguna superioridad suya sobre mí.
-Eres lo más impuro del mundo.
-Mi sangre no determina mi talento y mucho menos mi habilidad como bruja. Mis raíces no determinan absolutamente nada señor Malfoy, creo que si nos vamos a poner en una situación para exigir respeto, yo también puedo exigirlo.
-Lo que si determina tu sangre es que no puedes pertenecer a mí familia.
-Si me hubiera dicho eso hace unos 2 años le hubiese dicho que estaba totalmente de acuerdo, hace dos años no me hubiera parecido formar parte de una familia ególatra que sólo piensa en la superioridad de la sangre sobre las habilidades de los demás. Hace dos años lo hubiese apoyado pues no me hubiera gustado formar parte de una familia de mortífagos que buscaban matar a mi mejor amigo. Pero las cosas han cambiado señor Malfoy, no quiero formar parte de su familia por usted, créame, si quiero formar parte de todo eso que acabo de mencionar es porque, quiera o no, me enamoré estúpida y perdidamente de su hijo. Ese que no se parece en lo absoluto a usted y que jamás tendrá algo que ver con alguien como usted, me enamoré de su hijo, que solamente parece y se sabe que es su hijo por el apellido, no por la personalidad.
-Tú no puedes estar con él...
-Lamentablemente no estoy pidiendo su consentimiento –interrumpí –le guste o no, yo estaré con su hijo el tiempo que nosotros decidamos estar juntos, no usted.
Los gritos se hacían cada vez más fuertes y esto ocasionó que Draco saliera de su habitación, al verme encarando a su padre se sorprendió y se paró en medio de nosotros.
-¿Qué está pasando aquí? –dijo Draco sacando su varita de la bolsa de su pantalón.
-Te advertí que te alejaras de ella.
-Ya le dije que usted no es nadie para decidir ni por él, ni por mí –dije fuerte y segura.
-Draco, hijo, por favor, no hagas esto más grande –Narcissa parecía ser la única en preocuparse por Draco.
-Mamá, yo no lo hago más grande, es él con su estúpida necesidad de arruinarme la vida.
-Tú te la estás arruinando sólo, estando junto a ésta mugrosa –contestó Lucius mirándome con una fuerza maravillosa, parecía que me iba a matar con los ojos.
-Señor Malfoy, le voy a pedir de la manera más atenta que no insulte a la señorita Granger. No voy a permitir esos comentarios despectivos dentro del Colegio –dijo la profesora Mcgonagall aclarándose la garganta.
-Lo que no debería de permitir es a personas así, de tan poco respeto por nuestra sangre y nuestro estatus.
-Lucius –Narcissa quería detenerlo, no sabía si lo hacía por mí, por sus comentarios, o por ellos.
-Mira niñita, vine con dos propósitos. A llevarme a mi hijo tan lejos pueda de ti y a hacerte un enorme favor.
-Alejarlo de mí no será un favor, eso téngalo seguro.
-No hablo de eso...- hizo una pausa y sacó su varita, la puso frente a mis ojos –Draco muévete.
-No, no voy a permitir que le hagas daño.
-Ya te dije que no he venido a dañarla, solamente vine a hacerle un favor.
-¿Qué clase de favor? Sabes que no confío en ti, no en lo absoluto.
-No quiero ni me interesa que confíes en mí. Simplemente quiero que te quites de ahí para hacerle un favor.
-Dije que no.
-Voy a contar hasta 3.
-Cuenta hasta el infinito si así lo deseas, pero no voy a permitir que le hagas daño.
-1...2...3
Lucius lanzó a Draco hacia el otro lado de la sala común sólo con un simple movimiento de su varita, se pegó fuertemente en una de las paredes, corrí hacía él pero las palabras de Lucius me detuvieron.
Lucius susurró "Obliviate", ese era el favor que quería hacerme.
En ese instante, todo parecía estar ocurriendo en cámara lenta.
No había forma que esquivara aquel hechizo, me obligué a no olvidar nada, me obligué a recordar todo lo que ocurría en mi vida.
Obligué a mi mente a no olvidar el inmenso amor que sentía por Draco Malfoy.
Obligué a mi mente a no olvidar la primera vez que habló conmigo después de la guerra.
Obligué a mi mente a no olvidar su imagen frente al espejo de OESED diciendo que yo era su más grande deseo.
Obligué a mi mente a no olvidar nuestro primer beso, nuestras primeras caricias, nuestra primera vez juntos.
Pero el hechizo no llegó a mí. Alguien me salvo de olvidar todo aquello que me aferraba a mantener en mi mente, en mi alma y en mi corazón.
Estaba segura de que de ninguna manera olvidaría lo que acababa de pasar y que jamás me perdonaría lo que acababa de ocurrir.
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¡Hola!
Quiero pedirles una disculpa por no haber podido actualizar hace una semana y este sábado, había estado en examenes finales y estaba muriendo de tanto trabajo que tenía.
Por otro lado aquí les dejo este capítulo en adelanto al del próximo sábado.
¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Diganme todo lo que piensan al respecto. L@s amo! Nos seguimos leyendo.