Soy hermano de una zorra | Tr...

By gatastroso

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¿Que pasaría si tu hermana fuera la zorra de tu nueva escuela?, ¿Si todos tus nuevos amigos y compañeros de c... More

Soy hermano de una zorra
1. Soy nuevo
2. Chocolate
3. Un juguete no muy agradable
4. Fofo, el gato gordo
5. Después de anoche
6. Detención
7. Party Hard
8. Ellos fueron
9. Nos vengaremos
10. La venganza no para
11. Leche solitaria
12. Hazel Tris Roth Spiegelman
13. De compras
14. La firma del amor
15. Colomba Ramírez. parte 1.
17. Noche de películas, con mucha baba.
18. Dicen que las zorras no duermen.
19. Promesas.
20. Dulces sueños
21. La verdad
22. Si hay fiesta, hay Troubles.
23. Zorras en casa
24. Vieja y toxica amistad
25. Él no es mi novio
26. Hazlo por mí
27. Oveja Negra
28. La noche se acerca
29. Noche de primavera. Parte 1
30. Noche de primavera. Parte 2
31. Noche de primavera. Parte 3
32. Todo estará bien
33. Tú y yo
34. ¿Cómo te sientes?
35. Hasta luego, Troubles
36. No quedan lágrimas para llorar
Epílogo: "Nunca dejes de soñar"
Créditos
37. Especial: Quiero verte feliz
Nota de Autor
Sorpresa para el 2019

16. Colomba Ramírez. parte 2.

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By gatastroso


—Perdona que esto no pueda ser mejor —suspire —debe haber mejores chicos que yo en esto.

—Estas de broma esto es lo mejor que pudiste haber hecho por mí —respondió la pequeña rubia en vez de Javiera.

—Disculpa mi ignorancia pero... ¿acaso te invite a ti a una cita? —Colomba me mira seria mientras tragaba su hamburguesa de queso del McDonnal's —Hasta donde yo comprendo tu te nos colaste de último minuto.

—Tranquilo Kevin, me agrada mucho este lugar, no venía desde pequeña, y hasta ahora Colomba no ha sido ninguna molestia, así que no tiene nada de malo que se haya colado.

Bueno, poniendo todo al tanto, el traer a Javiera al centro comercial de la ciudad salió perfecto, el camino acá fue risas entre los tres, genial, eso duro unos 20 a 30 minutos desde que cruzamos las puertas de la entrada, y por ir al baño, Javiera no tiene idea del infierno desatado.

Flashback:

—Me disculpan chicos, tengo que ir al baño, no me aguantare por mucho —dijo Javiera mientras caminaba hacia afuera de la tienda para ir al baño más cercano.

Le señale a Colomba que me siguiera, que iríamos al baño con Javiera, no ir a entrar con ella y ayudarla a depositar, pero si la esperaríamos afuera para que no nos perdiéramos.

—Okay, anda te esperamos —le dije mientras ella entraba a los baños —Bien Colomba, ¿a dond... —mi corazón freno en seco.

¿¡Dónde cojones que había metido esta chica!? A mi derecha no estaba, ni tampoco a mi izquierda, se había perdido.

—Joder... por la puta que tengo de hermana —maldije mientras daba unos pasos, pero era inútil seguía sin ver a mi prima.

—Mierda, mierda mierda —repetía en mi mente. Si esa mocosa se me perdía, mamá me regañaría como nunca, Javiera me tacharía de irresponsable y terminaría en prisión por idiota.

Decidí volver a la tienda donde estábamos anteriormente con las chicas, busque pero no estaba ahí, corrí hacia afuera, y camine rápidamente hacia los baños, mientras echaba un vistazo en las tiendas de dulces, de ropa y de libros en los cuales la pequeña demonio se pudo haber metido pero nada, no la encontré en ninguna.

Llegando a los baños, en una banca vi una chica rubia, la cual estaba de pie dándome la espalda, y una chica de lentes, pelo castaño, sentada en la banca. Ambas parecían hablar animosamente, y por la ropa, era Colomba la rubia.

—Puta pendeja —dije cuando estuve detrás de ella, lleve mi mano a su hombro para voltearla —¿Dónde cojon...? —Mierda.

¿Cuáles son las probabilidades que otra chica rubia, con el mismo largo de pelo que Colomba, con la misma ropa a ella, estuviese por el centro comercial?

Pues déjenme decirle que es de 1%. Y justo, me toca ese porcentaje.

Pero no es el mayor problema...

—¡MAAAAMÁÁÁÁÁÁÁÁ!

—¿Qué? No. Calla, calla, te confundí con mi prima —trate de que la niña no llamara la atención, pero muy tarde, todos a nuestro alrededor de habían detenido a mirar a la gritona esta.

—¿¡Que sucede hija!? —dijo la aparente madre de mí no prima, vestía muy bien, tenía un cuerpo que cualquier hombre voltearía a mirar si pasara.

—Este chico, trato de abusar de mí, me corrió mano por mi trasero, me trato de puta, quería llevarme a tu coche y raptarme y venderme en un prostíbulo.

Me costó mucho, procesar como en menos de 2 minutos, tal pendeja de 11 o 12 años pudo decir tantas mentiras y exagerar solo un "Puta pendeja" y que le haya tocado el hombro.

—¿¡Que!? Señora... —dije mientras volteaba a ver a la mujer —en serio le creerá todo eso, soy un chico de 16 años, aun no pasa por mi mente ni acostarme con alguien, solo le toque el hombro, y sé que su hija tiene cara de poto pero ni eso le toque.

—¿Estás diciendo que mi hija es una mentirosa, con cara de poto, embustera, una tal por cual y fácil?

Ahora sí que no sé cuál de las dos es más estúpida, no quiero ni pensar cómo será la abuela...

—Ni siquiera la llame fácil...

—Me llamaste puta, inmundo cerdo —me interrumpió la niñata. La mire me baje a su altura, para mirarla cara a cara.

—hey! Pequeña, estoy hablando con la granjera, no con las cerdas que ella cría, asique cierra la boca y deja hablar a los grandes, ¿Sí? ¿Pepa Pig? —termine mi oración, tocando su nariz con la punta de uno de mis dedos.

—bien, como decía —volví con la madre —yo solo buscaba a mi pri...

No alcance a terminar la frase, ya que, la señora me abofeteo, tan fuerte fue el impacto (pero además debo dejar en claro que no lo veía venir) que me impulso al suelo, cayendo en seco en él.

—Vamos hija, no te juntes con esta chusma —escuche como decía la señora, y caminaba fuera de la escena con el ruido de tus tacones.

—Si mami —continuo la niña, escuche un ruido de la cámara de su celular, y luego el de sus zapatillas rechinar por el piso —Adiós, Clara, nos vemos en la escuela.

Abrí los ojos, me levante como pude, me acomode la chaqueta y le grite: "¡Entiendo porque su marido la dejo, amargada, le falta...!"

—Kevin —escuche a Javiera, y volteé a mirarla.

—Javiera, eh... lo siento, esa señora está loca —dije apuntando sobre mi espalda.

—Pero debes admitir que tiene un brazo fuerte —dijo Colomba dejándose ver detrás de la espalda de Javiera.

Wait... Colom... Esta niña me las pagara en la casa...

—Colomba —dije alargando la "a" y sosteniendo una sonrisa forzada, mi mejilla ya empezaba a arder y sentía como empezaba a ponerse roja, al igual que el trasero de esta mocosa cuando lleguemos a casa porque el chanclacazo, no se lo quita nadie —así que... ¿entraste con Javiera?

—Sipi —dijo tranquila.

—¿Y para qué? —sostuve la sonrisa, por su culpa una loca me había abofeteado, no la dejaría pasar tan fácil.

—Primo, por favor, esas cosas no se preguntan, es obvio —dijo empezando a caminar con una sonrisa en sus labios, cuando paso por mi lado dio dos palmadas en mi brazo — vamos, es hora de comer Kevin invita.

Fin Flashback.

La pequeña niña rubia parecía disfrutar tu hamburguesa doble con extra queso, cada vez le mandaba un mordisco esta me miraba y habría aún más los ojos, haciendo a entender que estaba muy delicioso, y mientras masticaba con la boca repleta, esbozaba una pequeña sonrisa, Javiera comía a mi lado, un completo italiano de Doggui's, a mi parecer había exagerado con la salsa de queso, pero cuando me dio a probar una mordida, le di la razón a lo que anteriormente había dicho: "Nunca es suficiente salsa de queso"

Yo simplemente comía un Big Mac de McDonnal's, y trataba de no tomar en cuenta a Colomba y fijarme en Javiera, pero se me hacía muy difícil no despegar la vista de mi prima.

—Está muy sabroso —dijo Colomba de un momento a otro, llamando la atención tanto mía como la de Javiera —, al igual que las papas —si bien no parecía decirlo con malas intenciones, su tonalidad en la su voz, sonaba como s se estuviera burlando de mí.

—Sí, te veo y me dan ganas de arrepentirme de no haber ido a McDonnal's por una hamburguesa, pero lamentablemente, no tienen salsa de queso ahí —dijo cogiendo una papa frita y pasándola por un pequeño recipiente de salsa de queso.

—¿Sabes quién estaría complacida en este lugar? —pregunte sin mirar a nadie en especial, solo mi Big Mac, siendo que la pregunta iba dirigida a Javiera.

—Catalina —sonrió esta, yo solo asentí luego de morder mi hamburguesa—, recuerdo una vez, mis padres nos invitaron al cine, y luego de que nosotras viéramos nuestra peli, ellos decidieron ver una —hiso una pausa, recordando bien el momento —, así que mientras ellos se entretenían, nos dieron dinero, y sin pensarlo nos compramos todo lo que pudimos en comida.

—Y al parecer no les hiso efecto —dijo Colomba algo asombrada —porque al menos tú, sigues delgada —su voz sonaba tan adorable.

—Ay, linda —Javiera sonrió agradecida por el cumplido de la mocosa rubia—. Catalina se pidió 6 hamburguesas, y las seis se las comió ella sola, luego casi le dio un coma alimenticio, pero sobrevivió —rio al recordar como su mejor amiga casi moría.

Seguimos contando anécdotas de cosas que nos habían pasado, por lo general éramos Javiera y yo, los que las entendían, el día de la fiesta de Daniel, fue el último, el cómo habíamos dejado a todos en su casa, y como gritaba su mamá, también el como Eduardo caía del segundo piso al césped.

Una vez que terminamos de comer, decidimos ir a casa, hacia algo de frio, y el sol se estaba empezando a poner. Pero ni con todo eso, Javiera no pudo evitar pedirme un helado al igual que lo hiso Colomba, una vez que vio que caí ante la insistencia de Javiera.

Pedí un helado gigante para Javiera, sé que a ella le encanta, así que no tendrá problema en comérselo, y por la hora, ya era tarde para que Colomba estuviera comiendo mucho, así que pedí uno simple para ella.

Mientras hacíamos la fila para pedir el sabor y retirarlo, mi vista se fijó en una librería al otro lado de la calle en sus vitrinas exponían varios libros y lo que al parecer era una venta especial, o algo por el estilo, a la distancia no reconocí lo del resto del letrero

—Aguarden aquí por los helados —dije entregando unos vales a las rubias, para que así reclamaran su helado —iré a la librería de por ahí —señale al otro lado de la calle, mientras empezaba a andar, sin siquiera notar si estas habían asentido a lo que había dicho.

Cruce la calle leyendo el nombre del local, el cual estaba en lo que parecía ser latín, pero pude, o por lo que creo, traducirlo al español a "Mundos Infinitos", entre por la puerta de bordes de madera y centro de vidrio. Apenas abrí la puerta un olor de lavanda, acompañado de un fresco aire, proveniente de arriba, hicieron que me sintiera como en casa. Frente a mí se encontraban 5 estanterías con libros a ambos lados, y en cada pared, a mi derecha, frente e izquierda, repisas copadas de libros. Seguramente, o la dueña no vendía nada, o simplemente, colocaba el mismo libro en donde uno había sido comprado.

Al caminar a mi derecha logre ver por el rabillo del ojo, una chica morena detrás de un escritorio, en el cual apoyaba sus pies y varios libros más, llevaba una remera verde, unos jeans oscuros, junto con unas botas cafés con cordones verdes. Hablaba entusiasta por teléfono.

—Ay, Rosa, como me dices esas cosas. —soltó acompañada de una carcajada, mientras pasaba su mano por su cabellera negra, repleta de rulos que saltaban a distintas partes. La risa estrepitosa que largo hiso que me sobresaltara, y dejara caer un libro que había tomado.

Me incline a recogerlo, y al levantarme la vi enfrente mío, con sus manos juntas, su cabeza inclinada junto con una gran sonrisa, mostrando sus frenos. O como yo las llamaría, rejas para los dientes.

—¿Hola? Puedo ayudarte en algo —dijo en un tono agradable, mientras se paraba derecha y movía su cabeza hacia el otro lado.

—Hola —dije tomando el libro con ambas manos, que me sudaban al verla tan cerca de un momento a otro —, eh... no, solo estaba viendo, y se me ha caído.

—Oh... bueno —dijo algo apenada —, por dejar caer los libros son cinco verdes —su tono serio, hiso que quisiera salir corriendo antes de que me cobrara por ocupar el aire acondicionado.

Hubo un extraño silencio, yo esperaba a que me dijera que era broma, pero, esto no sucedió. El sonido de la puerta abriéndose llamo la atención de ambos, Javiera y Colomba entraban con sus helados en mano.

—¡No! —dije extendiendo mi mano, haciendo que las tres chicas quedaran pasmadas ante mi grito —Esta chica quizás cuanto les cobre por entrar y respirar este aire —mire a la morena, la cual abrió la boca algo ofendida —. Me ha cobrara cinco verdes por dejar caer un libro.

—¿Qué? Pff... Claro que no —hiso un gesto con su mano derecha —, solo era una broma. Por el Ángel que exagerado.

Suspire y las rubias soltaron un gruñido de fastidio que callaron volviendo a sus helados. Colomba se dirigió a la pared izquierda, la cual estaba plagada de libros para niños. Javiera se dirigí hacia mí, sin apartar su lengua de su helado.

—¿Qué libro has cogido? —sus manos tomaron el libro rozándolas con las mías, sentí el ardor en mis mejillas — Los fetiches de un gato —leyó en la portada, yo no me había fijado en el título, solo lo había tocado y con el grito lo deje caer.

—Es muy interesante —soltó la morena, jugando con un rulo que caía de su cabellera —, yo lo leí el mes anterior, y me encanto. Me llamo la atención por las gatas que tengo en casa.

—Que bien, podría llevárselo a Catalina, ella también los ama. —dirigió su mirada a mí, y yo me encogí de hombros, no me nació otro gesto, a lo cual respondió con una sonrisa.

—¿Por cierto? —Javiera volvió su vista a la chica —¿Cómo te llamas?

—¿Yo? —respondió la chica colocándose la mano en el pecho, algo asombrada con la pregunta —Soy Dianne, la chica canela pasión que trabaja aquí —dijo sonriendo y levantando ambos pulgares.

En mi opinión, la chica parecía algo inmadura, pero algo me hacía contradecirme esa idea, más que nada me llamaba la atención la personalidad que esta tenia.

—Soy Javiera, —dijo la rubia a mi izquierda, colocando la mano con el libro en su pecho —y el es Kevin —me limite a simplemente alzar la mano con una sonrisa.

—Un placer —dijo con su sonrisa cubierta de sus rejas —, bueno saben que si necesitan algo, estaré acá, trabajo después de clases, no suelo estar en otro lado.

—Gracias —sonrió Javiera —, por ahora, me apetece llevar este libro.

—Y yo este —dije tomando un libro en el cual me había fijado antes de dejar caer "Los fetiches de un gato".

El libro que cogí era "Cazadores de sombras: ciudad de cristal". No tenía idea de que iba, pero la portada me resalto entre las otras.

—Bien —dijo Dianne cogiendo los libros y volviendo al escritorio —¿te gustan las novelas juveniles? —se dirigió a mi mientras miraba mi libro —Yo los libros así, me los leo en un par de días, de hecho, de chica he leído —relataba mientras hacía unos cálculos en una laptop, a mi parecer revisando el valor de los libros —, mi madre siempre me traía acá, a que escogiera uno de los miles de libros, y puedo asegurar que ninguno de los libros que están en esta librería no se ha librado de que yo lo lea —freno un momento, dándonos los valores de los libros, mientras Javiera y yo, sacábamos el dinero ella siguió —, desde hace un par de años me he dedicado más a los clásicos, me hacen pensar más, reflexionar —sonrió.

Una vez pagado los libros, nos despedimos de Dianne y nos retiramos, al salir, Colomba estaba ahí.

—¿Qué haces acá afuera? —dije sosteniendo el libro envuelto en una bolsa negra de plástico.

—Ustedes solo caminen —dicho esto, se colocó entre nosotros y nos empujó — he dejado caer un poco de mi helado en un libro de "El pequeño vampiro", así que preferí salir de ahí sin avisar ni levantar sospechas.

Dejamos a Javiera en un taxi, nos despido con un beso, y un "Nos vemos en el colegio". No tenía dinero en efectivo para tomar un taxi e ir a casa, así que con Colomba decidimos ir en autobús que nos dejaría a unas dos manzanas de casa. Ya casi ni había luz de día, y el frio se hacía presente.

—Si Javiera estuviera acá, pensaría que somos pobres —dijo Colomba abrazándose mientras despegaba la vista el paisaje, y se volteaba a verme.

—No lo creo —dije sonriendo, mientras la miraba de reojo —, Javiera es súper simple, tú mismo la has visto, se ha comido un completo sin escrúpulos, tendrá mucho dinero, pero no es como cualquier chica.

Sentí una sonrisa nacer en los labios de Colomba, pero decidí ignorarla.

—Hacen linda pareja —susurro —, Jevin no suena mal.

Tome el libro que llevaba en el regazo con más fuerza, el calor fluyo por mi cara, una sonrisa se asomó al imaginar cómo seria eso de Jevin. Volteé mi cara para que Colomba no me viera así, y no pudiese usarlo para bromearme. Lo que quedo de viaje, pensé en lo que dijo Alex, de que cuando uno se enamora firma su corazón con el nombre de la persona que ama, como en un contrato.

Nos bajamos, y caminamos rápidamente, el cielo estaba preparándose como para llover nuevamente. Al entrar, mamá tomaba café junto a papá en la cocina, Colomba y yo, nos les unimos y estuvimos un rato, hasta que llego Carolina, había salido, a no sé dónde con Isabel. Coloco una cara rara mientras me levantaba justo cuando llegaba, debió creer que me iba por ella, pero la verdad, estaba exhausto.

Me tumbe en la cama, con el libro aun envuelto en la bolsa negra, le quite el papel transparente y lo abrí, no lograba entender de que iba, hasta que entendí, el libro tenía dos pre secuelas.

Estaban de broma, porque no me había dado cuenta de eso, ¿porque Dianne no me había dicho o comentado de los otros dos libros?

Deje caer mi cabeza sobre la almohada y decidí dormir sin tomar en cuenta el libro hasta que leyera las otras dos historias, antes de perder el conocimiento, sentí como mi celular vibro, pero lo ignore, volvió a sonar una y otra vez, hasta que no lo oí más porque había caído en los brazos de Morfeo.

Dianne's POV:

Me dirigí a dar vuelta el cartel de abierto, y dejar la librería cerrada, una vez hecha mi labor, volteé y pase por el pasillo donde se encontraban los libros infantiles. Pase mi vista por "Ami, el niño de las estrellas", "Matilda", "Piruleta" y uno de los tantos libros de "El pequeño vampiro", el cual estaba desacomodado.

Lo mote y algo escurrió por mis dedos, un líquido verde pastel. Abrí el libro en par, y una gran mancha de helado, que a mi parecer era menta chips estaba pasmado en toda la pagina 111, en la cual logre ver la imagen del hotel Viscri, había leído el libro muchas veces de niña, me sabia el nombre y porque de las cosas.

Acerque mi nariz a la mancha y decidí cerciorarme si... el helado estaba en buen estado, al igual que el libro. Estire mi lengua y la arrastre por las páginas 110 y 111, el sabor de menta chips recorrió mi cuerpo, y mi lengua saboreo con más ganas aun las páginas. Cerré el libro no completamente limpio y decidí llevarlo a casa... para... em... limpiarlo... no comer lo que quedaba del helado. No... claro que no, cogí mi abrigo y mi móvil, en eso recordé a los chicos que vinieron esta tarde, Javiera y Kevin.

Entre a mi Instagram, y busque al chico solo sabía su nombre, pero no demore encontrar su cuenta. _kevinkool_ no parecía atractivo, pero estaba rico... el helado de menta chips, claro.

N~'

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