Cazadores de sueños

By laylaguapa

1.9M 50.8K 4.3K

Cazadores de sueños -¿Nunca soñaste con hadas, sirenas o incluso ángeles? -le preguntó con su aterciopelad... More

Cazadores de sueños
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Pregunta a todos mis lectores
Capítulo 9
Capítulo 10
Decisión tomada, mis queridos lectores
Capítulo 11
AVISO IMPORTANTE!!
Capítulo 12
Una recomendación rapida.
Seleccion de portada
Capítulo 13
¡ElLeón Dorado ha aparecido!
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Adelanto Capítulo 17
Capitulo 17
Adelanto Capitulo 18
Capítulo 18
Diferencias claras
Capítulo 19
Capítulo 20
Adelanto Capitulo 21
Capitulo 21
Capitulo 22
Capítulo 22 completo
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Desastre total
Capitulo 30
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 19 completo

32.3K 955 39
By laylaguapa

Aquí ya está la segunda parte del capítulo 19. La rimera y la segunda: CAP COMPLETO.

Cazadores de sueños

Capítulo 19: La velada de los muertos (1ºParte)

Gracielle, ese nombre que tantos problemas daba. Ese nombre traicionero cuan escuchado es provoca un grito desgarrador en quien lo oye. Gracielle, la pesadilla de todos los Cazadores, seres y humanos de la Tierra.

Ruth tuvo que sujetar a Bethania antes de que esta cayera desmayada al oír tal noticia. Máximo… Gracielle se lo había llevado. Dos solitarias lágrimas cayeron de los ojos de Shannon y rodaron por sus mejillas hasta llegar al suelo, donde explotaron y se desintegraron como el agua en el desierto.

-Dime que no es cierto… -tartamudeó mirando a la recién llegada de opaca voz- Dime que no es verdad…

-¿Para qué mentir? –replicó con pena- Que se lo haya llevado no significa que esté muerto, Seraphine.

-Sabes que es así. Gracielle no se lleva a u cazador para invitarlo a cenar –espetó Esteban furioso.

Y una vez más Shannon se preguntó si Esteban sentía algo más a parte de odio y furia. Supuso que no. La recién llegada negó con la cabeza antes de tenderle la mano a Shannon con la intención de presentarse:

-Mi nombre es Melanie, Cazadora de Sueños del linaje del Dragón, y estos son mis compañeros –Shannon le estrechó la mano mientras dirigía su vista a dos cazadoras más y un cazador, los cuales le sonreían con admiración- Estas son Eva, Marlee y este es Axel.

Shannon asintió no muy segura, pero lo hizo igual. La que se había presentado al principio tenía el cabello pelirrojo lleno de tirabuzones recogido en una coleta alta mediante una cinta verde.  Su atuendo era el esperado: el uniforme oficial de los Cazadores de sueños. Sus ojos verde esmeralda brillaban a la luz del día y se camuflaban con las sombras convirtiéndose en el color del vino, como un disfraz de vivos colores. Sus sonrisa era sincera y preciosa. Sus dientes blancos contrastaban con todo, brillantes como luceros perdidos en la noche. Era bella, tanto que dañaba la vista.

La que parecía segunda al mando era rubia, pero no rubia teñida, sino un rubio natural. Como el rubio casi blanco de los albinos. Sus ojos también verdes regalaban felicidad a todo el mundo. Su piel de un blanco pálido hermoso dejaba ver una pequeña marca en la muñeca derecha: una cicatriz. Esta captó la atención de Shannon sobre su cicatriz y le sonrió encogiéndose de hombros, restando importancia.

Había otra cazadora más. Esta parecía más rezagada. Tenía el cabello negro corto. De primeras aparentaba un chico, pero si después te fijabas en sus ojos, su sonrisa, y su manera de caminar y de hablar cambiabas totalmente de opinión. No era la chica más femenina que había visto, pero lo intentaba. Sus ojos grandes y brillantes de un verde musgo le dedicaron una cálida sonrisa. A Shannon ya le agradaba.

-Sentimos mucho no haber podido llegar antes de que Gracielle apareciera. Podríamos haber ayudado... -la voz de la tercera cazadora, cálida y reconfortante, fue como un bálsamo labial para Shannon. Era suave y con mucho tacto. Acariciadora como el terciopelo y arruyadora como una nana. Prsentaba un leve acento  entre inglés y francés. Le gustaba. Además era dulce a la par que peligrosa.

-No podríais haber hecho nada, Marlee -la tranquilizó la maestra apareciendo de la nada, como si la hubiera traído el viento- Gracielle hubiera acabado con vosotros en un abrir y cerrar de ojos.

El último cazador, recién llegado, frunció el ceño notoriamente ante las palabras de Francine pero no dijo más. Entendía perfectamente que se hallaba ante alguien superior: una maestra de las grandes artes del Cazador. Permaneció inmóvil, bajo la atenta mirada de Shannon, que lo estudiaba y analizaba de arriba a abajo. Sus facciones angulosas y masculinas daban paso a una mandíbula cuadrada y nariz proporcional a todo su rostro. Sus ojos precavidos y temerarios permanecían clavados en el cabello pelirrojo de la maestra. Ojos perspicaces y agudos de un sutil verde plateado, casi gris. El cabello marrón chocolate con ligeros destellos dorados, algo despeinado y alborotado, le tapaban un poco los ojos, mientras el resto le llegaba a los hombros, liso y sedoso como un manto. Su perfil era de escultura romana, como un Dios griego de exuberantes cabellos y proporciones corporales bien hechas y detalladas.

Axel percibió que lo observaba anonadada y clavó sus ojos fríos y gélidos sobre su persona. Con su carácter de los mil demonios, alzó un poco más su cabeza quedando superior a Shannon, la cual frunció el ceño y le dedicó una mirada hostil. "Tanta belleza desperdiciada", pensó para ella.

-Deberíamos entrar. Melissa y el resto esperan en la sala de entrenamiento -dijo la maestra abriéndose paso entre ellos.

Todos obedecieron apesadumbrados. Los ojos verde musgo de Marlee buscaron la mirada de Shannon y le sonrió con dulzura maternal. Esta correspondió con otra sonrisa, algo más deprimida que la de su compañera. La joven cazadora se aproximó a la Elegida con paso ligero hasta estar a su altura.

-Lo siento mucho de verdad -dijo al fin con una lástima sincera- Sé lo que es perder a un crío con el que te has encariñado demasiado.

Shannon alzó una ceja sorprendida mientras Marlee reía ligeramente.

-Perdí a mis hermanos pequeños en un ataque de los ángeles en la Plaza del Fuego. Eran gemelos. Ryan y Roi -explicó nostálgica- Desde esa lo único que quería era venganza. Pasaba todos los días entrenando. Quería exterminar a todos esos monstruosos seres del mundo. 

-¿Y ahora ya no? -se interesó Shannon asombrada.

-Me di cuenta de que no vale la pena desperdiciar tanto tiempo en despreciables como ellos -respondió Marlee con una radiante sonrisa, a la que Shannon correspondió con gusto- Así que no te preocupes. Y aún así, dudo mucho que se llevara al niño para matarlo. Eso no es típico en ellos, por mucho que lo diga el rubio ese -atajó con desprecio. Eso a Shannon le arrancó una leve carcajada- ¿Ves? No es tan complicado sonreír a pesar de todo, ¿no?

Shannon negó divertida mientras todos entraban en la sala de entrenamiento. Algunos como Beth y Ruth se sentaron en el suelo mientras sollozaban en silencio. Otros como Esteban y Byron descargaban su furia contras los maniquíes clavándoles cuchillos o golpeándolos con rabia. Otras, bueno, más bien otra como Melissa se retocaba en el gran espejo que se hallaba en ua de las paredes, colocándose bien la melena para recogerla en un atrevido moño, dejando a la vsta su amplia espalda. Otras como Melanie y Eva se hallaban inmersas estudiando cada detalle del resto de los cazadores, centrando toda su atención en Bratt, el cual, apoyado en la pared pensativo hacía caso omiso de las presuntuosas miradas de las cazadoras. Y luego estaba Axel, el cual estudiaba y analizaba con todo detalle cada una de las armas que había expuestas repartidas por toda la sala.

-¿Sabes? Antes me di cuenta de que observabas mucho a Axel -comentó la morena mirándola pícara.

Shannon negó con asco.

-Me parece un engreído y un prepotente -bramó entre dientes, bajo la mueca burlona de su compañera.

-Te comprendo. Lo conozco práticamente desde que nací y créeme que tiene razones para ser así. Pero no suele contarlas. Yo tampoco las sé muy bien, pero sí que es verdad que su bipolaridad no tiene motovos aparentes -razonó como si estuviera hablando ella sola-¿Sabes? Aunque no lo creas, Axel es mi primo.

Shannon abrió los ojos desmesurada y exageradamente bien. Tna abiertos que parecían sacados de una serie de dibujos infantiles.

-¿En serio? -tartamudeó.

Marlee rió con fuerza ante la cara de horror de Shannon. Le parecía cómica aquella situación. En seguida se recompuso y se aproximó un poco a la maestra, la cual ahora intercambiaba preocupadas palabras con Bratt y Johnny, el cual había aparecido de la nada.

-No te preocupes, Bratt. A lo mejor está por ahí estudiando las calles de esta ciudad. Quizá está buscando indicios de presencia de ángeles en la ciudad -le dijo Francine en ese momento, a lo que Shannon y Marlee intercambiaron miradas confusas.

-¿Ocurre algo, maestra? -preguntó Marlee de repente seria.

-No, tan solo que una de mis antiguas alumnas lleva un tiempo "desaparecida" -respondió Francine haciendo amago de comillas en el "desaparecida".

-¿Angie? -intervino Shannon en ese momento.

Bratt asintió sin mediar palabra y regresó con Johnny a la esquina donde se hallaban hablando y apoyados en la pared.

Francine suspiró con fuerza y se frotó las sienes con los ojos cerrados.

-Todo esto me puede... -susurró la maestra con pena.

-No diga eso, maestra. Aún no sabemos a ciencia cierta lo que ha pasado -replicó Marlee de nuevo con esa sonrisa tan suya- Además, no puede estar así por un gran e importante motivo.

Francine y Shannon alzaron ambas cejas sorprendidas.

-¡El ritual del Kariim! -exclamó como si fuera obvio.

Shannon puso cara de no entender mientras Francine sonreía negando con la cabeza enternecida. Un gesto que a Shannon no le pasó desapercibido. Y sin más, Marlee tomó su mano y se la llevó fuera de la sala de entrenamiento bajo sus mudas protestas.

***

Se sentía fatal. Por lo que aquella peculiar cazadora le había contado, ahora debían celebrar el ritual del Kariim. Aún no sabía en qué consistía, pero sí sabía que ahora todos se hallaban en sus respectivas habitaciones cambiándose para la ocasión.

-No quiero celebrar el Karam ese -se quejó Shannon enfadada.

Marlee rebuscaba con mucho ímpetu entre toda su ropa buscando algún vestido adecuado para Shannon. Quería que reluciera como una estrella. Por algo era la Elegida.

-No sin Máximo -continuó.

Una vez más las lágrimas amenzaron con salir de sus ojos, empañándole la mirada. Marlee percibió el cambio en la voz de Shannon y se giró para lavar su mirada opaca en los ojos azules y límpidos de su amiga.

-Celebrar el Kariim es obligatorio, Shannon -murmuró con pena- No es cuestión de querer o no. Hay que hacerlo. Es una obligación que todos los cazadores deben cumplir.

-Sigo sin entender el por qué -replicó Shannon de mal humor- Hemos perdido a Máximo y solo tenéis cabeza para una maldita fiesta de Navidad.

Su postura era entendible. Le había cogido un irremdiable cariño a aquel niño de voluminosos rizos castaños y sonrisa dulce e infantil. Aún recordaba su mirada divertida cuando le había puesto su lugar a aquel rubio tras sus fallidos intentos de ligue.

-No es una fiesta, Shannon -le dijo Esteban severo entrando en el cuato en ese mismo momento. Entonces, reparó en Marlee rebuscando entre los cajones y Shannon sentada llorando sobre la cama, agarrándose con fuerza a las mantas que había bajo ella- Es algo mucho más importante.

-No le veo la importancia -replicó Shannon mordaz.

Esteban resopló rendido y se encerró en el baño para lavarse el rostro. Sus ojos aún rojos de las lágrimas que había consumida solo por los pasillos se despejaron un poco dejando ver otra vez aquel dorado luminoso como oro fundido que tanto impresionaba. Escuchó a Marlee ordenarle a Shannon vestirse con alguna prenda de ropa que ella había ecogido y a Shannon bufar y negarse rotundamente.

-No voy a ponerme eso, ¿estás loca? -exclamó alterada alejándose de Marlee, la cual no se rendía y perseguía a Shannon por toda la habitación.

-¡Por supuesto que te lo vas a poner! ¡Vamos! ¡Está hecho para ti! -insistió la morena con su sonrisa de oreja a oreja.

Shannon resopló exasperada antes de detenerse haciendo que Marlee chocara con su espalda sorprendida cayendo al suelo. Maldijo entre dientes antes de levantarse y entregarle el vestido a Shannon. La aludida lo miró con asco antes de cogerlo y petar en la puerta del baño. Esteban abrió de mal humor y se encontró de lleno con esos ojos tan fríos y cortantes como el hielo, como dos espadas hundiéndose en su carne, haciéndole perder todo esribo de cordura que poseyera.

-¿Me dejas pasar? Debo vestirme -dijo dándole énfasis al "debo", a lo que Marlee sonrió satisfecha.

Esteban asintió saliendo del aseo y dejando paso a una Shannon asqueada, la cual dio un portazo y cerró con lave tan pronto entrar.

-La has cabreado, lo sabes, ¿verdad? -le dijo Esteban a Marlee, aunque más bien sonó como una advertencia o un aviso.

-Lo sé, pero es lo que haces tú siempre, ¿no, Vanwedley? -replicó Marlee con aires de superiridad.

-Yo tengo motivos -zanjó Esteban antes de salir de su propio cuarto dejando a aquella impertinente cazadora con las palabras en la boca.

***

-Te mataré, ¿lo sabías? -dijo Shannon observándose en el espejo y hablando sola- Desde luego que te mataré. Por estúpida, guarra, tonta, imbécil...

-¿Ahora hablas sola? -se mofó una voz grave. Allí se hallaba aquel presuntuoso cazador de ojos de acero, apoyado en el umbral de la puerta.

Shannon puso los ojos en blanco mientras se daba unos retoques en el cabello. Quería recogérselo en una maldita coleta, ponerse un simple chándal y unas simples zapatillas de deporte. ¿Tan complicado de entender es eso?

-¿Alguien te ha invitado a entrar? -preguntó Shannon de mala manera. Su apariencia hosca era una máscara protectora, disfrazando la decpción y tristeza que aún sentía por Máximo. Un avez más se preguntó por qué era tan importante la Navidad de los cazadores- Creo que no. Así que lárgate.

La orden fue directa y cortante. No quería réplicas. Solo quería sentarse en el suelo y que Máximo le contara alguna historia de sus compñaeros. Quería que aquel enano pusiera caras extrañas cada vez que ella mencionaba algún personaje o pasaje favorito de sus libros y él no entendiera de que iba el tema. Pero Gracielle había vuelto a molestar. Primero sus padres, luego Hogwart y ahora Maximo. Y lo más probable es que Angie también. Esto no podía ir a peor.

-No acepto órdenes de nadie -replicó mordaz- Y menos de ti.

-Yo tampoco hablo con imbéciles -contraatacó ella- Y menos contigo.

Una vez más bufó exasperada. No quería salir vestida así. Le molestaba llevar vestidos. No, no le molestaba, lo odiaba. Y más si idiotas como el que estaba en el umbral de la puerta la miraban.

-Pues vives con cinco -le espetó sin inmutarse- Bueno, ahora con cuatro -se corrigió con una sonrisa socarrona.

A Shannon le hirvió la sangre y se aproximó amenzadoramente a Axel. Estúpido, decía su mente. Idiota, imbécil, malnacido... Toda serie de impulsos se aglomeraban en su cabeza con la intención de salir a fuera a borbotones por su boca.

-Eres un maldito desgraciado. ¿Cómo tienes tanta cara de venir aquí a molestar y a soltarme eso justo ahora? -rugió furiosa.

En ese momento su mano cayó sobre la mejilla de Axel haciendo resonar aquel estridente sonido por toda la habitación. El dolor iba en aumento a medida que pasaban los segundos. Incluso Shannon sintio escozor en la palma de su mano. Axel la miraba atónito. Pero su expresión cambió rápidamente a una de total odio y asco. Alzó la mano sin pensar en lo que hacía, cegado por la ira, la dejó caer sobre el rostro colorado de Shannon provocando la misma sensación escozor en su mano como en la mejilla de Shannon. Esta retrocedió aún sin saber lo que había pasado. Lentamente aproximó su mano a la mejilla dolida y se la masajeó estupefacta. Sus ojos no se despegaban de la mirada hipnoizante de Axel. Sus ojos casi grises lucían sentimientos de culpa y arrepentimiento, pero Shannon hizo caso omiso de ello. A paso lento se abrió paso entre Axel y atravesó la puerta dejando al cazador en estado de shock.

Caminó por los pasillos a paso apresurado. Seguiría con la marca de la mano de Axel en su mejilla por largo rato. Y le harían preguntas, de eso estaba segura. Pero ahora mismo no necesitaba un interrogatorio. Lo que necesitaba era descargar su ira. Y sabía cómo.

Atravesó las puertas que daban a la sala de entrenamiento y corrió junto uno de los muchos maniquíes que allí había. Shannon sabía que cada uno estaba hecho de un material diferente, unos más duros y otros más blandos. Ella fue directa al que estaba hecho de acero forjado. Se colocó en posición de ataque y comenzó a golpear sus puños contra aquel material, hasta que herir completamente sus manos. Los nudillos, prácticamente a punto de explotar ya sangrando, tiñendo toda su piel de un rojo escarlata enfermizo. No paraba. Le dolía, pero despejaba todo lo demás. Hacía olvidarse de todo. Era satisfacctoriamente doloroso.

-¡Shannon! ¿Qué demonios haces? -exclamó Ruth colapsada.

Shannon no le hizo ni caso. Siguió con su tarea de golpear. Cada vez, más fuerte. Hasta que ya no pudo más y comenzó a derramar lágrimas que se confundían con la sangre de sus puños.

-¡Shannon! ¿Que te ocurre? -le preguntó Beth aproximándose a ella junto con Ruth.

Shannon no respondió. Se lanzó a los brazos de sus amigas y siguió sollozando. Bethania le rozó la mejilla con los dedos sorprendida al ver la marca de aquella mano gravada a fuego en su piel.

-Shannon, ¿quién te ha hecho esto? -preguntó Beth frunciendo el ceño.

Shannon negó alejándose un poco de ellas. La ira aún la quemaba viva. La impotencia era su mejor amiga en esos momentos, pero no diría nada. SN sería tabú en su boca a partir de ese momento.

Segundos después ya entraban por esa misma puerta el resto de los vivientes de aquella casa. El último en entrar fue Axel, que buscó por un momento la mirada de Shannon, pero esta la esquivó con furia.

-¡Shannon! -exclamó Marlee. Sus ojos verde musgo miraron preocupados la mejilla colorada de Shannon. Aún podía sentir los dedos de Axel golpeándola sin compasión- ¿Quién diabos te ha hecho eso? -luego reparó en sus manos ensangrentadas y ahogó un grito ahogado. 

Poco a poco todos se aproximaban a la Elegida rodeándola para observar más de cerca ss heridas.

-Shannon, ¿qué coño ha pasado? -le preguntó Esteban acercándose a ella de mal humor. Su ceño fruncido se atenuó a ún más al ver la mejilla de su compañera, enrojecida y con la marca de una mano claramente de hombre- ¿Quién fue el desgraciado que te hizo eso? -escupió las palabras con asco.

Shannon le restó importancia con una mano, pero no pudo evitar que sus ojos vagaran a los de Axel con rencor. Resopló antes de abrirse paso entre todos ellos hacia la puerta.

-¿Adónde vas? El ritual va a empezar ya -anunció Melissa acercándose a ella. Por una vez no había muestras de sarcasmo, rencor ni malicia. Solo Melissa.

-A vendarme las manos -contestó antes de dirgirse a su cuarto.

Todos siguieron sus pasos con la mirada hasta que despareció entre las sombras que proporcionaba la escalera de carcacol.

-Voy a ayudarla -dijo Axel con sus ojos casi grises a punto de salir en busca de Shannon, pero una mano se posó en su hombro deteniéndolo.

-Mejor voy yo -replicó la cazadora con su habitual sonrisa, pero algo decepcionada- Tú ya has hecho bastante por hoy, ¿no crees, primo? -eso último lo dijo en un susurro que solo Axel escuchó. Tenso, se alejó de su prima y se dirgió a una esquina de la sala a meditar, como siempre hacía.

-Déjame que te ayudo-le dijo Jake con una enorme sonrisa que le iluminó los ojos azules.

-No pasa nada, no me duele -replicó Shannon incorporándose mientras observaba de cerca la herida que se había hecho en la rodilla- Solo sangra un poquito. 

-Un poquito muchito diría yo -rió Jake haciendo que Shannon frunciera el ceño- Anda, enana, vamos a echarte un poco de alcochol en esa herida.

-¡No! -gritó Shannon aterrorizada- ¡No acerques ese bote de líquido infernal en mi piel!

-Exagerada -bufó Jake mojando un trozo de algodón con aquel "líquido infernal" para después posarlo sobre la herida abierta en la rodilla de Shannon. Esta no se quejó, pero su mueca de odio era prevesible. Jake, para tranquilizarla comenzó a cantar.

-Y pasito a pasito voy caminito a un nuevo amanecer... -tarareó Shannon absorta en sus pensamientos mientras se vendaba las manos con cuidado y "despacito", comole habría dicho Jake si ella tuviera seis años y se hubiera caído por las escaleras una vez más- El sol que se pone, las nubes que se van, la luna que aparece y la lluvia se disuelve... La tormenta se va, el sol que regresa de un largo viaje por el Valle de la Niebla.. -seguía cantando en voz baja, casi imperceptible, la canción que Jake le había enseñado hace años, de la que se acordaba tan solo un pco el estribillo.

-¿Te ayudo? -se ofreció Marlee sonriéndole con dulzura.

-¿A ti nunca se te quita la sonrisa de la cara? -le preguntó Shannon mientras Marlee negaba divertida, ayudándole con los vendajes.

-Procuro que no -respondió sincera- He aprendido que con una sonirsa todo es mejor, ¿sabes? Si estás amargada todos los días... No llegas a nada. Y menos si hay gente que disfruta con el sufrimiento de los demás.

-¿Los ángeles? -intuyó Shannon clavando sus ojos azules en la mirada de su amiga.

-Los ángeles -aprobó sus palabras- Y Melissa.

Ambas se echaron a reír con fuerza. Sus carcajadas sincronizadas hacían vibrar el pecho de Shannon satisfactoriamente.

-Shannon -la llamó Marlee en ese momento- Si SN vuelve a ponerte la mano encima no te quedes atrás. Devuélvesela,no te cortes.

Shannon asintió con la vista clavada en sus manos, vendadas cuidadosamente por su amiga.

-No te dejes intimidar por alguien como él -insistió sonriendo e incorporándose de repente-¡Vamos, que el ritual va a empezar!

Golpeó imaginariamente un reloj en su muñeca y la tomó de la mano arrastrándola por los pasillos hasta llegar alas escaleras. Las bajaron rápidamente y entraron en la sala de entrenaiento bajo la atenta mirada de todos los presentes.

Marlee sonrió aún más radiante al pasar justo al lado de Melissa, la cual le miró con reprobación antes de echarse a reír fingidamente.

-¿Qué es eso que llevas puesto, Syltherin? -le preguntó con sorna- ¿Un traje de espantapájaros?

-Es Sutherlin, cielo, y tú ríete que en el fondo sé que te revienta verme sonreír -replicó Marlee con una incansable sonrisa-Ya es el cuarto año seguido que gano el concurso a la mejor sonrisa. ¿Y tú? ¿Cuántos títulos llevas ya de Rubia-Envidiosa-Sin-Una-Pizca-De-Neuronas?

Sin que nadie lo percibiera, chocó puños con Shannon juquetonamente y Shannon sonrió también, aunque nada en comparación con su amiga, la cual brillaba por sí sola.

-Comencemos -dijo Francine en ese momento.

-¿En serio vamos a hacer esto sin Máximo? -resopló Shannon.

Capítulo 19 (2º Parte): La velada de los muertos.

-¿En serio vamos a hacer esto sin Máximo? -resopló Shannon.

-Es nuestro deber, Seraphine -respondió la maestra sonriendo trsitemente- Todo Cazador de sueños debe celebrar el Kariim cada año, por mucho dolor que tenga. Es necesario.

-No entiendo por qué -insistió Shannon a punto de explotar en una rabieta de niña pequeña.

Axel bufó exasperado mientras se sentaba en el suelo, apoyado en una pared.

-¿Y tú qué problema tienes? -le espetó Shannon a Axel enfadada.

Este negó e hizo un gesto de la mano como diciendo "Déjalo". Shannon resopló antes de volver a encarar a Francine, la cual la miraba con una ceja alzada.

-Shannon, si lo hacemos lo comprenderás -le dijo Esteban colocando una mano sobre su hombro- Ahora ven a sentarte. Tenemos que hacer un círculo en el suelo.

Esteban la tomó de la muñeca y la llevó hacia una esquina donde ambos se sentaron. Shannon le hizo un gesto a Marlee para que tomara asiento junto ella y esta aceptó. Al final todos acabaron sentándose, empezando desde Shannon a la izquierda: Esteban, Beth, Ruth, Byron, Melissa, Johnny, Francine, Bratt,  Trina, Melanie, Eva, Axel y Marlee (esta al lado de Shannon).

-Cogeros las manos -ordenó Francine con voz autoritaria.

-Ya sabemos lo que tenemos que hacer -replicó Axel asqueado.

-Shannon no -espetó Melissa maliciosa.

-¿Alguien te preguntó? -contraatacó Melanie.

-Se me da que no, Melanie -dijo Eva apoyando a su amiga.

Melissa bufó mientras Francine intentaba tranquilizar aquella masa enfurecida.

-Ya, chicos y chicas, debemos continuar con el... -comenzó a decir la maestra pero se vio interrumpida por el timbre que sonó sucesivamente y sin descanso- ¡ Malditos diablos!

-creía que eran ángeles -comentó Johnny con una sonrisa incoente.

Shannon fue la primera en levantarse y dirgirse a la puerta. La abrió con cuidado pensando en quién podría ser. Lo que vio la dejó atónita.

-¿Qué hay, pequeña? -le preguntó George divertido.

-Hola, enana -le saludó Fred.

-¿Qué hacéis vosotros aquí? -interrogó Shannon aún estupefacta.

-Pues nosotros veníamos caminando tan tranquilospor la calle... -comenzó George.

-Y nos encontramos con Jeremy el pibote. Y estábamos hablando tan tranquilamente cuando... -siguió Fred.

-La loca esta salió de la nada y nos agarró del cuello, nos tumbó y nos inmovilizó ahí, en medio de la calle -explicó George poniendo cara de horror y señalando a una castaña de impresionantes ojos color avellana que los tenía retenidos por el cuello de la camisa.

-Ya ves... La locura de la gente hoy en día -concluyó Fred.

Los ojos de Shannon no podían estar más abiertos.

-¿Son tus amigos? -preguntó la morena seria.

Shannon asintió titubeante.

-¡Fantástico! Osea, la Elegida congenia con inmundos sangre sucia. Impresionante -declaró entre risas sarcásticas.

-¡Ah, sí! -exclamaron los gemelosa la vez- Estuvo todod el camino llamándonos sangre sucia. ¿Te puedes creer que se crea que estamos en el mundo de Harry Potter? Te juro que la locura de la gente es impresionante. ¡Y a ti te llama Elegida! Vamos apañados...

Shannon quería reír, pero nda salía de su boca entreabierta.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Francine aparciendo de la nada.

-¿Profesora? -preguntaron los gemelos a la vez entre sorprendidos y horrorizados- Shannon, ¿por qué carajos está la profesora contigo en una misma casa? ¿Y por qué aún no la has matado?

-Francisco German y Gesuito Gregorio -dijo Francine con burla- Increíble, mis dos peores alumnos juntos sujetados por... Una chica. ¿No es poco masculino eso?

Ambos gemelos bufaron al mismo tiempo.

-¿Usted, maestra, tambien congenia con el enemigo? -preguntó la recién llegada con notale asco- Esto es increíble.

-¿Pero qué enemigo, Nadia? Son solo dos mundanos desastrosos en las calificaciones y en el cmportamiento en el aula, ¿no es así, alumnos?

Ambos asintieron. Cualquier cosa con tal de que aquella loca los soltara.

-¡Son sangre sucia! -exclamó Nadia a punto de explotar.

-Oye, ¿qué sangre sucia ni que ocho leñas? -replicó Shannon asombrada por el descaro de aquella recién llegada- ¡Que son mis amigos!

-¿Por qué dices que son unos sangre sucia, Nadia? -intentó razonar con ella, ahora seria.

-Porque lee muchos libros de Harry Potter, creo que es evidente -respondieron los gemelos al unísono, pero todos hicieron caso omiso de su respuesta. Shannon los calló con una mirada.

-Mírale los brazos -dijo Nadia como única contestación.

Francine asintió y agarró a ambos gemelos por el brazo derecho. Les subíó las mangas y observó estupefacta la pequeña marca que tenían en el antebrazo.

-¿Qué es? -preguntó Shannon confusa.

-La marca de los ángeles -respondió Francine sin rastro de humor, mirando fijamente a los gemelos, los cuales no podían con el estupor y el miedo- Jovencitos, jovencitos... ¿Vosotros teníais conocimiento de esta marca de aquí?

Fred asintió antes de responder:

-Nuestro padre nos dijo que al nacer nos hicieron unos tatuajes iguales al que tiene él en el brazo tabién. Dijo que quería que sus hijos fueran grandes como él.  nos marcó cuando éramos bebés.

-Vuestro padre es un gran mentiroso -terció la maestra sumida en sus pensamientos- Chicos, necesitamos que vengáis con nosotros. Hay muchas cosas que explicaros.

Francine suspiró y le hizo una seña a Nadia para que los soltara y entrara junto a ellos.

Shannon se posicionó junto a los pelirrojos, como apoyo para ellos. George le sonrió con dulzura y Fred la miró sin titubeos, serio y razonando para sí mismo.

-Shannon, ¿en qué mundo de locos nos hemos metido? -le dijo en ese momento para su sorpresa.

-En uno peor que el de Harry Potter, tenlo por seguro -replicó George haciendo que Fred riera un poco, pero a Shannon no le hizo gracia. Era cierto, se habían metido en un gran mundo de locos, mucho peor que el de Harry Potter, de eso estaba segura.

-Vamos a celebrar de una vez el ritual. Después vendrán las explicaciones -sentenció Francine. 

De nuevo todos se sentaron formando un círculo. Francine obligó a los gemelos a sentarse junto a ella, uno a cada lado. Shannon les digió una mirada preocupada antes de volverse hacia la maestra, la cual estaba hablando en griego enese momento. No sabía lo que decñia, pero el restosí parecía saberlo. George le lanzó una mirada de noentender y Shannon negó también aturdida.

-Tomaros de las manos -ordenó Francine agarrando a los pelirrojos de la mano, cruzando los dedos. Ambos pusieron una mueca de asco ante el contacto excesivo con su antigua profesora.

Shannon tomó la mano de Marlee y la de Esteban, no muy segura de lo que hacía. Esteban se la apretó levemente y le dirgió una sonrisa tranquilizadora.

-Cerrad los ojos -volvió a decir ahora en un susurro. 

Todos obedecieron. De repente, ante ella comenzaron a aparecer imágenes desastrosas. Muerte, sangre y más muerte. A Shannon comenzó a temblarle el labio inferior.

-Abridlos -repitió la maestra.

Shannon los abrió de golpe y se encontró de lleno con los rostros flotantes de miles de sicarios y ángeles. No sabía qué hacían ahí, pero supo contener el grito que amenzaba con salir de sus labios.

-Estos son todas las personas a las que hemos matado alo lago de nuestra vida. ¿Reconoces alguno tuyo? -le pregunto Marlee en ese momento en un susurro.

Shannon asintió tan pronto dio de bruces con aquellos dos sicarios que había asesinado en sueños. Luego estaba la sicaria del arco que le clavó la flecha, y el hada que había visto en su casa... Solo había esos, no había matado a más. En cambio a Esteban le rodeaban cientos de rostros fantasmales, a los que él parecía inmune. Igula que al resto.

Así sin más, los rostros desparecieron, pero fueron formándose las escenas de las muertes de estos. Todos tenían la vista fija en las escenas de Shannon, en vez de en las suyas mismas. Shannon no depsegaba la mirada de el momento en que aquella hada se había transformado y ella había acabado cortándole las alas. Luegovio como mataba a aquellos dos sicarios en sueños. Y por último la sicaria del arco. También se podía ver como ella se colocaba frente a Esteban y la flecha impactaba contra su espalda desgarrándole la piel y atravesando su carne, haciéndola sangrar.

-Eso debió de doler -comentó Eva.

Luego apareció otra escena más: el momento en el que estaban en casa de Jake y Byron, Esteban y Shannon luchaban contra todos aquellos sicarios.

Pero en tonces comenzaron a aprecer situaciones de las que Shannon desconocía del todo. Estaba ella con ocho años clavándole un cuchillo a un sicario, y Jake junto a ella, matando a otro más. Después se hallaba en un parque con Jake, justo en el momento en que ella con seis años le dio una patada en la cabeza a un sicario con barba y pelo cano haciéndole caer muerto al suelo. Y así sucesivamente hasta que llegó a una que le llamó poderosamente la atención. Ella tenía alrededor de un año y medio y estaba sola en casa. ¡Como no! Sus padres estaban trabajando. Shannon se hallaba con su gran mata de pelo negro recogida en una coleta. Para tener solo un año tenía el pelo considerablemente largo. En ese momento algo apareció en la oscuridad y se plantó frente a ella. Su rostro putrefacto y distorsionado se aproximó excesivamente a Shannon.Esta le escupió distranyéndolo para luego levantarse y salir corriendo. Llegó a su cuarto y cerró la puerta. Se aproximó a un jueble y rebuscó entre sus cosas hasta dar con un cuchillo de hoja plateado y muy afilada. Cuando el ser consiguió entrar en su cuarto, Shannon alzó el cuchillo y se lo clavó justo en el corazón. 

Y las escenas finalizaron. Shannon no recdaba haber hecho nada de eso. No recordaba aquel ser, ni aquel cuchillo, ni aquellas partes donde peleaba junto a Jake. Nada de nada. Todo olvidado.

-Shannon, ¿tú sabías todo lo que habías hecho cuando eras pequeña? -intuyó la maestra tan sorprendida como todos los demás.

Shannon negó aturidida, con la vista fija en un punto de la sala, perdida.

-Continuemos -dijo al fin Francine, para su alivio- Cerrad los ojos.

Todos obedecieron. 

-Abridlos -repitió.

Todos obedecieron.

Y ahí estaban todas y cada una de las personas que había visto morir a lo largo de su vida. Los rostros fantasmales de sus padres seaprximaron a ella. La miraban con rencor. ¿Por qué? ¿Qué había hecho ella?

-Por tu culpa ahora somos así -dijo la voz de su padre retumbando en toda la sala. Todos fijaron la vista en el rostro del padre de Shannon.

-Mira lo que nos has hecho -bramó la voz de su madre- ¿Era esto lo que querías? ¿Matarnos para después burlarte de nuestro sufrimiento aquí y ahora?

-Eres un monstruo -concluyó su padre mirándola con verdadero odio.

Las lágrimas amnezaron con salirle, pero no lo hiceron. Shannon las detuvo. Con una total máscara de indiferencia se enfrentó a los espíritus de sus padres fallecidos.

-Aquí los únicos monstruos sois vosotros -dijo al fin, con voz monótona- Nunca me tratastéis como vuestra hija. Solo era una pertenencia más, un bien más, como una casa o un coche. Nunca estuvistéis ahí, solo Jake. ¿Qué clase de padres sois vosotros? ¡Y ahora venís a decirme que la culpa es mía! ¡Para eso no vengáis! ¡Desapareced de una vez!

-Shannon... -la llamó su apdre con voz severa- Shannon Scott Edwards, te ordeno que...

-Tú no me ordenas nada -replicó Shannon mordaz, levantándose y rompiendo el agarre de manos con sus amigos. 

Sus padres también se pusieron en pie, literalmente, pues su cuerpo fue apareciendo poco a poco, demostrando las tres cabezas que el señor Scott le sacaba a su hija.

-Tú ya no mandas en mí. Jamás lo hiciste. 

-¡Soy tu padre, señorita, harás lo que yo te diga!

-Dejaste de ser mi padre hace mucho. 

-Shannon, hija... -le advirtió su madre agarrando del brazo  a su padre y mirandola reprobatoriamente.

-Yo no soy Shannon. Ni tampoco soy tu hija -atajó Shannon.

-¿Desde cuándo? -se mofó su padre con superioridad.

-Desde que descubrí quien soy en verdad -respondió Shannon seria,distante, fría- Y quienes son mi verdadera familia -añadió mirando a su alrededor con una ligera sonrisa.

-Te arrepentirás de tus palabras -le advirtió el señor Scott aproximándose a ella pelirgosamente.

-Ten por seguro que no -replicó Shannon impasible.

Y desparecieron. 

-¿He terminado? -preguntó mirandoa todos y cada uno de los cazadores de aquella sala, los cuales tenían su vista fija en ella. Los demás fantasmas tambi´n habían desparecido.

-Supongo que sí -contestó Francine impactada por la escena que acababa de presenciar.

Shannon asintió antes de salir de la sala impasible, con la mirada en el frente, conteniendo las lágrimas. Cuando ya nadie podía verla ni oírla echó a correr afuera, abrió la verja y siguió corriendo. No sabía adonde la llevaban sus pies, pero sí qe no pararía. Hasta que chocó con una ancha espalda y unos brazos bien trabajados.

-Disculpa -dijo Shannon incorporándose.

-No pasa nada -respondió el joven con el que había chocado. Sus ojos azules y su increíble sonrisa le sorprendieron más que lo bello de su rostro. Pudo ver en su hombro derecho el tatuaje de unas alas de ángel, por lo que Shannon hizo una mueca- ¿No te gustan los ángeles?

-Pues va a ser que no -contestó Shannon con una sonrisa torcida.

***

-Sentaos, por favor -les pidió Francine tomando asiento tras su escritorio- No os preocupéis por Shannon. Lo que le ha pasado hoy ha sido trágico para ella. Quer´´a desahogarse a solas. ¿Té  o café?

-Café -respondieron ambos a la vez.

-Pues tomáis té porque café no hay -replicó la maestra con una sonrisa de oreja a oreja. Sacó de uno de los muebles un termo y virtió aquel líquido de tono amarillento en dos tazas de pequeño tamaño. Se las entregó a ambos gmelos y estos la aceptaron agradecidos. Cuando el té hizo contacto con sus glándulas gustativas, una sensación de paz y tranquilidad les inundó a mbos hermanos.- ¿Os gusta?

Los pelirroos asintieron y dejaron sus tazas ya vacías sobre la mesa, a lo que Francine sonrió con aspecto maternal.

-Supongo que tendréis muchas preguntas sin respuesta -dijo la maestra recostándose en el respaldo de su asiento, bajo el asentimiento de los gemelos- La primera será, como no: ¿Estamos locos? No, no estamos locos, lo que pasa es que vosotros vivís en una mentira, una realidad paralela a la  nuestra. La siguiente pregunta es: ¿Qué somos? Somos los encargados de acabar con los seres que desean la muerte de los seres humanos y gobernar el mundo. Somos los protectores de los humanos. La tercera será: ¿De qué seres hablamos? Bueno, hablamos de ángeles, hadas y sirenas. Fascinante, ¿no es así? Por vuestras caras de desconcierto me imagino que no esperabáis esta respuesta, pero así es. Estos seres son en realidad malvados, desean la muerte, se divierten con nuestra tortura, con nuestro dolor. Son monstruos disfrazados, son sueños, muy distintos a la cruda realidad, ¿comprendéis? -ambos asintieron- La siguiente será: ¿Qué es un sangre sucia? Los sangre sucia son los seres que tienen sangre humana pero lleva en los genes algo de sangre de ángel, hada o sirena. Lo más probable es que vuestra madre sea una humana y vuestro padre tenga descendencia de los sueños, y eso lo habéis heredado vosotros también. Por vuestra marca, aprecio que sois descendientes de ángeles, Francisco y Gesuita. Y eso puede acarrearos muchso problemas en nuestro mundo. Pero por que he visto no habéis causado problemas, ni siquiera sabíais nada de esto hasta ahora. Me temo que tendréis que mudaros aquí, chics. Vvir con nosotros si queréis, eso, vivir. 

-Entonces, ¿somos malos? -se preocupó George.

-No, solo que vuestros orígenes sí son algo malos, pero vosotros tenéis un simple corazón humano que aún no ha sido infectado por el oscuro mal de los ángeles. Y jamás lo hará, porque algo os tiene a flote, algo os mantiene en esa bondad -sentenció Francine con una enorme sonrisa.

-¿Lo qué? -preguntaron sorprendidos.

-Vuestro amor hacia una cazadora de sueños -respondió la maestra con voz solemne.

***

-Así que estás así de mal porque discutiste con tus padres, ¿eh? -dijo el joven de impresionantes ojos azul hielo- No es sorprendente. Todos discutimos alguna vez.

-No como yo lo hago... -suspiró Shannon llevando su taza de chocolate caliente a los labios.

-¿Y cómo lo haces tú? -preguntó el joven divertido. 

-Es complicado -murmuró Shannon bebiendo y con la vista clavada en la mesa. Los mechones de oscuro cabello le caían sobre la cara, formando una cortina a su alrededor- No lo entenderías.

-Cuéntame y lo intentaré -replicó el joven insistente.

Shannon negó y siguió bebiendo.

-Así jamás te desahogarás -le dijo el joven resoplando.

-No lo necesito -sentenció Shannon cortante.

No sabía por qué había aceptado la invitación de aquel extraño del cual aún no sabía su nombre.

-Problema tuyo.

Shannon bufó exasperada y se terminó el chocolate con la intención de irse.

-Debo irme ya -atajó ya en pie en camino de la puerta.

-Ha sido un placer hablar contigo. Espero que nos volvamos a ver pronto -se despidió el joven permaneciendo sentado en su sitio.

Shannon atravesó al puerta de cristal y salió fuera. El aire le golpeó en la cara con furia. Ahora debía volver a casa. Lo sabía. El rostro de sus padres aún le seguía atodas pares, igual que sus palabras.

-Te veo algo despistada -le dijo una voz presentándose frente a ella. Axel la miró con una media sonrisa, intentando parecer amable, pero solo le salió una extraña mueca.

-Ahora no quiero hablar contigo -replicó Shannon rodeándolo y siguiendo su camino- Ni ahora ni nunca -añadió en voz baja.

-Lo siento -musitó él haciendo que ella se detuviera en seco- Lo siento de verdad. No sé lo que me pasó y... Todo fue tan repentino...

Shannon lo miró seriamente. Podía ver el arrepentimiento en su mirada y la culpabilidad en su voz. No lo dudó ni un momento, aunque fue algo cortante y fría al hablar:

-Vamos a casa. Está empezando a hacer frío.

Axel sonrió nuevamente y asintió, colocándose junto a Shannon. Juntos  emprendieron el camino de vuelta a casa.

Continue Reading

You'll Also Like

12.6K 1.7K 26
Entonces ahora es el dueño de lo que tanto anhelaba desde niño. Pero solo le faltaba ser dueño de algo, no el ya era dueño pero tenía que recuperarlo...
12.4K 976 15
Diosito al ver que Adam estaba solito decidió hacer algo .... - OTRA MUJER?!! ES ENSERIO DIOS?! - quieres quedarte solo o tener una tercera esposa? ...
31.4K 4.9K 27
《 Transmigré a la antigüedad para ganar dinero y criar a mi cachorro 》 Continuación a partir del capítulo 200. Para leer la primera parte, busca la n...
36.9K 1.5K 33
TN una chica de 17 años se enamora de su amigo Xavi de 19 años contiene +18 y si no les gusta no la lean y ya disfrute Caps (lunes, jueves y domingo...