La clase de pociones fue aún peor que la de música muggle. Como Draco no se dignó a ir a la clase y al profesor se le ocurrió la magnífica idea de dejarnos preparar una poción para incrementar la vida de las plantas marchitas en parejas, tendría que trabajar con él en esa poción de aquí a que la termináramos, pero no se veía del nada fácil.
-Sí tan solo el imbécil ese hubiera ido a clase lo habría escogido alguno de sus amigotes y a mí me hubiera tocado trabajar con alguien más, pero es tan cobarde que ni siquiera se atrevió a poner un pie en la clase. – iba murmurando todo eso hasta que choqué con Ginny.
-Ten más cuidado Granger – dijo con un tono molesto y se fue.
No le tomé mucha importancia a lo que había ocurrido con Ginny y fui al gran comedor para encontrarme con Pansy, pero no la vi por ningún lado así que me senté con Harry.
-Herms – me dijo haciendo un movimiento con la cabeza.
-Hola Harry – tomé asiento aun lado suyo – oye Harry ¿te peleaste con Ginny?
-No, ¿por qué?
-No, nada – dije tratando de tomarle importancia.
-De hecho ahí viene – me indicó señalándola con el dedo índice.
Ginny iba entrando por la puerta del Gran comedor a un lado de Ron y ambos se sentaron en la mesa de Ravenclaw, alejados de nosotros.
-¿Estás seguro que todo está bien?
-Sí, no hemos peleado en lo absoluto Herms, no que yo sepa – comenzó a reír a lo cual le respondí con una mirada molesta. – Bueno, es que luego ustedes solas pelean con nosotros y luego ni nos enteramos.
-No me parece gracioso Harry.
-Ya, perdón.
-¿Has terminado el trabajo de Aritmancia? – cambié el tema notablemente.
-No, está imposible. No sé porque estoy cursando eso, si no podía con Aritmancia normal, mucho menos con la avanzada.
-No está difícil, solo debes leer un par de libros para tomar la información, mira – saqué dos libros grandes de mi mochila – y de ahí solo sigues los ejemplos que están en el libro de numerología y sacas la predicción en 5 minutos.
-¿Tú ya terminaste verdad? – comenzó a hojear los libros.
-Ya, hice 2 metros.
-Eres increíble.
Minutos más tarde llegó la profesora Mcgonagall y con un solo movimiento de varita nos hizo callar a todos.
-Jóvenes buen provecho, espero que estén disfrutando de la comida. Pero me temo que debo interrumpir la comida de 4 alumnos – hizo una pausa – Potter, Weasley, Granger, Malfoy. Síganme, hay alguien que quiere hablar con ustedes.
Harry y yo nos pusimos de pie y seguimos a Mcgonagall hasta un salón vacío del segundo piso.
Dentro había una figura de un hombre de espaldas, al escuchar que la puerta se cerraba nos indicó que nos sentáramos.
Enseguida supuse que era alguien del ministerio, porque de otra forma ¿para qué nos llamarían a nosotros 4? Pero no estaba ni Kerm ni Lucros, que eran los que regularmente iban a interrogarnos. La voz de aquel hombre interrumpió mis pensamientos.
-Se preguntaran que hago aquí y para qué quiero hablar con ustedes – la voz se me hizo alguien familiar – y bueno, solo he venido a decirles que finalmente dejaran de preocuparse por las visitas repentinas del ministerio para interrogarlos – volteó y al fin pudimos ver su rostro, era Kingsley Shacklebolt – creo que todo eso fue bastante innecesario.
-¿Enserio? – pregunté intrigada.
-Sí, bueno, ah es que aún no lo anuncian, pero soy el nuevo Ministro de Magia – dijo sonriendo – y mi primera orden como Ministro fue que dejaran de interrogarlos. Me entere que Lucros y Kerm estaban haciendo de las suyas por aquí, ¿no es así?
Los cuatro asentimos con la cabeza.
-Bueno, lo mejor es que sepan eso. Ya pueden estar más tranquilos, a mí no necesitan contarme absolutamente nada, sé lo que pasó, lo viví en carne propia. Y aunque no hubiera sido así es estúpido que hagan eso, pero bueno.
-Felicidades Kingsley – dijo Harry sonriendo.
-Gracias Harry.
Draco tenía mala cara pero Ron había relajado su rostro después de enterarse que ya no nos interrogarían más parecía como si estuviera asustado o algo parecido, pero como a todo lo de Ronald, decidí no tomarle importancia.
Nos despedimos de Kingsley y fuimos directo a la sala común para poder terminar nuestros deberes.
-Copas rotas – dijo Harry con firmeza ante el retrato de la señora Gorda.
-Creo que tu novia no te ha avisado el cambio ¿verdad? – contestó aquel retrato.
-¿De qué habla? – contestó Harry.
-Lo que hayas entendido, no van a pasar.
Segundos después pasó Neville y nos dijo que la nueva contraseña era "sangre limpia". Harry y yo nos miramos extrañados, ya que aquella parecía más la contraseña a la sala común de Slytherin no a Gryffindor.
Entramos a la sala común en compañía de Neville pero rápidamente se despidió de nosotros porque tenía una gran urgencia de ir al baño.
En uno de los sillones estaba Ginny sentada frente al escaso fuego que salía de la chimenea, Harry fue a sentarse a un lado suyo y trato de abrazarla pero ella se movió evitando el abrazo.
-¿Puedes creer la nueva contraseña Ginny? – Dije tratando de romper el silencio incómodo que había nacido, pero no contesto - ¿sabes quién la puso?
Ginny volteo a verme algo molesta.
-Yo la puse – contestó con cierto cinismo – para que no se nos olvide lo que todos deberíamos de ser.
-¿A qué te refieres Ginny? – dije molesta.
-A que no está bien que nos estén mezclando con sangres sucia como tú.
-¿Perdón?
-Creo que escuchaste bien, ¿o acaso estás sorda?
-Ginny ¿qué te pasa?
-Nada que te importe, no quiero que te me acerques, en una de esas se me pegan las malas mañas de ustedes los sangre sucia.
-¿De qué diablos hablas Ginevra?
-No te atrevas a volver a hablarme estúpida – dijo apuntándome con su varita directo al cuello. Harry se paró de inmediato del sillón, con cara de asombro aun sin creer las acciones y las palabras de Ginny
-Ginny, basta – dijo tratando de separarla de mí pero fue inútil, Ginny seguía sosteniendo la varita justo en mi cuello.
-Suenas igual a Malfoy – solté con desprecio.
-Ahora ves que no somos tan diferentes, por algo se alejó de ti y solo te uso. Igual a Ron – comenzó a reír muy fuerte – al parecer nadie te quiere Granger.
-¡YA BASTA GINNY! – Gritó Harry desesperado, viendo que las palabras de Ginny me lastimaban.
-Y es mejor que tú tampoco me hables, nunca Potter.
-¿Qué? –dijo molesto.
-Que es mejor que no te me acerques. Me di cuenta que solo eras un capricho, nada más, una vez que Ron me dio permiso para estar contigo, me di cuenta que no te quiero, que solo fuiste algo que usaba para desafiar a Ron...pero ya no me sirves para eso.
Harry inmediatamente cambió su cara de confusión por una de decepción, Ginny se fue directamente a una de las habitaciones del piso de abajo y nos dejó ahí parados, mirándonos el uno al otro.
-¿Qué diablos fue eso? – dije cuando finalmente recupere el aliento.
-¡No sé Hermione! ¡No sé!
Nos quedamos en silencio unos minutos, Harry se sentó en uno de los sillones y comenzó a mecerse hacia adelante y hacia atrás con cierta desesperación.
No supe que era lo que tenía que hacer, si tenía que apoyarlo, o dejarlo ahí, o abrazarlo o cambiarle el tema. Opte por hablarle de la tarea de Aritmancia, al menos eso me hubiera distraído a mí en esos momentos.
-Bueno...lo mejor será que nos demos prisa para que puedas terminar el trabajo.
-¡¿EN VERDAD ESTAS PENSANDO EN ESO AHORA?! – Me gritó Harry con la mirada más fría que haya visto, es más si sus ojos pudieran matar, me hubiesen matado sin compasión.
-Es importante.
-A mí no me importa en lo más mínimo, por Dios.
Harry salió más que molesto directo a su habitación, por lo que guarde los libros en mi mochila y salí de ahí en dirección a la biblioteca para poder entregar el libro a la nueva encargada.
...
-¿Son todos mi niña? – me preguntó la señora Rober, era (como ya dije nueva) siempre llevaba puestos unos lentes color rosa chillante y unos aretes verdes limón del tamaño de canicas, tenía los ojos color café fuerte que se podía confundir con negros y una extraña cabellera entre gris y negro.
-Sí, los terminé de usar hace un rato.
-Bueno, si necesitas otra cosa sabes que aquí estoy – dijo metiéndose uno de sus dedos en la boca.
-Gracias.
Me di la media vuelta y me topé con Draco Malfoy sentado en una de las mesas de la entrada, desenrollando un pergamino y sacando una pluma de su mochila. Pensé dos veces si era conveniente decirle lo del trabajo de la clase de pociones, por un segundo creí que sería mejor que se enterara al día siguiente en la clase, pero ya no sabía que se tenía que esperar de Draco Malfoy.
Me aproximé a él y toqué su hombro:
-Draco, ¿te has enterado ya del trabajo de pociones? – Ni siquiera volteo a verme – Draco ¿si me escuchaste? Tenemos que preparar un trabajo en parejas, en el que tendremos que trabajar juntos – seguía ignorándome – como si yo quisiera trabajar contigo, pero bueno, yo ya te avisé. Haz lo que quieras.
Me marche de ahí en dirección a la sala común, el único lugar en el que podía estar tranquila por unos momentos.
Terminé mis deberes y me fui a dormir, como siempre esperando una lechuza de Draco, pero no llegó, ni la lechuza ni Ginny.
Me fui a dormir, siendo las palabras de Ginny mi tormento por la noche.
¿Realmente Ronald y Draco solamente habían jugado conmigo?
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Lo prometido es deuda, díganme ¿qué pasa con los Weasley? JAJAJAJ pronto lo entenderan, la actitud de Ginny desencadenará muchas cosas importantes.
bonito viernessssssss, nos seguimos leyendo. Compartanme su opinión!!!!!