Capítulo: 12
En frente de mí se encuentra mi padre, con sus gafas negras, mirándome detenidamente.
“Parece que estoy en problemas…”
—¿Dónde has estado, jovencita?
—Eh…, he estado con Seth —digo, todavía con las llaves en la mano.
—¿Y por qué no nos has avisado?
—Papá, sabes que siempre estoy con Seth o con Miranda. No tienes por qué ponerte así.
Se queda un rato en silencio, como si estuviera analizando la situación. Después de un rato mirándome fijamente con sus ojos marrones, se apartó y me dejo entrar.
Cierra la puerta detrás de mí. Me encaminaba a mi habitación, cuando me dice:
—Linnea, la cena ya está lista.
—Mmm…, gracias, pero ahora no tengo hambre.
—No hagas eso Linnea, Mara ha hecho tu plato favorito —dice con voz cansada—. Vamos Linnea, hazlo por mí.
Me quedo en mitad del pasillo sin saber qué hacer. Por un lado, quería complacerlo y quedarme con ellos a cenar. Pero por otro, sabía que la cena iba a resultar muy incómoda. Tomando una respiración profunda digo.
—Deja que suba a dejar mis cosas.
—Muy bien —subo corriendo las escaleras. A mitad de camino me llama—. ¡Linnea!
—¿Si?
—Gracias. —Y dicho eso, se marcha al comedor.
Suspiro. No me gustaba hacer sentir a mi padre de la manera en que lo hacía. Subo a la habitación y cierro la puerta lentamente. Me apoyo en esta y me deslizo hasta acabar sentada en el suelo. Agarro aire, intentando encontrar una pizca de valor.
“Hazlo por papá”.
Me levanto y dejo las llaves en mi escritorio. Salgo de la habitación para encaminarme al baño. Me echo algo de agua fría en la cara. Peiné un poco mi pelo, intentando que estuvieran los mechones en su sitio. Me quedo mirando el espejo. Veo reflejado la imagen de una chica con el pelo morado, metido detrás de las orejas. Como algunos mechones se escapaban y se ponían delante de sus ojos; ojos de un marrón muy oscuro. Una nariz no muy grande, y ligeramente puntiaguda, de la que caía una pequeña gota de agua. Aquel reflejo me miraba, como preguntándome…, qué estaba haciendo con mi vida, si las acciones y decisiones que tomaba..., realmente servían de algo…
—Linnea, la cena se va a enfriar —grita Mara, haciendo que volviera a la realidad.
—Voy —grito de vuelta. Seco mi cara con la toalla y me encamino al piso de abajo.
Bajo las escaleras lentamente. Recorro el pasillo y entro al comedor. En el comedor hay una gran mesa alargada; al extremo de esta, se encuentra mi padre sentado, mirándome con una gran sonrisa en la cara. Se le veía feliz. Me dirijo a la mesa y me siento a su derecha; nada más sentarme, entra Mara de la cocina, con un plato de lo que parecía ser, pasta con salsa de nata y salmón ahumado.
“Mmm… que bien huele”.
Mara pone un gran trozo con mucha pasta y salsa, en mi plato. También sirve el plato de mi padre y el suyo, para luego sentarse a la izquierda de mi padre.
—Dime Linnea —comenzó a decir Mara para romper el hielo—. ¿Dónde has estado toda la tarde?
—He estado en casa de Seth. —Enrollo un poco de pasta y salmón en el tenedor, y lo llevaba a mi boca.
“Está muy bueno”.
—Mmm…, como has salido con tanta prisa de la casa…
—Es que a Seth no le gusta que le hagan esperar.
Nos quedamos en un silencio incómodo, exceptuando el sonido de los cubiertos. De vez en cuando, mi padre me mira de reojo, como, animándome a entablar conversación.
“¿Y cómo se supone que lo haga? No sé ni cómo empezar”.
Miro a mi padre, intentando pedirle ayuda con la mirada. Da un ligero asentimiento, había entendido el mensaje.
—Linnea, ¿qué has hecho hoy en el instituto? ¿Ha pasado algo interesante?
—Bueno… —Agarro un poco de pan mastico. Cuando trago, sigo—: Hay un nuevo alumno en el instituto.
—¿Un nuevo alumno? ¿A mitad de curso? —pregunta Mara sorprendida.
Asiento, mientras meto otro pedazo de pasta en la boca. Agarro un poco de ensalada, y la pongo a un lado del plato.
—Y, ¿has tenido oportunidad de conocerlo? —pregunta Mara de nuevo.
—Va a varias clases conmigo, así que…
—¿Sí? ¿Y cómo se llama? —pregunta de nuevo con interés.
—Ian…, Ian Berckley —“¿Por qué me siento tan nerviosa cuando hablo de él?”.
—Berckley, Berckley… ¿de qué me suena a mí ese nombre?
—Es el cantante del grupo “Crossing of Blood”. —susurro, con la mirada en el plato.
—¡Ahora me acuerdo! Vi un reportaje sobre su grupo el otro día. Al parecer se han vuelto muy famosos. He escuchado algunas de sus canciones por la radio, no están mal, pero no es mi estilo.
—Pero… ¿no tiene ese chico unos veinte años o así? —dice mi padre de golpe.
—Veintiuno, para ser más precisos.
—¿Y qué hace un chico de veintiún años yendo ahora al instituto? —pregunta mi padre de nuevo.
—Según él, es porque quiere acabar sus estudios… la verdad es que no me importa. —Y no me importaba… creo.
—Eso es bueno. Los estudios siempre tienen que ser lo primero —Mi padre asiente, satisfecho por mi respuesta.
“Como no, para los padres, siempre los estudios son lo primero. Que predecible”.
Acabo de comer y comienzo a recoger mi plato.
—Déjalo, ya lo hago de que vaya a por el postre —me dice Mara, levantándose al mismo tiempo que yo.
—No te molestes —Llevo mi plato y mis cubiertos a la cocina y los dejo en el fregadero—. No voy a tomar postre —grito desde la cocina.
—¿Estás segura? Hoy no has comido —dice preocupada.
—Sí. Además, no tengo hambre. —Y sin darles tiempo a replicar, salgo del comedor y me voy derecha a mi habitación.
Tenía el pulso a mil, y sentía un gran nudo en el estómago. Esa había sido la cosa más difícil que había hecho en mucho tiempo. Pocas veces cenaba con ellos, y las veces en que lo hacía, las conversaciones siempre eran muy frías, como la de hoy. Por eso prefiero comer sola en mi habitación.
Desde mi habitación, se podía escuchar la conversación que estaban teniendo…
—No le gusto a Linnea —dice una voz suave. Esa tenía que ser Mara. Se le oía disgustada.
—No es que no le gustes, lo que pasa es que es…, difícil —Mi padre, siempre intentando animar a la gente—. Ha sido así desde la muerte de su madre. Lo único que tienes que hacer es ser tu misma, con el tiempo, acabará aceptándote.
—¿En serio lo crees así?
—Sí, confía en mí. —Cierro la puerta muy lentamente con un suave “click”, para después apoyar la frente en la puerta.
Me siento fatal. Odiaba hacerla sentir de aquella manera a Mara, sobre todo, porque ella es una maravillosa persona, que no ha hecho nada. Y mi padre seguramente se sentiría culpable por no ser un “buen padre”.
—Dios…, que asco da mi vida —digo con un pequeño quejido.
Quiero olvidarme de todo y relajarme. Una ducha me ayudará. Agarro mi Mp3, mis altavoces y un cambio de ropa, y con todo en los brazos me dirijo al baño.
Al entrar pongo el pestillo y abro la ducha, conecto los altavoces con el Mp3 para poner algo de música. La música y el vapor de la ducha me envolvieron. Aumento el sonido; pongo la mano en el agua, comprobando que estuviera a buena temperatura. Rápidamente me quito la ropa y entre en la ducha. El agua caliente y la canción “Save you” sonando a todo volumen me envuelve. El agua caliente recorre mi cuerpo. Agarro el bote de champú, pongo un poco en mi mano y comienzo a enjabonarme el pelo. Me aclare el pelo y pase a lavarme el cuerpo.
Después de varias canciones y de notar que el agua caliente se acababa, cierro el grifo y salgo. Envuelvo mi cuerpo con mi bata blanca con lunares negros y rosas. Me dirijo al espejo y le quito el vapor.
Los mechones morados se pegaban en mi cara. Agarro un cepillo del cajón y comienzo a desenredarme el pelo. Tarareo las canciones conforme suenan. Después de peinarme, saco el secador y lo enciendo. Acabe de secarme el pelo, me pongo una muda limpia y mi pijama negro y rosa. Dejo la ropa sucia en la cesta, recojo mis cosas y me dirijo a mi habitación.
Lo dejo todo sobre el escritorio, y cogiendo una goma del pelo de mi mesita y me hago un moño rápido. Me siento en la cama, con las piernas extendidas y la espalda apoyada en el cabecero de la cama y enciendo el portátil. Comienzo a buscar algunos videos en YouTube, pero me canso enseguida.
“Que puedo buscar, que puedo buscar…”
Y antes de que pudiera darme cuenta, mis dedos se estaban moviendo sobre el teclado, escribiendo el nombre de “Ian Berckley”. Entro en su página oficial, donde estaban las fechas de sus conciertos, los nombres de sus álbumes… también había, lo que parecía ser una pequeña biografía de cada uno de los integrantes del grupo. Selecciono a Ian y comienzo a leer.
Nombre: Ian Berckley
Edad: 21 años
Fecha de nacimiento: 15 de marzo de 1993
Color Favorito: Verde y blanco
Comida favorita: Hamburguesas y pizzas
Actividades en el tiempo libre: Deporte, música, cine…
“¿Color favorito? ¿Actividades en el tiempo libre? ¿A la gente le gusta de verdad saber esas cosas?”.
Estoy alucinando. No quería seguir leyendo tantas tonterías, por riesgo a alucinar más. Apago el portátil y lo dejo en el escritorio. Retiro las sabanas de la cama y entre, para después agarrar el Mp3 y me dispongo a escuchar algo de música. Pasados unos minutos, el sueño pudo conmigo.
Wooolas!!!
Aquí os traigo el capítulo 12. Linnea en el fondo no parece ser arisca como parece ¿verdad?
No olvidéis de votar y comentar si os ha gustado. Nos vemos el viernes.
Chao.
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