My Sweet Prince [Namjin// Yoo...

By Babi_Bu

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GANADORA DE WATTYS 2016 EN SUBCATEGORÍA COMO NOVELA FANFICTION ACLAMADA POR EL PUBLICO Jin no pensaba llevar... More

Atención
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Epílogo
My Sweet Prince
Ya se...
Fanarts
Fanarts pt. 2

05

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By Babi_Bu

Cuando alguien aporreó la puerta con violencia, a Yoongi se le escapó un terrible improperio entre los dientes. Prácticamente corrió hacia la puerta y entrecerró los ojos, sintiendo con los dedos la navaja dentro del bolsillo de sus vaqueros.

-¡Abre ya, mierda! -exclamó del otro lado, la voz de su peor pesadilla.

El muchacho inspiró hondo un par de veces, hasta recomponer la compostura, y rebuscó rápidamente el celular en su bolsillo para marcar el número de emergencia.

-¿Yoongi? -inquirió la voz preocupada de Hoseok, del otro lado.

-No vuelvas a casa. Y dile a Namjoon que tampoco venga.

-¿¡Y-Yoongi!? 

El peliverde cortó la llamada y se metió el teléfono en el bolsillo trasero.

-¡Ya, ya va! -fingió toda la rudez que sus nervios le permitieron y abrió la puerta de par en par.

Del otro lado, Kan le observaba con los ojos inyectados en sangre y otros tres tipos enormes detrás que... en serio, podrían con Yoongi hasta con los ojos cerrados.

-Hola, muñeca -el maldito sádico le sonrió y se metió en la casa, prendiéndose un cigarrillo entre los labios partidos del frío-. Iba a congelarme ahí afuera, ¿por qué no me abrías?

-Estaba ocupado -Yoongi tragó saliva y le dió una de sus muchas miradas aburridas-. Te he dejado un mensaje, no has...

-¿Crees que estaría hablándote tranquilamente si no hubiera leído tu maldito mensaje? -Kan rió con su voz grave, mostrando sus muchos dientes de oro bajo un bigote penoso que no lograba intimidar ni a una rata-. He sido paciente contigo, pero me parece que últimamente te estás jodiendo mi paciencia.

El peliverde se pasó las manos por el rostro y el cabello, caminando lento detrás de Kan y delante de sus gorilas, hacia su improvisada sala de estar.

-Este hijo de puta no va a pagarme hoy, lo sé -casi se disculpó, haciendo que el otro se girara a mirarlo con una sonrisa en los labios.

-¿No va a pagarte hoy? ¿Hablamos del kilo de cocaína? -chasqueó la lengua-. ¿Así es como te manejas tú, putaza? -Yoongi apretó los puños con fuerza, obligándose a no provocar a Kan, quién enarcó una ceja y se acercó lentamente a él-. ¿Sabes para quién trabajas, acaso?

-Trabajo para ti.

-¿Y sabes quién queda como un jodido imbécil en el mercado por tu culpa? ¡Responde!

-Tu... Tu quedas como un imbécil.

Kan abrió los ojos como platos y le asestó el puño de lleno en la cara, haciéndolo girar sobre sí mismo. El muchacho escupió sangre sobre su parqué, sintiendo el repugnante sabor metálico en toda su boca.

-¿¡Crees que alguien podría tomar la cadena en serio si tu, simplemente, le alargas el plazo de pago a un hijo de puta por un... kilo... de... cocaína!? 

Cuando el matón volvió a acercársele, Yoongi retrocedió instintivamente, provocándole una risa a borbotones que el peliverde solo atinó a odiar con cada centímetro de su cuerpo. 

-¿Cuándo te he dejado así? -inquirió, despacio, escogiendo las palabras correctas para que volviera a golpearlo-. ¿¡Cuándo te he debido dinero!? ¡¡¡Te lo daré, en cuanto lo tenga!!! Sólo necesito un par de... días para...

-¿Para cargarte a ese tipo? -terminó Kan, sacando el cigarrillo de su boca y aplastándolo contra la alfombra que recientemente Hoseok había comprado-. ¿Es eso lo que harás, Suga, cargarte a ese tipo?

Yoongi apartó la mirada, sintiendo que le subía la bilis. Suga, cómo odiaba ese jodido apodo de traficante que le había puesto. Sonaba como la nenaza que Kan pretendía que fuese.

-Yo... -dudó-. Sí.

-¿Sí? -Kan rió y se acercó a Yoongi, aunque ésta vez éste no retrocedió-. ¿Lo matarás, en serio?

-Lo haré si es necesario...

-¿Para que por fin tenga algo de respeto sobre ti? -Yoongi podía sentir la asquerosa respiración del matón en su propio rostro.

-Así... es...

-Mierda, cómo me pones -Kan alargó la mano y apretó el miembro del menor, provocando en éste una reacción de terror contenido-. Si no tuvieras esa cara de nenaza, ya te habría matado. pero, Suga, a decir verdad eres mi maldita perdición.

El matón lo tomó por la cintura y lo giró sobre sí mismo como si pesara lo que una pluma, para dejarlo de espaldas a él. Prácticamente arrojó su cuerpo la mesa y comenzó a bajar sus vaqueros rápidamente.

Yoongi giró la cabeza, mirando por encima del hombro a los tres gorilas que no les quitaban la vista de encima. Parecían divertise incluso, los hijos de puta...

-No... -murmuró el peliverde, mordiéndose el interior de la mejilla al instante.

-¿No qué? ¿No quieres que te folle contra esta mesa? ¿Prefieres que te lleve a una cama, como la nenaza que eres?

Asco. Todo lo que podía sentir en ese momento Yoongi, era asco. ¿Por qué? Primero y principal: ese Kan era un completo drogadicto, un loco psicópata y un asesino a sangre fría; y aquello le repugnaba hasta las nauseas. ¿Y segundo? A Yoongi no le gustaban los chicos, así que las manos frías del matón sobre su trasero desnudo le repugnaban, le avergonzaban y le humillaban a tal manera que el hecho de que esos gorilas estuvieran viendo o no ya le daba completamente igual. ¿Y lo peor de todo?

No era la primera vez que ese hijo de puta se la metería.

-Te... daré el dinero -Yoongi contorsionó el rostro cuando sintió uno de los dedos del tipo en su entrada-. ¡Te daré el dinero! ¡Te daré el jodido dinero!

-¿De verdad? -Kan rió-. ¿Y si quiero que me pagues de otra forma? 

Cuando sintió un segundo dedo en su entrada, Yoongi chilló con lágrimas escociéndole los ojos.

No. No seas marica. No seas más marica que éste imbécil. No llores, maldita sea. No te derrumbes.

-Entonces puedes follarme, pero aún así te daré el dinero -respondió con firmeza.

Sintió como los dedos se salían rápidamente de su entrada, produciendo un sonido asqueroso, y luego como Kan le daba una fuerte nalgada.

-Me sorprendes -se rió el muy desgraciado-. Realmente me sorprendes -dió un par de pasos hacia atrás-. Dos días, Yoongi. Dos días y veremos que tan putaza eres.

Sin agregar nada más se marchó, él y sus gorilas, dejándole solo y aún agachado de cualquier manera sobre la mesa.

Yoongi se paró y trató de levantarse los boxers y los vaqueros con dedos temblorosos. ¿¡Por qué temblaba tanto!? 

-¡¡¡YOONGI!!! -aquel grito lo espantó, y subió sus pantalones de golpe.

La puerta se abrió como si alguien la hubiese pateado y Hoseok llegó corriendo a su lado. Las lágrimas recorrían sus mejillas enrojecidas. 

-¡Maldita sea, te dije que no vinieras! -exclamó el peliverde, rodando los ojos con toda la tranquilidad que pudo ofrecer ante la situación que acababa de vivir.

-Dios mío Yoongi, ¿estás bien? -Hoseok levantó su barbilla para ver mejor el golpe que tenía en la boca, pues Kan seguramente lo había dejado hecho mierda-. ¿¡Qué sucedio!?

El peliverde quitó la mano de su amigo de un manotazo.

-¡No me toques! ¡¡¡Te he dicho que no vinieras!!! ¿¡Tienes idea de lo que podría haberte pasado si te veían aquí!?

-Pero...

-¡Si caigo yo, caen todos...! ¡Maldita sea!

-¡Deja de maldecir!

Yoongi dio una fuerte patada a una silla, astillándola por completo y asustando a su amigo que rápidamente retrocedió. Se dirigió hacia el baño y se encerró en este, observando su labio partido frente al espejo. Hizo gesto de dolor y rebuscó en el botiquín algo para curarse, pero sus manos habían comenzado a temblar descontroladamente y los medicamentos y gazas cayeron en el lavamanos.

-¡Hoseok! ¿Qué sucedió? -oyó a su amigo del otro lado de la puerta.

-Namjoon... Él está... Está bien. Se encerró en el baño.

El oír a sus amigos fue lo único que necesitaba para terminar de desplomarse tanto física como emocionalmente. Mientras se dejaba caer de rodillas al suelo, no podía evitar pensar en lo mierda que sería si Kan se enterara que vivía con ellos. A decir verdad, era la primera vez que venía a su casa... ¿Y si había visto a Hoseok correr hacia ella? Sería un anzuelo fácil, y un enorme punto débil en Yoongi. Es decir, le convenía tenerlo de rehén en el caso de ser necesario. ¿Y Namjoon? Su otra mitad, su otro punto débil. ¿Qué debía hacer? ¿¡Por qué todo se había jodido de aquella manera en sus vidas!? 

Ocultó el rostro entre el flequillo verde de su cabellera, abrazó sus piernas temblorosas contra su pecho y lloró en silencio.


-¿Qué haces? -Namjoon había aparecido a su lado, con un vaso lleno de gaseosa de cola en una mano y un cigarrillo apagado entre los labios. Frunció el ceño ni bien verlo, desde la puerta abierta de su habitación-. ¿Estás empacando?

-Así es, me largo -Yoongi siguió metiendo sus pocas posesiones dentro del bolso negro de mano y acabó por meter su muy preciada laptop.

-No puedes marcharte sin decirnos nada -el muchacho entró lentamente.

Hoseok era el rey de la sensibilidad y la preocupación, el orden y la tranquilidad; y Namjoon era todo lo contrario. El pelirosa simplemente se había acercado a él, sin tratar de convencerlo a primera como habría hecho su otro dongsaeng. 

-Kan sabe donde vivo, no se como lo ha descubierto pero... -se encogió de hombros y le lanzó una mirada llena de complacencia-... tal vez esté a tiempo de convencerlo de que no vivo aquí, no con... ustedes.

Namjoon no tardó mucho en comprender la situación y asentir con subordinación, mientras Yoongi se calzaba el bolso al hombro y agradecía en silencio el que Hoseok hubiera vuelto al trabajo. Así podría... ahorrarle esto.

Se aclaró la garganta y se caló el gorro de lana sobre la cabellera verde.

-No se preocupen por el dinero -le puso una mano en el hombro al menor, y este le miró con bastante curiosidad-. Cuidaré bien de mis dongsaengs incluso en mi ausencia.

-Sabes perfectamente que tengo mucho dinero para...

-¿Qué les dirás a tus padres? ¿Que se te antoja otro audi? -sacudió la cabeza-. No insistas conmigo, Nam. No tienes que pedir dinero de tus padres.

Namjoon había llegado a la casa prácticamente ocultándose de sus multimillonarios padres, quienes le pagaban un bonito departamento cerca de la universidad para que el muchacho se sintiera cómodo y no tuviera gastos adicionales. Sin embargo éste, buscando un poco de independencia, se había metido en aquella destartalada y enorme casa antigua y había puesto en venta el departamento que hasta el momento se encontraba vacío. ¿Por qué? Yoongi no estaba totalmente seguro, pero si el menor quería alejarse un poco de casa y dedicarse a las música a escondidas entonces para él era suficiente información.

-¿A dónde irás? -inquirió el más alto, y de repente la diferencia de edad se hizo muy notoria-. Hyung, no puedes... No puedes simplemente irte por ahí, ¿no?

-Buscaré algún lugar -se encogió de hombros-. Podré pagarme algo pequeño.

-¿Entre las ratas? 

-Al menos no estaré solo... -Namjoon sonrió, pese a la situación, y unos pequeños hoyuelos se marcaron en las comisuras de su boca-. No le digas a Hoseok hasta que te avise

-Cuídate, hyung.

-Tu cuídate, mocoso.

Y sin más palabras, pues a Yoongi eso de ponerse sentimental y preocupón no le salía nada bien, se marchó con su pequeño bolso y su celular en mano.


El lugar era pequeño, la calefacción funcionaba mal, la heladera no tenía luz y había pisado más cucarachas de las que había visto en su vida. Las paredes se venían abajo de humedad en ese monoambiente, y varias veces había quedado atrapado entre el colchón y la pared tratando de dormir en la jodida "cama que ahorra espacio".

Y una mierda.

La presión nerviosa del muchacho comenzaba a cabrearlo, los agotadores acontecimientos del día le picaban debajo de la piel. Corrió hacia su pequeño y asqueroso baño y sacó su estuche de cremas. Rebuscó entre tantas hasta dar con el tubo blanco, que abrió y del cual sacó una pequeña bolsita transparente. Observó el polvo un segundo, sintiendo como su sangre hervía y le pedía que metiera la maldita sustancia dentro de su cuerpo. Salí del baño con el veneno en mano y se apuró a buscar una cuchara con la cual quemar el polvo.

Mientras el producto burbujeaba perfectamente equilibrado sobre la hornalla, Yoongi corrió y abrió desesperadamente su bolso en busca de sus materiales. Sacó una jeringuilla descartable dentro de un paquete de utensilios quirúrgicos y...

... Din-Don.


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