Destruction ◇ Erik Lehnsherr

By alanastxrk

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❝Él era destrucción Ella era catástrofe Juntos eran el apocalipsis❞ Cover by: -professionalvillain ❤ ... More

I. DESTRUCTION
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c i n c o
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n u e v e
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Retazos del pasado
q u i n c e
e p í l o g o
II. CATASTROPHE
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d i e c i s i e t e
e p í l o g o
III. APOCALYPSE
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Wattpad Cómic Con
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d i e c i o c h o

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By alanastxrk

El lugar entero se sumió en un completo silencio, interrumpido por el sonido que hacía la suave brisa al elevar la tierra del suelo.

Ninguno de los dos bandos podía creer lo que acababa de pasar. Aquello había sido tan inesperado que todos tuvieron que tomarse unos segundos para asimilar la situación y comprender lo que estaba pasando en aquel momento.

Erik se había vuelto contra Apocalipsis. Había dejado atrás sus ideas de crear un mundo donde los mutantes gobernasen, las cuales había creído durante años, y había tomado otro camino. Otro con el que él sabía por seguro que no conseguiría nada de eso. Que lo que hasta hace poco había ansiado con tanta fuerza no se produciría.

Había dejado atrás sus deseos más oscuros para rendirse al deber.

Había dejado atrás a Magneto para convertirse en Erik. Para volver a ser quien siempre había sido cuando no había estado dominado por el odio, la rabia y el miedo.

Así que Iris, desde el suelo aún, al verle allí en el aire sintió que una gran bocanada de aire salía de sus pulmones y todos sus músculos se relajaban. Bajó un momento la cabeza, escondiéndola entre su pelo y dibujando una sonrisa en su cara.

Luego, volvió a subirla y contempló la expresión de Apocalipsis.

Él, lejos de estar enfadado, estaba sorprendentemente dolido.

—¿Vas a traicionarme? —le preguntó entonces, aunque su voz no había perdido la fuerza anterior. Erik negó con la cabeza y señaló a Peter, Raven e Iris, que se encontraban delante de él.

—Les traicioné a ellos —le corrigió. 

Erik elevó su mano un poco hacia delante e incontables trozos de metal se elevaron para quedar alrededor de él al instante. Estos danzaron durante unos segundos a su lado hasta que Erik volvió a mover su mano y entonces todos los trozos de metal fueron con rapidez hacia Apocalipsis. Éste consiguió crear un campo de fuerza a su alrededor a tiempo, parando todo lo que Erik le lanzaba. 

Aun así, él no paró. Siguió atacando a Apocalipsis de la misma forma aunque sabía que era inútil porque ahora había tomado una decisión de verdad.

No había elegido lo que su odio y deseo de venganza le había hecho escoger. Esta vez hizo lo que debió haber hecho hace mucho tiempo. 

Así que siguió atacando al mismo tiempo que Apocalipsis avanzaba hacia él sin ninguna dificultad, sabiendo que no podría hacerle daño. El campo de fuerza que él había creado se acercó a donde Iris se encontraba, por lo que tuvo que rodar hacia un lado para que no le alcanzase.

Al hacerlo cayó justo al lado de donde se encontraba Peter, quien aún estaba intentando liberar su pierna. Lo hacía acompañado de pequeños quejidos de dolor, pues tenía la otra pierna rota.

Ella puso las manos sobre las suyas, provocando que él elevase la mirada hacia ella.

—Voy a ayudarte —le dijo y él asintió, algo asustado.

Ella con cuidado movió sus manos de lugar y las bajó hasta llegar a donde se encontraba su pierna enterrada. Miró antes de empezar a Peter para asegurarse de que estaba preparado para ello y, tras un asentimiento de su parte, Iris hizo que la tierra comenzase a moverse. Tras unos segundos temblando, la tierra se desquebrajó hasta que acabó rompiéndose. 

Al estar liberado por completo, Peter cayó al suelo al no poder sostener todo su peso en la otra pierna. Iris con rapidez fue hacia él y lo incorporó un poco para posar su cabeza sobre su regazo.

Iris elevó la cabeza y buscó con la mirada a Raven, pues recordaba que solo unos instantes atrás ésta había estado junto a ella. La vio en el suelo, con los ojos cerrados, aunque todavía respiraba.

Vagamente, Iris recordaba que Apocalipsis casi la mataba minutos atrás, por lo que supuso que estaría aún recobrando las fuerzas.

Entonces vio cómo alguien se acercaba a ellos. Antes de que pudiese alarmarse vio que eran Hank y Scott. El primero fue directo a ayudar a Raven, cogiéndola entre sus brazos y llevándola al lugar donde estaba Charles. Scott, por otro lado, se acercó un poco a Apocalipsis y luego se quitó las gafas.

Hasta ese instante Iris no había visto lo que él era capaz de hacer. Y se preguntó cómo era posible que a esas alturas todavía siguiesen sorprendiéndole cosas. Pero no pudo evitar sentirse asombrada al ver que de los ojos del joven Scott salían rayos.

Sin embargo, por muy potentes que estos parecían, no tenían efecto alguno contra el escudo de fuerza de Apocalipsis.

Por unos segundos el rayo de Scott se desvió y pasó muy cerca de ella, por lo que Iris se cubrió la cabeza con su brazo y se echó hacia delante para proteger a Peter con su cuerpo.

Cuando el peligro hubo pasado comprendió que no podían quedarse allí. La batalla estaba sucediendo a solo unos metros de ellos, por lo que si no querían salir heridos debían alejarse ya. 

Por ello, Iris cogió el brazo izquierdo de Peter y lo pasó por encima de sus hombros, permitiéndole que se apoyase en ella. Luego, con esfuerzo, empezó a incorporarse mientras ayudaba a Peter a hacer lo mismo.

Cuando ambos estuvieron de pie, comenzaron a andar. Lo hicieron a pasos cortos, pues Peter apenas podía sostenerse en un solo pie, el cual seguía algo entumecido tras estar enterrado tanto tiempo.

Sin embargo, Iris lo alentó a que siguiese andando, pues si no lo hacían todo aquello podría acabar mucho peor. 

Tras varios pasos más Peter perdió el equilibrio y cayó al suelo, llevándose a Iris con él. Él gruñó del dolor al darse un golpe en su ya dolorida pierna e Iris consiguió caer de rodillas.

Esto fue una gran suerte para ella, pues ni siquiera tuvo tiempo de respirar antes de hacer el siguiente movimiento. El campo de fuerza de Apocalipsis se había acercado peligrosamente a ellos, por lo que antes de que les alcanzase Iris tiró de Peter con fuerza hacia ella para apartarlo del peligro.

—Iris —susurró él.

—Vamos, Peter —tiró un poco más de él, haciendo que éste se quejase de dolor—. Voy a sacarte de aquí.

Tiró un poco más hacia ella y se sintió cansada y exhausta. Aunque no dejaba de repetirle a Peter que conseguirían salir de allí, no podía dejar de sentir que aquello sería algo complicado. Él no podía mantenerse de pie por sí solo y ella estaba demasiado débil como para cargar con todo su peso. 

Lo único que podían hacer era esperar a que Hank volviese a por ellos, pero hasta entonces debían mantenerse a salvo.

Ambos, desde el suelo, observaron cómo Apocalipsis seguía acercándose a Erik y, por consiguiente, a ellos. Sin embargo parecía que el mutante no se daba cuenta de ello.

Tenía su mirada fija en Erik, y a aquella distancia Iris no supo ver con claridad si en sus ojos había rabia o dolor. Aunque ella había creído que lo que predominaría sería lo segundo, lo cierto es que parecía como si le estuviese retando. Como si le estuviese haciendo ver que su traición no le afectaba lo más mínimo, pues no podría pararle de ninguna forma.

Casi parecía que le estaba haciendo ver que había escogido el lado equivocado.

Aun así, Erik parecía impasible. Aunque sabía que era inútil seguía atacando a Apocalipsis, e Iris era capaz de ver con total claridad los signos de cansancio que ya se dejaban ver en él. Ella sabía que si él continuaba así, al final Apocalipsis ganaría la batalla entre los dos y acabaría con él.

Justo en ese momento llegó Hank, quien cogió sin dudar a Peter entre sus brazos y lo elevó mientras éste se quejaba, ya de forma casi inaudible, por el dolor.

Iris, aun en el suelo, vio cómo Scott no podía resistir más. Cerró los ojos y sus rayos se apagaron. 

Apocalipsis aprovechó ese momento para aumentar su campo de fuerza, el cual chocó contra Scott e hizo que se chocase contra una pared. Luego usó sus poderes para hacer algo parecido a lo que antes hizo con Peter, aunque esta vez hizo que tanto las manos como las piernas de Scott quedasen apresadas por aquella pared.

El adolescente llamó a Hank para que le ayudase, pero éste no apareció, pues estaba llevando a Peter a un lugar seguro donde nadie más pudiese dañarle.

Ahora simplemente estaban Erik y Apocalipsis.

—No eres nada sin mí —le dijo a Erik con una sonrisa.

—No te equivoques —respondió él—. Tú no me has dado nada. Absolutamente nada. Lo único que hiciste fue llenarme la cabeza con ideas que no eran mías, sino tuyas. Tú querías crear un nuevo mundo y para ello buscaste a quienes te seguirían sin dudar. A aquellos que estuviesen tan rotos, tan acabados por dentro, que la destrucción les pareciese la única vía. Buscaste a una adolescente incomprendida, a un chico repudiado, a una mujer que ansiaba poder y a una hombre que estaba completamente roto. Fuiste a por personas débiles... y ni siquiera te paraste a pensar que podrían volverse contra ti —Apocalipsis se tomó unos segundos para contestar, aunque dejó de andar.

—De todos modos, no importa lo que intentes contra mí. ¡No importa lo que ninguno de vosotros —extendió sus brazos, mostrando que se refería a todos los demás mutantes del lugar—, intente contra mí porque no podréis acabar conmigo! ¡Yo soy un dios! Y los dioses no pueden morir...

Entonces se dio la vuelta y comenzó a andar de nuevo, aunque en esa ocasión lejos de Erik y con un objetivo distinto: Charles.

Iris, al darse cuenta, se levantó del suelo y dio algunos pasos hacia él.

—¿Sabes, Apocalipsis? —le dijo y él giró la cara hacia ella—. Solo aquellos con la valentía necesaria para decir que son dioses pueden morir. Pues solo alguien necio se reconoce como dios y solo un sabio sabe reconocer los verdaderos dioses.

—¿Y quién es ese sabio, eh? ¿Tú? —se burló de ella, pero Iris negó con la cabeza mientras sonreía.

—No, yo no. Los humanos lo harán. Ellos se defenderán si nosotros no podemos hacerlo hoy. Ellos te reconocerán como un usurpador y no permitirán que les robes su mundo. Lucharán hasta el último aliento y, si no queda entonces ni uno de ellos, ¿de quién serás dios? ¿Serás el dios de las cenizas? ¿Quién quedará entonces para alabarte?

—No necesito a ningún humano —dijo él con rabia—. Yo soy el dios de los mutantes —Iris rió amargamente.

—Los mutantes no te seguirán. Todos aquí lo somos y estamos arriesgando hoy nuestras vidas para pararte. Nadie te seguirá cuando arrases con todo. Cuando lo único que quede de tu gran obra sean cenizas.

Apocalipsis rió y luego negó con la cabeza.

—Oh —se lamentó—, estás tan perdida.

Iris respiró hondo y cerró los ojos unos instantes, para luego volver a abrirlos y fijarlos en Apocalipsis.

—No. Tú lo estas.

Sin tiempo que perder, Iris estiró sus brazos hacia delante y estos quedaron rodeados por humo violeta. Dirigió todo su poder hacia el campo de fuerza de Apocalipsis aunque, como ya había pasado con los dos anteriores, éste apenas le dañaba.

Además, ella sentía que no estaba poniendo toda la fuerza que podía, pues a esas alturas ella ya estaba muy cansada.

Sabía con seguridad que aquello sería el final. Que tras todo esos intentos por pararle, aquello acabaría de una forma u otra. Pero acabaría.

Tanto Erik como Iris estaban muy débiles ya. Scott estaba atrapado con la esperanza de que Hank llegase a tiempo para liberarle. Peter estaba muy herido y los demás debían mantenerse al lado de Charles para protegerle cuando todos los que se encontraban abajo no pudiesen.

Por ello Iris, aunque sentía que no podía más, se mantuvo firme sobre sus pies y aumentó más su poder, hasta tal punto en que sintió que éste recorría todo su cuerpo con intensidad para luego salir por sus manos hacia un objetivo fijo.

Iris lo sentía correr como si de la sangre se tratase, como si fuese una parte de ella. Y la realidad era esa.

Su mutación no era algo aparte, sino algo que se encontraba en su interior y que formaba parte de ella del mismo modo que lo hacían sus manos o sus pies. Ella y su poder eran uno y no eran nada sin el otro.

Así que, mientras ella se concentraba por aumentar éste poder, hizo algo que no había hecho nunca antes en toda su vida. 

Sus pies se despegaron del suelo e Iris sintió que se elevaba, pero ni siquiera le prestó importancia a ello. Ahora se encontraba suspendida en el aire, del mismo modo que Erik, y ni siquiera se sorprendió por ello. Todos sus pensamientos y fuerzas se encontraban en un solo objetivo: Apocalipsis.

Iris entonces giró la cabeza al sentir un gran poder en su interior. Se parecía mucho al suyo, pero había algo distinto. Éste era mucho más intenso y poderoso.

Extrañada, buscó la procedencia del poder hasta que se topó con Jean. Y entonces comprendió qué era lo que estaba haciendo.

Jean había vuelto a conectar su mente con la de ella para así poder transmitirle el mismo poder que estaba creciendo en su interior a Iris. Esto hizo que Iris, que hace segundos atrás se encontraba débil, ahora se sintiese con muchas más fuerzas para poder seguir peleando.

Jean empezó a andar hacia ellos y, cuando el suelo bajo sus pies se acabó, continuó andando como si aquello no fuese un impedimento para ella. Quedó en frente de Erik y al lado de Iris, mientras éstos dos últimos seguían atacando a Apocalipsis.

Y entonces Iris supo lo que iba a pasar antes incluso de que ocurriese. La conexión con Jean era tan fuerte que fue capaz de sentir cómo un gran poder comenzaba a emerger del interior de la pelirroja y se extendía por todo su cuerpo. Luego, extendió sus brazos hacia los lados y gritó.

Todo el cuerpo de Jean quedó rodeado por llamas naranjas y, entre toda aquella escena abrumadora, Iris consiguió ver que se formaba un halo alrededor de su cuerpo con una forma algo especial.

El Phoenix había despertado.

El campo de fuerza de Apocalipsis se rompió entonces y aquello fue como si las mismas puertas del Edén se hubiesen abierto para ellos.

En cuanto aquello pasó, los tres volcaron todo su poder en Apocalipsis. Aquel que habían estado reservando en su interior, el cual les volvían mucho más poderosos. Todo ello cayó sobre el antiguo mutante, quien comenzó a debilitarse.

Pero entonces sucedió algo que ninguno de ellos esperaba. 

Apocalipsis, con las pocas fuerzas que le quedaban, volvió a crear un campo de fuerza y entonces todos los ataques por parte de los tres mutantes volvieron a ser inútiles.

Iris sentía que todo su mundo caía a sus pies. 

Habían tenido una oportunidad. Una sola oportunidad y no habían sabido aprovecharla como debían. Podrían haber acabado con él de una vez por todas, pero sus propias limitaciones se lo habían impedido.

Pero seguían habiendo tantas cosas en juego... que el simple hecho de rendirse ahora les parecía una locura. 

Y es que sólo un idiota iría a aquella guerra, pero sólo un loco huiría de ella.

A lo lejos Iris fue capaz de ver cómo Hank conseguía liberar a Scott y éste, tras tomarse unos segundos para recobrar fuerzas, se incorporó y atacó a Apocalipsis también.

Sorprendentemente, aquella no fue la única nueva ayuda que recibieron.

Unos rayos cayeron sobre el escudo de Apocalipsis e obligaron a Iris a entrecerrar los ojos. No fue hasta unos segundos después que fue capaz de entender de dónde procedía aquel poder: se trataba de uno de los jinetes.

Era la única a la que no se había entrado Iris durante la batalla, pero había estado del lado de Apocalipsis por lo que algo debería haberla llevado a cambiar de idea. A atacar aquel en el que creía.

Pero no podía pensar en ello ahora, pues aquel era un momento muy importante. Casi se podría decir que decisivo.

La unión de aquellas cinco fuerzas hizo que el lugar entero temblase. Eran tan poderosas, tan imparables.

Y es que Apocalipsis estaba equivocado. Él no podía darles más poder, aquello era imposible. Ellos eran poderosos cuando estaban juntos, cuando luchaban hasta el último aliento por lo que creían. Era aquel momento de unidad cuando se volvían invencibles.

Eso era con lo que él no había contado. No había supuesto que tantos mutantes se unirían para acabar con él. Para mostrarle que su poder no provenía de él mismo, sino de los demás.

Así que Apocalipsis perdió poder y fuerza. Fue vencido de nuevo por aquellos a los que creía sus seguidores, aquellos que eran de su misma raza. 

Su campo volvió a desvanecerse, aunque ésta vez no se creó uno nuevo. Todos aquellos poderes estaban yendo directos hacia su cuerpo.

—Todo ha sido revelado —susurró entonces entrecortadamente.

Poco a poco, empezó a desaparecer. Primero lo hizo su ropa, la cual se desintegró. Luego, su piel se derritió hasta dar lugar a los músculos y luego los huesos.

Tras un suspiro, no quedó nada de aquel poderoso mutante.

Solo unas cenizas sobre las que eregirían su antiguo mundo.

El mundo de los humanos.

Los cinco dejaron de usar sus poderes y entonces se quedaron unos momentos en silencio, intentando creerse que todo aquello había acabado. Que de verdad acababan de salvar al planeta de una amenaza que parecía imparable.

Iris descendió levemente, aunque ni siquiera se molestó en preguntarse cómo lo estaba haciendo. Simplemente bajó hasta que sus pies volvieron a tocar el suelo y luego se tambaleó, por lo que tuvo que apoyarse a una roca para no caer. 

Todo ha acabado —susurró Jean en su mente e Iris elevó la cabeza para mirarla.

—Lo has hecho bien —le contestó y Jean sonrió.

Luego se dio la vuelta y comenzó a andar hacia donde estaban Moira y Charles, pues se encontraba todavía en el aire. 

Iris observó cómo Hank y Scott subían también para estar con ellos.

Luego vio cómo la jinete que les había ayudado se acercaba a ella de forma tímida.

—Tú eres Catastrophe —afirmó e Iris asintió.

—Algunos me llaman así.

—Hay muchos mutantes que te odian... creen que ayudaste a los humanos a acabar con nosotros.

—No hice eso, pero volvería a hacerlo si fuese la única forma de salvar a los indefensos.

—Ellos no estaban indefensos —corrigió la chica—. Estaban creando armas para matarnos. Para acabar con nuestra raza.

—Y entonces les mostramos que no tenían por qué hacerlo. Les enseñamos que podía haber paz entre nosotros.

Ella se quedó unos segundos mirando a Iris con el ceño fruncido.

—¿Cómo eres capaz de hacerlo? —preguntó entonces curiosa.

—¿Hacer qué?

—Defender a los humanos aun sabiendo que ellos no nos aceptarán. Arriesgarte hasta el final no solo aquel día, sino también hoy. Yo..., no puedo comprenderlo —Iris sonrió levemente.

—Hoy nos has ayudado. Has traicionado a Apocalipsis para salvar a los humanos. En el fondo entiendes por qué lo hago. Por qué lo hacemos todos nosotros —dio un paso hacia ella y le señaló—. Por qué lo haces tú —la chica negó con la cabeza.

—No puedo ser como vosotros. Estaba... dispuesta a acabar con el mundo entero. Alguien como yo no puede ser como vosotros.

—Todos comenzamos así,... —Iris paró, esperando a que le dijese su nombre.

—Ororo —contestó.

—Imagina la vida como una gran escalera. Debes subir un escalón cada día, pero sólo porque tropieces en uno de ellos no está todo perdido. Tienes que aceptar tu error y aprender de él para poder levantarse y seguir avanzando. Es la única manera, Ororo.

Ella sonrió y luego, sorpresivamente, se acercó a Iris y la rodeó en un abrazo.

—Gracias —susurró.

Iris no supo cómo reaccionar, por lo que simplemente aceptó su abrazo pero no dijo nada. Cuando se separó sonrió a Ororo, pero entonces vio algo detrás de ella que hizo que toda su atención se fijase en ese lugar en concreto.

Detrás de ella, aunque algo más alejado se encontraba Erik. 

Ella al instante se alejó de Ororo y comenzó a andar hacia él. Éste al ver que se acercaba la miró del mismo modo que ella hacía, esperando impaciente a que llegase a su lado.

Cuando por fin estuvo delante suya, Iris le miró el silencio al mismo tiempo que una leve brisa de Iris chocó contra su rostro, haciendo que su cabello se fuese hacia atrás. Ella tragó saliva mientras seguía mirándolo y él no pudo aguantar más, por lo que rompió el espacio que quedaba entre ellos, atrayendo a Iris a sus brazos.

La abrazó con fuerza, como nunca antes lo había hecho. Y ella le respondió. Apoyó su cabeza en el hueco del hombro de Erik y suspiró, cerrando los ojos. Sintió que varias lágrimas caían de sus ojos pero, tras mucho tiempo, eran de felicidad. 

Iris abrazó a Erik con más fuerza aún y él aspiró hondo, acariciando la espalda de Iris. Y es que en aquel momento ninguno de los dos quería alejarse del otro. Ya no había nada que pudiese separarlos. Ya no tenían que luchar ni defenderse. Por fin, tras todo lo que había pasado, volvían a estar juntos.

Y ambos juraron en silencio que no volverían a separarse.

Erik se separó levemente de Iris y la miró a los ojos, secándole las lágrimas que ella tenía rodando por las mejillas. Ella sonrió levemente y respiró hondo, mientras sentía a Erik acercándose lentamente a ella. Vio con claridad cómo él se aproximaba a ella hasta que sus labios se tocaron, y entonces sintió un cúmulo de emociones en su interior. 

Iris atrajo la cabeza de Erik más hacia ella, mientras lo cogía de la nuca y lo besaba con lentitud. Él posó su mano en la espalda de Iris, haciendo que su cuerpo se acercase más al de él. 

Y cuando se separaron, lo hicieron muy poco. Sus labios seguían rozándose, pero tenían el suficiente espacio como para poder respirar. Iris cerró los ojos y apoyó su frente con la de Erik.

—Gracias —le susurró él.

—¿Por qué?

—Por haberme hecho ver que estaba cometiendo un error. Te lo dije hace mucho tiempo, pero te lo vuelvo a decir. Sin ti, estoy perdido. 

—Te quiero —susurró ella antes de que él acabase de hablar y sonrió levemente. Ella se separó un poco de él y giró la cabeza, mirando hacia el edificio donde estaban los demás—. Charles.

Recordó cuando, hace solos unos minutos mientras Apocalipsis todavía seguía vivo, Charles la había ayudado a salir de su cabeza, arriesgándose así él. E Iris sabía el poder que Apocalipsis tenía cuando alguien estaba dentro de su mente, por lo que en aquel momento solo esperaba que él estuviese bien.

Erik pasó su brazo por la cintura de Iris y la pegó a él, mientras levantaba a ambos del suelo. Ella se aferró a sus hombros al ver que sus pies ya no estaban sobre el suelo y se separó de él cuando aterrizaron en el edificio.

Vio que todo se encontraban en el suelo alrededor de alguien. Iris no tuvo que acercarse para saber de quién se trataba. 

Así que, sintiendo que su corazón dejaba de latir, dio varios pasos hacia delante para poder ver mejor.

Charles estaba tumbado en el suelo, con los ojos cerrados y con el rostro blanquecino. Hacía tantos años que no le veía... que volver a tenerle delante ahora parecía tan irreal.

No había cambiado nada. Seguía estando exactamente igual, ignorando el hecho de que ahora estaba extrañamente calvo. 

—¿Está muerto? —oyó preguntar a Moira e Iris jadeó, separándose de Erik y yendo hacia donde estaban los demás.

Erik apareció detrás de ella mientras Iris se agachaba y cogía la mano de Charles entre las suyas.

—Todavía puedo sentirlo —informó Jean, haciendo que Iris girase la cabeza para mirarla.

Jean se agachó también y se acercó a Charles, posando sus manos sobre la cabeza de él. Cerró los ojos y finalmente Charles frunció el ceño, despertando.

A la primera persona a la que vio fue a Moira, haciéndole sonreír. Luego pasó su mirada a todos aquellos que estaban cerca de él, reparando en Iris.

Entonces los ojos de él se llenaron de lágrimas e Iris no pudo hacer otra cosa más que imitarlo.

—Iris —dijo simplemente Charles y eso fue suficiente para que ella se echase hacia delante y lo abrazase.

—Charles —suspiró ella—, yo... creí que te había perdido. Creí que Apocalipsis te había ganado —él negó con la cabeza.

—No lo hizo gracias a vosotros —contestó y ella se separó levemente, aunque ahora ambos estaban mirándose—. Si no hubiese sido así... —Iris le cortó negando con la cabeza.

—Todo eso no importa ahora, Charles. Lo que importa es que estamos aquí todos juntos, de nuevo, por ti —él sonrió y acarició con suavidad la mejilla de Iris.

—Creí que habías muerto —susurró—. No podía encontrarte... no podía sentirte. De verdad era como si hubieses muerto —suspiró—. Nunca había sentido un dolor parecido como aquel momento. Fue incluso más doloroso que cuando Apocalipsis intentó matar mi mente —Iris acarició su cara y sonrió.

—Ahora estoy aquí —repitió—. Y no pienso irme esta vez, Charles. Ya no —él volvió a sonreír.

—No sabes lo feliz que me hace oír eso.

Iris se separó entonces de él y se echó hacia atrás, permitiendo que Moira pudiese acercarse.

—Charles —intervino ella, acercándose a él—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? —él asintió levemente, mirándola—. ¿Sabes dónde estás? —él tragó saliva, mirándola.

—En una playa... en Cuba... contigo.

—¿Qué playa? —él no contestó. Lo que hizo fue levantar su mano y posarla sobre la mejilla de ella, mientras los demás miraban en silencio.

Varias lágrimas salieron de los ojos de Moira, mientras tenía la mirada perdida viendo lo que Charles le mostraba. Finalmente él dejó caer su mano y ella jadeó sorprendida.

—Lo siento —le susurró él—. Nunca debí arrebatarte los recuerdos.

Ella sonrió levemente.

Iris miró a ambos y se puso de pie, dando varios pasos hacia atrás hasta llegar a donde Erik estaba. Aún con la mirada en aquellos dos, sintió cómo él cogía su mano y entrelazaba sus dedos con los de ella. Iris dio un apretón y giró la cabeza para mirarle. Él sonrió y ella se sonrojó.

Y ninguno de los dos dijo nada. No hacía falta. Todo había sido dicho ya. Lo que en aquel momento sentían ambos no podía ser mostrado con palabras. Su amor no podía expresarse con palabras, pues estas serían insuficientes para poder describir todos sus sentimientos. No bastarían para mostrar todo por lo que habían pasado y lo que aún les quedaba.

Solo una podría llegar a acercarse a ello: esperanza.

---

Se acabó... Ya solo queda el epílogo y luego se acabó. Que triste joooo :(

Peeero vendrán sorpresitas luego así que no os vayáis e.e

Ahora sí que sí. He hecho esta pregunta varias veces ya, pero la historia ya ha acabado así que ahora podéis escoger de verdad. ¿Cuál ha sido vuestro momento favorito de toooda la historia?

Pd. Como esta historia ya ha acabado he empezado otra. Se llama Enternal Storm y espero que podáis pasaros por ella ^^

Nos seguimos viendo por aquí <3

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