Iris abrió la puerta de la que había sido su habitación hace tiempo en la mansión de Charles.
Se sorprendió al ver que estaba exactamente igual a como la dejó. No había nada cambiada en ella y eso le extrañó. ¿Por qué Charles no la usó para alguno de sus alumnos?
Inspiró hondo al entrar dentro y todos los recuerdos del tiempo que había pasado viviendo allí volvieron a ella. Y realmente echaba de menos aquellos días. Aunque todo hubiese sido un caos, tuviesen miedo y se arriesgasen a amenazas muy grandes, habían estado unidos como una familia. No importaba que la mayoría de los mutantes hubiesen sido adolescentes. Aun así, habían creado una fuerte conexión entre ellos. Eran fuertes porque estaban juntos.
Todo era distinto a como era ahora...
En ese momento se dio cuenta de que Erik estaba sentado en su cama. Iris frunció el ceño y dio un paso hacia dentro.
—No esperaba que estuvieses aquí —comentó ella, cerrando la puerta tras sí.
—¿Y dónde esperabas que estuviese?
Iris se tomó tiempo para responder mientras andaba hacia la cama y se sentaba junto a él.
—Sinceramente, pensaba que te habrías hecho. Que habrías tomado tu propio camino como siempre haces —él rió amargamente.
—Hablas como él —susurró.
Ella respiró hondo y giró la cabeza para mirarle. Erik tenía la vista dirigida hacia el suelo, mientras mantenía sus propias manos entrelazadas en su regazo.
—Charles está asustado —le susurró Iris—. Cuando se trata de Raven intenta hacerlo lo mejor que puede y no escucha a nadie más. Pero no podemos permitir que alguien muera. No otra vez.
—Nunca creerá en mí —le contestó él—. Ninguno de vosotros lo hacéis. Ni siquiera tú.
—Es difícil hacerlo cuando actúas bajo tus propios impulsos e ideales. No es la primera vez que lo haces, Erik.
—No son mis impulsos —se defendió—. Es lo que hay que hacer. No podemos dejar que los humanos acaben con nosotros mientras estamos de brazos cruzados.
—¿Y entonces qué? ¿Los matamos? ¿Así de fácil? —Erik se quedó en silencio e Iris suspiró—. Tenemos que buscar cualquier solución posible antes que esa. No es la mejor, aunque te niegues a verlo. Sé que son personas intentando matarnos, pero están asustados. No saben qué somos y nos hemos encargado de enseñarles que somos poderosos y peligrosos. Entiendo que actúen así, pero si me atacan me defenderé. Aunque no mataré a todos ellos por mi propio bien.
—No por el tuyo propio, sino el de todos los mutantes. Si no paramos todo esto acabaremos en aquel futuro —se giró para mirarla—. Tú lo viste. Sabes todo lo que Logan sufrió allí. ¿No crees que después de sentir todo eso deberías estar abierta a cualquier opción? Sí, puede que mueran humanos, pero es inevitable. En las guerras siempre pasa eso.
—No será una guerra si nosotros no atacamos.
—No, entonces será una matanza.
Iris suspiró.
Sabía que por más que intentase hacer que Erik cambiase de parecer, no lo conseguiría. No lo haría ahora, ni cuando intentó matar a Raven, ni tampoco lo consiguió cuando mató a Sebastian.
—Sigues creyendo que los mutantes somos superiores. Puedo verlo en tus ojos —susurró ella, con la mirada perdida en el suelo del mismo modo que él hacía—. Crees somos el futuro. Que los humanos acabarán por extinguirse. Así era como pensaba él. Como pensaba Sebastian —aspiró hondo y continuó hablando—. Irónicamente, ese futuro tuyo no se aleja demasiado del que nos espera si no paramos a Raven. No te conviertas en aquel hombre que quieres destruir—él siguió sin decir nada, así que ella bufó—. Vamos a ir a Washington —le avisó—. Charles cree que llegaremos a tiempo para parar a Raven.
—¿Y qué pasa con los centinelas? —preguntó él finalmente y ella se encogió de hombros.
—El plan principal es ese. Una vez que lo consigamos tendremos que preocuparnos de lo siguiente —Erik negó con la cabeza.
—No ha pensado en qué hará después porque sabe que no habrá un después. Su plan no funcionará.
—Lo hará si todos unimos nuestras fuerzas y lo intentamos. Todos —recalcó—. Ven con nosotros —le pidió. Él la miró a los ojos, mientras ella le suplicaba con la mirada que fuese con ellos. Sin embargo, la mirada que él le devolvía le daba la respuesta y ella no podía hacer más que sentir un pequeño dolor en su pecho—. No vuelvas a hacerlo, Erik. No lo eches todo a perder de nuevo como aquel día —le pidió.
—¿Algún día llegarás a perdonarme por lo que hice?
Ahora era Iris quien le devolvía una mirada que provocaba amargos sentimientos en Erik.
Había tanto dolor en ambos, tan dentro de ellos. Y, cuando estaban juntos, parecía como si se hubiese disipado. Cuando estaban en los brazos del otro, cuando se sentían tan intensamente.
Todo parecía decirles que no podían estar juntos; que no debían hacerlo. Sin embargo, una vez que estaban uno junto al otro, no creían poder separarse nunca. Ambos se habían sentido defraudados por el otro y a la vez amados de la forma más intensa que podían haber imaginado jamás. Eran intensos; eran emociones. Impulsivos.
Ella se sentía destruida sin él; él se sentía devastado sin ella.
Ambos unidos, eran un caos. Pero el caos más hermoso que jamás había existido.
Así que, Iris sintió como si algo la empujase hacia Erik cuando se acercó a él y rozó sus labios con los suyos.
Al principio fue solo un roce, ambos se quedaron a centímetros, mezclando sus respiraciones. Luego Erik echó su cabeza hacia delante y volvió a unir sus labios con los de ella, pero esta vez no se separaron.
Iris posó sus manos en las mejillas de Erik y se acercó un poco más a él. Erik pasó sus dedos por el cabello de Iris y luego enterró sus dedos en él. No era un beso impaciente ni necesitado. No era furioso ni intenso como los que solían darse. Era lento, haciendo que ambos pudiesen saborearse, probarse.
Porque los dos sabían que aquello era una despedida. Que ella iría a Washington con Charles y los demás y que Erik seguiría su camino. Que no sabían cuándo volverían a verse, si sería pronto o si volverían a pasar años entre ellos dos.
Si entonces podrán estar finalmente juntos o habrá algo que vuelva a impedirles ser felices.
Inevitablemente, una lágrima cayó de los ojos de Iris y se mezcló con los besos que se daban. Ella, con lentitud, subió sus manos desde las mejillas de él hasta posarlas al lado de sus ojos; en su cabeza.
Se separó de él unos centímetros, los suficientes para poder respirar, ya que se sentía sin aires. Ambos estaban sin aliento.
Sus frentes seguían unidas y las manos de Erik entre el cabello de ella.
Entonces los ojos de Iris se volvieron violetas y una pequeña explosión salió de sus manos y entró en Erik.
Al instante, éste cayó en la cama de espaldas y con los ojos cerrados. Poco a poco, los ojos de Iris volvieron a la normalidad y ella lo observó desde donde se encontraba, aun sentada en la cama, por lo que le miraba desde arriba.
No estaba segura de si lo que acababa de hacer era lo correcto, pero lo que sí sabía era que no podía permitir que Erik matase a alguien más. No podía dejar que volviese a perderse en sí mismo.
Al fin y al cabo, el caos siempre era algo negativo. Siempre dejaba destrucción a su paso.
Sintiéndose desolada, Iris se inclinó hacia delante y posó sus labios sobre los de él una última vez. Fue un beso fugaz, corto. Pero fue la despedida final.
Luego se alejó de él y salió de su habitación, donde cerró la puerta tras ella.
Sin prisas, fue hacia donde se encontraban los demás. Ya habían preparado el avión y estaban esperándola a ella. A ella y a alguien más.
—¿Y Erik? —le preguntó Charles e Iris le miró.
—No viene con nosotros.
Él la miró por unos segundos y ella sintió una presión en su cabeza. Charles se había metido en ella y estaba mirando en los recuerdos de Iris para saber por qué Erik no venía. Ella no se lo evitó. Le miró durante todo el proceso hasta que la presión cesó y Charles posó su mirada en ella. Finalmente, él aspiró y asintió, yendo hacia el avión.
Ella entró tras él y fue hacia uno de los asientos.
—¿Preparados? —preguntó Hank.
Todos asintieron y el avión empezó a despegar. Iris miró desde la ventana cómo se alejaban de la mansión y de él.
Sabía que en su interior, lo que más deseaba era tenerle ahora a él junto a ella. Hacer esto juntos, con los demás. Como una familia de nuevo.
Suspiró y bajó la mirada para luego mirar hacia delante, donde Charles la observaba a lo lejos, varios asientos delante de ella.
—Él estará bien —le dijo él en su mente—. Has hecho bien en dejarle allí. Yo habría hecho lo mismo. Tenemos que asegurarnos que nada nos impide parar a Raven.
—Se suponía que íbamos a hacer esto juntos... —le contestó ella—. ¿Cómo esperamos que los humanos nos acepten si no podemos entendernos entre nosotros mismos? Es por eso por lo que estamos solos.
—No estamos solos —rebatió él—. Nos tenemos los unos a los otros. A Hank, a Logan. Me tienes a mí, Iris. Siempre me tendrás —le prometió. Ella le miró y sonrió.
—No te merezco, Charles.
—Creo que ya es demasiado tarde para cambiar eso —sonrió él y ella se mordió el labio divertida.
Luego giró la cabeza y observó a Hank mientras pilotaba. Por un momento, aquella escena le recordó al día que fueron a parar a Sebastian.
De aquel día solo quedaban tres personas allí, y ninguna era como antes. Charles había perdido demasiado, tanto de sí mismo como personalmente. Hank, aunque no lo dijese, estaba destrozado por todo lo que había pasado con Raven. Iris no sabía cómo habían acabado, pero supuso que fue algo parecido a lo de Erik y ella. Cuando escogieron caminos distintos todo desapareció. Menos sus sentimientos
Ella no podía evitar comparar aquel día con el que estaba viviendo en aquel momento, y se dio cuenta de lo distinto que era. Una vez fueron a parar a alguien que quería destruirlo todo, alguien que escondía demasiados secretos en su interior. Una persona totalmente cambiada, irreconocible. Sin embargo, ahora iban a parar a alguien de ellos. A una amiga. A una hermana.
Todo era tan complicado...
A lo lejos, Iris vio a Logan sentado fumando un puro. Se levantó de su asiento y fue hacia él, sentándose en frente.
Él la miró cuando se sentó y dio otra calada.
—¿Sabías que fumar mata? —le preguntó ella a lo que él se encogió de hombros.
—¿Qué mas da? De todos modos, si esto no sale bien, moriré en el futuro. Ahora simplemente estoy facilitando el proceso —Iris puso los ojos en blanco—. Por cierto, ¿dónde está Erik? Él me envió desde el futuro, no creo que le vaya a hacer demasiada gracia perderse toda esta acción.
—Él... no estará con nosotros hoy —se limitó a decir Iris—. Pero en realidad quería hablar sobre ti —él frunció el ceño—. Cuando llevé a Charles al futuro...
—Sí, lo sé, mis recuerdos son una mierda —le interrumpió él—. Siento que hayas tenido que pasar por todos ellos.
—¿Cómo has sido capaz de soportar tanto dolor? —él se encogió de hombros.
—Mi cuerpo puede resistir a cualquier cosa. Supongo que mi mente también —ella frunció el ceño.
—Aquel futuro... todo era destrucción. Miedo y pérdida. No quiero eso para nosotros, Logan. No quiero que tengas que pasar por eso otra vez ni que sufras todo lo que has sufrido. Podemos cambiarlo.
—Créeme, yo soy el que más quiere ver ese futuro irse a la mierda y empezar en uno mejor.
Iris aspiró y asintió, sabiendo que haría todo lo posible para poder cambiarlo. Por unos segundos recordó todo el dolor que había sentido hasta llegar al futuro y cuando había hablado con el Charles mayor. Entonces una duda, la cual había guardado hasta el momento, inundó su cabeza.
—¿Tú me conocías? ¿Antes de venir al pasado? —él negó con la cabeza.
—Cuando yo llegué a la Escuela, Charles ya era un viejo.Nunca vi a ninguna Iris por allí.
—¿Y Erik? ¿Estaba junto a él en la Escuela?
—Bueno, eso ya es algo más complicado... La verdad es que Erik se encargaba de jodernos la vida y nosotros de patearle el culo a él y a su panda de mutantes. Algo no muy diferente a lo que está pasando aquí, por lo que veo —Iris sonrió.
—¿Pero Charles nunca me mencionó? —él frunció el ceño, pidiéndole con la mirada que se explicase—. Cuando estuve en el futuro y hablé con tu Charles, él me trató como si hiciese mucho tiempo que no nos veíamos. Casi... como si fuese un fantasma —Logan se quedó callado unos segundos para luego empezar a hablar.
—Ahora que lo recuerdo, él solía hablar sobre una mujer. Nunca le pregunté sobre eso. Charles es... reservado —se sentó mejor en el asiento y apagó el puro—. Aun así, cuando conseguimos atrapar a Magneto, Charles iba a visitarlo a veces. Más de una vez los escuché hablando sobre una mujer, pero siempre hablaba Charles. Erik prefería escuchar en silencio, como si realmente no quisiese hablar sobre ese tema. Como si le hiciese daño.
—¿Y qué pasó con ella? —preguntó Iris, sabiendo lo que venía ahora.
—Murió. No sé cuándo ni cómo, pero sí antes de que yo llegase. Mucho antes, en realidad —Iris se mordió el labio y sintió cómo la mano de Logan se posaba sobre la de ella—. Eh, que en el futuro hayas muerto no significa que vayas a hacerlo ahora. Podemos cambiarlo. Estoy aquí para eso.
Ella asintió, queriendo creer sus palabras.
—Podemos cambiar muchas otras muertes más, Logan —le dijo Iris, refiriéndose a la chica pelirroja que había visto en los recuerdos de él.
Él la miró durante unos segundos sopesando sus palabras y finalmente aspiró, recostando su espalda en el asiento. Asintió.
—El destino de todo lo que queremos está en las manos de Raven. Genial.
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Qué capítulo más intenso O.O
Despedida de Iris y Erik, Charles siendo un amor como siempre, Erik queriendo cargarse a los humanos...
Ah, y se me olvidaba. Iris muere en el futuro. Omg ayuda.
¿Qué creéis que le va a pasar a Iris?
Yo ya lo sé (obviamente), pero quiero ver vuestras opiniones.
Aiish que pocos capítulos quedan *.*
¡Os leo en comentarios!