Al principio lo único que Iris escuchó fueron los gritos de dolor de Logan y Charles. Y luego fue como si la empujasen hacia delante. El negro que antes veía al tener los ojos cerrados estaba empezando a cambiar y ahora lo veía todo a cámara rápida sin ser capaz de reconocer una imagen. No sabía dónde estaba, pero se sentía sola y a la vez observaba. A su alrededor pasaban un montón de imágenes muy rápidas hasta que todo cogió forma y empezó a ver algo.
Era Logan. Era como si estuviese viendo un película en la que él estaba dentro de una cápsula llena de algún líquido. Y sufría y gritaba. Y ella era capaz de sentir todo eso porque era como si fuese ella la que estuviese ahí dentro. La imagen cambió y ahora se le vio a él con sus garras fuera, pero no eran de hueso como ella había visto. Ahora eran de metal. Y sus manos sangraban. Ella gritó por el dolor que estaba sintiendo, como si fuesen sus manos las que tuviesen esas garras. Ahí se dio cuenta de que sentía todo lo que él sentía en sus recuerdos.
No tuvo mucho tiempo para seguir así. La imagen volvió a cambiar y sintió como si alguien le tocase el brazo, pero la sensación era agradable. No estaba asustada, sino que el tacto le resultaba familiar. Pero cuando vio la cara de la persona que estaba tocando a Logan se dio cuenta de que no la había visto nunca y que no era a ella a quien le resultaba familiar, sino a él. Era una mujer pelirroja con una sonrisa grabada en su cara. Pudo sentir el aprecio que él le tenía a ella. Tan fuerte.
Y entonces todo volvió a cambiar y volvió a haber dolor. Cada vez más fuerte haciendo que ella gritase y luchase por salir de allí. Empezaba a sentir que no era capaz de controlar todo eso. Que era demasiado para ella y que no sería capaz de resistir por mucho tiempo más. Intentó salir de la mente de Logan de cualquier manera posible, mientras no dejaba de sufrir de dolor. Del dolor que en realidad Logan sufría.
—No lo hagas —oyó la voz de Charles retumbar por sus oídos, pero él no estaba en ninguna parte—. Tienes que aguantar.
—No puedo —contestó entre sollozos—. Es demasiado dolor.
—Sé que puedes. Eres fuerte, Iris. Solo tienes que resistir.
Iris respiró agitadamente, mientras intentaba mantener el control. Dejó de sentir dolor y volvió aquella sensación de afecto anterior, mientras la misma mujer que antes había tocado a Logan volvía a aparecer. Y tan pronto como vino desapareció.
Volvió el dolor, y esta vez era como si cada célula de su cuerpo se despegase y luego volviese a su lugar, repitiendo el proceso varias veces.
Delante de ella, se podía ver imágenes de esa mujer pelirroja, pero ya no era afecto lo que transmitía. Ahora había maldad en ella. Como si la mujer de antes hubiese desaparecido por completo. Aun así, Iris estaba sintiendo tanto el dolor emocional y físico que Logan sentía al verla e intentar acercarse a ella.
—¡Charles! —gritó—. Sácame de aquí, por favor. No puedo más.
—Solo un poco más, Iris.
—No puedo —lloró ella.
La mujer volvió a aparecer, pero esta vez no estaba la sensación de alivio de las anteriores veces. Ahora sentía un gran dolor en su pecho nada comparable con los que había sufrido antes. La mujer le pedía a Logan que la matase. Él lo hizo. E Iris gritó junto a él, aunque esta vez el dolor que la destrozaba no era físico. Sino uno mucho más fuerte y difícil de olvidar.
Y luego todo volvió a la tranquilidad. Todo se quedó en silencio mientras Iris se recuperaba de lo que acababa de pasar.
Varias imágenes del futuro que tendrían si no paraban a Raven aparecieron por allí también. Y todo era un desastre. El mundo estaba completamente destruido y lo que antes había sido suelo ahora estaba cubierto por una alta capa de cuerpos muertos. Todo se reducía a aquello.
Finalmente vio algo. Alguien, realmente. Y esta vez no parecía ser una película ni recuerdos. Ente todas aquellas imágenes desastrosas, una figura se alzaba y giraba la cara para mirarla. Esa persona estaba allí tanto como Iris lo estaba. No era un recuerdo de Logan, era real.
Estaba de pie, frente a ella, mirándola. Era un hombre mayor, sin pelo y algo viejo, aunque desde aquella distancia no era capaz de verlo bien.
Él no hizo amago de decir nada. Simplemente le sonrió y se quedó quieto en el mismo lugar.
Iris dio varios pasos hacia él y luego siguió andando hasta estar casi a su altura. El hombre extendió su brazo, esperando a que ella lo tomase. No sabía si hacerlo, pero algo en aquella mirada le decía que podía hacerlo. Que no tenía nada que temer.
Y cuando lo hizo, volvió a sentir como si la empujasen. Ya no estaba en aquel lugar vacío y completamente oscuro, sino en una gran y extraña habitación con un montón de personas más. Entre ellas pudo reconocer a Logan, tumbado en una mesa y con una chica haciendo exactamente lo mismo que Iris estaba haciendo con Charles y Logan. Sin embargo, ninguno de ellos se movían. Era como si fuesen estatuas. Incluso a la chica que estaba usando sus poderes con Logan, le caían lágrimas desde los ojos que habían quedado suspendidas en sus mejillas, sin poder llegar a caer del todo.
Todos estaban quietos, excepto el hombre que la había ayudado a llegar allí, quien ahora estaba sentado en una silla de ruedas.
Él volvía a estar mirándola, sin decir nada. Pero ella ahora no podía pensar demasiado en aquello. Lo único que podía hacer era observar el lugar que la rodeaba. Todo estaba casi en ruinas, y las personas que habían allí parecían desesperadas.
Estaba claro que aquel era el futuro y, tras haber vivido ante sus propios ojos todo lo que pasaba, Iris no estaba dispuesta a acabar allí. Sufriendo de la manera en la que ellos lo hacían.
Giró entonces la cabeza hacia la derecha y miró a la mesa, donde estaba Logan tumbado. Se acercó a él y le miró, viendo lo poco que había cambiado en cuanto al Logan que ella conocía. Estaba casi igual a como el del pasado. Y, tras haber visto todo el dolor que él había sentido, no pudo evitar posar una mano sobre el brazo de él, acariciándolo unos segundos.
Luego giró la cabeza e inspeccionó a los demás de la sala.
Todos ellos estaban allí con las esperanzas puestas en ella, Hank, Erik, Charles y Logan. De ellos dependía que estas personas pudiesen vivir. En sus caras se podía ver que lo único que les quedaba era la esperanza de que en el pasado, ellos parasen a Raven. Contaban con ellos y, si fallaban, todo lo que habrían sufrido para llegar a ese punto no habría servido de nada.
Iris se fijó en una persona en concreto que le llamó la atención. Era un hombre que había allí apoyado en la pared, con los brazos cruzados sobre su pecho. Parecía igual de mayor que el hombre de la silla de ruedas que le había ayudado a llegar a aquella habitación. Tenía el pelo blanco y rostro de cansancio. Ella frunció el ceño y pestañeó varias veces, mientras se acercaba a pasos lentos a él. Había algo que aquel hombre que le resultaba familiar. Y, tras acercarse un poco más, se dio cuenta de quién era. No había ninguna duda, debía ser Erik.
Era muy mayor, pero Iris era capaz de reconocer los rasgos característicos de su cara en él. Cuando llegó a donde él estaba, levantó su mano y la posó en la mejilla del Erik mayor. Observó sus ojos, los cuales siempre le habían encantado. Seguían teniendo esa intensidad de siempre, aunque ahora parecían cansados. Él, después de tanto tiempo, seguía luchando por la supervivencia de los mutantes.
Él no podía verla, estaba paralizado como los demás.
—Iris —oyó que la llamaban y dio un pequeño salto del susto, creyendo que quien la había llamado había sido Erik.
Sin embargo, él seguía congelado así que extrañada se dio la vuelta, viendo cómo el hombre que la había ayudado a llegar allí se movía hacia ella con la ayuda de su silla de ruedas.
Por un momento se quedó callada mirándolo, sabiendo que lo conocía. Su cara, sus rasgos, eran de alguien muy cercano a ella.
—¿Charles? —preguntó no muy segura.
Estaba muy cambiado. Había perdido todo su pelo y, aunque apenas parecía el Charles que ella conocía, ella estaba segura de que era él.
—Hacía tanto tiempo que no te veía —susurró él—. Ya apenas era capaz de recordarte así —Iris no tenía ni idea de qué era lo que había pasado para que Charles dejase de verla. Por un momento se preocupó, pensando en su futuro. ¿Qué era lo que le pasaba? Giró su cabeza hacia Erik, pensando en la posibilidad de no verlo nunca más. Ni a él ni a Charles—. Él sigue queriéndote, Iris —le dijo Charles, haciendo que ella se girase—. Nunca dejó de hacerlo.
Iris frunció el ceño. La idea de saber qué era lo que había pasado para alejarse tanto de Charles como de Erik la inquietó, pero debía darse prisa. No podía perder tiempo en aquello, aunque realmente deseaba saberlo.
—Eso no importa ahora, Charles —se acercó a él, agachándose para poder estar a su altura—. Logan está con nosotros. Hemos conseguido parar a Raven, pero tienen su sangre. Y ella va a intentar matarlo otra vez. No sabemos cómo encontrarla porque Charles... bueno, tú en el pasado, acabas de recuperar tus poderes y no eres capaz de concentrarte para poder buscarla.
Él asintió y miró hacia abajo, mientras pensaba. Luego levantó la cabeza para mirarla y extendió su brazo, tocando la mejilla de Iris.
—Había olvidado el entusiasmo que tenías siempre hacia todo.
Se separó de ella y ando hacia otro lado. Iris no tenía ni idea de a dónde se dirigía, pero entonces sintió una fuerte presión y dolor en la cabeza. Soltó un leve quejido y vio cómo alguien se levantaba justo donde estaba Logan antes.
Era el Charles que ella conocía.
Este giró la cabeza hacia la derecha para verse a sí mismo en aquel futuro. Ambos se miraron y se acercaron el uno al otro. Charles apoyó sus manos en las piernas del Charles mayor.
—Así que acabamos de éste modo —le preguntó, mirando a su alrededor y encontrándose con la mirada de Iris. Él asintió al verla y ella se quedó a un lado, sabiendo que no tenía de qué preocuparse. Mientras consiguiese mantener la calma, ambos Charles podrían hablar. Solo tenía que aguantar—. Erik tenía razón. La humanidad nos hace ésto.
—No si les enseñamos un camino mejor —contestó el Charles mayor y miró a Iris, recordando las palabras que ella siempre le decía a Erik. El hecho de que el Charles mayor la recordase con tanta estima hizo que, por un segundo, los ojos de Iris se aguasen.
—¿No has perdido la fe? —le preguntó incrédulo Charles.
Iris cerró los ojos cuando el dolor en su cabeza se hizo demasiado intenso. Se llevó las manos a la cabeza y respiró hondo, intentando calmarse.
—Solo porque alguien tropiece y pierda el rumbo no implica que sea un caso perdido. A veces todos necesitamos un poco de ayuda —contestó el Charles mayor.
Iris pensó en Erik de inmediato. Él había tropezado una vez, y posiblemente lo haría otra. Pero ella tenía claro que no era un caso perdido. Sabía que detrás de todas sus ideas sobre los mutantes, también anhelaba alejarse de todas aquellas guerras y complicaciones. Ella solo tenía que enseñarle cómo hacerlo.
—Yo ya no soy el hombre que fui —se lamentó Charles.
Iris sintió que le caía algo de la nariz. Se llevó la mano a ella y comprobó que era sangre. Ya apenas era capaz de mantenerse en pie. Hacer que Charles pudiese estar allí estaba siendo algo muy difícil y no sabía cuánto más sería capaz de aguantar. Si no lo sacaba de allí a tiempo podría romper la conexión de forma brusca y no tenía ni idea de lo que pasaría si lo hacía, pero sabía que no sería algo bueno.
—Charles... —le avisó ella en un susurro y ambos giraron la cabeza para mirarle.
Iris estaba apoyada en la mesa donde Logan estaba tumbado, casi encima de él. No era capaz de mantenerse en pie y por ahora ese era su único soporte.
—Tienes miedo. Y Cerebro lo sabe bien.
—Todas esas voces... es mucho dolor —le dijo Charles con voz entrecortada.
—No es su dolor el que te asusta. Es el tuyo, Charles. Pero, aunque parezca aterrador, el dolor te hará más fuerte. Si consigues sentirlo como tuyo, aceptarlo, te hará más poderoso de lo que te puedas imaginar. Ese es el mayor don que tenemos: soportar el dolor de otros sin derrumbarnos. Y nace del dolor más humano que existe... la esperanza. Por favor, Charles, necesitamos que no pierdas la esperanza.
Iris se desplomó en el suelo. Se llevó las manos a la cabeza, sintiendo el intenso dolor que se alojaba en ella. Era insoportable y se hacía peor a cada segundo. Se mordió el labio para no gritar de dolor, sintiendo varias lágrimas caer.
Sintió una mano en su hombro y levantó la cabeza, viendo al Charles del pasado de pie delante de ella. Le sonrió y se agachó hasta estar a su lado. Abrazó a Iris y ella le devolvió el abrazo con fuerza, mientras veía al Charles mayor observarles.
—Adiós, Iris —le dijo él—. Me alegro de haberte visto al menos una vez más —su mirada viajó hacia Erik—. A él también le habría gustado verte —susurró—. Le diré quién está luchando para cambiar nuestro futuro —ella asintió e intentó moverse para acercarse a él, pero se sentía sin fuerzas para aquello.
Lo único que la mantenían ahora sin derrumbarse eran los brazos de Charles alrededor de su cuerpo.
—Adiós, Charles —susurró.
Y entonces todo empezó a tornarse borroso. Las imágenes pasaron de nuevo muy rápido, pero esta vez no le hicieron daño. Seguía en los brazos de Charles, con los ojos cerrados y esperando a que todo aquello acabase.
Sintió que volvían a empujarla, pero esta vez hacia atrás. Su cuerpo se separó del de Charles y por unos segundos se sintió desolada. Sintió un gran vacío, mientras seguía siendo arrastrada hacia atrás.
Volvía a estar sola en aquel oscuro lugar; en la nada. Hasta que volvió al presente.
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Pff, tengo que admitir que me ha gustado mucho escribir este capítulo, porque esto de los viajes en el tiempo me encanta *.*
Yyy... ha habido una nuevas experiencias y sensaciones porque Iris ha conocido a Erik y a Charles del futuro, aunque con Erik no haya hablado. Peeero, bueno, ahí ha estado.
Espero de verdad que os haya gustado y besiiis! ^^