Narrador omnisciente.
R E S U B Í D O
Kanade, observó en silencio a Naruto mientras, de igual manera, este la miraba directamente. Era claro lo que ella quería y por eso, no necesitaba preguntarle que era lo que planeaba hacer, tan solo permaneció en silencio, viendo como ella se daba media vuelta para ir detrás de Itachi.
Y sin importar que ella lo dejara solo, una sonrisa muy pequeña apareció en su rostro, sabiendo a duras penas que era lo correcto.
Kanade, tenía mucho que sanar y que convivir con alguien a quien perdió por una injusticia y si era necesario que se fuera con él aunque sea durante el tiempo que le quedara, Naruto, no iba a reclamarle o negarle nada.
La azabache, siguió cada paso de Itachi, quien aceleraba cada que podía sin perderle el rastro por completo, su cuerpo se movía por impulso gracias a la liberación por medio del kotoamatsukami, ella, estaba dispuesta a ayudarle a proteger a la aldea de Konoha aún sabiendo que tras la liberación del edo tensei, este se marcharía de nuevo.
— ¿Qué planeas hacer, Itachi - nii? —cuestionó, sin perder el paso que este llevaba.
—Mi cuerpo esta actuando por cuenta propia, tengo que detener el edo tensei antes de que sigan las catastrofes y por ello me dirijo hacia quien esta ocasionando todo esto —tan solo recibió un asentimiento por parte de esta y continuaron su camino.
Kanade, se detuvo en el tronco destruído que yacía roto debido a una clase de explosión y comenzó a mirar desesperadamente por todas las direcciones que le fuesen posibles. La noche, comenzó a adueñarse de su cuerpo y debido a ello, todo se tornó oscuro y para nada complice de su desesperada persecución.
Dio un salto hacía otro tronco todavía más bajo y se detuvo, analizando la situación para encontrar a Itachi quien se adelantó lo más que pudo sin siquiera esperarla.
— ¿Dónde estás? —se preguntó más a sí misma, mirando de nuevo a su alrededor.
El viento era su único compañero, al igual que el sonido de las hojas siendo sacudidas por este mismo. Eso, le hizo darse cuenta de que todo estaba tranquilo a su alrededor.
—Kanade... —la nombró alguien, a la distancia.
El cuerpo de la azabache se quedó inerte, reconocía aquella voz a la perfección y una extraña oleada de sentimiento inundó su pecho. Sus ojos se abrieron ante la sorpresa de escuchar su nombre ser mencionado por dicha persona y, no pudo evitar mirar en esa dirección, encontrandoselo de frente, a lo alto en una rama de un árbol, observandola con su mangekyo sharingan activado, en silencio.
Su flequillo, desapareció y su semblante se notaba más relajado, demostrando que sus ideales ya habían sido resueltos. Se podía mostrar que ya tenía un solo objetivo y Kanade, sabía cual era. El azabache traía una vestimenta de tonalidad clara, con el abdomen descubierto lo cual, enseñaba su bien trabajado cuerpo.
Su kusanagi, permanecía en la parte de atrás y en sus caderas yacía en vuelta una cuerda color purpura.
—Sasuk...
No pudo terminar de mencionar su nombre, ya que este se avalanzó contra ella, acorralandola contra el piso mientras hacia presión en su cuello. Se sentó justo en su abdomen y presionó sus muñecas con ambas piernas, utilizando una en cada extremidad para amordasarla.
La azabache, intentó patearlo, pero gracias a dicha posición, no podía levantar sus piernas con tanta fuerza a pesar de la flexibilidad con la que contaba.
—Tú, maldita traidora —gruñó, acercando su rostro hasta juntar sus frentes.
Se miraron a los ojos y Kanade, pudo identificar la ira en aquel ceño fruncido que yacía en el rostro del azabache.
— ¿Cada que nos encontremos me vas a extrangular? —preguntó, con mucha difícultad gracias a la falta de aire.
Su respiración de Sasuke, estaba agitada gracias a lo mucho que corrió y todo lo que tuvo que hacer para escapar de todos los zetsus que se quedaron a vigilarlo. Tuvo ventaja de que Madara no se encontrara en el mismo sitio y que sus ojos ya estuvieran listos para ser utilizados, no estaba acostumbrado a ellos y por eso, fue difícil adaptarse al instante que se quitó las vendas.
—Sigues causando problemas, sigues molestandome de esta manera, ¿por qué sigues viva? —cuestionó, apretando su agarre, obligando a que Kanade doblara sus rodillas en señal de desesperación.
Le enojaba, detestaba saber que iba en dirección a ella para enfrentarla y que de la nada, el destino se la pusiera en frente de dicha forma, facilitandole las cosas para su reunión.
—Basta... Sasuke... —habló con dificultad y tragó saliva—. Itachi, se está alejando de nosotros —informó.
Los labios del uchiha se entre abrieron tras escuchar aquel nombre ser mencionado, ¿de qué demonios hablaba Kanade? Se apartó de arriba de la azabache, liberandola de golpe y se sentó a un lado mientras veía como ella se incorporaba.
— ¿Itachi...? —nombró, incrédulo y con cierto toque de rabia—. Él, está muerto, yo lo maté y cargo con esa culpa gracias a los imbéciles de Konoha —continuó hablando.
La sujetó con fuerza de las muñecas y la acercó a este, desvalanceando el cuerpo de la chica, provocando que cayera contra su pecho.
—Por culpa del edo tensei, él está de nuevo entre nosotros y va en dirección a la persona que lo ocasionó para detenerla —explicó, empujandolo con fuerza y una vez más sintió como este la tomó con fuerza de las muñecas.
— ¿Cómo puedes estar tan tranquila? ¡Yo quiero matarte, Kanade! —bramó con rabia y esta apretó los labios, un enorme dolor comenzó a adueñarse de su pecho y bajó la cabeza con tristeza—. En verdad, en verdad quiero acabar contigo... —dejo escapar, en un leve suspiro que ayudó a que sus respiraciones se mezclaran.
—Yo nunca podría matarte, Sasuke —admitió y este, levantó la mirada tan solo para mirarla a los ojos.
— ¿Por qué de repente, tanto amor y devoción por Konohagakure? ¿Es por el incopetente de Naruto? —indagó, con resentimiento en cada una de sus preguntas—. No entiendo tu forma de pensar...
Kanade, tomó su mano y la llevó en dirección a sus labios para depositar un beso en esta y posteriormente, abrazarla contra su pecho.
— ¿No crees que Itachi pueda resolver todas tus dudas? —lo soltó y miró por encima del hombro de este—. Es momento de que aclares todas tus dudas y cuestiones a tu hermano mayor.
Sasuke, cambió por completo su semblante y se enfocó en el camino por el que su hermano mayor se marchó, así que tras unos cuantos segundos, asintió y ambos se levantaron para comenza saltar en esa misma dirección siendo seguido muy de cerca por Kanade. Ambos, incrementaron su velocidad, pasando de largo varios obstáculos y cortando cada rama que se les cruzaba de frente.
La desesperación en el rostro de Sasuke era notorio, estaba ansioso y se sentía realmente confundido. No sabía de que manera tomarse que su hermano estuviera tan cerca y que existiera la miníma oportunidad de aclarar todas sus dudas, de que este pudiera hablarle de frente y no tuviera que ocultarse tras una mentira. Ya no era más un villano, tan solo fue un hermano mayor que protegió a la persona que más amó y de igual forma, protegió a a alguien que un preciado amigo le encomendó.
La silueta de Itachi se visualizó a unos cuantos metro de distancia, pareciendo una sombra a la distancia que podía desaparecer en cualquier momento.
— ¡Espera! —gritó Sasuke, pero en lugar de detenerse este aceleró el paso por lo que ellos continuaron brincando de rama en rama para seguirlo—. ¿Eres tú, Itachi? —preguntó Sasuke sorprendido, demostrando que las palabras de Kanade, no fueron lo suficiente para creerlo—. ¡Te estoy diciendo que esperes! —gritó activando a Susanoo para tomarlo, pero de este apareció el mismo Susanoo de Itachi quien bloqueo el agarre del pequeño azabache, enseñándole a ambos que no se dejaría detener para enfrentarse a ellos.
—No pensé que llegarías a usarlo tú también —argumentó, mirándolos a ambos—. Kanade... —susurró este al ver a la azabache detrás de su hermano menor—. Creí que te había perdido.
Esta, negó con la cabeza.
No solo quería escuchar lo que Sasuke tenía que decirle, sino que deseaba saber quien era la persona detrás de todo dicho complot, aúnque ya tenía una sospecha de quien se trataba.
Kabuto.
Lo sospechó desde el instante en el que secuestró a Yamato, alegando que ella no era la única que podría utilizar. Este se escabulló tal cual rata que se le hacía y huyó sin difícultad a pesar de que muchos intentaron detenerlo.
— ¿Qué es lo que haces aquí? —cuestionó Sasuke y, notaron, como Itachi miraba por encima de su hombro.
—Es un Jutsu de Kabuto, fui revivido mediante el Edo Tensei. No puedo detenerme hay algo que debo de hacer sin falta —les admitió.
Bingo.
— ¡No nos importa! —gritó el azabache, mostrando u enojo—. ¡Tengo un montón de cosas que preguntarte! —gritó, una vez más, sin importarle la urgencia de su hermano mayor.
—Si te dijera que lo dejáramos para más tarde, estoy seguro de que no me escucharías —comenó Itachi, con un toque de gracia en sus palabras.
— ¡Tú me dijiste que cuando tuviera tus mismo ojos seria el momento para hablar! ¡Ahora no solo yo tengo estos ojos, sino también Kanade! —dejo en claro el azabache—. ¿Por qué huyes? ¿Sientes culpa por habernos mentido a ambos? ¿Acaso no tienes el valor de decirnos la verdad? —las preguntas de Sasuke sonaban más bien cómo una serie de frases que le hechaban en cara el gran error que cometió ocultando todo.
—Itachi... Por favor... —murmuró, mirandolo directamente y este relamió sus labios.
— ¡Esta bien! ¡No hables! ¡Digas lo que digas, he decidido destruír Konoha! —gritó y ambos, abrieron levente los labios al notar como se daba media vuelta y continuaba con su camino.
—Te lo dije Sasuke, toda la gente decide vivir bajo sus propias impresiones —le argumentó, siendo perseguido por ambos.
— ¡Solo detente! —ordenó con desesperación, pero notó como Kanade levantaba su mano indicandole que se detuviera.
Necesitaba escuchar, lo que Itachi tenía que decirles, sin importar lo que fuera, ella, no estaba dispuesta a juzgarlo tras todo lo que había ocurrido. Sin embargo; aún tenía algo que preguntar.
—Itachi, sabes que todo este sufrimiento y estos sentimientos que tenemos, tú los ocasionaste, nos mentiste y nos hiciste cambiar nuestro mundo por completo. Debiste de matarnos, de habernos hecho lo mismo que a nuestros padres —admitió la Uchiha realmente dolida.
Sus labios comenzaron a temblar gracias al nudo que comenzó a formarse en su garganta, el recuerdo de au hermano mayor hablando maravillas sobre Itachi, le pesaba en el pecho de una manera indescriptible.
— ¿Por qué nosotros? ¿Por qué quedamos nosotros dos? —el azabache comenzaba a desesperarse de que Itachi no respondiera a sus preguntas.
—No sabían nada de lo que estaba sucediendo entonces, nada de la locura de los Uchiha... Solo eran unos niños y no fue solo por ustedes. Pensé que debería de ser juzgado por unos Uchiha como ustedes... por eso use el odio de su interior y gracias a eso fracasé —admitió—. Al final, al darles ese odio solo hice que escaparan de la aldea y se convirtieran en criminales. Deseaba que ambos fueran por el camino correcto, pero desde que morí ambos tomaron caminos separados. Fueron tentados a seguir por su cuenta. A pesar de que intenté cambiar las indicaciones del camino con esfuerzos y mentiras.
— ¿Y creíste que ambos recorreríamos ese camino sin saber nada? —Le preguntó Sasuke incrédulo—. ¡No deseábamos ese camino! ¡No deseaba separarme de ella! —admitió enojado.
—Tienen razón, ustedes debieron decidir hacia donde ir —admitió Itachi sin mirarlos, pero una pequeña risa salió de sus labios confundiendo a los pequeños azabaches—, pero yo ya estoy muerto —dejo en claro.
— ¡Cuando tu y Shisui estaban vivos nos decían que no podían cuidar de nosotros! ¡Jugaban con nuestras cabezas y nos decían que no era el momento para luego marcharse! —Gritó Sasuke—. ¿Ahora que estás muerto también escaparas? —Kanade bajó la mirada al darse cuenta de que Sasuke, estaba exigiéndo respuestas a Itachi y a pesar de ello, de su desesperación este no se las daba.
—Ya se los dije, hay algo que debo de hacer sin falta —dejo en claro Itachi para acelerar su paso enseguida—. Debo de detener el Edo Tensei.
A pesar de que él no les estaba prestando atención ambos sabían que debían de seguirlo si querían que sus dudas fueran respondidas, por lo que simplemente aceleraron el paso esperando a que Itachi se detuviera.
— ¡Kuchiyose no Jutsu! —gritó Itachi y pronto, varios cuervos se lanzaron contra los azabaches que tenía a su espalda. Obligando a que se detengan para bloquear a todas esas aves que los tomaron por sorpresa—. Quédense aquí —ordenó alejándose de ellos en cuestión de segundos.
—Maldición... —murmuró Sasuke.
El azabache observó como Kanade comenzó a cortar a todos los cuervos con ayuda de una lanza realmente espinosa, demostrando que no tendría piedad con el que se metiera en su camino. El Uchiha sacó su Kusanagi y comenzó a cortar a los cuervos tal como lo estaba haciendo ella, por lo que ambos comenzaron a avanzar a pesar de que tenían varios cuervos rodeándolos.
Pero, se detuvieron justo en la entrada de una enorme cuerva en cuanto todas aquellas aves negras se acabaron. El Uchiha, se posicionó justo frente a ella para encararla.
— ¿Lucharas contra Kabuto? —cuestionó, sujetando los hombros de la chica para darle ligeras caricias de arriba abajo.
Habían pasado por una enorme carga emocional y no deseaba sobre exponerla a un peligro mayor cuando ni uno de los dos tenía la mente despejada. Al menos, si moría, Sasuke estaría tranquilode saber que Kanade se encontraba fuera de la batalla en un lugar seguro.
Kanade, negó con la cabeza ante la pregunta que Sasuke le realizó, no tenía nada que hacer en aquella lucha; su deber estaba en acompañar a Itachi solamente y brindarle apoyo si así lo necesitaba. Sin embargo; con la repentina aparición del Uchiha menor, entendió que aquella lucha no le correspondía en ningún aspecto.
—No tengo espacio en ese sitio, Sasuke. Esta, es tu lucha con tu hermano mayor y tienes que ayudarle, sé que harías lo mismo por mí si Shisui estuviera aquí —respondió con sinceridad.
Sasuke, miró en dirección a la entrada de la caverna por la que Itachi había desaparecido y luego, miró a la azabache con una ligera mueca en el rostro. Entendía su punto de vista y le agradecía que le diera la oportunidad de luchar en conjunto a su hermano mayor.
Sintió como el agarre en sus hombros se fortaleció y en un segundo, el azabache tiró de estos, acercandola de golpe y uniendo sus labios en un beso rápido que la sorprendió.
—Te prometo volver —anunció, seguro de sus palabras.
Kanade, asintió levemente y miró en silencio como este se marchaba en dirección al mismo sitio por el que Itachi desapareció para enfrentarse a Kabuto.
Lanzó un suspiro largo.
Se sentó, dejando sus piernas en forma de indio y decidida a esperar, confiando ciegamente en ambos. Llevó una de sus manos en dirección a su labio inferior y lo acarició con el dedo indice, intentando comprender que clase de sentimiento le transmitió dicho beso.
Estaba confundida.
Se sentía en un raro desvalance emocional.
Y en su cabeza rondaba la culpabilidad.
—Naruto...
Susurró.
Sin saber, que el rubio se encontraba frente a frente con Madara, quien levantó una de sus mangas, enseñando la misma maldición que yacía en uno de los brazos de la azabache.
Mientras que por el otro lado, Obito, giró su brazo enseñando de igual forma, aquella marca.
Y en ese momento, el mangekyo sharingan de Kanade se activó.
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¡Nueva actualización!
¿Qué creen que ocurrirá?
A que siguen sorprendidos de que estoy acualizando e.e jajajaja
¡No olviden votar y dejar un comentario!
Eso me motiva demasiado a seguir con esta historia.
Les mando muchos besos y abrazos ♡