Nea
— Kyara, ¿podrías darte prisa?, Vamos a llegar tarde.
Después de a ver decidido que tendríamos al bebé, yo saque cita con una doctora para ver todo lo de el bebé.
-—Listo, vamos.
Kyara llevaba unos pantalones de mezclilla, una camisa azul y unos tenis negros. Yo en cambio sólo llevó unos pantalones negros, unos tenis negros y una camisa blanca.
— Bien, vámonos.
[...]
Nos encontrábamos en la sala de espera.
— Oye Nea, ¿todavía iremos con mis padres? — Cierto, lo había olvidado por completo.
— Si, nos vamos mañana por la noche para llegar de madrugada.
Ella sonríe: — ¿Estas nervioso?
— ¿Nervioso de qué?
— Pues de que vas a hacer padre.
— Ah, pues.. Si, ¿y tu estas nerviosa?
— Si, tengo miedo de no ser una buena madre.
En eso no había pensado, era cierto ¿Y si era un mal padre?.
Yo jamás tuve un buen ejemplo masculino, ¿Y si falló?
Yo más que nadie se que se siente que tus padres fallen de todas las maneras posibles y que la mayoría las hagan al propósito para "hacerte pagar" algo de lo que tu no tuviste la culpa .
— Serás una excelente madre. — Sonrió.
— ¿Cómo lo sabes?
— Porque yo estaré contigo y aprenderemos juntos.
— Señores Balboa. — Kyara y yo nos ponemos de pie.
— Nosotros.
— Pasen, la doctora Monroy los espera.
Kyara y yo caminamos hacía él consultorio, yo tocó la puerta y se escucha un "Pasen" del otro lado de la puerta.
Kyara y yo entramos y nos encontramos con una señora como de 30 años, tiene el cabello negro, sus ojos son verde claro y su piel es clara.
— ...Mucho gusto soy la doctora Holly Monroy, por favor tomen asiento.
— Hola mucho gusto yo soy Nea Balboa y ella es mi esposa Kyara...
— Kyara Ruíz, mucho gusto.
La doctora nos brinda una hermosa sonrisa: — Bien ¿a qué debo su visita?
Ni Kyara ni yo respondemos.
Creo que los dos estamos muy nerviosos.
La doctora Holly solo nos sonríe.
— Me imagino que vienen porque hay un bebé ¿O no?
— Si, bueno es que hace poco descubrí que estoy embarazada.
— Bien, ¿Te podrías acostar en esa camilla?
[...]
Después de que la doctora reviso a Kyara volvió a sentarse en su escritorio.
— El bebé tiene 4 semanas aproximadamente, aún no hay mucho que decir, ¿Kyara cuántos años tienes?
— 19.
— Bien, ya no habrá tanto problema, tienes que cuidarte mucho más porque eres primeriza.
[...]
Después de estar como 2 horas en el consultorio vamos rumbo a casa.
— ¿Ya empacaste?
— Ah no, aún no.
— Bien no te preocupes por eso de acuerdo, ya sabes compraremos allá.
— Si, de acuerdo.
— Tengo que hacer unas cosas, tu mientras tanto haz lo que quieras yo volveré en la noche para irnos.
[...]
Llegué al departamento de los chicos y veo a Marcus y Ricky jugando cartas.
— ¡Qué gusto verte! — Dice Marcus.
— ¿Y cómo término el "asunto"? — preguntó Ricky.
— Pues... Tendremos a nuestro bebé.
Ricky, Marcus y Brad quien acababa de llegar en bóxers se quedaron en shock.
— Vaya, si que tienes pantalones. — Dice Brad
— A eso no se le llama tener pantalones a eso se le llama no tener cabeza. — Dice Marcus.
— Bien hecho Nea, ojalá y sea un niño. — Felicita Ricky, se acerca a mi y palmea mi espalda.
Ricky y Marcus sueltan un suspiro y se acercan a mi.
— Eres como mi hermano y sólo quiero lo mejor para ti y se perfectamente que eso te llevará a un mal camino, pero si te hace feliz, a mi también y cualquier cosa aquí estoy. — Me abraza.
— ¿Quieres que te traiga unos pañuelos? — Dijo Ricky riendo. — ¿Desde cuándo eres tan cursi?
— Ya deja de molestarlo, gracias y sabes que tu también era mi hermano. — Lo abrazó.
— Feo siempre te voy a apoyar aunque sabes que esto es una misión suicida, en fin felicidades y ojala sea niño. — Dice Ricky y me abraza.
— Gracias de verdad chicos.
— No nos des las gracias que no te estamos haciendo un favor, lo hacemos con gusto. — Dice Brad.
— Tu nos has ayudado más, esto no es nada. — Dice Marcus.
— Somos tus amigos, y te apoyaremos en todo lo que podamos. — Habla Ricky.
— De verdad gracias, pero bueno la cursilería se va porque tenemos mucho trabajo, ya me he alejado mucho del negocio, pónganme al tanto.
— Pues si, realmente te has perdido de mucho.
— El bar en E.U es todo un éxito, las chicas que secuestramos son todas unas joyas. — Dice feliz Brad.
— Últimamente han asistido más personas a las carreras ilegales y hemos vendido más droga. — Comenta Marcus.
— Por cierto, el presidente acepto nuestro trato. — Informa Ricky.
_ ¿En serio?, eso si que es una novedad, ¿cómo lo lograron?
— Sólo le hablamos de dinero y él, como el estúpido que es aceptó. — Habla divertido Marcus.
— ¿No le habrán ofrecido mucho verdad?
— No somos idiotas, sólo le ofrecimos lo justo. — Comenta Marcus.
— Es muy idiota. — Habla Ricky.
— ¿Cómo es que las personas pueden votar por idiotas como ese? — Pregunta Marcus.
— Por eso yo no votó. — Ríe Ricky
— De seguir así la organización crecerá más y tendremos más dinero. — Opina Marcus sonriendo.
— Bien, pero necesitamos más chicas... — Habla Brad.
— ¿No qué los bares han funcionado bien? — Preguntó confuso.
— Queremos abrir uno par— pedófilos como presidentes. — Habla Marcus.
— Ese consejo no los dio el presidente. — Ríe Ricky.
— ¿Tan descarado es? — Pregunto sorprendido.
— No sabes cuanto. — Habla Ricky.
— ¿Y qué están esperando para conseguir chicas?
— Pues tu autorización. — Responde Ricky.
— Si lo haremos, pero esta vez yo iré con ustedes. — Digo yo.
— Y ya hablando de cosas más serias... — Habla serio Marcus.
— La ONU. — Ahora habla Brad.
— ¿Qué sucede con ella?
— No te hagas el que no sabe. — Recrimina Marcus mientras camina y se sirve una copa de martini. — ¿No quieren?
Todos asentimos y él nos sirve unas copas de vodka.
— Nos ayudaría en mucho. — Comenta Brad.
— Seríamos invencibles. — Habla efusivo Marcus.
— Ni la mafia rusa ni japonesa ni el presidente nos detendría. _ Habla con anhelo Brad.
— No lo se. — Los 4 nos sentamos en los sofás.
— ¿A qué le tienes miedo Nea? — Pregunta Ricky.
— No somos la primera organización que intenta comprar a la ONU...
— Nea, la mafia rusa se esta aliando con la japonesa, si nos atacan las dos no estoy muy seguro de que ganemos. — Dice Ricky.
— Además, los negocios que tenemos en Japón y Moscú van de maravilla. — Informa Marcus.
— Ya inténtalo Nea no pierdes nada, nos hemos librado de los mejores. — Me anima Brad
— Es el mejor momento ya, cambiaron a su representante. — Habla Marcus.
— Es ahora o nunca. — Dice Ricky mirándome fijamente.
La ONU es una muy buena organización, hace décadas protegió a una mafia que no recuerdo cual es pero por lo que mi abuelo me contó esa mafia fue la mejor durante un largo tiempo, hasta que murió su creador. Pero desde que la ONU los empezó a proteger nadie se metió con ellos.
Nuestra organización les ha traído problemas a todos aquellos que estén metidos en el mercado negro. Nos hemos empezado a ganar enemigos por todos lados.
— Recuerda que ahora no solo eres tu, hay dos personas detrás de ti. — Dice Ricky.
— Y un inocente que aún no se puede defender. — Comenta Brad.
Es cierto, ahora tengo a un hijo, un pedacito de mi, alguien con quien podré enmendar todo lo malo que he hecho.
Que cursi me te has vuelto Nea. Recrimina mi conciencia.
Claro que no, el problema aquí es que yo ya he sufrido de todo y no quiero que nadie pase por eso y menos alguien que depende de mi.
— Bien, hablaré con el nuevo representante. — Digo poniéndome de pie para irme.