Cronicas Elementales: El alta...

By shoyii1

48.5K 2.3K 232

El mundo entero es una gran confusión... Ya no se quien soy... Si Francis dice que es el amor de mi vida... ¿... More

Cronicas Elementales: El altar del druida
Aviso
¿Donde estamos? (EDITADO)
Quitando la venda de mis ojos (EDITADO)
El nuevo despertar [EDITADO]
El chico de mis sueños [EDITADO]
Resolviendo incognitas [EDITADO]
Una serie de eventos extraños [EDITADO]
Mas confusion [EDITADO]
Momentos [EDITADO]
La verdad... O parte de ella [EDITADO]
En la locura vaga la verdad... [EDITADO]
ADELANTO!!!
Recuerdos [EDITADO]
Convirtiéndose en el enemigo [EDITADO]
La claridad de la locura [EDITADO]
El perdon no es facil de conseguir... [EDITADO]
El druida oscuro [EDITADO]
La nueva alianza [EDITADO]
Sentimientos encontrados
Los buenos malos y los malos buenos
El ritual del guardian
Una ansiada tregua
Veneno
El claro destino
Despierta
El caos terrenal
Epilogo

Caminos inesperados

1.2K 68 8
By shoyii1

Corrimos entre el espesor del bosque, buscando la salida. No tenía idea de que hacer, los chicos habían dejado el auto en el lado contrario y no conocía esta zona como para orientarme. Dudaba mucho que mis hermanas pudieran transportarnos a todos y no iba a dejar a nadie a solas con Winter.

Continuamos el trote hasta que llegamos al lecho de un angosto rio. Paramos un momento para que los chicos recuperaran el aliento, no tenían la misma resistencia que nosotras.

-¿Qué demonios fue eso? –grito Alex, todavía conmocionado. -¡Era una masacre! ¡Todos contra todos!

-Ni siquiera se distinguía quienes estaban con nosotros y quiénes no. –se sumó Bastian.

-Ninguno estaba “con nosotros” –le contradijo Sean. –En el momento en el que comenzó la pelea, era algo personal. Eran Xian y Armand peleando con sus seguidores. No creas que algún oscuro iba a defendernos a nosotros si nos atacaban.

-Fue catastrófico… Aun no lo creo. –dijo Hawa para sí misma. -¿Cómo es posible…? ¡Xian iba a atacarnos!

-Te lo dije, te dije que no era la misma. –le respondí. Estaba más que claro ahora.

-Siento interrumpir esta charla tan importante. –dijo Winter, con ese tono tan particularmente pedante que tenía. –Pero ¿Alguien me puede explicar por qué demonios son tan imprudentes? ¿Es que no conocen la palabra “discreción”?

-Disculpa, pero no es fácil teniendo a la jefa de los druidas blancos como novia de tu padre. Inténtalo tu si tan inteligente eres. –le replique con hastío. –Dime ¿Por qué nos has ayudado?

-Porque fui yo la de la idea en primer lugar. Tengo el mismo interés que los druidas oscuros en usar ese altar, por ende, debo mantenerlas con vida. Espero que entiendan que por poco que me alegre la idea, ninguno puede volver a su hogar hasta que llegue el solsticio, así que debemos mantenernos unidos.

-Yo no pienso pasar un minuto más con esta loca homicida. –dijo Ayla cruzándose de brazos.

Winter se movió silenciosa hasta su lado y le susurro en la oreja. Su sonrisa era aquella casi diabólica que anticipaba una maldad.

-Pues fíjate cuanto sobrevives sin mí, porque las guardianas y yo debemos ir al mismo lugar…

-Basta. De alguna manera haremos que esto funcione, solo hay que tener en claro el objetivo final. –interrumpió Sean, intentando calmar las aguas. Mis amigos estaban cada vez más incomodos con la presencia de Winter y yo no podía decir lo contrario. Toda esta situación era demasiado incomoda.

-Claro amor, lo que sea que tú quieras. –y allí estaba la razón por la cual me sentía incomoda. Tenía que tolerar las provocaciones de Winter hacia Sean durante cinco malditos días. O demostraba que tenía una tolerancia monumental o alguien moría en el intento.

-No molestes, ya bastante tengo con tolerar tu maldita presencia. –le contestó.

Me senté en la hierba, cansada. Pero no era un cansancio físico, sino más bien mental. Toda la situación que estábamos viviendo era estresante, si bien no esperaba que fuera fácil, no imaginaba que resultara así. Con mis amigos corriendo el peligro que implicaba que viajaran con nosotras a quien sabe dónde, con Winter como chaperona. Nunca se sabía que podía pasar con ella, más aun con lo volátil que se volvía por culpa de los celos.

El lobo se acercó a mí y recostó su cabeza en mis piernas. Lo acaricie casi por inercia y juraría por todos los dioses conocidos que la paz que me inundo fue sobrenatural. Había algo en ese animal que me transmitía pura tranquilidad. Un sentimiento familiar, como de otra vida. Quizás fuera aquella parte de Ney que vivía conmigo que lo recordaba y anhelaba, que lo sentía como en aquel entonces. A él debía ocurrirle lo mismo, pues desde hacía rato que me seguía.

-Eres un lobo hermoso, ¿sabías? –le dije en un susurro  mientras los demás seguían discutiendo. –Gracias por acudir, gracias por quedarte. Y agradecería mucho que me permitieras usar el altar.

El animal emitió un quejido, casi un lamento, mirándome a los ojos.

-No me malinterpretes, no deseo usarlo para mi conveniencia. No ansió poder, ni cambiar algún hecho del pasado para mi favor. Solo deseo salvar a mi hermano, un niño de tres años que murió a causa de lo que soy. Se lo debo. –le dije, acariciando su lomo. Un nudo comenzó a formarse en mi garganta. –Le prometí estar siempre para él, cuidarlo y protegerlo, pero no fui lo suficientemente rápida. No pude cumplir, no he sido la guardiana que debía. Debo devolverle lo que le quitaron, incluso si eso acaba con mi vida.

Para entonces ya estaba hablando más para mí que para nadie más. El lobo lamio mi rostro y juraría que sonrió, pero eso era imposible. Lo abrace por un momento y me tumbe.

-Creo que podríamos descansar ahora, pasar la noche aquí. Entre las cuatro podemos tomar turnos para vigilar y a primera hora volvemos en el ruedo. –dije con los ojos cerrados.

-¿Ah sí? ¿Y luego a dónde partimos? –respondió con sarcasmo Winter. –Veo que tienes todo planeado. No tenemos rumbo.

-Eso es porque eres una ignorante desconfiada de la vida. –dije. –No sé el lugar exacto al que hay que ir, pero estoy segura que encontraremos el camino. Después de todo, el altar era tan solo una leyenda horas atrás, y míranos aquí, ya comprobamos que es real.

-Pues yo creo que…

-Lo que tu creas me tiene sin cuidado. Soy la líder de las guardianas te guste o no, seas mi enemiga o no. Estamos en esto todos juntos, por ende, harás lo que yo digo.

-¿Y si no quiero que? –pregunto desafiante.

-Y si no quieres, te parto la madre, no lo suficiente para matarte, pero si para que tengas una idea. Sabes que puedo hacerlo.

Winter no tuvo más remedio que cerrar el pico. Los chicos se tumbaron a mi lado y la primera en vigilar fue Nichi, que aún seguía pegada al moreno misterioso. En un primer momento no le había prestado atención prácticamente, pero ahora podía apreciarlo un poco más. Era alto, musculoso, de una sonrisa perfecta, aunque casi no la mostraba, ojos almendrados y oscuros y llevaba rapada la cabeza. Tenía una presencia muy… intimidante, masculina. Era de esos hombres que te daban la sensación que si te abrazaban, esos brazos jamás dejarían que te suceda nada. Y Nichi lo observaba como si fuese irreal, como si fuera producto de un sueño. Era la primera vez que veía ese brillo en sus ojos. El brillo que solo te podía provocar una persona en el mundo.

-Hawa, ¿puedo preguntarte algo? –le dije, con somnolencia, entre susurros.

-Ya a esta altura… -respondió resignada. Sonreí. Supongo que habrá extrañado mis interrogatorios.

-¿Quién es ese tipo?

Se quedó en silencio unos minutos, probablemente porque esperaba cualquier otra incógnita de mi parte.

-Es Orisha Oko, un dios de la religión Yoruba. Sería un equivalente a Nichi. Solo que el abarca más cosas, más poderes. Tiene más “responsabilidades” por así decirlo. –respondió finalmente.

¿Un dios? ¿Estaba en presencia de un dios? Las cosas se volvían más increíbles si es que era posible.

-¿Y cómo es que un dios termina en esta situación con nosotras? –pregunte, incrédula.

-Pues yo me pregunto lo mismo. Lo creí muerto. –dijo con verdadera sorpresa.

-¿Muerto? ¿Los dioses pueden morir?

-Podrían, sí. Pero no es fácil, hay muchos factores a tener en cuenta. Para un simple mortal, es algo imposible, matar a un dios. Pero quizás… Por ejemplo, para los griegos, los dioses podían morir una vez que su poder se debilitaba del todo y eso se producía por la falta de fieles. Si la gente dejaba de creer en ellos, dejaba de darles sacrificios, etc. El poder de ellos disminuía a montones. Entonces era fácil para cualquier adversario terminar con sus vidas. Quizás en la religión de él suceda de la misma manera, no lo sé.

-¿Y cómo es que Nichi lo conoce?

-Bueno eso es algo que debería contarte ella. Lo que si te puedo decir es que se conocen hace muchísimos años, incluso antes de que tu nacieras. Y Cuando Orisha desapareció, pues… Nichi la paso muy mal.

-Puedo entenderlo… Se nota que lo ama. –dije con nostalgia. –Se le ve en los ojos, en la mirada.

Nos quedamos en silencio, dándome lugar a imaginar todas las cosas que aún no sabía de mis hermanas. Así que aquel era el hombre por el que Nichi suspiraba cuando creía que nadie estaba atenta. Un dios Yoruba. ¿Pero cómo había aparecido en el momento justo, cuando se creía desaparecido, incluso muerto?

Me di la vuelta para abrazar al lobo y dormir, mientras a su lado yacía un ya dormido Sean. Incluso ahora, después de todo, él estaba allí. Seguía buscándome, insistiendo, apareciendo cuando tan solo quería olvidarlo. Cuando debía odiarlo y no podía. En cierto punto, podía sentir pena por él, atado a una vida de desdicha. ¿Qué es lo que tiene que hacer una persona para merecer la infancia que tuvo el? Hasta qué punto lo sobrenatural desmoronaba tu vida…

No sé en qué momento me sumí en las penumbras del mundo de los sueños, encontrando paz en el cómo hacia mucho no lo lograba.

-India. Despierta, vamos. –me decían. Estaba demasiado dormida aun, era el cansancio acumulado que pasaba factura. Como cuando era pequeña, intente ocultarme bajo mis brazos y al moverlos sentí que algo faltaba allí. Me incorpore sobresaltada, buscando a mi lobo. –Tranquila, está tomando agua del rio. Parece bastante divertido.

Era Nichi la que me despertaba y noto mi preocupación, me señalo al animal para que no me diera un infarto. El lobo estaba jugando en el rio, como si fuese un cachorro, tomando agua y corriendo de lado a lado, salpicando todo. Ladraba como si estuviese riendo, era una imagen muy bonita. Me dio ternura, era increíble lo que ese animal me hacía sentir. Quise ir junto a él, compartir esa alegría aunque tan solo fuera por un momento, pero Winter se interpuso en mi camino.

-Bueno jefecita, hay que seguir, lo más probable es que nos estén buscando. –me dijo con ironía. –Así que seguimos tu rumbo, ¿hacia dónde vamos?

-Déjate de molestar. –Nichi ya se colocaba frente a mí, tensionando el ambiente. Estos días iban a ser bastante difíciles.

-Nichi, está bien. –La tranquilice colocando una mano en su hombro. –Si lo piensas tiene razón, es muy probable que los druidas blancos nos estén buscando y no estamos particularmente lejos que digamos. Permítanme un segundo.

Me acerque a mi lobo y me acuclille junto a él. Acaricie su pelaje sonriendo, quería transmitirle comodidad.

-¿Cómo estás? –pregunte, sabiendo que no tendría una respuesta verbal. –Sé que estas a gusto aquí, pero debemos continuar.

-¿Está hablando con el animal? ¿Perdió la cabeza? –escuche decir a Winter. No me importo, sabía lo que hacía, de alguna manera extraña lo sabía.

-¿Podrías, por favor, guiarnos hacia el altar? El solsticio se acerca y realmente, debo concluir con esto. –lo abrace para mostrarle que mis intenciones eran buenas. –No quiero que lastimen a mis amigos así que de todas formas debemos movernos. Por favor, te lo pido…

El animal lamio mi rostro en señal de entendimiento y salió del agua para secarse un poco. Quizás inconscientemente se posiciono cerca de Sean, que aun dormía y sacudió todo su pelaje, mojándolo y despertándolo.

-¿Qué demonios…? –dijo el muchacho muy irritado. -¡Me empapo!

-Bueno, era momento de que despertaras. –le dije sonriendo. –Hay que seguir, partimos ya.

Le dirigió una mirada cargada de odio al pobre animal y se puso de pie, sacudiéndose lo máximo posible. Desperté al resto de los chicos y comenzamos la caminata. El lobo iba por delante, oficiando de guía. Iba muy campante, como si fuese un paseo cualquiera. Comencé a preguntarme cuán lejos estaría el altar, si llegaríamos pronto o si no, si la distancia era tan grande que cinco días a pie resultarían escasos.

-No quiero molestar, pero… tengo hambre. –dijo  Ayla, que llevaba bastante tiempo sin decir nada, lo cual era muy raro en ella.

-Sí, yo también. –se sumó Alex. Bastian asintió y no tuve necesidad de mirar a Sean, pues estábamos todos en la misma situación. Era algo que increíblemente había pasado por alto, tuvimos que correr para salvarnos y no hubo tiempo para pensar en estas cosas.

-Vamos, no sean críos, hay mucho camino por delante, aguántense. –respondió Winter, revoleando los ojos, como si comer no fuese una necesidad. -¿Van a dar lata todo el rato?

-Disculpa, olvide que no eres humana y formas parte de un reino subnormal que no conocía aun. –Ayla se encontraba realmente incomoda en la presencia de la guardiana ¿y por qué culparla? Sinceramente, no quería perder de vista a Winter porque nunca se sabría con ella cuando atajarse.

-Tranquilos. –dije, buscando tranquilizar las aguas, pues ya veía a la guardiana lista para emprender. –Buscaremos una solución, tan solo hay que pensar en algo…

-India ¿te das cuenta de donde estamos? –me espeto Alex. -¡En el medio de la nada! ¡Ni siquiera hay árboles frutales o arbustos con bayas! Nada. ¿Cómo pretendes solucionar esto?

-No la trates así. –Sean se puso tenso y reacciono frente a nuestro amigo, que se había puesto nervioso por la falta de comida y opciones. –No es su culpa que…

-¿Qué qué? Estamos aquí por ella, ¿no es así?

-¡Pero nadie te pidió que vinieras, Alex! ¡Fue tu decisión, al igual que mía o de Ayla! Estamos aquí porque queremos ayudar. –Bastian se sentía indignado y arremetía también.

-Y ahí van de nuevo con la lata. –Winter no hacia más que molestar cada vez que abría la boca.

-Alex ¿Qué dices? ¿Acaso estas culpando a India por esta situación? –Ayla se mostraba herida por las palabras de su novio, que ciertamente, me recordaron a aquel día en el que se enteró de mi condición.

-Mi amor, tan solo estoy preocupado porque tenemos cuatro días enteros por delante, no tenemos ni idea de hacia dónde estamos yendo y tampoco como vamos a subsistir. Disculpa si me preocupo por ti y por mí.

-No es así. Se a dónde vamos. –dije en un hilo de voz.

-Perfecto, ¿Por qué no lo compartes?

-Solo debemos seguirlo a él. –respondí, señalando al lobo blanco.

-¡Genial! ¡Además de no tener comida, ser perseguidos por locos que hacen lucecitas mortíferas y estar atascados con una psicópata, dependemos de un maldito animal para sobrevivir!

-¡Escúchame bien! –ya me había cansado. Entendía que la situación era una mierda, sí, pero eso no le daba derecho a ponerse en estúpido. Lo tome por el cuello de la remera y me puse a escasos centímetros de su rostro. –Ese maldito animal como tú lo llamas es la única esperanza que tengo para recuperar a Noah. Si no te gusta lo que sucede, perfecto, puedes emprender la vuelta, tú y el que quiera. No te obligo a seguirme y mucho menos a hacer algo por mí, así que soluciónalo fácil y vete por donde viniste.

-India… -dijo Bastian, tocando mi hombro, a lo cual respondí sacudiendo su mano de encima.

-India nada. Entiendo que todo esto es basura, pero es importante para mí, por lo que llegare al final cueste lo que cueste. No quiero que salgan heridos, por eso les pedí que no me siguieran, pero aquí están. Si quieren volver, bienvenidos sean, pero no puedo hacerlo con ustedes. Correrán sus propios riesgos. –ya no quería escuchar una sola palabra más, ni una queja más. Este era el camino que había elegido, difícil o no, quería transitarlo.

-Estamos contigo. –pronuncio Sean solemnemente. Ayla me dio un abrazo y Bastian la acompaño. Alex se cruzó de brazos y asintió.

-Bueno, si ya terminaron con la novela, tenemos que seguir. –dijo Winter, aburrida.

-Creo que tengo una idea. –soltó de pronto Nichi. –Hawa tu podrías conseguir comida.

-¿Ah sí? ¿Cómo? –pregunto esta, sorprendida.

-Pues te apareces en el pueblo y te robas un poco. –resalto Nichi, como si fuese obvio. La verdad era que no era una mala idea para nada.

-¿Estás loca? ¡No robare nada! ¿Por qué no haces crecer un árbol de naranjas o algo así?

-Porque sabes que así no funciona, tonta. No puedo hacer aparecer comida de la nada. Además, será como si nada, te apareces allí, te llevas un poco, nadie te ve.

-Vamos Hawa, eres la única que puede aparecerse en cualquier parte, no seas así… -le rogué.

Pareció pensarlo unos instantes pero no estaba muy convencida. Miro a mis amigos y a mí y con expresión de molestia termino accediendo. Decidimos esperarla allí, mientras hacia su recorrido, lo que lograba poner de la cabeza a Winter, que iba y venía como león enjaulado. Se notaba que no estaba acostumbrada a estar rodeada de tanta gente y eso la ponía aún más sensible.

-Esto es increíble. –decía para sí misma. –Tengo que oficiar de niñera de esta manga de tarados que no tienen ni el más mínimo concepto de supervivencia. Increíble. Todo sea por mi señora, todo sea por ella…

Terminaba por causarme gracia, poder molestarla aunque sea un poco era un entretenimiento digno. Al fin de cuentas, al volver en el tiempo, me encargaría de que pague con creces sus crímenes. Mientras tanto, la soportaría a como dé lugar y mejor si podía reírme a costa suya.

Hawa se estaba tomando su tiempo, quería creer que era por su conciencia jugándole una mala pasada o porque estaba reuniendo muchos suministros. No quería preocuparme, pero debía ser algo tan simple como entrar y salir ¿no?

-No te preocupes. –Nichi se había acercado a mí para tomar mi mano. Probablemente estaba pensando con mucha intensidad mi preocupación y ella me había escuchado. –Hawa está bien, puede cuidarse sola.

-Lo sé, es que estoy un poco paranoica, lo siento. –respondí con una leve sonrisa. -¿En algún momento me hablaras de él? –le dije señalando a Orisha Oko, que se encontraba en pose meditativa, sentado en la hierba con los ojos cerrados. Era algo bastante hermoso para ver, pues a su alrededor comenzaban a brotar pequeñas flores blancas y rojas, del tamaño de un pendiente y juraría que podía ver como las esporas volaban en su entorno.

Nichi se sonrojo y desvió la mirada hacia su amado, que no pareció notar que hablábamos de él.

-Es…

-Se su nombre. Se quién es, pero no se quién es para ti exactamente.

-Es difícil de explicar. Lo conocí hace mucho tiempo. Yo recién me había despertado y tenía la convicción de sanar aquellos lugares en la tierra que habían sido torturados por el hombre. Viajaba por el mundo, haciendo crecer bosques completos, para luego ver que eran arrasados otra vez. Estaba muy molesta, tanto, que casi me convierto en alguien así como Winter. Y en uno de mis últimos viajes, aparecí en su tierra, y el vino a mí. Dijo que había sentido como un alma fuerte con amor por la naturaleza había invadido su territorio y quería conocerme. Vio mi dolor por el sufrimiento de los bosques y me hizo comprender que la humanidad no debía ser castigada por la avaricia de unos pocos. Que era nuestro deber comprender y ayudar, proteger. Estaba bastante orgulloso por el trabajo que yo había hecho. Me mostro su lugar, sus acciones, me mostro su mundo. Y no pude evitar… no me di cuenta de… lo mucho que había despertado en mí. Había encontrado a alguien que realmente comprendía.

Nichi hablaba con la mirada perdida, como si estuviese atrapada en sus recuerdos mientras me relataba la historia. Su tono de voz dejaba entrever nostalgia por todo lo vivido junto a él.

-Éramos felices, si bien Ori es bastante callado y frio, es alguien sumamente inspirador y laborioso. Lograba que los campos estuviesen listos para la cosecha en tan solo un día y hacia que el provecho fuese aún más abundante. Vive abocado a su gente. Todo iba bien hasta que un día, desperté y no estaba. Había desaparecido por completo, sin dejar rastro. Lo busque como una loca y lo llore. Pero nunca lo encontré hasta ayer.

-¿Cómo fue que apareció justo aquí? –era algo que me llamaba sumamente la atención.

-Pues… Orisha tiene ciertos tratos con los druidas oscuros. Al parecer, convivio con ellos un tiempo, luego de desaparecer.

-¿Y eso cómo es?

-Aun no…

-Fueron los únicos capaces de ocultarme de los druidas blancos. –El moreno había hablado sin moverse ni inmutarse. Tenía una voz grave y masculina, cargada de misticismo, que acariciaba los oídos como la seda en la piel.

-¿Y por qué un dios debería ocultarse de ellos? –pregunto Bastian interesado, incorporándose a la conversación. -¿No podías tan solo enfrentarte a ellos?

-Podría haberlo hecho y hubiese sido un desastre para la naturaleza. Me perseguían por lo que soy, un dios de otra religión. Para ellos, las únicas que deberían ser capaces de manipular los elementos naturales son sus guardianas. Así que buscaron a todos los dioses elementales y los cazaron uno por uno. Tienen sus métodos, no solo los hechizos que vieron anoche. Algunos incluso practican magia oscura, de otras dimensiones. Prohibidas aquí.

-Eso no te lo creo. –discrepo Winter. –Ese tipo de magia no solo está prohibida, es imposible realizarla en este plano. ¿Crees que no lo intente?

-Di lo que quieras guardiana errante. Sé que utilizaron magia oscura prohibida para matar a mis semejantes pues lo he visto. Es magia venenosa, que al tocarte te enferma, incluso si eres un dios. No sé cómo han logrado controlarla, pero son realmente peligrosos. Por eso escape y los únicos que me mantuvieron escondido el tiempo suficiente fueron aquellos a los que ustedes llaman oscuros.

-No son tan malos después de todo. –espeto Winter con sorna.

-No te confundas, pues solo lo vieron como una alianza a la que luego le sacarían provecho. Y así lo hicieron, pues me invocaron para ayudar en la disputa de anoche.

-¿Conoces a algún otro dios que haya sobrevivido? –pregunte. Quizás nos vendría bien para protegernos una vez llegados al altar.

El dios moreno no respondió, pero dirigió una enigmática mirada a Sean que no supe descifrar. Luego siguió meditando, dando por terminada la charla informativa. Nichi seguía observándolo como si fuese la única persona existente.

Al poco rato Hawa apareció con mucha comida, a la que mis amigos atacaron sin reparo. Comimos mientras caminábamos, no queríamos perder aún más tiempo. Ahora que los estómagos estaban contentos, los ánimos eran otros, incluso Winter se mostraba un poco menos irritada. Me llevo a preguntarme como hubiesen sido las cosas si ella no tuviese que ser nuestra enemiga. Lo cierto era que podríamos haber formado un gran equipo.

Orisha Oko caminaba junto a Nichi, sin mirarla, pero tomando su mano cariñosamente. Aquel dios la protegía, no permitiría que nada le sucediera y eso podía decirlo por cómo se movía a su alrededor, siempre un paso por delante, mirando al frente, por si tuviera que interponerse en algún caso extremo. Era un hombre enigmático, claro que sí, lleno de misterios, pero supongo que era algo que venía en el combo deidad. Y estaba esa mirada que había dirigido a Sean cuando pregunte por otros dioses… ¿Qué habrá querido decir?

Mi lobo había recibido un gran pedazo de carne, cortesía de Hawa, y lo había comido con felicidad, y ahora nos guiaba nuevamente, hacia el horizonte en línea recta, bordeando el lecho del rio. Era una bendición tenerlo, un haz de luz entre tanta confusión y surrealismo. Mi pase libre hasta el alma de Noah.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bueno este capitulo es un poco mas de relleno, un poco para contar mas sobre Nichi y para ya encaminarnos en los ultimos capis. No faltan tantos, aun no se cuanto mas la voy a extender, pero creo q menos de diez caps quedan seguro. Espero que les guste!

Camii.

Continue Reading

You'll Also Like

653K 37.4K 161
[C O R R I G I E N D O ] Camil: ¿Quién eres? Número desconocido: Jamás te lo diré Camil: Bien. (¬_¬)ノ Número desconocido: Solo llámame, él fantasma d...
144K 16.5K 43
Rosemary es una fangirl del nuevo ídolo juvenil, Baz Tyruss. Diariamente le escribe un email diciéndole lo mucho que le ama y más, nunca ha tenido un...
19.3K 948 10
Anteriormente llamado: "Después del Puente" Éste es un regalo hermoso que nos da Cass para los fans de la trilogía de Cazadores de Sombras: Los Oríge...
16.8K 933 14
¿Es posible quitar el pecado de una persona? Siete pecados, siete jóvenes con una única meta: sobrevivir.