Cronicas Elementales: El alta...

By shoyii1

48.5K 2.3K 232

El mundo entero es una gran confusión... Ya no se quien soy... Si Francis dice que es el amor de mi vida... ¿... More

Cronicas Elementales: El altar del druida
Aviso
¿Donde estamos? (EDITADO)
Quitando la venda de mis ojos (EDITADO)
El nuevo despertar [EDITADO]
El chico de mis sueños [EDITADO]
Resolviendo incognitas [EDITADO]
Una serie de eventos extraños [EDITADO]
Mas confusion [EDITADO]
Momentos [EDITADO]
La verdad... O parte de ella [EDITADO]
En la locura vaga la verdad... [EDITADO]
ADELANTO!!!
Recuerdos [EDITADO]
Convirtiéndose en el enemigo [EDITADO]
La claridad de la locura [EDITADO]
El perdon no es facil de conseguir... [EDITADO]
El druida oscuro [EDITADO]
La nueva alianza [EDITADO]
Sentimientos encontrados
Los buenos malos y los malos buenos
Caminos inesperados
Una ansiada tregua
Veneno
El claro destino
Despierta
El caos terrenal
Epilogo

El ritual del guardian

1.4K 85 6
By shoyii1

-¿Paso algo? Pensé que te ibas a quedar con los chicos. –dijo mi padre cuando me vio entrar en la casa. Estaba sentado en el living con Xian, desayunando tranquilo mientras miraba la tele.

-No paso nada, solo quería pasar un tiempo contigo. Quiero decir, después de todo, prácticamente no hemos tenido un momento solo para nosotros. ¿Tienes algo que hacer ahora?

-No nena, siempre tengo tiempo para ti. Hoy es mi día libre y como tu saliste pensaba pasarlo con Xian, pero…

-Bueno no te preocupes, puedo hacer otra cosa… -respondí afligida. Me molestaba la idea de posponer lo que tenía pensado por causa de ella. Luego de lo que dijo, no podía mirarla de la misma manera.

-No por favor, seguro que podemos hacer algo los tres…

-Cariño. –lo interrumpió Xian. –Tengo que atender unos asuntos de último momento. Algo que ha surgido… de improviso. –terminó la frase dirigiéndome una extraña mirada. –Así que quédate con tu hija, estoy segura que tienen muchas cosas de que hablar.

Le dio un obsceno beso en la boca y se levantó dispuesta a irse.

-Espero que tus asuntos se resuelvan como esperas, Xian. No querrás lidiar con complicaciones. –Por qué le decía eso, no lo sé. Sentí un impulso y lo seguí y de alguna manera funciono, pues su expresión delató lo que yo temía. Ella lo sabía y pretendía hacer algo al respecto.

-Claro India, estoy más que preparada para lidiar con cualquier molestia.

Una vez que se retiró, me propuse olvidarme de toda esta vorágine que acontecía y me senté junto a mi padre. Lo abrace en silencio y lo sostuve junto a mi como si realmente no lo volviese a ver. Sin proponérmelo, las lágrimas comenzaron a brotar, empapando su ropa.

-Amor, ¿Qué sucede? –pregunto asustado. -¿Algo anda mal?

-No papi, no te preocupes. Solo soy yo, con mis emociones a flor de piel. No me di cuenta de lo mucho que me hiciste falta y no puedo ni imaginar como debió de haber sido para ti. Y fui bastante egoísta al no pasar el tiempo necesario contigo. Perdón Papi, quiero que sepas que te amo más que a nada en este mundo.

-India. –me dijo, levantando mi rostro delicadamente.  –Quiero que sepas que no has sido egoísta. Estas viviendo una situación sumamente difícil. Es más, no creo que nadie, jamás, haya tenido que vivir algo así como lo que tu estas pasando. Y aun así, estas de pie, enfrentando la situación. Estoy más que orgulloso de ti, feliz de haberte recuperado. Sé que estoy un poco paranoico, pero es el miedo a perderte otra vez. Te juro nena, una vez mas no podría soportarlo.

-No me perderás papa. –le dije desviando la mirada, pues no sabía la veracidad de mis palabras.

-Lo se mi amor, lo sé. Pero entiende esto, eres única. Creo que ya te lo dije, pero no está demás reiterarlo. Te vi entrar en una transición, incluso antes de saber la verdad. Has pasado de ser una adolescente promedio a una mujer que pelea por la gente que ama, por sus convicciones, por mantener todo lo bueno del lugar donde vives. Eres mi pequeña luchadora, te has convertido en mi ejemplo. Eres mi heroína. Tu madre estaría más que orgullosa de ti.

Era hermoso escuchar esas palabras, más aun con lo que estaba por suceder. Mi padre había sido mi faro en el camino luego de que mi madre muriera, y quizás no compartía tanto con el como antes, que pasábamos todo el tiempo posible juntos, pero seguía siendo un cable a tierra, incluso en toda esta locura en la que se había convertido mi vida.

-Papa, te amo. Siempre lo hare pase lo que pase. Y hare lo imposible para que seas feliz. –quería que lo supiera aun cuando no comprendiera la real connotación de mis palabras.

-Y yo haré lo mismo por ti, India. Así se me vaya el aliento en ello.

Nos quedamos en silencio, mirando la televisión, dándole un poco de cotidianeidad a todo. Luego cocinamos el almuerzo, nos divertimos muchísimo. Fuimos a comprar helado, y caminamos por el barrio como hacía mucho no lo hacíamos. El tiempo pasaba realmente rápido y para cuando me di cuenta, el sol estaba cada vez más sobre el horizonte.  Con tristeza emprendí el retorno a mi casa, en el camino les mande un texto a mis amigos para avisarles que faltaba poco. Y me concentre en hacerle llegar a Nichi y Hawa el punto de encuentro y la hora aproximada. Todo estaba encaminado, o al menos era lo que esperaba.

Cuando llegamos, encontramos a Xian en la puerta, vestida para salir, con una expresión de maléfica victoria en su rostro.

-¡Amor! ¿Solucionaste lo de tu trabajo? –pregunto el inocente de mi padre.

-Por supuesto, y para recuperar el tiempo, se me ocurrió invitarlos a cenar a ti y a India. ¿No es una gran idea? –me miraba explícitamente a mí. Desafiándome. Me estaba poniendo en un aprieto.

-Es genial, pero ya me he robado a mi padre mucho tiempo. Salgan ustedes, tengan una velada romántica. –sonreí, con malicia también, demostrándole que no pensaba retirarme del juego.

-Por favor India, no compartimos nada entre los tres, sería bonito hacer algo como familia. –respondió.

Y dio en el punto débil. Sea como sea, sea la Xian que sea, jamás podría estar con ella como “familia” pues a mis ojos, simplemente era la novia de mi padre. Nada más. Nunca llegaría a ser mi madrastra o algo por el estilo, porque nunca nadie podrá reemplazar a mi madre. Bajo ninguna circunstancia.

-Es que no es necesario que compartamos nada los tres. Los asuntos que tú y yo podamos tener en común no tienen por qué mezclarse con mi padre. Y lo mismo entre él  y yo. Por eso mismo, salgan ustedes, disfruten de una romántica cena y yo saldré con mis amigos, que hace mucho tiempo no salimos de noche juntos. De hecho, debo ir a bañarme y prepararme porque en breve me pasaran a buscar para ir a cenar. Espero que se diviertan.

Y así, los deje solos, y obligue a Xian a quedarse con mi padre mientras se llevaba a cabo el ritual. Aun si su cena duraba poco, no haría a tiempo. Su juego se dio vuelta, dejándome como ganadora.

Sonreía mientras me bañaba y me preparaba para la farsa. Escuche como Bastian y los demás esperaban abajo, mientras me vestía para la “ocasión”. Quería que Xian realmente pensara que mi noche iba a ser simplemente una velada entre amigos que terminaría en alguna disco hasta las altas horas de la madrugada. Aunque estaba bastante segura que de alguna forma ella ya sabía que algo ocurriría esta noche. Ella lograba enterarse de todo, como si fuese una maldita adivina.

Baje vestida con unos jeans ajustados y una blusa negra que marcaba mi cintura con tacos a tono en un brilloso negro. Si había que disimular, mejor hacerlo con estilo. Los chicos saludaron como correspondía y pronto nos dirigimos al auto, no sin antes notar que Xian me seguía con la mirada cual sabueso policía. Ciertamente estaba demasiado extraña. Primero había dicho lo que había dicho sobre mi hermano. Luego estaba la manera en la que hablaba, en la que me miraba y vigilaba. Ella no era así, no se comportaba de esta manera. Intente lucir lo más natural posible hasta que estuve a solas con mis amigos.

-Bueno, ¿A dónde vamos? –pregunto Alex, quien manejaba.

-Tenemos que tomar la ruta provincial hasta la intersección con la interestatal. Allí me encontrare con Nichi y Hawa.

-Quiero saber una cosa… -Ayla parecía dudosa al hablar. – Luego de dejarte allí, ¿nosotros que haremos?

-Pues… no había pensado en eso. –conteste sinceramente. –Pueden hacer lo que les plazca, siempre y cuando todos crean que salimos juntos.

-Vamos India, ¿esperas que nos vayamos de fiesta mientras tú te juegas el culo en la boca del lobo? –Bastian estaba indignado, pero ¿Qué esperaba? No podía arrastrarlos conmigo.

-Chicos, es lo mejor. ¿Qué podrían hacer ustedes allí? Nada. De esta manera están a salvo.

-Gracias por dejar en claro que somos inútiles, amiga. –Bien, Ayla se había ofendido. Y los demás parecían estar de la misma manera.

-No quise decir eso, ustedes saben que no es lo que pienso. Me han ayudado muchísimo a lo largo de todo este tiempo. Es solo que en este preciso momento no podrán ayudarme en nada. Y no quiero que los lastimen por mi culpa.

-Ok. No pasa nada entonces. –sentenció Alex, pero si conocía un poco a mis amigos, sabría que algo al respecto harían. O quizás eran mis nervios hablando, cada minuto que pasaba me acercaba más a la verdad. ¿Podre invocar al guardián? ¿Me mostrara el camino al altar?

¿Seré capaz de salvar a Noah?

El auto iba a una velocidad prudente, pero en comparación con  mi ritmo, todo era demasiado lento. Me encontraba deseando más que cualquier otra cosa ese ritual, y era una sensación un tanto extraña porque entendía que no era un simple deseo. Era más bien una nueva necesidad. Como si respirar y pestañar fueran la misma urgencia que esta. Hacía que el corazón galopara insano y las manos me temblaran. Mordía excesivamente el labio inferior, tan solo para sentir algo distinto, incluso llegue a saborear la sangre. Y no sabía que me lo decía, pero algo me marcaba un mal presentimiento. Un problema en puerta.

-Luego de invocar al señor este, ¿Qué sigue? –Ayla rompió el silencio incomodo que se había generado.

-Luego, exactamente, no lo sé. Supongo que lo sabré una vez que hable con él. Winter dijo que había que preparar todo para el solsticio de invierno, supongo que los solsticios y equinoxios son especiales para los rituales, así que no habrá que esperar tanto entre uno y otro.

-Si bueno, pero ¿Qué sucede si los druidas blancos se enteran? Quiero decir, imagina que haces el ritual, encuentras al tipejo y sale todo bien. No pienses que por mucho más podrás esconderte de los druidas blancos. Tarde o temprano darán contigo y si no es contigo…

-…es con alguien a quien quieras. –termino Bastian. –Tiene razón I, no podrás ocultarte eternamente. Y es probable que si no pueden encontrarte, hagan que tu vayas a ellos.

-¿Tú crees? –pregunte inocentemente.  –Perdón pero aún me cuesta creerlos tan malos. Se supone que son los buenos.

-Si bueno, también se supone que todos los católicos son buenos, y anda tu a ver cuántos curas pedófilos hay, por dar un ejemplo. O mira la iglesia como en tiempos anteriores se dedicaba a perseguir a cualquiera que cuestionara o pusiera en duda la teoría de la creación. Vamos por favor. No sería nada extraño. –Alex apuntaba filosamente la realidad y si lo miraba desde su punto de vista, tenía bastante lógica. Que fueran los “buenos” no los hacia automáticamente “buenos”.

-Pues si ese es el caso, tendré que asegurarme de mantenerlos a todos a salvo… Y para eso ustedes deberán ocuparse de mi padre. Mantenerlo lejos de Xian. –en realidad lo decía más para mí que para ellos, estaba pensándolo todo sobre la marcha.

-India, sabes que haríamos cualquier cosa por ti, pero… Deberías tener todo un poco más afinado, no puedes ir decidiendo sobre el momento. Esto es muy delicado… -Alex ponía un manto de verdad sobre todo, resultaba incomodo lo poco que lo conocía y lo mucho que ya había hecho por mí, teniendo en cuenta su reacción cuando se enteró de mi verdad.

-Lo sé, pero sinceramente, no sé cómo manejarme. No tengo muchos recursos, menos aun si no puedo contar con Xian. No sé qué le ocurre, pero está mal. Quiero decir, está comportándose como el enemigo y ya no sé qué pensar… Solo sé que en estos momentos, no puedo confiarle la vida de mi padre, ¿entienden? Es muy confuso…

Ya habíamos llegado al punto de encuentro, Nichi y Hawa se encontraban de pie, allí esperándome. No se miraban la una a la otra y eso me dio mala espina. Baje del auto y antes de dirigirme a ellas, me asome por la ventana.

-Los quiero chicos. Gracias por lo que siempre han hecho por mí. Prometo volverlos a ver. –no quería sonar muy cursi, pero me emocionaba muchísimo tener los amigos que tenía. Siempre fieles a mí, me seguían sin importar que. Me acompañaban, me aconsejaban, me guiaban. Dejaban sus vidas de lado por mí. ¿Qué más podía pedir? Era momento de hacer las cosas como debía. –Adiós.

Me encamine hacia mis hermanas, que por la expresión que tenían, parecían haber discutido.

-¿Están listas? –les pregunte para romper el hielo.

-Creo que deberíamos cancelar esto India. –me contesto Hawa.

-¿Y eso?

-Es que a Hawa “se le escapo” con uno de los druidas que planeabas buscar al guardián. –respondió Nichi, sumamente molesta.

-¿Hawa? ¿Qué…? –pregunte indignada. No iba a permitir que esta oportunidad se escapara.

-No fue así. Quería saber si realmente existía la posibilidad de utilizar el altar pero…

-Pero fuiste muy estúpida, lo cual es raro en ti. –Nichi no le dejaba pasar ni una frase, parecía aún más enojada que yo. –No sé cómo has podido ser tan inocente.

-No lo fui. Es…

-Basta. Hemos llegado hasta aquí, no pienso rendirme. Peleare si hace falta, pero encontrare ese bendito altar. –no pensaba cambiar el plan ahora, solo quedaba seguir. –Además, estoy bastante segura que de una manera u otra se enterarían. Xian ya lo sabe.  Así que vamos.

Nichi me observo fijamente unos segundos y luego asintió. Tomo mi mano y cerró los ojos. Estaba a punto de trasladarme así que hice lo mismo que ella, vaciando mi mente de cualquier pensamiento que pudiera entorpecer su acción. Sentí como todo cambiaba a mi alrededor y unos segundos después en los que me sentí increíblemente incomoda e incorpórea, abrí los ojos. Estábamos en tierra firme. Estábamos en el mismo lugar donde encontré a los druidas oscuros.

No parecía haber ni un alma allí, las antorchas estaban apagadas y tenía un aspecto aún más aterrador. Intente concentrarme en mis sentidos para agudizarlos, para captar que era lo que iba mal allí. ¿Dónde estaban todos? El ritual se suponía que debía ser esta noche, entonces ¿Por qué no había nadie? ¿acaso era una trampa y yo había caído como una idiota?

Levante las manos y prendí todas las antorchas, al menos así veríamos exactamente donde estábamos. Todo se veía igual, solo que ahora captaba un sonido suave. Misterioso. Como el de una capa moviéndose con la brisa.

-¿Qué sucede? –pregunto Nichi, alerta. Se colocó a mi espalda, preparándose para el ataque.

-No lo sé. Pero creo que algo no va bien. Hay alguien aquí, pero no sé si es quien esperamos que sea. –conteste. –Hawa, haz que sople el viento.

Ella asintió y cerro sus ojos. Entonces los arboles comenzaron a crujir y las hojas a volar. El viento se intensifico hasta casi apagar las antorchas. Pude escuchar como algo se movía entre nosotras, o mejor dicho, alguien.

-¡Sal de ahí quien quiera que seas! –grite.

Entonces Armand apareció y el viento ceso. Estaba solo, frente a nosotras, sonriendo.

-Niñas, bienvenidas.

-¿Por qué no hay nadie? ¿Y por qué no te has presentado? ¿Cuál es el misterio? –increpe.

-Tranquila India, no es nada malo. Veras, los druidas no hacemos los rituales en cualquier lugar. Necesitamos una completa conexión, ¿entiendes? Por eso están todos esperando por nosotros. Veo que has traído guardaespaldas. –hablaba con el  mismo tono misterioso y cargado de oscuridad que antes.

-No se puede confiar en un oscuro. –escupió Nichi.

-Tampoco en un blanco. ¿No es así guardiana de la tierra? Siempre quise conocerte personalmente… -Armand sonreía altaneramente, desplegando autoridad. Podía sentir como Nichi se tensaba a mi lado. –Me resultas muy intrigante. Tu historia… Suelo estar informado ¿Sabes? La información es poder y bueno, ya ves.

-Cállate.

-Más aún me intriga lo que sucedió con Okko. ¿Has encontrado al culpable de su desaparición? ¿O lo has encontrado a el? Supongo que fue muy difícil…

-¡QUE TE CALLES! –Nichi estaba furiosa. Raíces brotaron del suelo tomando a Armand, sujetándolo. Avanzaban implacables recorriendo todo su cuerpo, llegando a su garganta. Entonces se detuvieron y comenzaron a retorcerse. Armand permanecía estoico pero podía ver en sus ojos como el oxígeno se escapaba de él y su cuerpo comenzaba a sentir el poderoso agarre de Nichi.

-Basta Nichi, déjalo. –le dije pero no hizo caso. Armand la había provocado, desatando aquel demonio que creí, tan solo yo tenía. -¡Que lo dejes! ¡Lo necesito vivo!

Seguía sin escucharme por lo que tuve que actuar. Le pegue un buen golpe en la boca del estómago, quitándole todo el aire. Entonces reacciono, de cuclillas hizo retroceder las raíces y Armand se acomodó, sonriendo triunfante.

-Eres inteligente querida guardiana. Priorizando. Pero deberían saber indagar un poco más. –dijo. –Ahora si les interesa, tenemos un ritual al que acudir. Síganme.

Se adentró en la oscuridad, mas allá de las ultimas cabañas, allí donde ya no habían antorchas. Una sensación extraña me recorrió el cuerpo, una incomodidad latente. Mis hermanas me seguían, atentas a cualquier amenaza. Mi corazón latía rápidamente, anhelante más que asustado. Cada paso que daba era un paso más cerca de mi hermano. Cada minuto que pasaba era un minuto más en su vida. Sonreí sorprendentemente ante la idea. Sentía dentro de mí que lo volvería a tener entre mis brazos.

Continuamos caminando en la negrura del bosque hasta que llegamos a una especie de circulo natural. Allí estaban todas esas espeluznantes figuras encapuchadas, con las túnicas negras largas hasta la hierba. Uno al lado del otro, marcaban el sitio donde estábamos. En el centro, había una especie de caldero de lo que parecía cobre, muy viejo y pequeño. Armand se detuvo y volteo a vernos.

-Bueno, henos aquí. Es el momento. India, ingresa al círculo conmigo, por favor. –pidió educadamente. Nerviosa, hice caso. –Bien, ahora vamos a comenzar. Estamos aquí para invocar al guardián del destino, del tiempo. Estamos aquí para pedirle a Mannannán Mac Lir, cuidador del portal entre los mundos que nos conceda la apertura del espacio para encontrarlo. A cambio, ofrecemos lo que ha sido desequilibrado.

Dicho esto, clavo sus ojos en mí. Sentí como mis hermanas a mis espaldas querían ingresar al círculo, pero por alguna razón no lo lograban. Quise voltear a ver, pero Armand había tomado bruscamente mi mano, obligándome a mostrarla, colocándola arriba del caldero. Sonrió sombríamente y con su mano libre, levanto una daga de plata.

-¡No! –grito Hawa, pero era demasiado tarde. Quise reaccionar pero me encontraba lejos. Como si todo pasase en cámara lenta. Armand bajo el brazo y lo retiro. Sentí un dolor agudo en la palma y observe, tan solo me había hecho un tajo. Uno profundo, del cual comenzó a brotar sangre en cantidades bastante alarmantes. Fue cayendo dentro del caldero y entonces el fuego broto. No había visto, pero habían colocado cuatro velas en la posición de los puntos cardinales. Y se habían encendido solas, con la llama alcanzando alturas desproporcionadas. El druida utilizo el fuego de una de ellas para encender unas ramas secas que llevaba y las arrojo dentro del caldero y acto seguido destapo una pequeña botella que llevaba dentro de la túnica. El contenido era de un extraño color plateado. Dejo caer el líquido en el mismo lugar al tiempo que hablaba en un idioma desconocido pero familiar. Creo que fue el mismo que utilizo Xian el día de la batalla para invocar a los demonios.

-Ahora India, quiero que coloques tu mano en tu marca. La sangrante por favor.

Hice lo pedido y entonces lo sentí. Un poder extraño y absorbente recorriendo mis venas, tan drástico y caótico como aquel día. Como la ira tomándome. En un segundo me había convertido pero no llevaba los colores usuales. Si no esa mezcla dorada con llamas rubíes que parecían asestar furiosas en mí. Me asuste por la intensidad de todos mis sentidos, todo se encontraba aumentado cien veces. Mire a mi alrededor buscando algún ancla, algo que me hiciera sentir segura de no perder los estribos. Pero solo podía ver capuchas negras y a mis hermanas con la obvia sorpresa reflejada en sus rostros.

-Y ahora por favor, quiero que digas quien eres y por qué estás aquí. –Continuo Armand como si nada.

-Soy India Queen y… -comencé pero el druida me silencio con un gesto.

-No. Quien realmente eres.

No comprendía del todo lo que quería decir. Mi nombre era India Queen, ¿Qué era lo que…?

-Soy la guardiana de fuego, reencarnación de la original Ney y deseo invocar al guardián del altar del tiempo. –Lo dije con verdadera convicción, tal era que en cierto punto, me sorprendía. Era como si supiera desde el principio lo que tenía que hacer.

Entonces el caldero comenzó a burbujear y las llamas de las velas se volvieron azules. Los arboles comenzaron a moverse como si el viento soplara, las hojas crujían a nuestro alrededor. De pronto todo se oscureció. No había más que silencio, de aquel que oprime tus oídos. Un silencio sobrenatural. Y no podía ver nada, ni siquiera aguzando el ojo.

Con un simple suspiro encendí las velas nuevamente y entonces mi corazón dio un salto. Aquel lobo blanco que me seguía incluso antes de recuperar la memoria se encontraba frente a mí, penetrándome con sus ojos. No parecía querer atacarme, si no expectante. ¿Qué hacia allí? ¿Acaso él era…?

-El guardián… es… es real… -escuche susurrar a Hawa. No solo había sorpresa en su voz si no también dolor. Pero no sabía que era lo que la lastimaba.

Me acuclille junto al animal, sin quitarle la vista de encima. No quería asustarlo y que saliera corriendo o que intentara lastimarme. Así que había estado tan cerca… y no lo había notado. Pero claro, ¿Cómo adivinar? No tenía idea…

-Has estado conmigo todo este tiempo… ¿Por qué? ¿Fuiste tú el que trajo a Sean el día del incendio? –le pregunte. Ahora todo caía por su propio peso y comprendía cosas que había pasado por alto. Como el día en el que Francis me ataco e incendie nuestra casa. Recuerdo haberlo visto allí y desaparecer y después, Sean aparece mágicamente para salvarme. –Estuviste vigilándome, cuidándome ¿quizás? Durante cuánto tiempo, quien sabe…

Acaricie su cabeza como si nos conociésemos de toda la vida. Se mantuvo tranquilo y se acercó aún más a mí, colocando su hocico en mi hombro. Había pena en él, podía sentirlo. Y yo tan solo quería reconfortarlo. Había una sensación recorriendo mi cuerpo, de pura seguridad, que no sabía bien de donde provenía. Pero era hermoso, así como el animal que estaba conmigo. El guardián del tiempo.

-Guardián encerrado en tu forma animal, has de guiarnos al altar. –dijo Armand con autoridad, dándole una orden al lobo. Este volteo a verlo, mostrándole los dientes. El druida no se inmuto, si no peor, dirigió una simple mirada a sus súbditos y estos arremetieron contra el precioso animal. Entonces me interpuse para protegerlo creando una barrera de fuego.

-Lo tocas y mueren, Armand. Mi juramento solo se aplica a Aydan así que no me provoques. –le espete realmente furiosa. No iba a dejar que lo maltrataran. –Faltan aún cinco días para el solsticio, hasta entonces, no tiene que hacer nada. Y tú no debes involucrarte, solo ocúpate de que Winter aparezca, porque si debo buscarla yo, entonces lamentara el haberse escondido. Y tú y tus gorilas sufrirán por ella también.

El druida me dirigió una mirada cargada de odio. Sus facciones cambiaron mostrando el hielo que aquel hombre portaba. Su alma era negra, no era difícil de apreciar. Pensé que iba a arremeter con algo pero no fue así. Con un gesto obligo a sus hombres a desistir y entonces me relaje. No iba a complicar la única manera que tenia de traer a Aydan a la vida. Me puse de pie y sin apartar la vista, camine hacia donde estaban mis hermanas, fuera del círculo. Estaba dispuesta a irme, pero algo me retuvo.

-Bueno, bueno, bueno. ¿Pero que tenemos aquí? Armand, nunca creí verte en esta situación querido, estás perdiendo el toque. Te has vuelto vulnerable. –dijo una voz malditamente conocida. Provenía de entre los árboles, donde la luz de las velas no llegaba.

-Te equivocas, querida. No soy rígido como tu clan piensa, se amoldarme a medida las circunstancias cambian. –respondió este, sin moverse. –Parece que tú también te amoldaste a estas… circunstancias.

-Solo entendí algunas cosas que antes no. Como por ejemplo, el equilibrio. Sabes que no se debe romper, Armand. Es lo único que siempre ha mantenido nuestro acuerdo. El bien existe porque el mal lo hace, ¿recuerdas? No podemos tocarnos directamente, pero si podre acabar con todas tus mascotas.

Xian apareció de la nada, vistiendo de blanco, junto con otras personas. Al igual que los druidas oscuros, todos iban encapuchados. Esta llevaba un báculo gris consigo, uno que nunca antes le había visto usar.

-¿Incluso si es uno de los suyos? –pregunto Armand desafiante.

-Incluso si es mi propia sangre. –respondió Xian. Era la única que iba al descubierto y no me gustaba para nada la mirada que tenía. Estaba fuera de sí, fanática como había dicho Nichi antes.

Tenía que pensar rápido o esto terminaría mal, muy mal. Intente pasar desapercibida y me moví lentamente hacia atrás, diciendo en mi mente a mis hermanas que hicieran lo mismo. Pero dos druidas aparecieron junto a nosotras cortándonos el paso.

-No iras a ninguna parte India. No con ese lobo. –me dijo ella. –Ya te lo he dicho, no puedo permitir que rompas el equilibrio natural de las cosas. Es mi deber que todo se mantenga como debe ser.

-¿Y qué harás para detenerme? Soy una  guardiana, no puedes competir. –la desafié. Sabía que no era prudente, pero ¿Qué más podía hacer? Con este panorama, todo se iba a desmadrar en cuestión de segundos. Era una bomba a punto de explotar.

-No me subestimes niña. Que ni siquiera sabes cuales son los verdaderos poderes de los druidas. –me espeto con desprecio. –Si tengo que detenerte, ten por seguro que lo hare.

-Pues ahí entramos en un conflicto mi querida. Veras, tengo ciertos intereses particulares vinculados a los deseos de esta guardiana. Y ya que salgo altamente beneficiado, no puedo permitirte que interfieras. –Armand tomaba el frente, y ya se sentía, una batalla estaba a punto de librarse.

-Entonces, habrá que romper nuestro acuerdo, Armand. –Xian sonreía, era lo que estaba esperando.

Las velas se volvieron a apagar y la oscuridad consumió el lugar. Me preocupe por sentir a mis hermanas y al lobo junto a mí, encendí mis manos para poder ver por dónde ir y no ir dando tumbos por ahí. Pero al traer la luz vi una escena casi dantesca. Todo se había transformado, el lugar donde estábamos, la gente… todo. El bosque ya no parecía tal, sino más bien, una pintura de Picasso. Había sonidos de metal y madera chocando entre sí, zumbidos extraños llegaban a mis oídos y no sabía que los provocaban. Las túnicas habían caído y ahora todos iban vestidos con ceñidos trajes al cuerpo, como los de los x-men. Parecían una suerte de ninjas. Y no sabía cuáles eran los buenos y cuales los malos, aunque en esta ocasión parecía no tener importancia.

-¡India, agáchate! –grito Hawa a mis espaldas. No hice a tiempo a reaccionar y algo golpeo mi omoplato izquierdo. No fue fuerte, pero de alguna manera, logro quitarme el aliento. Caí de rodillas intentando recuperar el aire, sentía que me desvanecía. Pude ver como Nichi se posicionaba frente a mí, asestando golpes a diestra y siniestra, mientras utilizaba las raíces de los árboles para frenar a sus oponentes. Todo era muy confuso y oscuro, cada vez más oscuro. Me estaba perdiendo en la negrura hasta que algo me hizo aferrarme a la realidad. Escuchaba distintas voces, voces conocidas de toda la vida.

-¡India! –gritaban. Estaban aquí, no se habían ido como les pedí, pues claro, ¿había alguien más testarudo que Ayla?

El lobo se quedó a mi lado, lamiendo mi rostro, empujándolo suevamente para hacerme reaccionar, pero ese golpe que me habían dado de alguna manera me había quitado la energía. Mis amigos acudieron a mí, levantándome. Había un olor particular, uno que había logrado que perdiera la cabeza. Sean estaba allí.

-¿Qué hacemos? Hay que sacarla de aquí… ¡Cuidado! –grito Alex, tirando a alguien al suelo. -¿Qué demonios está sucediendo? ¡No veo nada!

-Tienen a Hawa. –respondió Bastian. –Están atacándose entre sí, no dejaran que se vayan con vida. Después de todo, si las matan, nacerán otras en su lugar.

¿Hawa? No… no podía… no podía dejarla morir allí, quien sabe… Tenía que ayudarla de alguna manera.

Escuche el aullido de dolor del lobo y ahí sentí el shock eléctrico que ponía en funcionamiento mi fuego interno. Con el no, con mi única oportunidad de recuperar a Noah, no.

Pegue un salto y me incorpore, haciendo estallar todo mi cuerpo. Haces de distintos colores zumbaban entre los druidas, los que impactaban al parecer, provocaban que la víctima o se redujera a algún animal pequeño, o simplemente los quemaba. Intente divisar a mis hermanas, y las vi. Nichi luchaba mano a mano con dos druidas mientras intentaba lograr que los arboles cooperaran y ataran a otros tres. El problema parecía radicar en que su poder no estaba surtiendo efecto por alguna extraña razón. Hawa permanecía inconsciente a unos metros, mientras una mujer se abalanzaba con un puñal. Sin pensármelo, lance un látigo de fuego que prendió automáticamente de su brazo, obligándola a deshacerse del arma. Cree un circulo de llamas a su alrededor que comenzó a quemarla, al tiempo que corría para rescatar a mi hermana. La tome en brazos y corrí junto a mis amigos.

-¿Qué demonios hacen aquí? ¡Les dije que no vinieran! –les grite furiosa.

-¡No íbamos a dejarte sola India! ¡Esto es una locura! –respondió Bastian, alzando su voz entre el sonido del combate. Lo empuje a tiempo para que un hechizo o lo que fuere no le diera justo en la cara.

-¡Corran! ¡Salgan de aquí! –les dije a todos. No quería que salieran heridos. -¿Dónde está el lobo? –pregunte, al notar que no estaba junto a mí.

Entre en pánico. ¿Y si había desaparecido? No creía poder invocarlo por segunda vez, no podía perderlo. ¿Dónde demonios estaba?

-¿Qué lobo? –pregunto Alex molesto. -¿Te preocupas por un maldito lobo ahora?

-El guardián… -dijo Sean. –Él era el guardián…

-¡Sí! ¡Y ahora no está! –me estaba exasperando.

-¿Acaso es ese de allí? ¿El lobo blanco que está masticando el brazo de uno de esos locos?

Voltee a ver y allí estaba, mi precioso animal defendiendo a Nichi de uno de sus atacantes. Pero eran demasiados y ya no sabía cuales estaban de nuestro lado. Mientras Nichi peleaba audazmente contra dos de ellos, uno se acercaba por detrás, dispuesto a asestar el golpe. Ella estaba demasiado concentrada como para notarlo y yo tenía en mis brazos a Hawa, no llegaría a tiempo a salvarla. Grite su nombre con todas mis fuerzas pero ella solo logro voltear.

Cuando creí que lloraría a una de mis hermanas, algo extraño sucedió. El hombre cayó de espaldas, como si algo lo hubiese tumbado. Entonces algo lo arrastro por la hierba hasta atarlo a un árbol, tan fuerte, que termino cortándolo en pedazos. Lo mismo término ocurriéndole a los otros oponentes de Nichi, que miraba tan sorprendida como yo.

-¿Qué demo…? –exclame al tiempo que un hombre, distinto a todos los que estaban allí se hacía presente. Iba con el torso desnudo y unos pantalones de una tela símil algodón de color rojo. Llevaba unas pulseras blancas en una de sus muñecas, de esas que a los muchachos les sienta bien. Se acercó hasta Nichi y le tendió la mano, ayudándola. Ella lo observo como si solo existiesen ellos dos. Lo conocía, y al parecer desde hace mucho tiempo.

-¡Cuidado! –escuche, y mis reflejos se activaron. Alguien venía a por mí, por lo que me lance al suelo con Hawa encima. Choque con fuerza, pero me pude incorporar.

-Hawa, despierta, vamos. Te necesito lucida, por favor. –le suplique pero parecía tan fuera de sí como yo hacía unos minutos. –Hawa ¡por favor!

Tenía que activar su “switch”, tenía que tener algo como yo, que la podía restaurar en situaciones así. No se me ocurrió nada mejor que meterle un puñetazo. Despertó al instante, buscando a quien la había atacado.

-¡Soy yo, soy yo! Vamos, hay que salir de aquí.

-Oh eso es lo que tú piensas… -Xian estaba junto a mí, no la había sentido. Con su báculo sosteniéndola, aun tenía esa mirada fanática, todas sus facciones se encontraban deformadas por la locura. –Tú y tu maldito lobo no saldrán de aquí.

-Pues inténtalo, vamos. –le rete.

Me tense esperando que me atacara, pero en lugar de eso, hizo un extraño movimiento con su báculo y Ayla cayo de rodillas, como si algo la estuviese atando. Comenzó a gritar de dolor, pidiendo ayuda. Alex se arrodilló con ella, desesperado, buscando la fuente de su dolor, pero era invisible.

-Creí que no eran magos. –le espete a Hawa, que observaba a la druidesa con desprecio.

-Yo también lo creía. –contesto.

-Tenemos algunos trucos. –dijo Xian. –Si no me entregas ese lobo, tus amigos morirán aquí y ahora. ¡Dámelo!

Mire a mi amiga con dolor, no podía elegir entre uno y otro. No podía renunciar a la llave que me devolvería a mi hermano pero tampoco podía dejarlos morir allí. Además, yo no controlaba al lobo, de hecho él estaba peleando por su cuenta. ¿Qué se suponía que debía hacer?

Como si me leyera la mente, el animal salto encima de mí y fue directo hacia Xian, solo que en lugar de atacarla, solo le quito su bastón. Fue ágil  y veloz como un rayo, nadie lo vio venir. Y para hacerlo todo aún más confuso, un potente chorro de agua le dio en las narices a la druida, golpeando su cabeza contra un árbol, dejándola semiinconsciente.

-¡Por aquí, vengan! –Winter había aparecido en la escena, nos había liberado de Xian. ¿Acaso el mundo había perdido el poco sentido que tenía?

No pensaba seguirla, era Winter  después de todo. Nada bueno salía de ella, no quería arriesgarme.

-¿Qué esperan idiotas? ¡Vamos! Hay que salir de aquí, pero ya. –reitero molesta.

Mire a mis amigos y decidí, les indique que nos siguieran mientras todos seguían peleando. Nichi aún seguía prendida a aquel misterioso hombre, parecía haberse olvidado donde y en qué situación se encontraba.

-¡Nichi, vamos! ¡Hay que salir de aquí! –le grito Hawa, exasperada.

Aquella pareció reaccionar y tomo del brazo al moreno para que la siguiera. Tenía una expresión en el rostro, como si temiera que aquel hombre desapareciera si lo perdía de vista. La  misma sensación que tenía yo si perdía a mi lobo, que se encontraba pegado a mí, inseparable.

Corrimos en la oscuridad, atentos a cualquier cosa que se nos presentara en el camino. No sabía hacia dónde íbamos, ni porque demonios terminamos siguiendo a nuestro principal enemigo, pero después de todo, la realidad parecía haber cambiado por completo. Ya nada era lo que era, estaba todo de cabeza y lo que creí desde que desperté como guardiana ya no parecía tan sólido como antes. Las cosas cambiaban aún más rápido de lo que recordaba, si es que era posible y me encontraba frente a una gran traición. Pero ¿acaso era yo la traidora? ¿O lo era Xian? De todos modos, ¿Cuál era su maldito problema? Ella no era así, no era malvada…

Algo iba definitivamente mal y estaba segura, tan solo iba a empeorar.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Espero que les guste este capitulo, ciertamente, me diverti mucho escribiendolo. Y que haya agregado bastante intriga en la historia!

Ya saben, si les gusta, voten y comenten!

Cami

Continue Reading

You'll Also Like

1.8M 243K 47
En un mundo oscuro, ella es un brillante faro... Portada hecha por: Austrova ♥️
1.8M 16.5K 8
Cuando has sufrido demasiado, lo único que te queda por hacer es cerrarte y ser más frío para evitar volver a salir lastimado. Adam sabe acerca de...
9.9K 1.9K 35
El reloj sigue corriendo para Devon. A falta de pruebas que lo guíen a Phillipe Raynaud, le pedirá ayuda al único sangbìbier que posee información so...
1.2M 18.4K 5
~Obra finalista en los Premios Watty 2014 en la categoria Aventura-Acción en Ascenso. ~ Con tan solo 20 años, Nyx, la hija de los dioses que gobierna...