Rincón Exquisito © (Editando)

By Frank_Mx

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Ella: dura, antipática y mandona; la típica mujer 31 que se hace la fuerte ante la vida. Él: honesto, trabaja... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Aviso

Capitulo 20.5

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By Frank_Mx

Stilman se asomó por la ventana del segundo piso. Del otro lado estaba aquella pareja, Santiago y Melissa. Dos adorables seres pegados en sus delicadas bocas.

─¿A quién te recuerdan? ─Elisa le ajusto la corbata.

─A mí ─había recuperado un fragmento de sus recuerdos olvidados─, deberías decirme quien era esa mujer.

─¿Para qué? Ella así lo quiso, después de tu accidente no quiso saber de ti ─no quería hablarle del tema.

─Si tanto me quería ¿Por qué dejarme ir?

─Eran de mundos diferentes.

Este mundo es el mismo para todos ─se alejó de ella.

Estaban en una de las habitaciones, lejos de los demás.

Tomo asiento, la cena estaba servida pero no tenía apetito.

─¿Por qué no los acompañamos? ─sugirió al verlo molesto.

─No quiero. ¿Al menos dime como se llama?

─Marc...

─¿Eres mi amiga o no? ─la fulmina con la mirada─. Acabo de recordar, ¿Cómo crees que me siento?

─Está bien, su nombre es Bethel.

─Dime todo sobre ella... ahora ─le ordeno.

─Enserio no lo sé, tú eras la única persona que pasaba tiempo con ella.

─¿Al menos sabes dónde vive? Por favor.

─Marc...

¡MALDITA SEA! ─se levantó furioso.

Elisa lo miraba con tranquilidad. Comprendía su dolor emocional.

─Elisa, no sabes lo que se siente no recordar nada, solo te estoy pidiendo que me hables de ella, no decidas lo que es bueno o malo para mí.

─Está bien. Bethel y tu eran novios, vivieron juntos, la última vez que la vi me rogo para que no te dijera nada sobre esa relación.

─¿Ella sabía del accidente?

─Sí. Y sin embargo decidió alejarse de ti ─dio un sorbo a la copa de vino rosado─. Cuando estuviste en el hospital saco todas cosas del departamento, quería eliminar todo rastro de ella. Tomo algo de dinero-

─¿Me robo? ─frunció el ceño.

─Marc, no pienses eso, ella necesitaba sobrevivir.

─¡Eso es un robo!

─Cálmate, por favor, ella tomo el dinero de una tarjeta que tú mismo le diste.

─¿Por qué no querías contarme? ─furioso toma la botella y la estrella contra la pared─. ¿Por qué? ─estaba al borde de las lágrimas─. ¿Por qué eliminar su rastro? ¿Por qué me abandono? ─de rodillas en el suelo, comenzó a llorar.

Elisa se arrodillo ante él, tristemente observo esa mirada apagada─. Katherine te abandono cuando más la necesitabas, Bethel hizo lo mismo, y peor aún, mientras estabas en coma ─lo abrazo─. Marc, quería evitarte este sufrimiento.

Se aferró a ella─. Todos me dejan...

Sabes que no es así, yo estoy contigo, y si ella no está a tu lado no importa. Tienes que seguir hacia delante.

Creo que tienes razón... ─se incorporó─. Bethel... no sé quién es pero la odio, eso me provoca su nombre.

─No digas eso.

─Tengo que irme. Lamento lo de la botella, hare que te traigan una nueva.

─Descuida ─le dio un beso en la mejilla─. Hasta mañana.

Se limpió las lágrimas antes de salir.

Antes de marcharse un grupo de personas arribo, lo saludaron mientras comenzaban a conversar, pero Marc solo quería largarse de una vez por todas. Sin decir más se alejó.

Cuando estaba por salir, un grupo de violinistas entro, miro su reloj, habían llegado con diez minutos de retraso.

─Sentimos el retraso, Sr. Stilman.

─Espero sea la última vez, no me gusta que la incompetencia ─su mirada era fría─. Al jardín, tocaran para una pareja ¿Entendido?

─Sí, Señor.

Pasaron a su lado, a uno de ellos se le cayó un antifaz. Se agacho para recogerlo, era negro y blanco.

─Hey tu ─el chico de melena oscura y ojos grises se dio la vuelta─. Se te cayo esto ─se lo entrego─. Esto es un evento importante, no una fiesta de disfraces.

El chico de su misma edad solo se limitó a asentir con la mirada.

Abrió la puerta de su Porche Carrera 911 de color negro, estaba a punto de encender el motor cuando, Nicole, apareció y se subió sin permiso.

─Te estuve buscando ─dijo ella con esa fresca sonrisa─. Mi padre me dijo que te vio salir, suerte que te alcance.

─Nicole, no me siento bien ─se quitó la corbata─. Voy a mi departamento.

─Voy contigo.

─Enserio, no estoy de humor.

─¿Qué sucedió?

─Nada.

─Marc.

─No insistas, por favor ─salió del estacionamiento─. ¿Dónde quieres que te deje?

─Iré contigo.

Marc sentía que ese estrés estaba por reventar con todas esas emociones, percibía su furia, apretaba fuertemente el volante mientras aceleraba. Suspiro e inspiro dos veces, Bethel, ese nombre aún estaba en su cabeza.

Freno de golpe.

─¿Te duele algo? ─estaba preocupada.

Negó, en ese momento todo era un caos total dentro de su cabeza. Sitia un calor sofocante recorrerlo completamente.

─¿Qué sucede, Marc?

─Nada... ─susurro.

─Marc... por favor.

─No es nada. Enserio ─sonrió a medias.

─Sé que sucede algo ─su cara de preocupación era un poema─. Me duele verte así, debes continuar con tu vida.

─No es sencillo. Perdí la memoria ¿Cómo puedo vivir así? no sé cómo continuar. ¿Quieres que te diga la verdad? ─inspiro para contener el dolor emocional que se estaba colando por sus ojos─. Tengo miedo de todo. Un día despiertas en el hospital y te das cuenta que aquí ─señalo su cabeza─. Solo hay algunos recuerdos vagos de mi infancia, todo lo demás es confuso... y si le agregas el hecho de que estoy solo... odio estar solo... odio que, Bethel, una persona que no recuerdo, me haya abandonado.

─¿Bethel? ¿Quién-

─Elisa, ella me lo conto ¿tu igual la conociste?

Ella asintió.

─¿Y por qué no decirme nada? se supone que confió en ustedes, debieron contármelo, tenía derecho a saberlo.

─¿Para qué?¿para qué sufrieras más?

─Nicole... ─no contuvo más sus lágrimas─. Quiero morirme... no quiero vivir más... quiero que todo esto se acabe.

─No, por favor, no digas eso...

─No puedo seguir viviendo de esta forma.

─Marc... ─le tomo la mano─. Hay personas que te queremos, que somos conscientes de que estas pasando por momentos difíciles, nosotros estamos a tu lado para apoyarte. Piensa en todos nosotros.

─No puedo hacerlo ─apoyo la cabeza en el volante─. No puedo... ─susurro con el puedo en la garganta.

Cuando llegaron a su lujoso departamento tomaron algo de vino, mientras Nicole le contaba algunas anécdotas que él no recordaba. Cambio de tema al notar su incomodidad. Siempre sonreía a medias cuando contaba algo gracioso, en cierta forma fingía esa sonrisa incompleta.

Cerro los ojos un instante, solo se concentraba en su voz, la miro, y lentamente se fue acercando a su boca, se besaron sin prudencia. Sus cuerpos estaban deseándose uno con el otro, sin contener más esas emociones se fundieron en uno solo.

─Háblame de cuando salimos.

─Realmente, no éramos novios ─dijo ella─. Me dejaste en claro que no confiabas en las personas ─eso había ocurrido un año atrás─, no quiero hablarte de ella pero, Bethel se te metió en los ojos y me dejaste. Estaba enojada contigo, ella te alejo de mi ─acaricio su rostro.

─Pero tú has dicho que no éramos novios.

─Era tu amiga con beneficio.

─Eso es ser nada.

─Lo sé, y yo fui la que sufrió, mientras yo estaba enamorada de ti, tú estabas enamorada de otra.

─Lo siento. Sabes, hoy conocí a una pareja ─confeso mientras se recostaba junto a ella─. Sentí algo raro, es como... una sensación muy emotiva.

─Estas afligido, haría lo que fuera para hacerle feliz... ─que dejo pegada en su mirada.

─No tengo nada especial ¿Cómo puedes fijarte en mi?

─Tonto, eso no le ves tú, pero yo si lo veo.

─Lo siento, pero no siento nada por ti.

─Descuida... ya lo sé ─se enrollo en las sabanas, mientras le daba la espalda.

─Lo siento.

─Ya te escuche la primera vez.

En la madrugada se levando, no podía conciliar el sueño. Le dolía la cabeza. Tomo un libro y comenzó a leer, tratando de disipar aquello que sentía, pero todo se arremolinaba; ira, nostalgia, soledad, tristeza, miedo, confusión. Su corazón y alma se estaban destrozando, lloro en silencio ahogando su propio llanto, deteniendo las ganas de gritar como un loco, el dolor emocional lo comenzaba a matar desde adentro, y el, el ya no quería soportarlo.

Entro en el sanitario, desesperadamente abrió uno de los cajones, y comenzó a sacar pequeños frascos llenos de pastillas. Los destapo uno a uno, sin pensar en lo que estaba a punto de hacer.

Cerro la puerta con seguro.

Se miró en el espejo. Una y otra vez sin apartar la mirada de su reflejo.

─¿Quién eres tú? ¿Porque sigo vivo? ─comenzó a llorar nuevamente.

Tomo las pastillas y se las fue metiendo a la boca, eran demasiadas para su cuerpo. Inspiro para tragar.

─Es hora de irme...

La visión se le nublaba, un tremendo mareo lo hizo desequilibrarse, cayó al suelo, mientras sus latidos frenéticamente estallaban violentamente contra su pecho. Sentía un frio excesivo sobre su piel, y un cansancio extremo.

Como un sueño eterno, lentamente fue cerrando sus ojos, hasta dejar de existir.


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