Rincón Exquisito © (Editando)

By Frank_Mx

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Ella: dura, antipática y mandona; la típica mujer 31 que se hace la fuerte ante la vida. Él: honesto, trabaja... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 20.5
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Aviso

Capitulo 21

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By Frank_Mx

─Eso creo. ¿Seguro que no te puedes quedar más tiempo? ─pregunto mientras cortaba las verduras.

Abrió el refrigerador─. Solo dos semanas, no me dieron más.

─Quería pasar el mes completo contigo.

─Igual yo pero... me puedes pasar el cuchillo.

─Aquí tienes.

─Solo dos semanas, debo volver. No le puedo dejar todo a Katrina ─corto la pechuga en tiras. Tuvieron que retrasar el viaje a Barcelona, agosto estaba saturado de trabajo, y si quería tener dos semanas debía esperarse hasta principios de septiembre.

Puso a coser las verduras─. Al menos te tengo para mí por dos semanas.

─Lo mismo digo ─le dio un beso fugaz cuando habría la alacena para tomar algunos condimentos─. Ya pensaste que quieres hacer cuando estemos allá.

─Muchas cosas, siempre y cuando sea en el viñedo.

─Entonces, un tour completo ─propuso.

─Justo como el que me diste cuando fui la primera vez ─guardo silencio un momento.

─¿A un estas nerviosa?

Ella asintió con una sonrisa.

─Tranquila, ya hablamos de eso ¿no? ─apoyo sus manos firmemente en sus hombros.

─No es fácil para mí, sabes como soy.

─Sabes... en algún momento tendré que conocer a tus padres ─tomo una sartén, vertió un pequeña cantidad de aceite─. Creo que ellos quieren lo mejor para nosotros, alguien de confianza, y que nos respete, sin embargo en la mayoría de los casos ellos tienen una expectativa muy diferente a la nuestra, lo que trato de decirte es que, no importa si soy o no aceptado por tu familia, seguiré queriéndote y no te voy a dejar ir.

Volvió aparecer aquella sonrisa─. A veces creo que tienes algo que no puedo entender, me provocas muchas emociones, y tienes las palabras necesarias para tranquilizarme.

─No lo sé ─coloco las tiras de carne sobre la sartén─, es que te quiero, de verdad te quiero, dicen que no hay mujer perfecta u hombre perfecto, pero siento que tú lo eres para mí.

Santi noto como se sonrojaba.

─¿Q-que pasaría si... mis padres no te aceptan?

─Sería complicado, pero como dije, seguiré a tu lado, siempre y cuando tú me quieras. Pensaría en alguna forma para hacerles entender que yo soy el indicado para ti.

─Creo que mi padre será un obstáculo, Santi.

─No hagas que me preocupe antes de tiempo, por favor ─enarco una ceja─. He tenido muchos obstáculos en mi camino, no quiero que nadie se interponga entre lo nuestro, o ¿acaso tú lo dejarías?

─N-no, claro que no, ¿puedo contart un secreto?

─Claro.

─Antes que nos hiciéramos amigos, yo te miraba como alguien inalcanzable.

─¿inalcanzable? ─comenzó a cocinar mientras la escuchaba.

─Si, me enamoro tu físico, y me encanto tu manera de ser, eso era inalcanzable, porque yo soy lo opuesto a ti. Soy callada, tímida, insegura de mí, temerosa ¿cómo alguien así podría compaginar contigo? Siempre pensaba así, a veces quería cambiar, pero incluso eso me daba miedo ─retiro las verduras con cuidado─. Siempre he sido así ─arrugo la frente─. Eras inalcanzable, de verdad.

─Bien. Te diré porque compaginamos, porque somos opuestos. No necesito a alguien como yo, si fueses así, no te soportaría. Y respecto a tu personalidad, no tengo nada que decir, yo tengo un lado que no me gusta. Veo en ti a alguien que sonríe de verdad, que es sincera, reservada, que sabe escuchar ─le acomodo un mechón detrás de la oreja─. Alguien a quien le gusto de verdad, y que ve esta relación como algo serio.

─Me gustas por lo que eres. Es por eso que no dejare, que nada ni nadie se interpusiera entre nosotros. Pase lo que pase.

─Pase lo que pase, estaré para ti ─tomo su mano derecha, y comenzó a trazar un infinito en ella─. OK.

Ella suspiro. Después hizo lo mismo. Sé quedaron fijamente uno con el otro, como si ese momento fuese una eternidad.

─Creo que algo se quema.

─¡Mierda!

Después de desayunar, pasaron el resto de aquel domingo fuera, cada día que pasaban juntos era de los más apreciados. Cuando estaba con ella sentía esa necesidad de nunca alejarse, es lo más mínimo era especial.

─¿Cuántas novias has tenido? ─le pregunto mientras caminaban cerca de su departamento.

─Dos.

─¿Sus nombres?

─Carla y Brenda.

─¿Te molestaría hablarme de ellas? solo tengo curiosidad.

─Para nada ─suspiro─. En realidad no hay mucho que contar, mejor dime ¿Qué quieres saber?

─Mmmm háblame de Carla.

─Carla... esa historia es muy larga, nos conocimos desde que éramos pequeños, sus padres son vecinos nuestros, tienen grandes extensiones de viñedos.

─No lo sabía.

─Realmente no me gusta hablar mucho de mis ex.

─¿Por qué? ─pregunto mientras notaba su tención.

─Como te iba diciendo sus padres son nuestros vecinos, fuimos a los mismos colegios, nos conocemos de hace mucho tiempo, en el último año de la preparatoria nos hicimos novios ─sonrió─. Era una chica tan alegre, muy soñadora, fue mi primer amor.

─Continua ─dijo al verlo en silencio.

─No hay más que decir.

─¿Por qué terminaron?

─Bueno... realmente...

─¿Santi?

─No quiero hablar de eso, por favor.

─Lo siento.

─No tienes de que disculparte... Carla y yo no estábamos hechos para continuar la relación. Era un caos para mí. Es lo único que puedo decirte.

─Comprendo.

─Podemos hablar de otras cosas... mi hermana, creo que sospecha algo.

─S-será tu imaginación.

─¿Por qué estas nerviosa?

─No lo estoy, es solo que tengo frio.

─¿Segura? ─la miro de reojo─. No... ya le has contado ¿verdad?

─Es que... no pude contenerme de la emoción.

─Que tramposa ─sonrió─. Te me adelantaste.

─Ese día me sentía feliz, y quería compartirlo con alguien especial. Quiero mucho a Mónica.

─Ambas se quieren ¿y cómo lo tomo?

─¿Tu qué crees? Estaba como loca.

─Siempre. Esa chiquilla siempre está loca.

─Ya pasaron algunos meses desde la operación, ella aun-

─Lo sé, sé que aún no puede caminar, ella misma me lo dijo. Pero no puede rendirse, tiene que volver a caminar.

─A veces tu madre esta triste.

─Creo que ella no cree en la voluntad de mi hermana. A raíz de su accidente, todos cambiamos, el abuelo volvió más cerrado, mi madre dejo de creer en muchas cosas y yo ─volteo un instante─. Yo me sumergí en un mundo diferente, elegí alejarme.

─¿Alejarte?

─Era lo más indicado.

─Y tu padre, que ocurrió con él.

─Él se alejó, mucho antes del accidente. Nos dejó a nuestra suerte.

─¿Lo quieres? ─pregunto la rigidez en su tono.

─Realmente no lo sé. A estas alturas creo que no. ¿Cambiamos de tema?

Melissa se colgó de brazo.

─Hablemos de-

Se congelo al instante. No podía creer la presencia de aquella persona.

─Hola, Santi.

─¿Qué tal, Alice?

─Tiempo sin vernos ─se acercó, ignorando por completo a Melissa. Estuvo a punto de rozar sus labios pero la alejo─. Vaya, sí que has cambiado, antes no te resistías a mis labios.

─Las personas cambian ─la fulmino con la mirada.

─Sabes una cosa, Melissa, tienes un buen amigo, es todo una bestia en la cama. ¿Cuándo vuelves? Estoy ansiosa por sentirte de nuevo.

─No volveré.

Se humedeció los labios─. ¿Estas seguro? Podríamos disfrutar juntos.

─Melissa, enseguida te alcanzo.

─Pero.

─Por favor, ¿sí? ─apoyo la frente en la suya.

─Está bien, solo no tardes ─paso a un lado de su jefa.

Santi espero a que se marchara y estuviera lejos de su vista.

─¿Entonces? Mi auto está cerca, podríamos ir a mi departamento. He comprado lencería nueva, sé que te gustaran.

─Alice.

─¿Si? ─se acercó, lo abrazo─. Te quiero ─le susurro─. Sé que necesitas estar en tu mundo ¿Crees que podrás aguantar más tiempo? Necesitas ese placer.

─No, no es cierto.

─Sabes que estoy diciendo la verdad. Salir con ella no te dará eso que solo yo te puedo dar.

─Ella es diferente.

─Lo sé, ella solo te quiere, pero no te desea como yo ─Santi la alejo─. Necesito que me toques. Quiero tenerte para mí.

─Alice.

─¿Qué tengo que hacer para que estés conmigo?

Santi notaba su necesidad.

─Lo siento.

─Respóndeme ¿ella puede darte ese placer?

Guardo silencio. No sabía cuál era la respuesta. El placer carnal era débil, pero el deseo pasional era tan inmenso. Entre tener sexo y hacer el amor, había una gran diferencia.

─Mientras yo pueda satisfacerla, no me importa.

─Por dios, ¿y tú? Acaso no tienes derecho a sentir ese placer.

─Ella es diferente, y me basta con sentirme amado.

─Ella no te ama, solo te quiere.

─Hare que me ame ─aseguro─. Es mejor que te alejes.

─¿Qué sucederá cuando sepa que no eres un príncipe azul? ─estaba dolida por su rechazo, tomo su mano─. ¿Qué pasara cuando se dé cuenta de que tú y ella son diferentes? ¿Cuándo se sienta frustrada por no saber complacerte?

─Alice, lo siento, yo no puedo quererte. Estoy enamorado de Melissa.

─¿Por su pureza? Es una estúpida virgen.

─Baja la voz, por favor. Estoy enamorado de ella, porque no puedo estar lejos, la necesito.

─¿Por qué? Porque si no la tienes puedes volver a caer ¿es eso?

Santi no le mantuvo la mirada. Frunció ligeramente el ceño con tristeza. Una parte de el, aún permanecía en el club, encerrado en la habitación número doce mirando a través del cristal.

─Adiós.

─Sé que volverás.

La dejo hablando. Sin mirar atrás continuo por la principal, sentía que la cabeza le iba a estallar. Melisa era su luz, aquella que guiaba su camino, y por nada del mundo podía dejarla ir.

Al doblar en la esquina, la encontró.

─¿Estas bien?

No respondió, fue directo a sus labios, la beso con indulgencia, como si necesitara de ella para seguir existiendo. Sentía el miedo de ser arrastrado hacia el abismo.

─Santi ¿estás bien? ─le susurro.

─Sí.

─Estas pálido.

─Debe ser el frio, creo me estoy helando ─tomo su mano.

─Espero no sigua molestándonos ─se puso de puntillas y le acaricio una mejilla─. Y no vuelvas a alejarme de ti, no fue agradable dejarte con ella.

─Descuida no era nada importante ─le dio un beso en la nariz.


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