Delilah Jolet- 1 (Harry Potte...

Dante_Cg tarafından

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Perfección. Esa es la palabra que uno piensa en cuanto la ve a ella y definitivamente, es la imagen que ella... Daha Fazla

Delilah Jolet- 1
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Delilah Jolet-2

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Dante_Cg tarafından

La mejor forma de impresionar a un maestro en tu primer día es llegando temprano. Delilah llegó tarde.

Su siguiente clase era Transfiguraciones, y tomando en cuenta que estaba al otro lado del aula de Adivinación, llegaron tarde con la maestra McGonagall.

-Potter, Jolet- dijo en cuanto los vio entrar por la puerta- Llegaron 20 minutos tarde- les reclamó

-Una disculpa maestra, fue mi culpa, nos perdimos- mintió Delilah con una sonrisa.

-Esa excusa sería válida si sólo hubiera sido usted, al ser nueva, entiendo que pueda perderse- sin embargo, centró su mirada en Harry- Pero usted, joven Potter, es su tercer año aquí- le recordó.

-En mi defensa- dijo Harry- Las escaleras se mueven, aún me pierdo cuando quiero ir al baño- comentó

-Sólo siéntense- dijo la maestra regresando a su escritorio y ellos siguieron la orden. Cada quien sentándose con los de su casa.

-¿Cómo estás?- pregunto Susan en voz baja cuando Delilah tomo el asiento a su lado- Harry nos dijo que te sentías mal- hizo una mueca.

-Mucho mejor- le sonrió- Creo que fue tomar tanta infusión de té- bromeó y Susan sonrió.

Delilah volteó, buscando a Harry con la mirada y no se sorprendió al notar que él ya la estaba mirando. Se observaron por unos segundos, ella sonrió a medias y él también, finalmente, apartaron la mirada.

Ella confiaba en Harry, no había alguien en quien confiera más, pondría la mano sobre el fuego por él, pero acababa de compartirle algo increíblemente personal, algo que la hacía lucir como una persona desquiciada y temía que eso pudiera modificarla la manera en la que él la veía. Le dolería perderlo por algo que no podía controlar.

La clase surgió sin ningún tipo de incidente, lo cual fue bueno considerando el desastre de la anterior, pero Delilah se la pasó observando a Harry intentando encontrar una seña de que algo estuviera mal. Finalmente, la clase acabo y Delilah se levantó rápidamente para acercarse a Harry y él la miró con ternura.

-Hola ¿Podemos hablar?- le pregunto en un susurro pero la interrumpieron

-Srta. Jolet- la llamó Minerva- ¿Puedo hablar con usted un momento?- le pidió. Harry y Delilah se miraron confundidos pero finalmente él le sonrió y salió con el resto de los alumnos del aula.

-En serio lamento haber llegado tarde- se disculpó Delilah de nuevo.

-Intente no hacerlo de nuevo, pero no la llamé por eso- aseguró, se sentó en la silla detrás de su escritorio y Delilah tomó asiento en frente- No está en problemas, sólo quería hablar un poco con usted- la reconforto.

Delilah se tranquilizó al escuchar eso y puso su mejor sonrisa.

-Sé que no ha de ser fácil hacer el cambio que usted hizo y estamos al pendiente de la situación de sus padres- le comentó- Sabemos que está aquí sin el apoyo de ellos y, no ha de ser fácil no tener un apoyo familiar- dijo con delicadeza- Por eso, si necesita ayuda en lo que sea, puede pedir asistencia- le aseguró con calidez- Aun así, el director Dumbledore quiere hablar con usted- le comento

-Oh- dijo Delilah comenzando a preocuparse de nuevo

-No es nada malo, sólo quiere lo mismo que todos, asegurarnos que esté bien- insistió

-Pero... estoy bien- dijo Delilah con una sonrisa

-Lo sabemos, pero es para asegurarnos- comentó- Antes que vaya a su oficina ¿Cree que me podría hacer un favor?- dijo sacando algo de su escritorio, dudo en entregárselo pero al final tomo una decisión- ¿Conoce al profesor Snape?- le preguntó sin verla

-Ah sí, maestro de pociones- contestó Delilah

-¿Podría llevarle este sobre a su aula?- le preguntó, pero ya se lo había extendido

-Seguro- dijo Delilah feliz de ayudar. Minerva le dio instrucciones sobre como llegar al aula de pociones y luego la observó salir por la puerta sin saber si había tomado la decisión correcta.



¿Por qué todos están preocupados? Se preguntaba Delilah mientras caminaba por los pasillos, no tenía clases hasta dentro de unos horas por lo cual no tenía prisa.

"Estoy bien" pensaba una y otra vez, no entendía que estaba haciendo mal ¿Qué era lo que todos veían que les hacía creer que no estuviera bien?

Exhaló con pesadez y caminó el resto del camino dándole vueltas al sobre que se le había encargado entregar.

El aula de pociones era una a la cual no había entrado, pero se moría de ganas de hacerlo, había recibido clases de repuesto de todas las materias en el verano, a excepción de herbología y pociones, pero el tema de ingredientes, de pociones y creaciones le llamaba mucho la atención. Sin mencionar que había seguido el trabajo del profesor Snape desde que descubrió que era parte del mundo mágico.

El cuarto era grande y oscuro, no se parecía a ninguno de los otros salones, tenía muchas mesas compartidas, había frascos de colores por todas partes y una combinación de olores extraña.

Había varios calderos debajo de las mesas, a excepción de uno que emanaba un humo de color violeta tuene, pero no había nadie que estuviera usándolo.

-Hola ¿Profesor Snape?- preguntó Delilah entrando por la puerta, pero no recibió ninguna respuesta así que camino adentrándose al olor de la mezcla.

Observó los ingredientes que estaban en la mesa, pudo identificar el aliento de nomo por el color del frasco en el que estaba, había escamas de rana y flores de narciso, vio que había algo en proceso de ser molido, lo tomo en sus dedos y lo olió.

-Hoja de mandrágora- dijo con una sonrisa, sabía que poción era, todos los libros que habían leído sobre esta magia le habían dado un gran conocimiento teórico, sabía como debía oler la hoja de mandrágora, por eso pudo identificarla.

Tomo el polvo y vertió tres espolvoreadas a la poción, comenzó a darle vueltas en dirección contraria al reloj y en poco tiempo el tono violeta se convirtió en gris claro. Delilah sonrió.

-¿Qué cree que está haciendo?- pregunto Severus en cuanto entró a su salón- ¡Esa poción es importante, no puede entrar y jugar a...!- caminó hacia Delilah molesto pero se detuvo al notar el color de la poción.

Tomo lugar al lado de ella y observó el caldero con expresión de sorpresa, miró a la chica con una mezcla de asombro y molestia.

-¿Qué hizo?- le preguntó el profesor

-Oh, sólo tome la hoja de mandrágora pulverizada y le agregue tres porciones y le di vuelta- contestó encogiéndose de hombros.

-¿Por qué?- le preguntó, como si quisiera retarla.

-Porque eso es lo que se pide en la poción de encogimiento...- contestó ella.

Snape la observó unos segundos y notó su uniforme amarillo.

-¿Hufflepuff?- le preguntó con una ceja encarnada

-Con orgullo, gran casa, buenos compañeros y considero que el amarillo resalta bien en mi piel- dijo con una sonrisa y él no supo diferenciar si estaba siendo seria o bromeando.

-¿En qué año está? Esta poción no está en ningún plan de estudios- señaló

-Pero está en su libro- dijo Delilah- Le dije que era admiradora de su trabajo- le recordó

-Ah, usted es el caso especial, tercer año- dijo recordando el día anterior- Creí que sólo estaba intentando conseguir trato preferencial al mencionar mi libro, no creí que en verdad lo hubiera leído- admitió Snape, tomó el cucharón y continuó dándole vueltas a la poción.

-No busco trato especial, al contrario, sólo quiero acoplarme como los demás- admitió- Aunque sí me gustaría saber si la hoja de mandrágora debe estar seca o fresca cuando se muele- le preguntó.

-Seca- dijo después de unos segundos- Si fuera fresca...-

-¿Sería un efecto a la inversa, no?- completo ella

-Exacto- contestó sorprendido, ella lo vio trabajar en silencio por unos minutos, fascinada por poder estar presenciando esto en persona- ¿Alguna razón por la que esté invadiendo mi salón?- le preguntó

-¡Oh sí!- dijo recordando- La maestra McGonagall me pidió que le entregará esto- dijo extendiendo el sobre manila

Snape tomó el sobre y lo miró con confusión, no sabía que era lo que posiblemente Minerva debía hacerle llegar que no pudiera esperar a verlo en su descanso.

-Gracias, ya se puede retirar- dijo sin verla

Delilah asintió con una mueca y caminó con desánimo hacia la puerta del aula, pero volvió a recordar algo.

-¿Cómo llego a la oficina del director?- preguntó dándose la vuelta.

Snape pensó en darle instrucciones de como llegar, más siendo nueva y la oficina siendo un lugar difícil de llegar, considero que había una gran posibilidad que se perdiera.

-La llevaré- dijo poniendo una tapa en la poción.



Delilah se veía muy extraña al lado de ese hombre, no se parecían en nada, él vestía con colores oscuros y sombríos, tenía una expresión de asco en su rostro y tenía una sombra de desagrado a todo. Delilah vestía de amarillo, tenía una gran sonrisa en su boca, con ojos que emanaba una alegría que contrastaba con él.

Pero aun así, había algo familiar en ella que Severus no lograba identificar, lo había notado ayer y lo volvió a percibir ahora, más no sabía que era.

No dijeron mucho en el trayecto, o al menos él no dijo mucho, Delilah sólo hablaba y hablaba y él de vez en cuando agregaba un comentario.

-Aquí es- dijo deteniéndose en frente de la estatua que esperaba a la chica- Si Dumbledore la está esperando entonces puede entrar cuando esté lista- le indicó y ella sonrió.

-Gracias- dijo Delilah con sinceridad, se quedó viendo la estatua, sus ojos grises oscuros con un reflejo dorado por la visión que tenía en frente.

-¿Quiénes eran sus padres?- preguntó Severus de la nada.

-¿Perdón?- contestó confundida

-Ayer dijo que sus padres habían muerto, pero ¿Quiénes eran?- le preguntó

Delilah puso una cara triste.

-No lo sé- se encogió de hombros

Severus encarno una ceja.

-¿No lo sabe?- repitió y ella negó con la cabeza.

-No lo sé- dijo ella- Pero será el primero en enterarse si alguna vez lo descubro- le prometió- Bueno, después de mí- rio

Y fue ese tono de risa que despertó un recuerdo en Severus, pero no podía ser, no había forma, así que no agregó nada más.

Delilah se despidió y entró a las escaleras de la oficina, desapareciendo mientras estas subían. Él seguía en un estado de shock como para moverse, pero entonces sintió la presencia del sobre manila en su mano, lo abrió rápidamente y sus sospechas fueron confirmadas cuando notó que dentro del sobre, no había absolutamente nada.

Salió corriendo para buscar a Minerva inmediatamente. 

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