Delilah Jolet- 1 (Harry Potter & Draco Malfoy)

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-Pase- dijo Lupin aún con su espalda hacia la puerta.

Delilah abrió con cuidado, pero no entró a la oficina del profesor.

-Oh, Delilah- dijo Remus en cuanto la vio- Que bueno verte, justo estuve hablando con Harry hace unos minutos- dijo él con una sonrisa.

Delilah notó lo cansado y abatido que se veía, las ojeras de sus ojos se veían más oscuras y profundas, al igual que tenía heridas nuevas en su rostro y manos.

-Sí, me dijo que vino a despedirse- comentó Delilah con sus manos en la espalda- ¿Lo despidieron?- preguntó Delilah con timidez.

Lupin estaba guardando sus cosas en una maleta grande que parecía doblar todo a su vez.

-Decidí marcharme por mi cuenta- expresó- No creo que quede mucho en lo que los demás se enteren de que un licántropo está dando clases en la escuela ¿Te imaginas las quejas de los padres?- le preguntó con una sonrisa- Porque yo si- admitió

-¡Esto es absurdo!- reclamó Delilah- Usted no lastimó a nadie- dijo frustrada

-Pero pude haberlo hecho- dijo Remus cortándola de repente- Pude haberlos lastimado a ustedes- agregó- No pelees esto Delilah, no hay como cambiarlo- le aseguró

Delilah caminó y se sentó arriba del escritorio del profesor, el solo la miró con una sonrisa y siguió guardando sus cosas.

-Tengo un regalo para usted- dijo Delilah después de unos segundos, buscó entre los bolsillos de su bata y sacó una botella grande que apenas si cabía entre sus dos manos.

-¿Qué es?- preguntó el profesor tomándola

-Es la poción que ha estado tomando- dijo Delilah- Esto rendirá para 5 lunas llenas- le sonrió- Estaba pensando que cuando se le acabe, puede mandarme una carta con su dirección y así yo podré darle más dosis- dijo Delilah

Remus miró la botella y el líquido que contenía.

-No puedo aceptarla- negó con la cabeza- Dumbledore me prometió esa poción mientras fuera maestro Delilah- le comentó

-Esta poción ya está hecha, sería una pena desperdiciarla- dijo Delilah con una sonrisa.

-Está bien, pero no puedo aceptar tu propuesta- dijo guardando la botella en la maleta- Los ingredientes para esta poción son demasiados caros, sentiría que le estoy robando a Dumbledore- admitió

-No me importa lo que piense Dumbledore- dijo Delilah con frialdad y a Remus le sorprendió- Usted fue su alumno, peleo con él, lo mínimo que puede hacer por usted es darle los ingredientes para su salud, hay demasiados suministros en esta escuela como para no compartir- insistió Delilah

-Severus jamás lo aceptaría- continuó él

-No necesita aceptarlo- dijo ella- Trabajo con él, tengo libertad total de usar los ingredientes y el material, y he decidido que quiero usar esa libertad en esto- dijo señalando la botella.

Remus no supo qué contestar.

-Se lo pondré de esta forma- dijo Delilah- Yo haré la poción cada cierto tiempo, así que los ingredientes serán usados y el equipo también, así que usted decide si se van a desperdiciar o no- se encogió de hombros

Remus rio y miró la chica, notando esa travesura que había detectado en ella anteriormente.

-Eres brutal ¿Lo sabías?- le preguntó él.

-Sí- dijo Delilah recordando las palabras que Sirius le había dicho el día anterior- Ya me lo habían dicho- agregó

Lupin cerró su maleta y arrastró la silla de su escritorio para quedar en frente de ella.

-Te propongo un trato- dijo Remus- Yo te mandaré una carta con mi dirección y aceptaré lo que sea que quieras enviarme- propuso- Pero a cambio, tú debes mandarme cartas contándome como estás- le pidió

Delilah lo miró confundida.

-¿Eso es todo?- preguntó Delilah sin entender

-Sí- dijo él con una sonrisa

-¿Sólo debo mandarle cartas contándole de mis días?- preguntó ella de nuevo

-Sí- dijo él

-¿Por qué?- preguntó ella

Remus se quedó viendo las manos de Delilah, como jugaba con ellas.

-Sólo quiero asegurarme que estes bien- dijo el encogiéndose de hombros, pero Delilah volvió a escuchar el tono en el que él lo había preguntado.

-De acuerdo- dijo Delilah aceptando el trato- Espero escuchar de usted pronto profesor Lupin- le dijo con una sonrisa, se bajó del escritorio y camino hacia la puerta.

Lupin también se levantó de su silla, pero se detuvo al notar que Delilah seguía en la puerta.

-¿Delilah?- preguntó él con cuidado

-No- dijo ella, en voz tan baja que Lupin creyó haber escuchado mal.

-¿Disculpa?- le preguntó inseguro

Delilah se quedó ahí, de espaldas hacia él, incapaz de mirarlo al rostro.

-Me ha preguntado dos veces- dijo ella- Si tengo un lugar seguro al cual regresar- le recordó las palabras que él le había dicho. Delilah tragó saliva- La respuesta es no- dijo finalmente, la voz temblándole.

Remus sintió como todo el aire del cuarto se entumecía, por supuesto que era algo que él ya sabía, lo notó en varias ocasiones, veía rasgos en ella que él mismo sabía reconocer.

Su necesidad de complacer a sus maestros y su miedo por decepcionarlos, su necesidad en siempre aparentar bienestar y su inestabilidad en mantenerla, lo mucho que se moría por descubrir a sus verdaderos padres y lo poco que hablaba de los otros. Pero supo exactamente lo que pasaba cuando vio el boggart de ella y el miedo en sus ojos al intentar enfrentarlos.

Delilah no estaba segura en casa, por eso había huido, no estaba segura con sus padrastros, y no quería regresar.

-De acuerdo- dijo él en voz baja- ¿Quieres hablar de ello?- le pregunto con delicadeza.

-En realidad no- dijo ella con una media sonrisa- Sólo quería ser honesta- fue lo que dijo

Lupin agradeció que ella no lo estuviera mirando porque estaba seguro de que se asustaría al notar lo molestaba que se encontraba. Delilah era una niña, tenía 13 años, era tierna, amable, valiente, carismática y leal, y lo que sea que pasaba en su vida de muggle, no se lo merecía.

-Prometo- dijo Lupin una vez que se calmó- Hacer algo al respecto- dijo el con toda sinceridad y convicción

Delilah tan solo asintió con la cabeza, respiró profundamente y volteó a ver al profesor con una sonrisa, cambiando por completo su actitud, poniendo su barrera encima. Lupin entendió que ya no se tocaría el tema y que tenía que dejarlo ir. 

-Bueno- dijo en un suspiro- Si me disculpa profesor, tengo que ir a patearle el trasero a Harry en Quidditch- sonrió y salió de la oficina riendo