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Su primer día había sido bastante caótico, empezó en la sala común de Hufflepuff y terminó en la oficina del director Dumbledore. Ni Fred y George Weasley habían logrado ser mandados a la oficina tan rápido.

Mentiría si dijera que no estaba asustada de estar ahí, todo era nuevo, estaba teniendo que hacer tantas cosas que estaban fuera de su control y estaba teniendo que hacerlas sola; Delilah odiaba estar sola.

-Delilah- dijo el profesor en cuanto la vio llegar- Tome asiento por favor- dijo señalando el sofá enfrente de su escritorio, al otro lado donde él se encontraba.

Era un lugar grande, redondo, tenía muchos cuadros en movimiento, pero Delilah ya se había acostumbrado a ellos, había muchos objetos extraños y cortinas que le daban al lugar un toque teatral.

-Gracias- dijo apenas pudiendo hablar.

Había visto una vez al profesor Dumbledore en persona, justamente y exclusivamente el día de ayer, más había visto su retrato varias veces en todos los libros de historia mágica que leyó, al igual que en las muchas ranas de chocolate que Harry le compró.

Albus Dumbledore era famoso por una gran cantidad de cosas, pero lo que más le interesaba a Delilah era algo completamente ajeno a sus logros y victorias.

La pudieran haber dejado ir, la pudieron haber dejado vivir su vida muggle y jamás asistir a Hogwarts, pero Albus Dumbledore pidió que la buscaran, ordenó que fuera encontrada, educada y traída a Hogwarts. ¿Por qué? ¿Qué tenía ella de especial?

-¿En qué puedo ayudarle?- preguntó el hombre de barba larga.

Ella lo miró extrañado.

-Usted me llamó a mí- dijo Delilah

-Sí, pero puede que la que necesite ayuda sea usted- contestó en un tono calmado y monótono.

Delilah quiso contestar, normalmente hablaba todo el tiempo, siempre tenía algo que contestar, pero había algo que no lograba comprender de ese hombre y le confundía.

Pero ahí estaba otra vez, alguien ofreciéndole ayuda ¿Por qué todos creían que necesitaba ayuda?

-¿Cómo se ha sentido en la escuela?- continuó él al no obtener respuesta.

-Pues, sólo ha sido un día, es difícil juzgar un lugar tan grande en el lapso de las dos clases que he tenido- dijo con ironía.

-Al igual que es difícil juzgar a una persona por una simple conversación- contestó con el mismo tono y Delilah sintió cómo si él pudiera ver dentro de su cabeza. Intentó gritar en su mente esperando que él se espantara, pero no ocurrió nada.

-Las primeras impresiones también son importantes- comentó Delilah recuperando su actitud.

Él la miró en silencio, sus ojos clavados en los grises de ella, pero Delilah no apartó la vista.

-No sé si se le comentó ya con anterioridad pero si planeamos reponerle sus clases de Herbología y Pociones- continuó- En cuanto tenga esas clases, los respectivos maestros le pedirán que establezcan un horario en donde este disponible y pueda recibir aquella regularización - finalizó

-Gracias- dijo ella con honestidad- Por no dejarme quedar atrás a comparación de mis compañeros- agregó- En verdad lo aprecio-

-No hay nada de que preocuparse- aseguró él- Al final del día, todos merecen la oportunidad de intentarlo- la miró directamente a sus ojos grises oscuros.

-Okay- dijo Delilah sin saber que agregar- ¿Puedo irme?- preguntó insegura.

-Eres libre de tomar tus decisiones Delilah- le contestó con seriedad y eso la confundió- A veces todo se trata de decisiones- continuó

Delilah se le quedó viendo consternada, no entendía por qué le estaba diciendo eso, menos en el tono que estaba usando. Asintió la cabeza y sintió que aunque la situación era incómoda, podía irse sin decir algo más.

-Bueno, gracias por la bienvenida- dijo en un tono burlón

-Hufflepuff- dijo de repente

Delilah volteó a verlo.

-¿Qué?- preguntó ella

-Una decisión interesante- fue lo que agregó- Ellos no eran Hufflepuff-

Delilah sintió cómo se le erizaba la piel, el comentario en contexto se veía inofensivo, pero la manera en la que lo dijo, era como si estuviera poniendo una trampa en el piso, y lo había logrado: sus padres, estaba hablando de sus padres.

-Todo puede pasar- dijo ella con cautela- Que tenga entendido, tu casa de Hogwarts no es algo genético-

-No, es más intuitivo- admitió- Me preguntó qué pensarían ellos al respecto- dijo él.

-Yo no- dijo rápidamente- Están muertos y nunca me conocieron, no es como que podían esperar mucho de mí- dijo evitando la pregunta

Estaba jugando con ella, solo dejaba sobras en el piso para que ella las recogiera, para verla en el peso recolectándolas, pero se negaba a decirle lo que tentaba. Sus padres, él hablaba de sus padres, sin en verdad hablarle de ellos, como si quisiera ver que tan lejos ella estaba dispuesta a averiguar.

Delilah había sido entrenada en Francia a ser cortés, a ser amable, elegante, a actuar como se esperaba que actuara, por eso la odiaban allá, porque Delilah tenía una lengua brutal y no se dejaba confrontar y algo que le gustaba mucho menos, era que jugaran con ella.

-Bueno, creo que nunca lo sabremos- dijo él con una pequeña sonrisa, cerrando la conversación.

Delilah camino hacia la puerta con velocidad, no sabía por qué la había tratado así o que esperaba descubrir de ella, pero había dos cosas claras: él sabía sobre los padres de Delilah y ella no confiaba en Albus Dumbledore.

Delilah Jolet- 1 (Harry Potter & Draco Malfoy)Where stories live. Discover now