Rey De Reyes - Volumen 1

Por ElMarkOP

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¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambient... Mais

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Parte 50 (Personajes)
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62
Capitulo 63
Capitulo 64
Capitulo 65
Capitulo 66
Capitulo 67
Capitulo 68
Capitulo 69
Capitulo 70
Capitulo 71
Capitulo 72
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Capitulo 74
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Capitulo 76
Capitulo 77
Capitulo 78
Capitulo 79
Capitulo 80
Capitulo 81
Capitulo 83
Capitulo 84
Capitulo 85
Capitulo 86
Capitulo 87
Capitulo 88
Capitulo 89
Capitulo 90
Capitulo 91
Capitulo 92
Capitulo 93
Capitulo 94
Capitulo 95
Capitulo 96 - El fin del prólogo okno
Capitulo 97
Capitulo 98
Capitulo 99
Capitulo 100
Capitulo 101
Capitulo 102
Capitulo 103
Capitulo 104
Capitulo 105
capitulo 106
Capitulo 107
Capitulo 108
Capitulo 109

Capitulo 82

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Por ElMarkOP

Dos hombres yacían desmayados uno encima del otro, uno con una sonrisa de satisfacción y el otro con algo más que la boca tapada.

Todo el mundo miró a Arthur como si fuera un monstruo, bueno, todos del lado de Mallory. Los hombres de Arthur se mantuvieron indiferentes en todo momento. Algunos más bien se rieron en voz baja de la escena.

Los Mallory tenían el rostro cenizo, Emilia era la única que vio con horror lo que le hacían a su hermano. Ella miró a Arthur y se preguntó cómo hubieran resultado las cosas si su padre la hubiera elegido a ella en vez de a Elliot. El solo pensarlo le causó terror luego de ver los inútiles intentos por escapar de su hermano.

Mientras todos cuestionaban las acciones de Arthur, este solo le dió a su manzana una última y tranquila mordida.

—Faila. —Dijo Arthur.

—¿Mi señor? —Preguntó Faila, Arthur señaló a los dos.

—Aprovechen que está inconsciente para castrarlo. Y saquen al tipo de aquí.

Faila asintió con la cabeza y llamó a varios de sus subordinados. Estos trajeron sus herramientas para la ocasión.

—Bien, mientras terminan ahí, ya solo queda tratar la última parte de nuestro acuerdo. —Arthur se levantó y se dirigió al general.

—¿Q-Qué? ¿A que te refieres? —Preguntó.

—Soy un hombre de palabra, te prometí que no dañaría a tu hija y así será. Pero necesito un seguro, así que me la llevaré a Orley conmigo.

—¡No! —Gritó Emilia desesperadamente.

—¡¿Qué?! —Gritó el general.

—¡No! ¡No puedes hacer esto! —Dijo Darla—. ¡Ya tuviste suficiente, no puedes llevártela!

—No hay opción. —Suspiró Arthur—. Verán, si me voy así tal cual, la corona simplemente enviara a su ejército a mis tierras y honestamente preferiría evitarlo.

Arthur se agachó hasta estar cara a cara con el general.

—Tú, general. Eres el único que puede evitar que eso ocurra. Tu hija es la única con la capacidad de continuar con tu linaje ahora y no soy tan cruel como para privarte de ello... Al menos no si me provocan. Emilia vivirá en Orley tranquilamente, nadie la molestará ni le tocaran un solo pelo, ni siquiera yo.

Arthur los miró a los 3, luego se detuvo de nuevo con el general.

—Pero... No puedo decir lo mismo si un ejército comienza a tocarme los cojones en frente de mi ciudad. Así que por el bien de tu hija y el futuro de tu casa, creo que ya sabes que hacer.

—Tú... ¡No voy a aceptar que te lleves a mi hija!—Gruñó.

—No tienes opción... Pueden ir a visitarla cuando gusten. Por supuesto, sin un ejército a vuestras espaldas. —Arthur se levantó y vio como estaban castrando a Elliot. El dolor lo despertó pero de la misma forma rápidamente lo hacía caer de vuelta.

Arthur lo ignoró miró a los Mallory y estiró sus brazos ligeramente.

—Sabes perfectamente que lo que digo es cierto y sabes muy bien porqué no puedes rechazarlo. —Dijo Arthur, miró a los ciudadanos y soldados arrodillados—. Tu familia no es la única que está ahora mismo a mi merced.

Tiberius miró a sus ciudadanos y a los soldados de Arthur que los rodeaban.

—¡No quiero! —Dijo Emilia—. ¡No puedes hacer lo que se te venga en gana! ¡Esto es injusto!

—Sí, esto si es un poco injusto, lo reconozco. —Asintió Arthur—. Pero es necesario para que todos podamos tener por lo menos un día de paz. Si no aceptas, tu padre fácilmente puede pedirle a la corona que me ataque y no quiero matar a más nadie por ahora.

Arthur hizo una pequeña expresión de molestia y señaló a los padres de Emilia sin dejar de mirarla.

—Pero si te niegas, no me dejas más opción que matar a todo el mundo aquí ahora mismo. ¿Cuál es la diferencia? Si tengo que seguir matando gente, puedo empezar desde ya. Calbourne dejará de existir, los Mallory dejarán de existir y solo tendría que enfrentarme al resto de Glideric. Quizás muera en el proceso, pero me aseguraré de llevarme al reino entero conmigo antes.

Todo el lugar se llenó de un silencio mortal Liliana apretó un poco su uniforme. Temía que lo que decía Arthur se hiciera realidad.

—De ser así, ¿Entonces por qué debería seguir luchando? Glideric estaría condenado. —Pensó.

Una vez más, una mano se acercó a ella. Está vez era de Faila quien acarició suavemente su espalda.

—Sé lo que piensas, pero no temas. Confía en nuestro señor. —Faila miró a Arthur, Liliana hizo lo mismo.

Emilia estaba indecisa, se estremeció cuando Arthur levantó su mano y los soldados apuntaron a los civiles.

La gente entró en pánico pero no se levantaron ni huyeron, simplemente comenzaron a gritar un poco, suplicar, rezar o abrazarse entre sí.

—Ve con él... —Dijo Tiberius.

Emilia lo miró sorprendido, su madre simplemente apretó los labios y bajó la cabeza.

—¿P-Padre?

Tiberius alzó la mirada y observó fijamente los ojos de Arthur.

—¿Prometes que abandonarás Calbourne en paz? ¿Cumplirás tu palabra y mantendrás a mi hija segura?

Arthur lo miró por unos segundos antes de asentir y levantar sus manos.

—Juro... Por mi honor y por los dioses. Que mientras tú cumplas con tu parte, no le haré daño a ningún ciudadano en esta ciudad. Y no solo mantendré a tu hija a salvo, también le permitiré vivir libremente en mi ciudad asegurando la mejor salud y comodidad que le pueda brindar en todo momento, y en toda hora.

Arthur bajó sus manos, al mismo tiempo que sus hombres alejaban las armas de los civiles. Tiberius asintió con la cabeza. Por muy difícil que fuese, aceptar era tan riesgoso como rechazar, de hecho, si salía mal, el resultado sería exactamente el mismo.

—Ve, Emilia. —Esta vez fue su madre—. Si... Si Sir Arthur dice la verdad, podemos visitarte cuando queramos, ¿No es así?

—Así es. —Arthur asintió con la cabeza—. Solo así pueden verificar por ustedes mismos que mantengo mi palabra. Tanto Emilia como ustedes serán mis invitados de honor... Con alguna que otra excepción, claro... —Arthur miró al inconsciente y eunuco Elliot.

—¿V-Ves? Todo va a estar bien. —Sonrió forzadamente.

—Ya no discutas más Emilia, obedece. —Dijo el general Mallory.

Emilia los miró a los dos queriendo decir algo pero solo se limitó a bajar la cabeza y obedecer. Faila se acercó a ella y le ofreció su mano. Emilia la miró por unos segundos antes de tomarla y ser llevada a un carruaje, cruzó miradas con sus padres por última vez antes de subir.

El silencio llenó el lugar una vez más cuando emilia desapareció de la mirada de todos.

—Dime una cosa... Tuviste 5 meses para planear todo esto, pero... ¿Cuánto...? ¿Cuánto te tomó realmente orquestar todo? —Preguntó el general.

Era más que obvio que Arthur ya había predicho hasta cierto punto lo que sucedería hoy. El hecho de que dijera lo que haría el general una vez que Arthur se fuera también daba mucho que pensar al respecto.

Presente y futuro, era como si Arthur controlara ambos a su antojo.

—¿Honestamente? Solo 2 días... 2 días luego de enterarme que fue Elliot quien organizó el ataque. —Respondió.

—2 días...

El general bajó la cabeza, no parecía nada raro pero en el fondo estaba perplejo, había subestimado demasiado a Arthur. Si tan solo hubiese sido un poco más abierto de mente, quizás las cosas no habrían resultado de esta forma.

Muy en el fondo, el general también se sentía decepcionado de sí mismo. Se había vuelto arrogante solo por ser el más grande general de Glideric hasta ahora. Si hubiera detenido a su hijo antes, nada de esto hubiera sucedido.

—¡Soldados! ¡Reagrupense, regresamos a casa! —Ordenó Arthur.

Sin mirar a atrás, Arthur se dirigió hacia el carruaje de Emilia y subió, Faila le dió un empujón a Liliana para que fuera con el mientras ella hacia de conductor.

Robert por otro lado, montó a caballo y lideró el camino.

Dentro del carruaje, Liliana suspiró y se quitó la peluca, Elena quien había estado tensa desde el momento en el que vio a Arthur entrar, se asombró al ver a la princesa en este lugar.

—¿P-Princesa L-Liliana? —Emilia la miró perpleja.

—Saludos, Lady Emilia.

—S-Si usted está aquí... Eso significa que la familia real. —El rostro de Emilia se tornó desesperado pensando que su familia había sido traicionada por la corona.

—Sabíamos que pensarían eso sí me veían, es por eso que traje una peluca. —Dijo Liliana—. Seré honesta, lo que yo haga no es de incumbencia de mi familia, todo lo que hago es por mi cuenta, solo tú y los Orlianos saben que estoy aquí. La familia real no tiene nada que ver.

—Pero eso... Significa que estás de su lado... —Emilia miró de reojo a a Arthur por un instante.

—Asi es, estoy con ellos porque son los únicos que no me dieron la espalda. Creo que sabes muy bien lo que dicen de mí, pero te aseguro que no son más que mentiras.

Emilia la miró por un buen rato, aunque le tenía rencor por ayudar a Arthur. se dió cuenta de que su actitud no se parecía tanto a la cruel y malhumorada que todos decían. Pero aún así, a los ojos de Emilia seguía siendo una villana más junto a Arthur.

Nadie dijo nada en mucho tiempo, al principio Emilia estaba tensa pero gradualmente se acostumbró a la presencia de esos dos. Pero acostumbrarse no es lo mismo que disfrutarlo.

Liliana se quedó dormida mientras Arthur tranquilamente veía los árboles pasar a medida que avanzaban. Emilia lo miró por un buen rato, cuando Arthur la miró ella rápidamente desvió la mirada.

Sus manos inquietas la delataron pero Arthur no dijo nada, solo se limitó a seguir viendo el paisaje.

—Sir Arthur... —Emilia habló, ambos se miraron.

—¿Sí? —Arthur preguntó al ver que ella se quedó callada.

—M-Mi hermano... —Ella en verdad no sabía cómo expresar su inquietud con palabras.

—¿Que pasa con él?

Emilia pensó que se estaba inquietando, temía provocar su ira luego de todo lo que sucedió.

—¿Era necesario que le hiciera eso? —Preguntó.

—¿Que cosa? ¿Castrarlo? —Arthur levantó una ceja, Emilia negó con la cabeza pero no quiso mencionar que se refería a lo otro—. Ya veo... Bueno, quizás eso no era tan necesario, pero para mí si lo fue. Dime, ¿Te has enamorado alguna vez?

Emilia negó con la cabeza, confundida por esa repentina pregunta.

—Entiendo... Bueno, es doloroso, ¿sabes? Si hubieran conseguido matarme en mi boda, De alguna u otra manera Elliot habría conseguido hacerle lo mismo a mi esposa. ¿Viste como lo disfrutaba aquel hombre y como sufría tu hermano, no? Ahora imagina por ejemplo que tu madre hubiera estado en la posición de tu hermano. ¿Amas a tu madre, no? ¿Cómo te sentirías al respecto?

Emilia bajó la cabeza, la imagen de aquella escena seguía tan clara como el agua. Imaginar la misma escena pero con su madre se sintió todavía peor.

—No me importa si de repente yo muero o el mundo entero se pone en mi contra. No permitiré que nadie lastime a mi familia.

Emilia vió la expresión molesta de Arthur se tensó un poco creyendo que se desquitaría con ella de algún modo pero no fue así. Arthur se relajó y continúo mirando el paisaje.

Emilia estuvo en silencio por un buen rato, pensando en lo que sucede y sucederá a partir de ahora.

—¿Que sucederá conmigo ahora? —Preguntó.

Arthur no respondió al instante, permaneció en silencio por unos segundos antes de mirarla.

—Lo que suceda de ahora en adelante depende de tí. —Dijo—. Yo le aseguré a tu padre que te cuidaría. Puedes gritar, patalear o quejarte, nada cambiará eso y lo sabes. Pero... Si lo que quieres es saber que hacer o que es lo mejor para tí, deberías tomarte tu tiempo y conocer mi ciudad.

Arthur le dió una pequeña sonrisa intentando calmar el ambiente.

—Puede que te parezca repugnante la idea, pero deberías darme las gracias por ello. Cualquier otra persona te mantendría encerrada en una habitación, una celda o en una torre.

Emilia frunció el ceño.

—Estaría encerrada en una ciudad. ¿No es lo mismo pero con más espacio?

Arthur soltó una pequeña risa.

—Sé lo que estás pensando. Y sí puede que así sea, pero al menos puedes disfrutar del paisaje, explorar las tiendas, correr libremente. Al principio puede que te sientas prisionera igualmente pero confío en que con el pasar de los días te olvidarás de ello.

—¿Con tanta libertad no temes que me escape? —Emilia levantó un poco una ceja.

—Cuando llegues te darás cuenta de que es imposible. —Respondió—. A menos que sepas volar como un ave... De cualquier forma, no pienses en eso, algún día las cosas cambiarán, seguramente volverás a estar con tu familia y con un poco de suerte nos olvidaremos de todo esto... O al menos un poco.

—¿Realmente volveré a estar con mi familia? —Emilia bajó un poco la cabeza.

—Eso depende... —Arthur soltó un pequeño suspiro—. Odio a tu hermano, Pero no le guardo rencor al resto de tu familia, incluyéndote.

Emilia levantó la mirada y observó a Arthur intentado verificar si sus palabras eran ciertas o no. Arthur suspiró y negó con la cabeza.

—De no haber sido por tu hermano, La casa Mallory y la mía habríamos tenido una fuerte y duradera relación. Tu padre y yo habríamos hecho historia.

Más allá del respeto, Arthur sabía lo importante que era Tiberius. Sin las armas de fuego, las probabilidades de victoria se habrían reducido drásticamente. Por eso, Arthur también sentía algo de admiración por el general.

Llevarse bien con él habría sido clave para la conquista del reino, pero desde que notó que Elliot lo odiaba decidió mantenerse al margen.

Aún si Arthur decidiera haberse llevado bien con el general Tiberius, el futuro de la casa Mallory habría seguido perteneciendo a Elliot por lo tanto, habría sido en vano el esfuerzo.

Emilia bajó la cabeza pensando en las palabras de Arthur, él sacudió un poco la cabeza y miró a Emilia.

—En fin, ya lo hecho hecho está. No te pediré que nos perdones por lo que hicimos, pero quiero que entiendas que ahora el destino de tu familia depende de tí, solo tú puedes decidir el rumbo ya que eres oficialmente la heredera de la casa Mallory.

Emilia abrió un poco los ojos cuando se dió cuenta de que eso era cierto, Arthur por otro lado continúo.

—Por lo tanto, como futura matriarca, quiero que pienses con la cabeza y no con el corazón. ¿Que es lo mejor para tí y tu casa? Lo descubrirás mientras te  Tomas el tiempo para pensarlo mientras exploras y analizas mi ciudad. Tiempo te sobra, eso es seguro.

Arthur pensó qué, dado que está joven ahora vivirá con ellos, lo mejor que podía hacer era intentar llevarse bien o al menos un poco mejor.

Arthur no dudaba de que eso sucedería, en cuanto Emilia se acostumbré a Orley, se sentirá mucho más cómoda que en cualquier otra ciudad.

La ciudad era perfecta, la comida deliciosa y los lujos abundaban. Al principio probablemente se sienta prisionera pese a tener casi completa libertad, pero era seguro de que una vez se acostumbré lo disfrutará.

Probablemente comience a sentir amor odio hacia su nuevo hogar, pero Arthur sabía que eso era inevitable. Ahora mismo no le afectaba, pero con el pasar de los días Emilia habría desarrollado inconscientemente el síndrome de Estocolmo con ellos.

Y con un poco de suerte, se volverá una aliada útil. Aunque los Mallory habían sido severamente debilitados, todavía tienen influencia.

Emilia desvió un poco la mirada, su expresión facial decía claramente que no se llevaría bien con Arthur ambos sabían que ella se comportaría.

—En cualquier caso, mi Lady. Debería aprovechar y descansar, el viaje será un poco largo.

Emilia no dijo nada, pero tras media hora de viaje, su cuerpo le exigió descansar para expulsar todo el estrés de hoy, literalmente se durmió sin darse cuenta.

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