Arthur pensó que como Liliana vendría con ellos, está vez disfrutaría de un baño "Normal". Sin Adela desnuda firmemente pegada a él, acariciándolo constantemente y eso.
Pero por el contrario, no solo Adela estaba desnuda, ¡Liliana también lo estaba!
—¿Q-Qué...? —Dijo Liliana al ver que Arthur la miró.
—Nada... —Arthur volteó hacia el frente.
Suspiró internamente, hacia lo que podía como líder, como buen hombre, caballeroso y respetuoso... Pero la verdad es que ellas se lo estaban poniendo difícil.
—Arthur, ¿Por qué no me dejas darte un masaje en la espalda? Te noto más tenso de lo normal. —Adela sonrió.
—Y-Yo también puedo hacerlo. —Añadió Liliana.
Aún si Arthur hubiera dicho que no, ambas se las arreglaron para colocar sus manos en su espalda y hombros.
Adela era delicada y suave con sus manos, Liliana era intensa y firme, Arthur podía sentir los callos en las manos de Liliana, producto de años de entrenamiento con la espada.
Y aunque sus manos se sentían rígidas por eso, para Arthur se sintió agradable. Decidió cerrar los ojos y relajarse pero Adela y Liliana no lo hacían fácil.
—Lo estás haciendo mal. —Dijo Adela.
—¡C-Claro que no! —Se quejó Liliana—. Lo estás haciendo muy suave.
—¡Y tú demasiado fuerte! Es un masaje, no una reconstrucción.
—Ambas lo hacen bien. —Arthur suspiró.
—¿V-Ves? Le gusta. —Liliana se sintió feliz de escuchar que lo que hacía le gustaba a Arthur, casi olvidando su rivalidad con Adela.
—Me alegra que te guste Arthur. —Adela miró con malicia a Liliana antes de darle un beso en la mejilla a Arthur—. Eso es por ser un buen chico.
—Gracias. —Arthur sonrió.
La mandíbula de Liliana cayó antes de mirar con enojo a Adela, solo para luego darle un beso a Arthur en la otra mejilla.
—E-Eso es por... Por todo. —Liliana no supo que decir.
Arthur asintió con la cabeza mientras sonreía, Liliana le sacó la lengua a Adela en silencio. Está le devolvió una sonrisa malvada.
—¿Sabes, Arthur...? Creo que deberías dejarte crecer la barba. —Mencionó mientras pegaba sus pechos a Arthur.
Liliana notó como Arthur se giró hacia Adela y, pese a lo vergonzoso que le parecía, rápidamente hizo lo mismo aunque pareciera desesperada en el intento.
—¡No! S-Si lo hace parecerá demasiado viejo.
Arthur frunció el ceño mientras su mente viajaba a su lugar seguro. Ambas mujeres comenzaron a discutir sobre como se vería mejor Arthur mientras se frotaban a él.
—Imagina un prado verde lleno de mariposas y tulipanes... —Arthur suspiró internamente—. Oh, que linda piedra...
De repente el mundo imaginario de Arthur comenzó a temblar y estremecerse. Cuando volvió al mundo real, estaba presionado contra la pared de roca mientras Liliana y Adela estaban sobre él mirándolo con firmeza.
—¿Qué? —Preguntó Arthur, estaba seguro de que le habían dicho algo.
—¿Cuál de nosotras crees que es más bonita? —Pregunto Liliana, casi como si fuera una queja.
Adela miró a Arthur con el ceño fruncido, Arthur solo pudo pensar que ambas habían comenzado a pelearse de repente y eso lo llevó a esto.
—Haa... —Arthur suspiró pesadamente y pensó en lo que debería hacer.
Miró a Liliana, ella sonrió un poco cuando esté la miró pero se tensó cuando Arthur se giró hacia Adela. Arthur decidió no preocuparse demasiado por qué decir, simplemente tomó a ambas damas por la cintura y las acercó a él.
Ambas se quedaron perplejas por tan repentino movimiento.
—Por supuesto que ambas son hermosas, cada una tiene algo que las hace bonitas a su manera, por ejemplo... —Arthur miró a Liliana—. Me gusta tu cabello, pero más tu forma de andar decidida y con la frente en alto, tal vez no lo sepas pero para el resto te como alguien que inspira valor con su andar, justicia con su actitud y paz con su sonrisa... Aunque también pienso que te ves atractiva. —Arthur soltó una suave risa.
Arthur se giró hacia Adela.
—Tú por otro lado, tus ojos verdes cuál esmeraldas dejan a uno hipnotizado. Pero más allá de eso, me gusta tu forma de ser, segura, elegante, refinada. Tu inteligencia hace que sea divertido ver cómo otros se interponen a ti pero al mismo tiempo hace que sea agradable olvidarse del tiempo al hablar contigo.
Después de decir todo eso, Arthur asintió con la cabeza.
—Si, definitivamente ambas son muy hermosas para mí.
Mientras Arthur se sentía relajado luego de expresarse, los rostros de Liliana y Adela estaban como remolachas. Arthur abrió los ojos cuando sintió que ambas le besaban las mejillas y le agradecían por sus palabras.
Se recostaron junto a él mientras se relajaban, hablaban de cosas sin importancia pero al menos Liliana y Adela ya no intentaron pelear por ver quien era mejor. Al menos en este momento tenían una tregua.
Liliana miraba con adoración a Arthur mientras la palabra "Atractiva" resonaba en su mente.
—¡Arthur cree que soy atractiva! —Gritó emocionada en su mente.
Adela por otro lado estaba bastante feliz. Sintiendo la suave y casi indetectable caricia de su amado en su cintura, Adela se sintió en paz.
Pero aunque ambas mujeres estaban contentas, el único que estaba intranquilo era Arthur. Maldiciendose así mismo por estar con 2 mujeres junto a él y no poder hacer nada.
De hecho podía pero hacerlo sería mala idea. Sobre todo Liliana quien era una princesa y tenía muchas obligaciones.
Cómo relacionarse solo después de casarse, hacerlo antes no solo estaba mal visto si se descubre, sino que también la corona podría intentar obligarlo a "pagar una multa"
En cuanto a Adela, era una mujer ocupada, aunque siempre hacia un hueco para Arthur en su agenda, de ella dependía gran parte de la economía de Orley.
Su resistencia estaba casi al límite pero no podía permitirse ceder, había mucho en juego y el riesgo era alto, no valía la pena dejar a Adela inactiva por alrededor de 6-7 meses.
Y mucho menos revelar alguno de sus secretos a la corona gracias a Liliana.
Volteando ligeramente hacia Adela quien parecía tener 2 flotadores de agua inmensos, Arthur quería llorar por dentro.
Después de varios minutos intentando encontrar la paz interior, Arthur se levantó tranquilamente.
—Creo que ya es suficiente... Saldré primero para no molestarlas.
Ambas no dijeron nada, Liliana solo vió con confusión como Arthur se iba, para cuando esté desapareció, Liliana miró a Adela.
—Eso... ¿Pasó algo? —Preguntó.
—Creo que nos excedimos un poco. —Respondió Adela suspirando con una ligera sensación de culpa.
Liliana frunció el ceño, Adela por otro lado había notado en el último instante la "Emoción" de Arthur sintiéndose feliz por ello pero al mismo tiempo culpable.
—No entiendo a qué te refieres. —Dijo Liliana.
—¿Que eres, una niña? —Adela la miró con una ceja levantada.
Liliana por otro lado solo la miró con más confusión.
—Oh, dioses... —Dijo Liliana antes de acercarse al oído de Liliana—. Verás...
Liliana asintió lentamente, su rostro pasó de la sorpresa a la vergüenza total en un parpadeo.
—¡¿Q-Qué?!
—Oh, vamos, ¿De verdad eres tan ingenua como para creer que Arthur no reaccionaría al vernos desnudas?
Liliana se puso como un tomate al imaginar que clase de pensamientos tenía Arthur sobre ella y la vergüenza se convirtió en preocupación.
—¡¿Que pensará Arthur de mí ahora?! Seguramente piense que soy una cualquiera o algo peor... ¡Todo esto es tu culpa! —Dijo mientras señalaba a Adela.
—¡¿Mía?!
—¡Sí, tuya! ¡De no haber sido por tí no habría hecho lo mismo!
—¿Y en qué momento te obligue a hacerlo?
—¡En el momento en el que entraste aquí! No voy a permitir que Arthur caiga en tus manos de esta manera, él tiene que elegir entre tú o yo y definitivamente no voy a aceptar que hagas trampa con tus... —Liliana no pudo terminar su oración.
—¿Mis...? ¿que? —Adela infló el pecho ligeramente—. ¿Y como sabes que Arthur no me elegirá a mi?
—Pff, ¿Quien querría estar con una bruja pechos aguados como tú? —Liliana se cruzó de brazos.
—Casi todo el reino a diferencia de cierta princesa que nadie quiere. —Adela se burló.
Liliana miró a Adela con enojo, está le devolvió la misma expresión. Sus rostros estaban tan cerca que, si esto fuera una caricatura, se podrían ver chispas entre sus miradas.
—Arthur será mío. —Afirmó Liliana.
—Yo no estaría tan segura... —Adela sonrió—. ¿Te olvidas de Miri?
—Ella solo tuvo suerte, además, es solo un medio para un fin. No me importa compartirlo pero nosotras por otro lado, tenemos un asunto aparte.
—En efecto, la primera de nosotras en casarse con Arthur gana.
—En efecto. Y aún no hemos acordado las condiciones de victoria, por cierto.
—¿Que tal esto? Si yo gano serás mi sirvienta por un mes y tendrás que llamarme "Ama GRAYWOLF" —Adela enfatizó el apellido de Arthur con una gran sonrisa.
—¡Hecho! Tú también harás lo mismo si gano. —Ambas se estrecharon la mano con firmeza.
Las dos salieron del lugar y se tiraban burlas entre sí, se vistieron de la misma forma y se separaron igual. Solo hubo una regla, nada de seducir a Arthur con sus cuerpos.
Liliana lo consideraba hacer trampa, por otro lado, Adela quería ser la primera de las dos en conseguirlo, así que para evitar sorpresas hicieron un pacto.
...
Al día siguiente, Arthur se levantó con pesadez, la noche anterior no pudo dormir correctamente.
Al menos hasta que llegó Emma y lo ayudó a relajarse...
Arthur notó un mechón de pelo morado y cuando levantó la sábana allí estaba una joven maid hecha bolita durmiendo mientras se chupaba el dedo.
Arthur sonrió suavemente y la dejó tranquila, Anoche mientras aún era temprano lo visitó una última vez por si necesitaba algo y al ver que no podía dormir lo ayudó con tiernas caricias en el pelo y pequeños tarareos.
Antes de que Arthur se diera cuenta ya estaba dormido. Emma seguramente también sintió sueño y se quedó dormida allí sin notarlo.
La arropó tranquilamente, se levantó de la cama y se estiró un poco pero para su sopresa, la puerta se abrió y entró Liliana.
—Buenos días Arth... —La sonrisa de Liliana se congeló al ver a una niña en la cama, lentamente se giró hacia Arthur buscando explicaciones—. ¿Que hace una niña en tu cama?
—¿Qué? Es mi hija. —El tono de Arthur fue tan serio que Liliana se quedó estupefacta.
De no haber sido porque Arthur se burló de ella y le explicó la verdad se lo habría creído. Al menos la broma sirvió para que lo cuestionara menos.
Liliana vino aquí para invitarlo a salir, había acordado con Adela que ambas tendrían por lo menos una cita a la semana.
A menos que Arthur decida tener otra, ambas solo podían usar dicha carta una vez cada 7 días. Así que en cuanto fue el turno de Adela, Arthur aprovechó el momento para posponer la boda un poco más.
Habían muchos trabajos acumulados, casarse podría considerarse un día festivo para Orley y no quería que el foco de trabajo se apagase en este momento.
Así que, mientras la producción de caucho tomaba camino, Arthur se dedicó el 80% como profesor de medicina y el otro 20% como supervisor en todo lo demás.