—¿Mano de obra? Hijo, por como me lo planteaste pensé que sería mucho más serio. —Preston respondió como si no le diera importancia pero luego sonrió—. Por supuesto, puedo movilizar a varias personas. ¿Cuántas necesitas aproximadamente?
Arthur negó con la cabeza.
—No estoy hablando de civiles, estoy hablando de esclavos. —Corrigió, luego señaló ligeramente sus alrededores—. Todos aquí en Orley son esclavos liberados, refugiados de aldeas que fueron arrasadas o ya no existen.
Preston asintió con la cabeza.
—Lo sé, muchacho. Mi hija me lo contó todo. ¿Cuántos esclavos necesitas?
—¿Cuántos podrías darme? —Preguntó Arthur.
—¿Cuántos quieres? —La sonrisa de preston aumentó.
Arthur suspiró, Miri sencillamente negó con la cabeza.
—¿5 Mil? —Preguntó Arthur.
—Te daré 10 mil. —preston sonrió—. Considerarlo mi inversión para tu pueblo. —Añadió antes de que Arthur dijera algo.
Arthur pensó que si pedía más el conde sería capaz de duplicar su solicitud.
—En una semana estarán todos aquí.
Arthur lo miró sorprendido, pensó que se lo tomaría con calma, al menos 2 o 4 pero lo decía como si ya los tuviera en mano. Arthur solo asintió con la cabeza.
—Tendré todo listo para recibirlos.
A Arthur no le gustaba quedarse corto de espacio, tenía para recibir hasta 15 mil ciudadanos y cuando estos 10 mil lleguen Arthur tendría que estar preparado para recibir a más. Al menos solo haría espacio para 5 mil ciudadanos extra.
Durante los siguientes días Arthur se dedicó a escribir libros de medicina y estudios. Luego de hacer 5 libros de biología (plantas y animales), aritmética, física, química y álgebra así como también varios libros de medicina, los envío a hacer varias copias tanto para la escuela como para la academia de medicina.
Estaba demasiado estresado como para querer hacer algo, escribir todos esos libros a mano fue demasiado para él y se juró así mismo fabricar la máquina de escribir por lo menos.
Afortunadamente para él, Adela nunca lo dejó explotarse a si mismo y lo obligaba a descansar de vez en cuando aunque Arthur solo quería terminar rápido.
A veces se quedaba dormido en su regazo sin darse cuenta pero cuando despertaba volvía a la normalidad sintiéndose renovado.
Arthur se sintió bendecido con su esposa, tanto así que en algún momento se preguntó que sería de él si ella no estuviera.
Para cuando los libros fueron entregados, Arthur recibió una enorme sorpresa. Preston había traído a los 10 mil esclavos que prometió, pero al mismo tiempo Liliana había llegado con otros 10 mil.
Al ver a Arthur tan sorprendido, Liliana se sintió orgullosa de sí misma.
—Supera esto, Adela. —Pensó Liliana.
Adela notó la sonrisa engreída de Liliana y casi le dan ganas de burlarse en su cara... Casi.
Pero no perdieron mucho. Mientras un grupo especializado en tratar esclavos acomodaban a los nuevos ciudadanos, Arthur, Adela, Liliana, Preston, Miri y Winston se reunieron.
Robert estaba a cargo de los nuevos ciudadanos por lo que no pudo asistir a la reunión.
—Ya veo... Así que ya están poniendo miradas en tí. —Murmuró Arthur.
—Desgraciadamente... —Suspiro Liliana—La capital ya no es segura para mí y a decir verdad estoy cansada de viajar. Arthur, me gustaría quedarme en Orley por ahora.
Arthur asintió con una sonrisa.
—Por supuesto, puedes quedarte cuánto gustes.
Liliana miró a Miri y a Preston y sonrió.
—Felicidades por tu compromiso, Miri. No tienes idea la suerte que tienes.
—G-Gracias, Majestad... —Miri reaccionó tímidamente, pero estaba feliz de escucharlo.
Preston por otro lado estaba encantado con ver cuánta gente los apoyaba. Creía firmemente que su hija estaba segura aquí.
Miri se retiró ya que quería ponerse a estudiar cuánto antes. De hecho lo consideró como su escape ya que le avergonzaba mucho que hablarán de su matrimonio con Arthur.
Al escuchar las novedades de Orley, Liliana se sorprendió y al mismo tiempo se emocionó por ello. Los médicos eran caros y la mayoría arrogantes, no era fácil pedirles consejo o adiestramiento.
Plebeyos o no, eran tratados como nobles y muy respetados, sus palabras casi eran ley y aquí estaba Arthur abriendo una escuela para que todos aprendieran.
Y dado que aún no habían maestros de medicina, Arthur actuó en su tiempo libre como profesor. Sorprendiendo a Miri y enorgulleciendo a sus súbditos aún más.
Ser enseñados por su señor y salvador en persona es como una bendición.
—Comenzaremos desde lo básico hasta lo más avanzado, no importa si ya saben tratar heridas, mutilaciones, laceraciones o hemorragias. Si saben cómo hacerlo pero no tienen idea del porqué de las cosas, algún día pondrán en riesgo la vida de sus pacientes y sus carreras como médicos. —Aclaró Arthur.
Arthur forzó una sonrisa cuando todos comenzaron a anotar sus palabras. Solo era una explicación, no hacía falta tomar nota.
—Bien, me he tomado la molestia de entregarles libros con las materias que estudiaremos a casa uno, no tienen permitido usarlos fuera de la academia así que al terminar las clases deben guardarlos en sus respectivos casilleros, ¿quedó claro?
Todo el mundo asintió con una sonrisa, la mayoría eran jóvenes pero también habían algunos mayores a 30 años.
—Comenzando ya con la clase, hablemos de los seres vivos. ¿Según ustedes que son los seres vivos? —Preguntó Arthur.
—¿Animales y personas? —Preguntó un joven luego de levantar la mano.
—Correcto, pero no olvidemos que las plantas también cuentan como seres vivos. Nacen, crecen y se marchitan como todos nosotros con el paso del tiempo y las condiciones. —Explicó y todos tomaron nota—. Algunas tienen diferentes propiedades, más grandes, más delgadas, dulces, amargas. Al mismo tiempo, los animales y humanos tienen sus propias diferencias y características.
Arthur se aclaró la garganta.
—De momento nos centraremos en la medicina con plantas y como afectan a las personas. Al terminar la clase les daré instrucciones sobre que estudiar a continuación. Y más vale que tengan eso en cuenta ya que algunas cosas aparecerán en exámenes.
Las enseñanzas de Arthur les dejaron con muchas preguntas que a su vez fueron sorpresivamente respondidas con cosas que no esperaban. Cómo la posible existencia de microorganismos, cosas tan pequeñas e imperceptibles para el ojo humano.
Que las enfermedades son en realidad seres vivos también, se aprovechan de nosotros y nuestro cuerpo reacciona a ellos como defensa, un ejemplo sería la fiebre.
Algunas plantas contienen sustancias o propiedades que al combinarlas actúan en función de ayudar a nuestro cuerpo a combatir enfermedades e infecciones. Pero a su vez algunas tienen venenos los cuales pueden ser peligrosos sino mortales.
La importancia de la higiene personal, la limpieza del hogar, la pureza del agua, la comida, el aire.
La primera clase fue muy interesante e informativa, la percepción del mundo cambió ligeramente para todos los presentes incluída Miri quien no se esperaba que el tema fuera tan profundo.
De momento aprenderían que plantas son buenas y que no, cuales son útiles para la medicina y cuáles son inútiles.
En un futuro no muy lejano pasarían de estudiar plantas a seres vivos, las vitaminas y minerales que estos pueden proveer, como el calcio de la leche, las proteínas del huevo, el potasio de los plátanos, etc.
Y cuando el momento llegué tendrán que estudiar personas, lo que significa abrirlas cuidadosamente y estudiarlos.
Los libros estaban formados para que incluso sin Arthur tarde o temprano aprendieran medicina por si solos, Arthur solo funcionaba como un medio para aclarar dudas y reforzar respuestas.
También, la forma correcta de aplicar las enseñanzas de los libros.
Miri estaba contenta, a diferencia del resto, solo ella tenía permitido sacar los libros de la academia pero solo podía usarlos en su mansión personal aquí en Orley.
El conde preston nunca había visto tan alegre a Miri quien explicaba rápida e inspiradamente lo que aprendió, el conde no entendía un bledo lo que decía pero estaba muy feliz por ella.
Ya en su mansión, Arthur reunió a la princesa Liliana, Yusuf el encargado de minería, Volmer el Arquitecto, André el herrero, Salas el carpintero, Paula la costurera, Héctor el granjero, Robert el general, Adela la economista y Winston, el segundo al mando de Liliana.
Faila no pudo asistir está vez por su trabajo como asesina, tenía que vigilar a los espías y Feyton no podía dejar los cuarteles sin supervisión.
Este era su círculo de trabajo, cada uno jefes de sus distintas áreas, madera, piedras y minerales, metalistería, economía, agricultura, etc.
Era raro que Arthur los reuniera a todos, pero si ellos estaban aquí no solo era por lo confiables y dedicados que son sino también porque Arthur tenía algo serio que decir.
—Primero que nada gracias a todos por venir, quiero felicitarlos por su arduo trabajo, sé que no lo suelo decir pero gracias a ustedes el futuro de Orley es cada vez más brillante, vuestra dedicación, humildad, lealtad y compromiso hacen que me sienta orgulloso de haberlos contratado.
Arthur se levantó y les dedicó un conmovedor aplauso a sus compañeros de trabajo, los demás le siguieron con sonrisas complacidas en sus rostros.
—Sigan trabajando así y no se dejen llevar por la arrogancia y el egoísmo, recuerden que de nosotros dependen muchas vidas y el futuro. Solo dando lo mejor de nosotros y siendo buenos seremos recompensados con una buena y larga vida.
Así eran las enseñanzas religiosas de este mundo, como siempre, el bueno será recompensado con salud y paz mientras que el malo con muerte y desesperación eterna.
Aunque Liliana y Winston solo participaron en la integración de Orley al reino así como también proveer constantemente a la ciudad con gente, se les consideraba su ayuda como vital ganándose el derecho a formar parte de este círculo.
Si Winston así lo deseaba, podía unirse al ejército de Orley, con su experiencia, luego de una rápida reforma su posición se vería superada solo por Robert, pero aún así sería alguien importante. Lo único que le detenía, era su lealtad Liliana.
Hasta que Liliana no se decida, Él la seguirá hasta el día de su muerte.
—Ahora, los he reunido aquí para enseñarles algo con lo que trabajaremos no ahora, pero sí en algún momento. —Arthur sacó algo debajo de la mesa—. Consideren esto un incentivo para seguir esforzándose.
Todos miraron con intriga y confusión el instrumento de madera y metal, Arthur les mostró lo que parecía ser un recipiente de vidrio.
—Esto es algo con lo que he trabajado últimamente, quiero agradecerles a André y a Salas por ayudarme a construirlo. —Explicó.
Miraron a ambos, eran los únicos tranquilos, sabían que era pero no que hacía, solo por eso parecían tan intrigados como el resto.
Winston, Robert, Adela y Liliana cerraron las cortinas, la habitación se sumergió en la oscuridad casi absoluta, apenas si podían ver las siluetas de los demás.
De repente escucharon un ruido proveniente de la posición de Arthur, claramente estaba haciendo algo con el instrumento extraño.
Vieron un punto amarillo, como el metal al rojo vivo, de repente, este punto brilló a tal nivel que la obscuridad desapareció, la habitación se volvió visible así como las expresiones de sorpresa de todos los presentes.
Arthur les acababa de mostrar la bombilla de luz la cual funcionaba con imanes y una manivela que al dar vueltas producía electricidad. También habían cables de cobre, no fue muy difícil hacerlos pero fabricarlos en grandes cantidades era imposible actualmente.
—L-Luz sin fuego... —Murmuró André recordando las palabras de Arthur.
Era un prototipo de la bombilla de edison, y como todo prototipo, estaba incompleto. La bombilla no contenía vacío por lo tanto su durabilidad era considerablemente menor. Aún así, era sorprendente de ver.
—¿Que les parece? Esto, amigos míos, se llama foco.
—I-Increible... —Murmuró Winston.
Liliana miraba el brillante foco con una expresión de asombro imperturbable, su boca abierta no se cerraría ni aunque entren moscas en ella. De hecho no era la única.
—¿Cómo...? ¿Cómo funciona esto...? —Preguntó Robert.
—Con electricidad. —Dijo Arthur—. O si aún no lo entienden...
Arthur removió con cuidado el foco, ajustó cuidadosamente los cables y volvió a girar la manivela, un pequeño arco de electricidad conectaba dos cables separados.
—Con rayos. —Dijo Arthur.
—Dioses... —Murmuro Paula.
Arthur detuvo todo y abrió las cortinas devolviendo la luz natural a la habitación, sonrió al ver que todos todavía tenían una expresión de asombro.
—De esto es lo que es capaz la humanidad cuando se le permite experimentar sin consecuencias, sin que sea considerado herejía o brujería. No somos dioses, no podemos controlar los elementos haciendo nubes de tormenta para conseguir rayos, pero ellos nos dieron la capacidad de crearlos a nuestro modo y usarlo a nuestro favor, para desarrollarnos y experimentar, estudiar y aprender los secretos del mundo y todo lo que ellos crearon.
Arthur señaló el prototipo de electricidad.
—Esto amigos míos, es la puerta a un futuro que está más allá de la imaginación, el comienzo de un todo. Esto cambiará todo. —Explicó—. Ya sea minería, herrería, sastrería, carpintería, todo... —Dijo mientras miraba a sus compañeros especializados en dichas áreas—. Quizás aún no lo vean, pero cuando sea seguro les permitiré hacerlo. Por ahora, imaginen casas y calles iluminados con estos focos de forma automática durante la noche. Nos ahorraríamos mucha madera o cualquier tipo de combustible.
Todavía era demasiado sorprendente para imaginarlo, pero se podían hacer una vaga idea.
—Pero mi señor, ¿para ello no tendría que haber alguien girando esa cosa toda la noche? —Preguntó Yusuf señalando la manivela.
Arthur negó con la cabeza.
—Hay muchas formas de hacer electricidad, está es la más básica y fácil de hacer de todas. Pero aún así, esta pequeña cosa no es capaz de iluminar todo Orley —Se rió—. Necesitaríamos un edificio completo dedicado solo a la producción y envío de electricidad.
Arthur se aclaró un poco la garganta.
—Ya les mostré nuestro objetivo a largo plazo, ahora hablemos de nuestros objetivos actuales.
Arthur consiguió motivarlos que era lo que quería, era como un juego por ver que maravillas traerá Arthur ahora.