Rey De Reyes - Volumen 1

By ElMarkOP

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¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambient... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Parte 50 (Personajes)
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 63
Capitulo 64
Capitulo 65
Capitulo 66
Capitulo 67
Capitulo 68
Capitulo 69
Capitulo 70
Capitulo 71
Capitulo 72
Capitulo 73
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Capitulo 79
Capitulo 80
Capitulo 81
Capitulo 82
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Capitulo 84
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Capitulo 88
Capitulo 89
Capitulo 90
Capitulo 91
Capitulo 92
Capitulo 93
Capitulo 94
Capitulo 95
Capitulo 96 - El fin del prólogo okno
Capitulo 97
Capitulo 98
Capitulo 99
Capitulo 100
Capitulo 101
Capitulo 102
Capitulo 103
Capitulo 104
Capitulo 105
capitulo 106
Capitulo 107
Capitulo 108
Capitulo 109

Capitulo 62

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By ElMarkOP

—Gracias por derrotar a Elliot por mí. —Morgan se acercó a Arthur con una pequeña sonrisa.

Arthur aprovechó que todos estaban de pie y algunas personas bailando en el centro para buscar con quién hablar, ya sea Liliana o incluso Nanya cuando de repente se encontró con Morgan.

Ambos se estrecharon la mano, Arthur podía ver algunas miradas encima de ellos.

—No fue nada, majestad. —Arthur le devolvió la sonrisa.

—Por favor dime qué si nos hubiéramos enfrentado habrías sido más suave. —Morgan tenía una sonrisa forzada.

—Ja, ja, ja, por supuesto. No suelo ir con todo pero Elliot se lo merecía. —Aclaró.

—¿Que fueron todos esos movimientos raros? En mi vida había visto semejante estilo de pelea. —Decir que Morgan estaba perplejo era quedarse corto.

Nunca había visto que un golpe con la palma abierta fuese tan fuerte como un golpe con el puño firmemente cerrado, el juego de pies de Arthur le hizo parecer que estuviera bailando.

Los movimientos de Arthur eran ligeros como pluma y fluidos como el agua, sus golpes también, duros como la piedra y potentes como un tsunami.

—Pensé que te habías vuelto loco cuando decidiste enfrentar a Elliot desarmado, incluso así, lo obligaste a seguir tu juego.

—Siento que me está halagando demasiado. —Arthur suspiró.

Morgan pensó que a Arthur no le gustaba ser tratado así por lo que cambió de enfoque.

—Para nada, solo estoy muy asombrado... ¿Quien es tu mentor?

Si pudiera hacer que esta persona se uniera a él y le enseñara, incluso a sus mejores soldados... Morgan estaba seguro de que su ascenso al trono sería más plano y fácil.

—Lo tienes delante. —Arthur sonrió.

Morgan abrió los ojos cuando se dió cuenta de que se refería a él mismo, ¿Cómo podría Arthur no saber lo que pasaba por la mente de Morgan? Podrá parecer buena persona, pero sigue siendo un príncipe.

—¿Quieres decir...?

Arthur asintió con la cabeza.

—Yo mismo perfeccione este estilo de pelea y solo mis mejores guardas lo saben.

Morgan asintió sorprendido, su mente pensó en averiguar quiénes eran los "Mejores" seguidores de Arthur.

Por supuesto, Arthur también tenía en cuenta ello, pero si alguien intentase reclutar a Robert, Faila o Feyton, estos mismos no harían más que burlarse en sus caras descaradamente.

A Arthur no le preocupaba la lealtad de sus hombres. Sabían la diferencia entre Orley y el resto del reino, la mayoría fueron traicionados por el mismo pero por Arthur, ya no les importaba.

Sabían que Arthur solo tenía mente para su pueblo, aunque están relacionados al mismo reino que los hizo terminar siendo esclavos, su líder no permitiría que otras cadenas los restrinjan.

La conversación entre Arthur y Morgan no duró mucho, solo eran elogios y felicitaciones, claramente un intento de quedar bien.

Arthur fue en busca de Liliana, algunos nobles lo detuvieron por el camino elogiando su bebida, felicitándolo por su victoria, entablar algún tipo de amistad e incluso presentarle a sus hijas más hermosas y solteras.

Ninguna de ellas tenía nada que las hiciera ver especial, la mayoría intentaba resaltar sus puntos buenos mientras que otras ignoraban a Arthur como si fuera otro más.

Ellas eran una burla ante los ojos de Arthur. Las comparó con Miri quien no sabía nada de nada y aún así era mejor que todas ellas juntas.

Cuando finalmente llegó hasta Liliana, una pequeña personita se detuvo frente a él.

—¿Disfruta de la fiesta, sir Arthur? —Nanya tenía una radiante sonrisa.

—Por supuesto, Majestad.

—Solo dime Nanya. —Gruñó.

Arthur forzó una sonrisa, notó que Liliana lo miraba con una sonrisa burlona.

—Baila conmigo. —Exigió la joven princesa.

Arthur ni siquiera tuvo chance de suspiraron cuando la joven lo arrastró de la mano hacia el centro de la pista de baile.

Quienes notaron esto pensaron que Arthur era bastante atrevido cortejando a la princesa más joven en la cara de la familia real.

Rolanda no entendía que intenciones tenía el peliblanco con su hija pero no parecía haber ni amor ni lujuria en su mirada, solo los mismos ojos con los que verías a una amiga o una sobrina.

Su hija por otro lado, era más que claro que estaba interesada en él. Quizás Arthur solo era cortés con ella o le parecía adorable.

Debido a la diferencia de tamaños, fue como si Arthur estuviera ayudando a Nanya a practicar su técnica de baile pero ella parecía feliz sin notar eso así que la dejó disfrutar hasta estar satisfecha.

Después se acercó Liliana, Arthur hizo una reverencia sin decir nada y le ofreció su mano. Liliana la tomó con una sonrisa y juntos bailaron.

—Eres bueno. —Mencionó Liliana.

—Gracias. No esperaba que supieras bailar, no pareces la clase de chica que le gusta estos eventos.

—Creeme que no. —Suspiró Liliana—. Pero ahora que estás aquí tengo motivos para participar.

—¿Oh, en serio? —La sonrisa de Arthur hizo que Liliana se sonrojara un poco.

—S-Sí... No sé que intentará mi familia de ahora en adelante, pero parecen más interesados en tenerte. Ten cuidado. —Cambió de tema rápidamente.

—Parece que van a necesitar esforzarse mucho. Solo hay una Lancaster digna de mí. —La sonrisa burlona de Arthur hizo que Liliana desviará la mirada.

Arthur la miró por unos segundos y suspiró.

—Voy a casarme con Miri. —Mencionó.

Liliana lo miró con los ojos bien abiertos.

—Todavia no es seguro pero preston no descansará hasta que lo haga. Es una buena oportunidad para nosotros de conseguir tierras, mano de obra y poder. —Explicó—. Estaríamos un paso más cerca de la corona.

A pesar de su explicación, Liliana sentía que se le arrugaba algo en su interior, la noticia fue más impactante de lo esperado pero no podía culparlo. Arthur había prometido llevará al trono y eso estaba haciendo al fortalecerse a si mismo.

—Yo... Entiendo. Tiene sentido... —Dijo eso pero su corazón quería decir otras cosas.

Arthur sabía por lo que estaba pasando ella y no quería hacerla sentir mal, pero tampoco podía decirle que Liliana también debería casarse con él.

Al menos no por ahora. En cualquier momento podrían arreglarle un matrimonio a Liliana o algo así. Arthur no quería que ella se distrajera si este le proponía la idea de gobernar juntos.

Mantendrá las cosas en secreto hasta que Liliana se siente en el trono. Y si ella no se ofrece a él, este lo hará y estaba seguro de conseguirlo.

El baile entre los dos no duró mucho, Liliana se sentía un poco mal y quizo despejar su mente. Arthur pensó por un momento cuando Alejandra lo interrumpió de repente.

—Sir Arthur, ¿tiene un momento? —Preguntó.

Arthur quería rechazarla pero ya sería demasiado junto con lo de la última vez.

—¿Sucede algo, princesa?

—Quisiera hablar con usted un poco, ¿Le importa si damos un paseo?

Arthur suspiró.

—Lamentablemente debo rechazar ya que... —Arthur señaló a Adela quien se acercaba tranquilamente—. Me están esperando. Si me disculpa...

Arthur se separó de ella, Alejandra se mordió el labio con frustración, había planeado llevárselo a escondidas y seducirlo.

Su plan era sencillo, si Arthur accedía por las buenas podrían casarse tranquilamente para así descubrir los secretos de Orley.

Pero si Arthur se negaba lo convencería fácilmente diciendo que les diría a todos qué él abusó de ella. Nadie no notaría que una de las princesas se había ido a solas con él.

En sí era un buen plan si no fuera porque Arthur no quiere nada que ver con ella.

Adela y Arthur compartieron un baile, se podía sentir los celos de la gente en el aire. Ambos destacaban demasiado por sus trajes mucho más finos y trabajados que los suyos.

Las mujeres compartían celos absurdos hacia adela, no entendían como su figura era tan perfecta, se miraban así mismas humilladas ante sus curvas y su firme y grande pecho.

El vestido de Adela no era muy revelador pero la apariencia que le daba hacía mucho que pensar robándole a las demás las miradas de los hombres quienes sentían celos de Arthur.

Su fino traje, porte firme y caballeroso, su actitud, elocuencia y apariencia eran lo que las mujeres presentes consideraban el hombre de sus sueños.

Pero se sentían que estaban bajo la sombra enorme de Adela, lejos tanto de la mirada de Arthur como de los demás hombres.

Arthur y Adela no podría importarle menos lo que pensaran, bailaron tranquilamente pero sin parecer muy íntimos, aún así fue muy raro para todo el mundo ver a Adela bailar.

—¿Te diviertes? —Preguntó Arthur.

—Ahora sí. —Respondió con una pequeña sonrisa.

—Le dije a Liliana que me casaré con Miri. —Mencionó.

—Todavía no es seguro. —Corrigió.

Arthur forzó una sonrisa, Adela se rió un poco.

—De acuerdo, es seguro.

—Dudo mucho que preston se quede de brazos cruzados.

—O que Miri no quiera estar contigo. —Dijo pensativamente—. Creo que usó lo de querer aprender algo como excusa. Ella es bastante tímida, seguramente estaba muy nerviosa.

—Aun así nos beneficia, tener una doctora en la familia nunca es malo. —Sonrió.

—Doctora... —Murmuró—. Se oye elegante.

Médicos, curanderos, boticarios, chamanes. Había muchos nombres pero por primera vez Adela había escuchado el de Doctor.

—¿Realmente crees que sea un buen trabajo para ella? —Preguntó.

—No lo sé, pero si le gusta se hará un buen nombre. —Afirmó.

Todo el mundo en algún momento necesita un médico, si Orley se convierte en un pilar para la medicina las personas querrán ir en todo momento así sea solo para ser revisadas. Adela asintió de acuerdo cuando le explicó eso.

—¿Que hay de Liliana por cierto? Dijiste que se lo mencionaste.

—Probablemente se siente mal. —Suspiró.

—Es entendible. Dejando de lado lo que sabes hacer, fuiste el único fuera de su círculo que no la vio como un monstruo. —Explicó—. Creo que es normal que desarrolle sentimientos por tí.

Arthur asintió con la cabeza miró a Adela por unos segundos y sonrió.

—¿Que te parece si en 3 meses hacemos nuestra boda? —Preguntó.

Los ojos de Adela brillaron y tuvo que hacer un gran esfuerzo por no gritar.

—¿En serio? —Preguntó.

Arthur asintió con la cabeza.

—Reformaré la capilla para que sea espaciosa, aparte de eso le pediré a Paula que fabrique nuestra ropa.

—¿Los invitados?

Arthur pensó.

—Muchos querrán venir sin duda, ya sea por tí o por mí. Preston es obligatorio, deberíamos invitar al Vizconde Malboro ya que haré un acuerdo comercial con él.

Arthur quería el hierro que había en las tierras del Vizconde para mejorar la "Industria". Básicamente hacer maquinaria básica para acelerar la mayoría de procesos, nada que tenga que ver con electricidad.

—Es una pena que no pueda conocer a tus padres... —Mencionó Adela con algo de tristeza.

Arthur sonrió suavemente, muy en el fondo sentía una gran lastima al no poder enseñarles su maravillosa esposa a sus padres.

Arthur se sintió algo triste pero no por ello evitó sonreír.

—Te amo, Adela. —Dijo.

Adela pudo sentir que detrás de esa frase había algunos sentimientos encontrados lo que hizo que quisiera abrazarlo.

—¿Por qué no invitamos a tus padres en su lugar? —Dijo Arthur.

—¿Qué? No. —Respondió casi al instante.

Arthur forzó una sonrisa.

—No te estoy pidiendo que los perdones ni que te lleves bien con ellos. Siguen siendo tu familia.

Adela contaba como una seguidora de Arthur por lo tanto el sistema permitía ver y oír las cosas a su alrededor cuando quisiera, al igual que todos en Orley.

Había visto la angustia y preocupación de su madre al no poder relacionarse tranquilamente con su hija. Tenía escrito el miedo a empeorar su relación solo por decir algo que podría no gustarle.

Arthur creyó que Adela exageró un poco con la forma en la que veía a sus padres. O quizás antes si eran como ella los describía pero con el tiempo cambiaron.

Lo que Arthur vió fue una madre preocupada por su hija y un padre impotente e incapaz de hablar con ella.

Adela pensó por un momento y suspiró.

—No tendrán asiento en primera fila. Y que la invitación sea a tu nombre. —Adela no quería que ellos pensaran que fue ella quien envió la carta

—Peor es nada, supongo. —Arthur forzó una sonrisa.

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