Arthur y sus hombres avanzaron hasta encontrarse con las tropas del Vizconde Iliano Malboro. Habían construido pequeñas defensas en el perímetro.
-Mi señor, viene Alguien. -Dijo un soldado del Vizconde.
El hombre se asomó y vió el estandarte de Arthur, lo reconoció de inmediato.
-¿Sir Arthur? -Preguntó el vizconde.
Arthur se bajó del caballo e hizo una reverencia.
-Vizconde...
-¿Que te trae por aquí? -Preguntó Iliano.
-Tengo órdenes de reforzarlo hasta que lleguen nuevas unidades. -Respondió-. ¿Que ha pasado por aquí?
Iliano suspiró.
-Estamos estancados aquí debido a la falta de tropas, no sé cómo se nos colaron los Fendarianos pero nos hicieron varios ataques sorpresa. -Explicó-. Incluso ahora-
-¡Ataque enemigo!
Gritó un soldado y todos se alarmaron, al otro lado del campamento, Arthur vio a varios arqueros montados. Estos comenzaron a disparar flechas rápidamente y luego huyeron.
No provocaron muchas bajas pero el inesperado ataque se cobró alguna que otra vida.
-¡Cobardes! -Gritó Iliano.
Arthur por otro lado mostró una pequeña sonrisa.
-Atila el huno, ¿Eh? -Pensó Arthur.
¿Cómo podría olvidar Arthur las tácticas de batalla de los feroces nómadas hunos liderados por el infame Atila? Esa táctica que muchos llamaban cobarde había causado pesadillas en sus enemigos durante un buen tiempo.
-Faila. -Dijo Arthur.
-¿Sí? -Se acercó ella.
Arthur señaló un punto alto, como ya no estaban en un terreno tan montañoso como el de el principe Bartholomew, apenas si había pequeñas montañas o colinas grandes.
-Ve allí y dime qué ves. -Dijo Arthur.
Faila asintió con la cabeza y se fue corriendo, le tomó varios minutos llegar pero cuando finalmente llegó a la cima de la colina, divisó al otro lado de un pequeño bosque que tapaba la visión de los Gliderianos a otro ejército.
Faila calculó que había al menos 15 mil Fendarianos. Cosa que sin duda era peligroso para los Gliderianos quienes tenían al menos 10 mil.
Faila pensó que los Fendarianos no atacaban porque no conocían los números exactos de los Gliderianos. Rápidamente regresó a dónde estaba Arthur y le informó.
Al escuchar que había 15 mil enemigos, el vizconde palideció pero Arthur sonrió.
-Puede ser que desconozcan nuestros números pero también es posible que el terreno no les favorezca de algún modo. -Pensó Arthur en voz alta.
A la derecha tenían un río y a la izquierda una gran colina.
-¿Que deberíamos hacer? no podemos retirarnos o toda la invasión fracasará. -Murmuró el vizconde.
-No lo haremos. Por ahora defenderemos este lugar -Dijo Arthur.
Él se giró hacia Robert y le dió varias órdenes, sus soldados rompieron filas y armaron su propio campamento ligeramente separado del de los Gliderianos.
-¿Y si nos atacan con todo de repente? -Preguntó Iliano.
-Una buena defensa es tan importante como un buen ataque. -Respondió Arthur.
Comenzaron a hablar de tácticas, como primer objetivo tenían en mente emboscar a los Fendarianos que vinieran a fastidiarlos con flechas. Dado que no atacaban en un tiempo definido sino al azar, era difícil de preveerlos.
Aparte de eso, en estos días habían estado causando ruido durante la noche para evitar que los Gliderianos durmieran cómodamente. Cada vez que lo hacían temían que uno de ellos fuera un ataque.
Una hora más tarde, Iliano Malboro encontró a Arthur tallando un palo de madera tan grueso como un bate de béisbol, junto a él había otros palos del mismo tamaño.
-¿Que estás haciendo? -Preguntó el vizconde.
-Trampas. -Respondió Arthur tranquilamente mientras media la estaca
Arrojó la estaca junto con las otras y tomó otro palo.
-Puede que nos estén probando con sus ataques rápidos así que debemos deshacernos de su arquería montada. -Dijo y comenzó a tallar la madera-. Esto no los detendrá, pero evitará hasta cierto punto que se pongan chistositos.
Los hombres te Arthur tomaron el montón que Arthur había hecho y se los llevaron junto con los que habían hecho algunos otros.
-La zona del bosque es apta para este tipo de trampas, los enemigos vendrán a caballo y BAM, caerán dentro. Debido a la velocidad no deberían botarlas tan fácilmente. -Explicó.
-¿Y si las descubren? -Pregunto Iliano.
-No importa, debemos ganar tiempo hasta que lleguen los refuerzos. -Dijo Arthur-. No podemos arriesgarnos con un ataque sorpresa hacia ellos, si perdemos a muchas tropas quedaremos en las mismas o peor cuando lleguen los refuerzos.
Iliano asintió con la cabeza.
-Los refuerzos deberían llegar dentro de 3 días. -Pensó Iliano en voz alta.
-Existe la posibilidad de un ataque enemigo así que debemos reforzar este lugar todo lo que podamos. -Dijo Arthur y señaló un bosque detrás de ellos, justo del lado de Glideric-. Sería bueno que algunos de tus hombres talaran árboles para hacer una buena empalizada. ¿Que opina? Yo me ocupo de las trampas y demás.
Iliano asintió con la cabeza.
-Bien, es lo mejor si pensamos resistir aquí. -Dijo y fue a ordenar a sus soldados.
Les tomó casi un día entero a Arthur y a los demás montar las trampas, no todas pero sí la mayoría. Hubo un ataque mientras terminaban un par pero retrocedieron rápidamente, varias docenas de arqueros montados cayeron en ellas. Por supuesto, la mayoría huyó al ver que el lugar se volvió peligroso.
No fue complicado rematar a los empalados en las trampas. Los Gliderianos contentos con esta pequeña victoria, ataron los cuerpos a los caballos y colocaron las cabezas de sus enemigos en sus manos. Luego enviaron a los caballos con sus verdaderos dueños.
La empalizada fue alzada y se colocaron estacas inclinadas del lado de los enemigos. En la colina, Arthur colocó a varios arqueros así como piedras grandes que harían rodar hacia los enemigos si intentaban rodear por allí
Iliano preparó las catapultas que normalmente usaban para asediar, en vez de usar una gran roca, colocaron varias de gran tamaño que lloverian sobre sus enemigos constantemente.
Dado que se estaban preparando para un posible ataque, diseñaron distintas tácticas y planes. Si atacaban, es posible que este lugar no resista por completo así que sí o sí diseñaron planes de retirada tactica.
Iliano no parecía convencido por lo de retirada pero Arthur aclaró.
-No estamos huyendo, simplemente estamos moviendo la pelea a otro lado más benéfico. -Dijo.
Con eso, Iliano quedó convencido.
Arthur encontró un sitio que cumplía con la ventaja de altura y la obstaculización de la caballería enemiga.
Era casi el mismo terreno actual pero, la parte del río era más profunda, y la "Colina" pasaba a convertirse en una pequeña montaña.
En campo abierto, Arthur no tendría forma de ganar pero aquí, por lo menos podría mantener convida a la mayoría. Claro, si los 10 mil soldados de su lado fueran todos Orlianos, Arthur no perdería el tiempo en una defensa.
Sus hombres son tan firmes cómo los caballeros templarios más fervientes a Dios. Morirían sin dudar de ser necesario pero antes de que sus cuerpos toquen suelo se habrían llevado consigo a una docena más de enemigos.
Arthur vió a los despreocupados hombres de Iliano, la mayoría estaban descansando y charlando esperando por cualquier cosa.
Pero los hombres y mujeres de Arthur estaban firmes y trabajando. Cada uno quería parecerse más a los personajes de las historias de Arthur, honorables, valientes, fuertes y mentalmente invencibles.
La inspiración de las soldados Orlianas eran las valquirias de la cultura nórdica, mujeres fuertes y feroces que nunca cedían ni un paso. El único detalle que Arthur omitió es que ellas usualmente debían ser vírgenes.
Arthur necesitaba súbditos, ¿Que pasaría si estas mujeres quisieran tener su pureza por el resto de sus vidas? No está mal si fuera por voluntad propia, pero si fuera obra de Arthur y sus historias...
Los hombres por otro lado, como no, los espartanos. Guerreros tan duros como el metal mismo y con una voluntad tan fuerte como la de un titán. Allá a dónde fueran solo sus presencias desencadenaría miradas de respeto y admiración.
Disciplina, valor, respeto y obediencia. Estás eran las normas que ellos mismos adoptaron para así ser hombres y mujeres dignos de considerarse soldados de Orley.
Finalmente se hizo la tarde del tercer día, pronto llegarían los refuerzos ya habría reforzado suficiente a los soldados de Glideric así que era bastante probable que le permitieran regresar.
Pero las cosas no parecían ser tan optimistas.
-¡Ataque enemigo! -Gritó un soldado de Orley.
Una campana comenzó a sonar indicando así, el comienzo de una batalla.
Los Fendarianos pensaron que estaban bastante débiles ya que no estaban haciendo ningún ataque, en cambio notaron que habían reforzado las defensas lo que tomaron como un acto de debilidad.
Había que aprovecharlo entonces, pensaban ellos.
-¡Arthur! -Gritó Iliano.
Arthur se reunió con él.
-¡Se acerca el enemigo! ¿Tus hombres están listos? -Preguntó.
-Siempre lo están. -Respondió Arthur-. Recuerde, nuestro objetivo aquí no es acabarlos sino defendernos mientras los debilitamos. Cuando lleguen los refuerzos podremos hacer un contraataque.
Iliano asintió y salió junto a Arthur.
Flechas comenzaron a caer sobre ellos pero no por nada hicieron varias paredes y techos para cubrirse. Tanto los soldados Gliderianos como las arqueras Orlianas comenzaron a devolverles el fuego.
Justo cuando las catapultas comenzaron a disparar, la puerta de madera cedió y los Gliderianos se enfrentaron a los Fendarianos.
-¡Resistan, soldados, no los dejen avanzar más de allí! -Gritó Iliano.
-Robert, si los enemigos intentan entrar por el río no dejes que se acerquen. -Dijo Arthur-. Te lo encargo.
Robert asintió con la cabeza y se fue con varios soldados.
El espacio no era lo suficientemente ancho como para que los 10 mil Gliderianos pelearán al mismo tiempo, poco más de la mitad se encontraba en combate mientras los Orlianos servían de apoyo cubriendo los lados y disparando flechas.
-Esto es lo más frustrante de un combate, cuando ambos ejércitos se quedan atascados en un solo sitio. -Pensó Arthur.
El que retrocedía pierde. Arthur miró hacia el río y pudo ver a sus soldados combatiendo junto con algunos Gliderianos.
-¡Ustedes, conmigo! -Gritó Arthur.
Varias docenas de arqueras le siguieron, las posicionó en la retaguardia y les ordenó que dispara en a los enemigos del otro lado del río.
Arthur avanzó hacia Robert, un Fendariano se coló y cargó hacia él, Arthur bloqueó su espada con la suya, esquivó una estocada y golpeó la cara del Fendariano con su escudo para luego atravesarle la garganta.
Arthur no dió ni tres pasos cuando otro Fendariano lo atacó, se cubrió con su escudo y esperó su arremetida pero al último segundo, se impulsó hacia adelante con su escudo en alto y lo derribó.
-¡¡¡AGGHHH!!! -Gritó el soldado cuando una espada le atravesó el vientre.
No solo habían demasiados intentando cruzar, también hacían lo posible por rodear a los aliados y desbaratar sus defensas.
-¡¿Algún problema?! -Preguntó Arthur.
-¡Ninguno! -Gritó Robert.
En ese momento, Robert atravesó el pecho de su enemigo con una lanza y lo pateó para sacarla, se preparó para recibir a su siguiente oponente pero este tropezó. O eso parecía, en realidad una mujer encapuchada había saltado sobre él y lo mató.
-Ese era mío. -Dijo Robert.
-¿No deberías darme las gracias? -Preguntó Faila.
-¡Cuidado! -Gritó Robert.
Faila se volteó, una espada pasó a centímetros de su cabeza. El enemigo, sin saber que o como, sintió su cuello húmedo y la incapacidad de respirar, se llevó ambas manos a la garganta y cayó muerto.
Faila escondió su hoja oculta y miró a Robert con una sonrisa.
-Fanfarrona. -Gruñó Robert.
De repente escucharon un grito desgarrador, vieron a un soldado caer con un lobo aferrado a su cuello, este mismo lobo saltó desde él hacia otro enemigo y repitió su ataque. Después de eso corrió hasta un Orliano que estaba conteniendo a dos enemigos, mordió fuertemente la pierna de un Fendariano dándole así una oportunidad al soldado de Arthur para acabar con uno y luchar parejo con el otro.
-Sigo sin entender como Arthur entrenó tan bien a Ghost. -Dijo Faila.
-¡Ojos en la pelea muchachos! -Ordenó Arthur.
-¡Sí, señor! -Dijeron ambos.
Ghost se reunió con Arthur y los cuatro avanzaron hacia sus enemigos sin dudar.