A decir verdad, el camino por las montañas no era imposible de cruzar. Era diferente con 30 mil hombres intentándolo, claro, pero para Arthur y sus hombres fue sencillo.
Iniciaron a las 6 AM del día siguiente y cruzar la montaña les tomó hasta las 3 de la tarde, después de descansar un poco rodearon el fuerte sin ser botados y se escondieron en un bosque no muy lejos de la puerta trasera.
Hombres y mujeres estaban reunidos alrededor de Arthur quien había dibujado el fuerte en la tierra.
—Bien, estamos aquí, nuestro objetivo está al otro lado aquí pero lo más importante es encontrar la manera de entrar. —Dijo Arthur—. Es imposible que la parte trasera esté completamente desprotegida así que, mientras nosotros intentamos colarnos, ustedes chicas acabarán con cualquiera que ronde por los muros.
—Nosotras nos encargaremos mi señor. —Dijo una arquera.
Arthur asintió con la cabeza.
—Robert, tú, yo y 20 hombres más entraremos sin armaduras, nos haremos con unas armaduras Fendarianas y actuaremos como patrullas hasta llegar al mecanismo de la puerta.
Arthur los miró a todos.
—Todos aquí sabemos cómo matar, los entrené para eso. Así que, entre más Fendarianos "Desaparezcan" en silencio, más fácil será nuestra misión. ¿Entendido? —Dijo Arthur.
Todos asintieron con la cabeza.
—Bien, preparemos unas escalas. Va a ser una noche movida. —Dijo.
...
1 A.M
—¿No sé están tardando mucho? —Gruñó Elliot.
—Esa es la idea. —Dijo Liliana—. ¿No ves que deben entrar cuando haya más Fendarianos dormidos?
—Hmph, que perdida de tiempo... —Dijo Elliot.
—Mi señora, recuerde que no puede participar en el campo, debe quedarse atrás mientras yo dirijo en su lugar. —Dijo Winston.
Liliana asintió con la cabeza, a decir verdad su corazón latía con preocupación pero es tan buena líder que sabía controlar sus expresiones.
—Por favor Arthur... Más te vale regresar sano y salvo. —Pensó
Incluso el conde Preston tenía casi los mismos pensamientos.
—Veamos de que estás hecho, muchacho. —Pensó.
En cualquier momento podría iniciarse el incendio que mencionó Arthur, los hombres ya estaban listos para ir a la batalla con sus herramientas de asedio.w
...
—¿Listas? —Preguntó Arthur.
—De la orden mi señor. —Respondió una arquera.
—¡Fuego! —Gritó en voz baja.
Cómo susurros mortales, las flechas volaron llevando consigo el silbido de la muerte, los pocos hombres que vigilaban las murallas traseras, nunca esperaron que sobre ellos cayeran flechas y murieron sin siquiera poder gritar.
—¡Ahora! —Dijo Arthur.
Sus hombres corrieron con las escaleras de madera sobre sus cabezas, al llegar al borde del foso, las colocaron lo más rápido que pudieron y comenzaron a subir mientras un par de ellos las sostenían por si acaso.
Los que lograron subir, tiraron los cuerpos de los vigías por el borde del muro, sus uniformes quedaron inutilizados por las flechas.
Mirando hacia el interior del fuerte, Arthur pudo ver alguna que otra patrulla de soldados. Arthur les hizo señas a sus arqueras y estás regresaron al interior del bosque.
—Por aquí. —Dijo Arthur.
Entraron a una de las torres y bajaron con cuidado intentando llegar al nivel del suelo.
Escucharon algunas risas y sonidos de botellas, Arthur miró a sus hombres y se tocó varias veces el cuello.
La señal era obvia, ataquen al cuello. No a los uniformes. Bajaron hasta ver las sombras de los soldados, Arthur se asomó por la esquina y vió a 4 charlando y bebiendo.
—Y entonces el hombre gritó "¡Pagaré lo que sea, lo prometo!" Y ahí fue donde ¡SAS! Le metí la verga hasta el fondo a su hija.
—Mn, lo recuerdo. Se lo merecía el muy bastardo.
—¿Que esperaba? Debía mucho dinero y llevaba meses sin pagar.
—Y su hija estaba muy buena.
Los hombres comenzaron a reír. Arthur miró a sus hombres y contó hasta 3.
—Yo digo que la esposa estaba mejor.
—Maldición la pasé muy bien aquella noche.
—¡Hey, hablando de eso-!
—¡AHORA! —Gritó Arthur.
Los 4 se quedaron perplejos cuando un grupo desconocido corrió hacia ellos, antes de que pudieran gritar o sacar sus armas, los hombres de Arthur los derribaron y sometieron.
No podían gritar ni moverse, solo pudieron ver con impotencia como sacaban cuchillos frente a ellos y les cortaban la garganta. Usaron trapos para absorber la sangre pero no para tapar sus heridas.
Una vez muertos, cuánto de los soldados de Arthur se vistieron con sus uniformes.
—Mi señor, si vamos a hacernos pasar por patrullas, debemos hacernos con los uniformes de sus oficiales. —Dijo Robert.
Arthur asintió con la cabeza.
—Esta noche, dos patrullas desaparecerán. —Dijo Arthur.
Salieron a las calles en silencio, Arthur miró a sus hombres y les explicó el plan.
—Cuando veamos una patrulla sola, ustedes cuatro los distraerán y repetiremos lo mismo que hicimos allí adentro. —Explicó Arthur.
Los cuatro uniformados asintieron con la cabeza, continuaron avanzando hasta que vieron dos patrullas detenerse.
—Eh, Jimmy, ¿Todo en orden? —Preguntó uno de los jefes de patrulla.
Estos tenían un casco que les cubría ligeramente la parte de los ojos a diferencia de los soldados normales que tenían un casco completo con una hendidura para los ojos.
—¡¿Todo en orden?! ¡Hace un frío de mierda y tengo sueño! De todos los días para hacer patrullaje me tuvo que tocar hoy.
—Ya oíste lo que dijo Jeremy.
—Y ojalá sea cierto, no le va a salir barato por hacer que ordenen que patrulle hoy.
Los hombres no charlaron mucho más y sus patrullas se dividieron, una en dirección hacia Arthur.
Arthur levantó su mano, esperó por un par de segundos y la sacudió hacia adelante.
Los cuatro hombres disfrazados salieron corriendo del callejón con sus espadas en mano, el jefe de patrulla dió un pequeño brinco y casi saca su espada.
—¡Maldición soldados! ¡¿Que demonios está ocurriendo?! —Gritó el jefe de patrulla.
—¡Al fin! ¡Mi señor, hemos visto-! ¡Eh ustedes ahí, quietos! —Gritó uno de los soldados de Arthur.
La patrulla se dió media vuelta, momento en el cuál los hombres de Arthur aprovecharon y los arrastraron hacia el callejón. Gritos ahogados junto con el sonido del metal cortando la carne podían escucharse débilmente.
Unos momentos después, Arthur y 5 hombres salieron disfrazados, Arthur llevaba una antorcha en la mano.
—Robert, la siguiente patrulla que encontremos es tuya, los distraernos y ustedes actuarán. —Dijo Arthur.
10 minutos. En esos 10 minutos, todos los infiltrados estaban disfrazados y se habían dividido en 4 grupos, dos de 5 y dos de 6 por el propio Arthur y Robert que los lideraba.
El plan era sencillo, había 6 potenciales catapultas que amenazaban al ejército aliado, los soldados se harían pasar por guardias de las murallas y se encargarían de las catapultas mientras Arthur dirigía a sus hombres hacia el mecanismo del puente ubicado en la muralla encima del mismo.
Nadie notaba nada raro en los hombres que patrullaban las murallas pues es normal verlos a cada rato... Por lo menos era normal hasta que los soldados sentían el frío metal atravesando sus cuerpos y siendo empujados hacia el foso en el exterior del muro.
—¿Todo en orden muchachos? —Preguntó un soldado.
—Todo en orden por aquí. —Dijo un soldado Fenderiano.
—Hemos sido informados de posibles espías dentro del fuerte, si no es así aún es posible que intenten infiltrarse de algún modo así que tengan los ojos bien abiertos. —Dijo Arthur.
Los soldados Fenderianos comenzaron a reír.
—¿Quien sería tan tonto como para infiltrarse en este fuerte? —Dijo un soldado.
—Alguien con deseos de morir definitivamente.
De repente, sus ojos se abrieron de par en par al sentir cuchillas atravesando sus pechos.
El soldado felderiano levantó la mirada y se encontró con la sonrisa de Arthur.
—¿Sí, quien sería tan tonto como para infiltrarse? —Dijo Arthur.
—¿T-Tú eres...?
—Adivinaste. —Asintió Arthur.
Empujó el cuerpo del Fenderiano por el borde de la ventana y su cuerpo cayó al foso, lo último que sintió fue su cuerpo siento atravesado por enormes estacas, murió casi al instante.
—Será imposible bajar el puente sin que se den cuenta así que una vez roto el mecanismo, nos dispersaremos y reencontraremos en la puerta sur. —Explicó Arthur.
Los hombres asintieron con la cabeza, miraron el mecanismo frente a ellos y sus corazones comenzaron a latir por la presión.
Antes de llegar ahí, prepararon un cuartel casi vacío, listo para ser incendiado marcando así la señal de: "Misión cumplida"
—¿Listos? —Preguntó Arthur.
Los hombres asintieron, tomaron unos grandes martillos y bajo la orden de Arthur, comenzaron a romper el mecanismo.
La polea se rompió y la cadena comenzó a moverse como si hubieran soltado el ancla de un barco, un estruendo se escuchó segundos después, era el puente que había caído.
—¡¡¡CORRAN!!! —Gritó Arthur.
Se dividieron, Arthur se reencontró con Robert mientras corría por las murallas.
—¡Catapultas destruidas! —Dijo Robert.
No es que las hubieran pulverizado o explotado, simplemente destruyeron las piezas vitales que las hacían funcionar.
Ambos corrieron, poco después se escuchó un cuerno de batalla y todo el fuerte comenzó a estar activo.
Arthur y sus hombres comenzaron a encontrarse pequeños grupos de soldados enemigos los cuales, bajo los feroces y desesperados ataques de Arthur y su grupo, terminaban pereciendo rápidamente.
—¡Mi señor! —Gritó Robert.
Robert le lanzó una antorcha, juntos llegaron al cuartel y todos lanzaron al mismo tiempo sus antorchas al edificio, después de verlo arder, salieron corriendo una vez más.
...
—¡Humo! ¡Mi señor, veo humo!
Los líderes de batalla vieron con perplejidad la luz de un incendio y el humo que se levantaba, sabían cuál era el significado de dicho suceso.
—¡Maldición, ese chico lo logró! —Dijo el príncipe Bartholomew.
—¡Bien hecho, Arthur! —Sonrió Liliana.
—¡¡¡TODOS, PREPARENSE PARA LA BATALLA!!! —Gritó el general Mallory.
—Tch... —Gruñó Elliot.
...
—¿Escuchan eso? —Sonrió Arthur.
Eran los cuernos de batalla de Glideric.
—Robert, debemos defender este punto a toda costa, ningún Fenderiano debe salir. —Dijo Arthur.
Robert asintió con la cabeza.
Abrieron la puerta sur, el ejército de Arthur entró antes de que pudieran los Fenderianos hacer algo. Algunos de los soldados traían las armaduras de su líder y compañeros.
—¡Bien hecho, todos, ahora viene el momento de probarnos como ejército! —Dijo Arthur.
Sus hombres rugieron y establecieron posiciones defensivas alrededor de la puerta sur pero con la posibilidad de escapar en caso de emergencia.
...
—¡Maldición que le pasó al puente! —Gritó el general Fenderiano.
—¡La polea se rompió señor, no podemos hacer nada para subir el puente!
—¡¿Que hacemos general?!
—¡Los Gliderianos se acercan al-!
—¡¡¡CUIDADO!!!
El general Fendariano de cubrió cuando escuchó el familiar sonido de una roca impactando en el muro.
—¡Nuestras catapultas han sido dañadas!
—¡¿Cómo es esto posible?!
El general Fendariano gruñó.
—Todo esto ha sido planeado, sin duda fueron los Gliderianos... No tenemos opción, si no defendemos este lugar, toda Fendagan correrá peligro. —Dijo el general—. ¡Envíen una carta al rey Redgard, necesitamos refuerzos cuánto antes!
—¡Mi señor, una fuerza enemiga bloquea la puerta sur!
—¡¿QUÉ?! —Gritó el general.
Cuando el general se asomó pudo ver tropas enemigas apostadas alrededor de la puerta y el muro. Era obvio, nadie iba a salir sin su permiso.
—¡Maldita sea! ¡¿Acaso los Gliderianos están tan locos como para escalar las montañas?! ¡¿Cómo consiguieron rodear el fuerte?! —Maldijo el general—. No tenemos opción. ¡Hombres, acabemos con este grupo para que nuestro mensaje pueda llegar al rey, los demás resistan el asedio el tiempo que puedan!
—¡A la carga!
—¡Por Fendagan!