Rey De Reyes - Volumen 1

Oleh ElMarkOP

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¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambient... Lebih Banyak

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Parte 50 (Personajes)
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62
Capitulo 63
Capitulo 64
Capitulo 65
Capitulo 66
Capitulo 67
Capitulo 68
Capitulo 69
Capitulo 70
Capitulo 71
Capitulo 72
Capitulo 73
Capitulo 74
Capitulo 75
Capitulo 76
Capitulo 77
Capitulo 78
Capitulo 79
Capitulo 80
Capitulo 81
Capitulo 82
Capitulo 83
Capitulo 84
Capitulo 85
Capitulo 86
Capitulo 87
Capitulo 88
Capitulo 89
Capitulo 90
Capitulo 91
Capitulo 92
Capitulo 93
Capitulo 94
Capitulo 95
Capitulo 96 - El fin del prólogo okno
Capitulo 97
Capitulo 98
Capitulo 99
Capitulo 100
Capitulo 101
Capitulo 102
Capitulo 103
Capitulo 104
Capitulo 105
capitulo 106
Capitulo 107
Capitulo 108
Capitulo 109

capitulo 26

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Oleh ElMarkOP

-Tengo un pueblo en secreto, si el rey supiera me ejecutaría de inmediato. -Dijo Arthur sorprendiendo a Adela.

-Sí, y no es como ningún lugar que haya visto antes. De hecho, el hogar de Arthur marcará un antes y un después en el futuro de Glideric. -Continuó Liliana.

-Actualmente, a mi pueblo le falta una entrada y salida de dinero. -Explicó Arthur-. Ahí es donde quiero que entres tú. Si aceptas unirte a nosotros, dejaré que te conviertas en una de mis asesoras financieras.

Adela frunció el ceño, ¿No estaría rebajándose ante un plebeyo?

-Adela, recuerda que cuando Arthur sea noble, posiblemente tenga un rango igual o mayor que el tuyo así que no hay problema -Aclaró Liliana.

Arthur asintió con la cabeza.

-Aun así no sería tan malo. Digo, con la cantidad de productos que tengo en mente, serías fácilmente la mujer más rica de todo el reino. ¿Que es un título ante el dinero? Incluso un rey es capaz de vender su reino al precio justo.

Arthur tenía un punto, el dinero lo compra todo. Incluso poder.

-Tambien te enseñaré a administrar mejor tus finanzas. -Sonrió Arthur.

-¿Me estás diciendo incompetente? -Frunció el ceño Adela.

Liliana intervino.

-De hecho cuando estuve de visita, Arthur me enseñó métodos de cálculo extraordinarios. Honestamente los olvidé por lo complejos que eran, pero fueron mucho más asombrosos y efectivos los que usamos normalmente. -Explicó.

En este mundo solo existía la suma y la resta, los cálculos estaban desorganizados ya que juntaban ambos y al final daban un total en vez de separar algunas partes y buscar un valor más exacto.

Quien sabe, Adela podría pensar que tiene millones de monedas cuando en realidad tiene unas pocas Miles.

Adela lo consideró detenidamente.

-¿Y cuál sería mi papel exacto? O más bien, ¿Cuál es el plan? -Preguntó Adela.

Tanto Liliana como Arthur se miraron con sonrisas.

-Es muy sencillo, Actualmente necesitamos esclavos para Arthur. -Explicó Liliana.

-Honestamente, me falta personal para la tecnología que crearé. -Aclaró Arthur.

Liliana no frunció el ceño.

-¿Y por qué no pedírselo al rey una vez que te hayas convertido en noble? -Preguntó Adela.

-Por la familia de Liliana. -Señaló Arthur.

Liliana asintió con la cabeza.

-Cuando vean que saqué un aliado de repente, harán todo lo posible para erradicarlo. Nadie teme tanto a algo como lo desconocido así que querrán acabar con Arthur cuánto antes. -Explicó.

-O tenerme de sus lados. -Mencionó Arthur.

Liliana asintió con la cabeza.

-Y yo no tendría la suficiente fuerza para defender mi tierra si quisieran eliminarme. -Dijo Arthur.

¿Arthur contra 12 princesas y 8 príncipes? En su estado actual... Creo que todos sabremos cómo terminaría.

Adela asintió con la cabeza.

-Entiendo, tiene mucho sentido. -Dijo Adela, luego sonrió-. Ustedes niños son unos mocosos muy astutos he de admitir.

Adela asintió con la cabeza.

-De acuerdo, sin duda esto sería muy interesante. -Dijo Adela.

Liliana sonrió de oreja a oreja y agitó la mano de Adela en agradecimiento, luego abrazo a Arthur con felicidad.

-Te dije que aceptaría sin importar qué. -Sonrió Arthur.

-Un momento, ¿Ya lo habían hablado? -Preguntó Adela.

...

Adela aceptó con una condición, dado que ambos jóvenes habían estado tramando esto hacia ella, también tenía derecho a exigir algo.

¿Y como no, ese algo fue saber la ubicación de Orley? Pero no solo saberla, sino también verla por sus propios ojos.

Lo primero que fueron a hacer fue viajar hacia las afueras de Ornsted a un lugar algo escondido. Allí está estaban esperando ni más ni menos que 1.100 esclavos.

-Lo siento, Arthur esto es todo lo que pude conseguir rápidamente y si levantar sospechas. -Dijo Liliana.

-Si me hubieran preguntado habría comprado unos cuantos -dijo Adela.

Adela miró a los esclavos, un ligero toque de disgusto apareció en su rostro, Arthur la miró.

-Adela, te aconsejo que dejes de mirarlos así. -Dijo.

Cuando Adela vio los ojos de Arthur, supo que había rosado una fibra sensible.

-Lo que más odio en este mundo es la esclavitud y a quienes la ejercen. -Dijo Arthur mientras avanzaba.

Él abrió una de las jaulas.

-Tú, pequeña. Ven. -Dijo con una pequeña sonrisa.

Era una niña de al menos 8 años, su cabello era púrpura, su mirada inocente haría que cualquiera quisiera protegerla.

O al menos casi cualquiera.

Los esclavos querían evitar que la pobre niña saliera, pero temían ser torturados e incluso asesinados. El corazón de la niña latió con miedo mientras la indecisión llenaba su mente.

-No temas, solo quiero hablar contigo. -Dijo en tono suave.

La niña apretó los labios y tomó la decisión de levantarse, pensó que si no lo hacía le golpearían por desobediente, casi como suele ser.

-Eso es, ten cuidado. -Dijo Arthur.

Liliana y Adela vieron como Arthur tomó a la niña por las axilas y la sentó en el borde del carro, él la miró con una pequeña sonrisa.

-¿Cómo te llamas, pequeña? -Preguntó.

-E-Emma... -Respondió con timidez.

-¿Emma, eh? Es un lindo nombre. -Dijo Arthur mientras le acariciaba el cabello.

La niña se encogió de hombros cuando la mano de Arthur se posó sobre su cabeza. Pero la sensación era diferente, está vez nadie le estaba tirando del cabello o golpeándole la cabeza, simplemente era una suave caricia.

-¿Estás sola? ¿Y tu familia? -Preguntó.

-U-Um... -La niña bajó la cabeza con tristeza.

Arthur notó su expresión triste, miró a los que estaban dentro de la jaula y preguntó.

-¿Alguien sabe dónde están sus padres?

Algunos no dijeron nada, otros negaron con la cabeza.

-Es... Ellos ya no están, mi señor. -Dijo un esclavo.

El esclavo bajó la cabeza cuando Arthur lo miró.

-E-Ellos murieron intentando protegerla, haciendo trabajos extra para que no los separaran... E-Ellos sucumbieron poco antes de venir aquí. -Explicó.

Arthur sintió dolor, no quería imaginar la soledad que debe sentir está niña, el miedo al no tener a nadie quien la ayude, la cuide y le enseñe.

Arthur miró a la niña y le quitó los grilletes.

-A partir de hoy yo cuidare de tí, ¿Sí? -Sonrió.

La niña miró sorprendida como sus manos y pies comenzaban a sentirse más libres.

-¿D-De verdad...? -Preguntó.

-Por supuesto. ¿Por qué mentiría? -Dijo Arthur.

Arthur le dió un pequeño abrazo a la pequeña, impactada, la niña quedó paralizada pero segundos después abrazó a Arthur con fuerza intentando no separarse de él.

Adela vio como Liliana se aferraba a la capa de su uniforme, parecía estar haciendo un esfuerzo por reprimir sus emociones.

-Sé que todos ustedes han pasado por un infierno, algunos ya habrán nacido en él y no conocerán lo que se siente ser libre. -Dijo Arthur-. No puedo devolverles sus antiguas vidas, pero puedo darles a todos una nueva.

Los esclavos se miraron entre sí.

-Quiero que miren a esta niña. -Continuó-. En este día, en este momento. Cómo su amo y señor, yo la declaró libre, la cuidaré, la educaré y le brindaré gozo y alegría.

Los esclavos no sabían lo que estaba ocurriendo pero siguieron escuchando.

-A ustedes también les ofrezco una oportunidad. La oportunidad de elegir. ¿Seguir viviendo como esclavo o seguirme por voluntad propia como hombres y mujeres libres? -Preguntó.

Pero es obvio que no responderían de una ya que seguían confundidos.

-Les estoy ofreciendo la oportunidad de vivir sin esclavitud, les estoy ofreciendo un hogar, trabajo honesto con un sueldo justo y sin explotación.

Arthur miró a la niña, sonrió y le entregó un pedazo de pan.

Pero este pan era diferente, no era duro ni mugroso. Era blando y olía bien, ella lo tomó con sus manitas y miró a Arthur preguntándose si estaba bien, al ver el asentimiento de Arthur no dudó dos veces en comérselo.

¿Cómo algo tan simple como un pan puede parecer un tesoro invaluable? Arthur sin duda erradicará todo rastro de esclavitud del mundo.

-¿Que dicen? ¿Vendrán conmigo? -Preguntó Arthur.

Cuando uno suplicó ser liberado, otro le siguió y luego otro y así hasta que todos los esclavos suplicaban. Arthur miró a sus hombres y asintió con la cabeza.

-Sé que todos tienen hambre pero no sé preocupen, no estamos muy lejos de casa. Ahora son mi gente, y no permitiré que mi gente sienta hambre. -Afirmó.

Liliana también ayudó, aquellos que la reconocieron estaban perplejos, primero porque era una princesa, segundo porque era la princesa demonio.

Pero entre más miraban sus acciones... ¿De verdad es considerada un demonio? ¿Por qué los estaba ayudando entonces? No tardarían mucho en aceptar que todos los rumores eran falsos.

-Ahora sí, continuemos a Orley. -Dijo Arthur.

Pero no muy lejos de allí...

-Hay que notificarle a nuestro señor.

-Yo iré, tu sigue vigilandolos y síguelos.

-¿A dónde van? -Sonrió un hombre.

...

Frente a Arthur se encontraban 5 hombres, arrodillados y atados. ¿Cómo podría él no tener vigilado sus alrededores?

-¿Quien los envío? -Preguntó Arthur.

-Como si te fuera a decir, perro. -Gruñó uno de ellos.

Arthur chasqueó los dedos, uno de sus hombres jaló el cabello del tipo y colocó un cuchillo en su garganta.

-¡Habla! -Dijo el soldado.

-¡N-Nunca!

Arthur miró a Liliana y Adela, estás miraron en otra dirección y él hizo un gesto con su mano.

El soldado le rajó el cuello al hombre como si de cortar pan se tratase, sus gritos ahogados en sangre hicieron que ambas damas arrugaran sus rostros. Cuando se giraron, el hombre ya estaba muerto en el suelo.

-Con que uno me responda basta. -Dijo-. Iré torturando a cada uno cada vez peor hasta que me digan todo.

Los hombres se miraron entre sí y vieron el cadáver de su compañero.

-¿Nadie? Ok. Soldado, cortale una mano a este. -Señaló Arthur.

Arrastraron al hombre hacia una piedra y colocaron sus manos sobre ellas.

-¿Vas a hablar? -Preguntó el soldado.

El hombre solo forcejeó desesperadamente.

El soldado sacó una sierra de mano, al verlo, el soldado supo que no se la cortarían de un tajo.

-¡Y-Yo hablaré! -Gritó una y otra vez.

El soldado miró a Arthur y este asintió con la cabeza, el soldado soltó al hombre.

-F-Fue el señor Elliot Mallory quien nos envió.

-¡Idiota, no digas nada!

-¡Traidor!

Arthur pensó mientras miró a Adela, está miró a uno de sus hombres.

-Quiero que le lleves una carta a los Mallory -Dijo.

El hombre asintió con la cabeza, Adela se fue con él para escribir la carta.

-¿N-Nos liberará? -Preguntó el hombre que reveló a su jefe.

-A tí sí, en cuanto al resto... -Arthur miró a los demás, estos temblaron al ver su sonrisa-. Llevenselos y hagan lo que quieran con ellos.

Sus hombres los arrastraron mientras estos forcejeaban y gritaban, algunos suplicaban. Lo único que pudieron escuchar después fueron gritos desgarradores entre los arbustos así como el sonido del metal cortando la carne.

Liliana miró a Arthur fijamente. ¿Era este el hombre que hace unos momentos trataba bien a los esclavos? No parecían la misma persona.

-Sé lo que piensas -Dijo Arthur.

-¿Es necesario? -Preguntó.

-No todos merecen piedad. -Dijo Arthur-. ¿Que haríamos si Elliot se entera de nuestros planes?

Liliana pensó y asintió con la cabeza.

-Tienes razón, no podemos arriesgarnos.

Arthur asintió, miró al último hombre restante y se agachó frente a él.

-Escucha con atención, ve con tu jefe y dile que fueron descubiertos por mí, nada de revelar a la princesa, a la señorita Adela ni lo que estaba haciendo aquí, simplemente fueron descubiertos. -Dijo Arthur-. O de lo contrario tendrás a dos mujeres poderosas cazandote a ti y a tu familia, no habrá lugar para ti en este reino que te pueda mantener a salvo... ¿Entendido?

El hombre asintió lentamente con la cabeza, Arthur tomó un cuchillo y cortó la cuerda.

-Largate, y más te vale que hagas lo que te dije.

-¡S-Sí, mi señor! ¡G-Gracias!

El hombre se fue, tan rápido como pudo. Sin caballo, solo con sus pertenencias.

-Si el idiota sigue queriendo pelea tarde o temprano la tendrá. -Dijo Arthur.

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