Amor Imposible

By AndyPanda-14-zzz

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Las Bestias también se enamoran... More

Prologó
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Epilogo

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By AndyPanda-14-zzz

Nueva residencia

Brigid

Suelto un suspiro demasiado relajada al estar tomando el sol mañanero recostada frente al lago.

Hacía tanto frío adentro de la casa que decidí venir hasta acá para encontrar la calidez en los rayos del sol, por si las dudas me traje una manta conmigo para cubrir mis piernas.

— ¿Todo en orden? — Alzó la mirada y la sonrisa no tarda en aparecer en mi rostro cuando veo a Balderik salir de la casa con sandalias y un pantalón gris deportivo.

— ¿No tienes frío? — Preguntó cuando veo que viene con el torso y abdomen descubierto. Niega con la cabeza sentándose a mi lado.

— Bueno, solo un poco — Me mira — Ven aquí — Sonrió mientras me acomodo sobre él. Suelto un gran suspiro una vez estoy entre las piernas de mi prometido, sintiéndome tan relajada estando con él ¿era lo mismo que él sentía al tenerme entre sus brazos? ¿Se sentía en paz?

No sé ni en qué momento me quede dormida, pero el rugido del tigre me hace abrir los ojos levantándome con rapidez, volteo a ver a Balderik que se levanta igual con los ojos achinados mirando a todos lados hasta encontrarnos con Maksim que venía con los gemelos en la carriola.

— Al fin despiertan, toda la mañana se han quedado completamente dormidos — Mira el reloj en su muñeca — Ya son las dos de la tarde — Balderik se levanta con rapidez gruñendo de mala gana.

— ¿A donde vas?

— Tengo que cambiarme, hoy tengo que volver a Italia, tengo reunión con Hela y Zinov — Dice antes de adentrarse a la casa. Suelto un suspiro cansada levantándome del suelo, sacudo la manta y la toalla que había dejado en el suelo.

— De no ser por Stripes tal vez llegaba tarde a su reunión — Habla Maksim.

Me doy la vuelta y sonrió inclinándome un poco para saludar a los gemelos que me sonríen con emoción. Massimo comienza a balbucear y Kay simplemente se ríe antes de llevarse las manos a la boca.

— Pienso que el coqueto va a ser Massimo — Dice al ver que Massimo extiende sus manitas en mi dirección, sonrió divertida tomándolo entre mis brazos — Por cierto, ven a ver esto — Dice mientras saca su teléfono desbloqueándolo y buscando aquello que quiere mostrarme — Tú y Balderik me parecieron tan tiernos que no me pude resistir, además de que creo que te gustará conservarlo — Me enseña la pantalla que contiene la fotografía de Balderik y yo completamente dormidos y abrazados. Yo estaba recostada boca abajo sobre su abdomen mientras que él tenia su brazo sobre sus ojos mientras que el otro estaba sobre mi espalda.

— Pásamela — Le entregó de vuelta el teléfono cuando Massimo se me inquieta.

— Sabía que me dirías eso — Volteo a ver a Massimo y le hablo de manera tonta ya que no me puedo resistir al pequeño bebé que me mira con ojos brillantes y con una sonrisa irresistible.

— Eres muy risueño — Le digo a Massimo que se ríe ocultando su rostro en mi cuello para luego volver a verme, le hago muecas raras haciéndolo reír de nuevo y que vuelva a ocultarse en mi cuello. Me río por su reacción antes de llenarlo de besos y devolverlo a la carriola junto a su hermano.

— ¿Vienes con nosotros? Los voy a llevar a dar una vuelta y después volveremos para que empiecen con sus ejercicios, según Julieta tengo que dejarlos en el tapete de juegos para que empiecen a aprender a gatear y girarse solos, yo la verdad no tengo ni idea sobre esto, así que le haré caso.

— Quisiera, pero tengo que ir a darme una ducha, dormir bajo el sol no fue tan buena idea — Digo al sentirme mareada y calurosa — Pero te alcanzaré después ¿sí?

— Está bien, nos vemos entonces — Asiento y me voy directo a la casa para subir los escalones y llegar hasta la habitación que estoy compartiendo con Balderik.

Entro y lo veo frente al espejo abrochándose la camisa blanca, me mira por el espejo unos segundos antes de darse la vuelta y agarrar el saco que estaba en la silla.

— ¿Todo bien? — Pregunta al ver que me sostengo de la pared cerrando los ojos y llevándome una mano a la cabeza.

— Necesito ducharme con agua fría, estoy asoleada.

Siento su agarre en mi brazo y su mano en mi espalda guiándome hasta el baño. Escucho como abre la llave para luego volver a mi y desnudarme.

— Sé como desnudarme — Le digo en tono divertido.

— Lo sé, pero ahora mismo no puedes ni caminar sin que te marees — Se levanta después de haberme quitado el short y las bragas — Vamos — Me adentro en el baño soltando un suspiro de alivio al sentir el agua fresca en mi cuello y espalda — Remójate bien — Asiento — Si necesitas de mi ayuda me llamas.

— ¿Seguirás aquí?

— Haré un par de llamadas antes de poder irme — Volteo a verlo.

— ¿No es más fácil decirme que no te puedes ir conmigo así?

— También — Sonrió — Estaré afuera por si me necesitas.

— De acuerdo.

Me remojo completamente bajo el agua sintiéndome cada vez mejor, incluso el dolor de cabeza ha disminuido un poco. Cierro la llave y salgo para tomar la toalla que está colgada y colocármela alrededor de mi cuerpo, agarro otra y con esta me seco el cabello.

Salgo del baño encontrándome con Balderik sentado en la orilla de la cama con el teléfono en mano. Voltea a verme para luego palmear la cama indicándome que me acerque.

— No hay problema, quiero que mantengan todo listo antes de que yo y Hela lleguemos para comprobar lo que han hecho — Habla por el teléfono — Si resulta provechoso voy a querer llevarme todo, así que también quiero que tengas preparadas cajas llenas con todo eso.

Me siento junto a él. Su mano enseguida cae sobre mi hombro para luego hacer acaricias sobre mis clavículas con su dedo he ir subiendo poco a poco por mi cuello hasta llegar a mi barbilla y labios.

— De acuerdo — Dice antes de colgar la llamada y atraerme a su boca besándome con suavidad — ¿Cómo te sientes?

— Un poco mejor.

Suelta un suspiro mirándome completamente hasta que su mirada recae en mi tobillo que se veía mucho mejor, ya no dolía, pero aún tenía un pequeño hematoma que estaba a poco de desvanecerse.

— ¿Ya puedo irme contigo? — Preguntó esperanzada y él niega con la cabeza haciéndome fruncir el ceño — ¿Por qué?

— Hela vendrá aquí dentro de un mes, me ha pedido que te diga que la esperes.

— ¿Para que? — Suelta un suspiro bajando la mirada.

— No sabemos que es lo que va a pasar de ahora en adelante — Me mira — Desmond ha estado muy callado y creímos que atacaría enseguida, pero no ha dado ninguna señal de querer atacar, ha vuelto a desaparecer ya que Zinov fue al búnker y dijo que todo estaba en ruinas, no sabemos en donde se ha ido. Hela y yo iremos a Roma por el veneno de Jichi y Apofis, además de que han preparado armas con eso mismo, así que iremos para ver que tan provechoso sea.

— ¿Y yo que haré aquí?

— Pensaba mandarte a Japón con un maestro mío de confianza, recuerda que te dije que necesitabas aprender a usar una espada — Asiento — Quiero que estes ahí durante un mes, antes de que Hela regrese — Suelto un gran suspiro bajando la mirada — Solo será un mes — Acaricia mis hombros.

— Sí las balas no pudieron perforar la piel del niño ¿como lo hará el filo de una espada? El daño sería mínimo — Guarda silencio mientras que yo hago memoria del día en que me sacaron del búnker — El fuego — Me mira interesado — Yo le lance una botella al niño y solo de esa manera soltó el helicóptero, podemos asesinarlo con fuego — Lo miro emocionada por encontrar una solución al problema — No podemos perforar su piel, pero sí dañarla por fuera, que el fuego consuma cada poro he ir poco a poco hasta llegar dentro de su cuerpo.

— Eso es una gran idea, pero igual quiero que estés preparada para cualquier cosa — Asiento comprendiendo — Ahora eres mi prometida — Sujeta mi mano que porta el anillo — Y cuando se entere Desmond...

— Va a querer matarme.

— Tal vez o solo te aleje de mi otra vez — Se levanta colocándose frente a mi y tomando mi rostro entre sus manos, se inclina un poco juntando su frente con la mía y rozando nuestras narices una y otra vez — Ni tú, ni yo vamos a permitir que eso vuelva a suceder ¿está bien? — Asiento quedando embelesada por su atenciones — Mi bendición.

— Te amo — Digo antes de sentir sus labios sobre los míos en un beso demasiado urgente. La respiración se me agita y el deseo por tenerlo entre mis piernas otra vez incrementa, él también siente lo mismo ya que mi mano baja por su abdomen hasta llegar a la erección que se le figura en los pantalones.

— No hay tiempo — Dice al romper el beso.

— Descuida — Digo sin dar a notar la decepción. No entiendo porque últimamente me ha surgido la necesidad de montarlo una y otra vez, los días que ha estado aquí conmigo me ha complacido mis caprichos, tampoco es como si el muchacho se sacrificara por ello porque bien que también quería tenerme sobre él todo el rato.

— Mañana el Jet estará aquí en la mañana para llevarte allá — Asiento viendo cómo se termina de alistar — Estaré en contacto.

— Cuídate — Asiente volviendo a mi y dejando un beso sobre mi frente — Te amo — Me da un pico en los labios antes de irse.

Me levantó de la cama para vestirme rápido he ir a donde Maksim para ayudarlo con los gemelos, sobre todo para darle la noticia de que me iría mañana temprano.

Salgo de la habitación una vez estoy lista, pero me detengo abruptamente cuando veo a mi abuela frente a las escaleras con Fang, ella alza la mirada, pero vuelve a bajarla y empezar a bajar como si nada. Desde que le dije aquello no ha vuelto a hablarme, suelto un suspiro con tristeza ya que ha sido la figura materna que siempre he querido y duele ver su indiferencia ya que me regresa a los días en que mi mamá regreso a casa con Mara en brazos.

Continuó con mi camino acercándome a las escaleras viendo cómo Fang se devuelve arriba solo para estar conmigo, mi abuela no le habla, simplemente continúa avanzando.

Necesito arreglar mi relación con mi abuela antes de irme.

Avanzó con rapidez tratando de alcanzarla, camino con rapidez por el pasillo y la veo ir directo a la cocina, así que apresuró el paso.

— Abuela — Digo al entrar a la cocina y ella voltea a verme con confusión — ¿Podemos hablar un momento?

Desmond

Quebec (Canadá)

— ¿Qué hacemos aquí? — Pregunta Mara encogida en las tantas chamarras que se puso encima por el frío, en estos tiempos eran de pura nieve, siempre a finales y a principios de año nevaba por estos lados y el frío aquí era insoportable, a pesar de que Mara había llegado precavida con sus tantas chamarras aún así estaba temblando de frío.

— Aquí será nuestra nueva residencia — Digo avanzando por el inmenso bosque, no se podía utilizar vehículos por este lugar, así que para llegar al lugar necesitábamos caminar para poder llegar.

La última vez que había venido aquí tenía solo catorce años, este era otro de nuestros tantos escondites.

Llegamos a lo que parece una cabaña abandonada, pero debajo de toda esta fachada es completamente distinto.

— ¿Vamos a vivir en esta pocilga? — Pregunta Mara viendo la cabaña con desagrado a lo cual yo sonrió.

— Así es — Avanzó hasta la cabaña con Matías a un lado mío. He podido traerme a todos conmigo o al menos los únicos que lograron sobrevivir al ataque de Balderik.

Quito el tapete polvoriento y abro la puerta que lleva al sótano. Matías mira adentro con recelo para luego mirarme a mi a la espera de alguna explicación.

— Tranquilo, ahí adentro es mucho mejor que estar aquí — Le digo antes de bajar — ¡Vamos chicos que no tenemos todo el día!

Enciendo las luces que parpadean al principio hasta establecerse he iluminar el lugar, la humedad aquí era un asco la verdad, los tablones de madera estaban completamente podridos por el agua. Avanzó hasta llegar a la puerta metálica que se necesita abrir con clave, pongo los números correspondientes hasta que se ilumina el foquito verde al tiempo que se escucha un clic que abre la puerta en segundos.

Entro y las luces se encienden automáticamente dejándome ver la verdadera residencia en donde podíamos estar cómodamente y ajenos al extremo frío que hacía. Matías llega y me volteo a verlo con una gran sonrisa extendiendo los brazos.

— Bienvenidos a su nueva residencia — Matías inspecciona el lugar al igual que los demás que iban entrando con algo de desconfianza.

— Esto parece el interior de una nave de astronauta — Comenta Mara — Mezclado con un laboratorio científico.

— Es mejor que lo que hay arriba, pero sino te parece siempre puedes devolverte arriba — Me mira de mala gana — Lo digo para que no te sientas como astronauta o una científica — Me encojo de hombros pensando que aún así no era ni lo uno ni lo otro — Este lugar cuenta con seis habitaciones, una de ellas tiene una litera — Volteo a verlos — Escojan la que más les convenga, pero que quede claro que una de ellas es mi habitación, es obvio que sabrán cuál es ya que deje mi marca antes de irme de aquí — Todos asienten — Los que sobren, agarren una manta y una almohada, creo que mi padre tenía camas inflables — Digo pensativo — Por cierto, cada habitación cuenta con baño propio, también hay un baño al fondo del pasillo a la izquierda. Es todo, pueden retirarse.

Todos se van, excepto Mara que se queda en su lugar mirándome un tanto insegura.

— Mmm ¿voy a... quedarme contigo? — Suelto un suspiro. Estaba a comenzando a fastidiarme al grado de arrepentirme por haberla incluido en mis planes para traer a su hermana de vuelta a mis brazos.

— No, así que ve buscando una manta y una almohada — Suelta un suspiro de decepción, pero no dice nada, simplemente asiente antes de irse.

Voy al lugar donde mi padre trabajaba todo el rato para conseguir lo que yo he conseguido en poco tiempo o al menos a mi no me ha llevado toda mi vida poder conseguirlo.

Me detengo frente al escritorio que tenía fotografías de la familia. Mamá, Papá y yo.

Me veía tan pequeño en aquella fotografía, suelto un bufido negando con la cabeza al ver en la orilla de la foto a la amante de mi padre que en ese tiempo estaba embarazada del hermano que sacrifique ya hace un tiempo.

Suelto un gran suspiro sentándome en la silla giratoria. Ahora mismo necesitaba ponerme a trabajar en cómo traer a Brigid de regreso, verificar que no esté embarazada de aquel idiota y en caso de estarlo, tendría que someterla a otro aborto, ya no importa si le destrozo el útero, de todas formas tengo a Hela como una segunda opción para que porte a mi desendencia.

— Señor — Volteo a ver a Matías — ¿Iremos pronto por la señora Stroe y la señora Ricci? — Asiento.

— Primero vamos a preparar todo lo necesario para tenerlas cómodas, después organizaremos un plan para traer a ambas mujeres aquí — El pequeño asiente — Hay una habitación muy especial en donde podríamos tenerlas, hay que alistarlo para una de ellas en especial.

— ¿Ya tiene algo en mente, señor Jäger?

— Quizás — Sonrió — Aunque hoy solo vamos a instalarnos aquí y ya mañana nos pondremos a trabajar ¿está bien?

— De acuerdo.

— ¿Te pareció linda mi mujer? — Lo miro con una ceja enarcada — Cualquier hombre he incluso los niños se impactarían por la belleza de mi mujer, sobre todo por los ojos azules que tiene, una sola mirada de ella y ya te tiene hechizado.

— Es muy bonita, señor — Admite — Aunque no creo que sea mujer para usted — Frunzo el ceño — Se ve que esa mujer no lo quiere, además de que no me agrada porque pienso que ella es de las que no dudaría en traicionarlo si tiene la más mínima oportunidad de hacerlo.

— Por eso hay que mantener domadas a las mujeres como ella que son tan tercas y testarudas, hay que tener mano dura para hacerles saber quien es quien manda realmente — El pequeño me mira con atención bastante interesado en lo que le digo — Porque sino las sometes, se vuelven completamente rebeldes y ella ha estado tanto tiempo en libertad que ya piensa que puede hacer lo que se le venga en gana.

— Pues... yo vi que ahora a quien sigue es a ese hombre que fue por ella — Me enderezó cuadrando los hombros bastante serio con lo que dice.

— Es por eso que vamos a emplear mano dura con ella una vez la tenga de vuelta, le voy a recordar quien manda realmente y a quien es quien debe de obedecer — Asiente comprendiendo — Anda, ve a buscar una habitación propia de ti antes de que se adueñen de todas y te toque dormir en la cama inflable.

— Sí, señor — Dice antes de irse.

Suelto un suspiro pasando una mano por mi cabello con bastante estrés. Es un dolor de cabeza tener que pensar en que Brigid ahora mismo estaba con Balderik ya que en estos días solo he podido seguirle el rastro a Hela, no había señales ni de Balderik y ni de Brigid, lo que significa que ese par estaba en cualquier lugar del mundo juntos, el dolor de cabeza aumenta al imaginar que este par estaba teniendo coito y que probablemente en esos encuentros exista la posibilidad de...

Me llevo la mano a la cabeza cerrando los ojos y negando rotundamente a que eso suceda, ella no puede quedar embarazada de él, de ninguna manera, no puedo pensar en que Brigid quede embarazada de alguien que no sea yo. «No debí de haber arreglado el daño que le hizo mi padre a la hora de sacarle el feto» Un feto que sí era mío.

— Si quedas embarazada de ese idiota, no me dejarás con otra opción más que el de dejarte sin la posibilidad de ser madre.

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