Amor Imposible

De AndyPanda-14-zzz

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Las Bestias también se enamoran... Mais

Prologó
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Epilogo

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De AndyPanda-14-zzz

El búnker

Brigid

Ya han pasado dos días desde que Balderik vino a verme y en medio del sexo había dicho las palabras que nunca creí que diría, pero debo admitir que lo dijo muy a su estilo ya que no me lo puedo imaginar diciéndolo sin estar yo sobre él de manera obscena.

Suelto un gran suspiro abanicándome con la mano ya que en el lugar donde estaba ahora mismo estaba haciendo demasiado calor. Sentía gotas de sudor recorrerme el cuello, el abdomen y la espalda.

No sé por cuánto tiempo hemos estado avanzando, pero ya estaba empezando a reconocer el lugar que había tomado el Coronel. Observó con atención ubicando los puestos que fotografió el Coronel ya que ahí fue donde vio a Mara.

Miro a todos lados queriendo encontrarla, pero no había rastro de ella. Frunzo el ceño confundida, según el Coronel a estas horas es cuando sale del búnker para hacer la ruta de siempre.

— Vor — Volteo a ver a uno de lo Boyevikis que había traído conmigo — El Boss está al teléfono — Pongo los ojos en blanco agarrando el teléfono.

— ¿Qué? — Contestó de mala gana, el calor aquí me estaba poniendo de muy mal humor.

— A mi no me contestes así — Contesta de la misma manera — Te quiero aquí mañana temprano, recuerda qué hay cosas más importantes que encontrar a Desmond Jäger.

— Lo dices porque a ti no te está jodiendo — Digo y siento mi teléfono vibrarme en el bolsillo.

— Desmond Jäger está en segundo lugar, por ahora quiero que nos hagamos cargo del Coronel que es quien nos da más dolor de cabeza.

— Ajá.

Saco mi teléfono con fastidio y enseguida el mal humor se me va al ver quien es la persona que me está llamando.

— Pronto se dará a conocer quién es el ministro, así que no tardes en volver que necesito a todos los hombres posibles y tú eres la única mujer que podría servirme de mucho.

— Bien — Digo para luego colgar la llamada y atender a Balderik antes de que se pierda la llamada — Hola mi amor — Contesto estando alejada de los demás — ¿Qué sucede?

— ¿Cómo te va a ti? Espero que todo mundo esté alrededor tuyo para protegerte — Sonrió.

— Todo en orden — Suspiro mirando a todos lados — Aún no encuentro lo que estoy buscando.

— ¿Es importante?

— Solo un poco — Mi cuerpo se tensa al ver lo que tanto estaba buscando, pero esta vez venía ella sola — Tengo que irme, hay cosas que tengo que resolver por aquí.

— ¿Sucede algo? — Pregunta preocupado ante mi tono de voz. Volteo con rapidez al escuchar disparos, eran mis hombres atacando a otros que estaban intentando inmovilizarlos — Brigid...

Sostengo mi arma y la alzo disparando al hombre que venía directo a mi, alguien detrás me hace soltar el teléfono y aplico la técnica de defensa tirándolo al suelo y disparándole en el cráneo un par de veces, me doy la vuelta con rapidez disparándole en el pecho a otro que venía, apunto a otro y disparo con rapidez, hago lo mismo con otros dos hasta que alguien se viene sobre mi por detrás logrando tirarme al suelo, suelto un jadeo al tiempo que mi arma sale volando lejos de mi.

Me toman de las piernas haciéndome voltear con brusquedad, mi sangre se hiela al ver a un niño de once o doce años que estaba sobre mi, ejerciendo tanta fuerza como si fuese alguien sobrenatural como para arrastrarme por la tierra. Trato de agarrarme de alguna piedra o árbol, pero la tierra cae en mis ojos que me prohíbe ver a mi alrededor de a donde me lleva.

Pataleo queriendo zafarme de su agarre, pero este aumenta la presión haciéndome gritar de dolor.

— ¡Vor! — Escucho a mis hombres gritar a lo lejos — ¡Vayan por ella! — Escucho la tela rasgarse y la tierra raspando mi espalda, siento la piel hervirme tanto y sobre todo en la cara.

Se detiene y aprovecho para tratar de quitarme la tierra de los ojos. Quiero levantarme, pero el tobillo me dolía demasiado al querer moverlo.

Siento como me toman de la cintura y trato de pelear, el tobillo ahora era impedimento para patalear y los ojos no me ayudaban demasiado por la tierra que hacía que me ardieran tanto como para poder abrirlos.

No sé cómo diablos un niño tiene tanta fuerza como para cargarme y mantenerme inmovilizada, las tácticas aprendidas no funcionan para liberarme. Escucho una puerta abrirse y detrás los pasos rápidos al igual que los disparos que se van acercando cada vez más.

— ¡Busquen al Boss! ¡Devuélvanse! — Gritó con fuerza — ¡Váyanse! — Ahora mismo todos mis hombres me iban a servir alejados que tratando de llegar a mi y terminaran asesinados.

La puerta se cierra mientras que yo continúo moviéndome como una lombriz tratando de zafarme y aquello solo provoca que su agarre se intensifique privándome del aire. La cabeza me duele, el cuerpo ni se diga, ahora mismo me sentía como la mierda, una completa estúpida al no haberme dado cuenta que esto era una trampa.

Me avienta con tanta fuerza que mi cabeza se golpea con algo metálico logrando que comience a punzarme en aquella zona, me tira agua helada para luego tomarme a las malas poniéndome de pie y sentándome en una silla. Intento soltarme, pero su fuerza sobrepasa la mía que logra amarrarme a la silla sin ningún tipo de delicadeza, jadeo de dolor cuando me amarra los tobillos. Vuelve a echarme agua y esta vez siento sus dedos en mis ojos limpiándome la tierra que me estaba molestando.

— Pórtate bien — La voz de niño me sorprende ya que es un hecho que no es un adulto enano con una fuerza increíble, además de que me confirma de que es uno de los experimentos que ha hecho Desmond, joder, un niño es parte de sus barbaridades — El jefe está por venir para ver a su mujer — Sonrió divertida al tiempo que niego con la cabeza aún con los ojos cerrados — ¿De que te ríes?

— ¿Te llegó con el cuento de que soy su mujer? — Intento abrir los ojos poco a poco — No sé porque me sorprendo si es muy fácil manipular a un niño — Me encojo de hombros y a pesar de que no puedo ver con claridad para ver su reacción, estoy bastante segura de que debe de estar molesto por mis palabras — Sobre todo a uno como tú.

De inmediato siento su mano en mi garganta sin perder el tiempo de probarme del oxígeno, ni siquiera podía hacer el intento de hablar ya que con cada segundo que pasaba aumentaba su fuerza en mi garganta.

— Ya no soy más un niño tonto y débil — Dice bastante molesto estando muy cerca de mi rostro — Deje de serlo gracias al señor Desmond Jäger, es un buen hombre y pienso que no te mereces estar con él — Intento pasar saliva mientras pienso que este mocoso no sabe nada de lo que estaba hablando, era una completa locura. Desmond se encargó muy bien para tener a este niño de su lado.

Me suelta con brusquedad logrando tirarme al suelo con todo y silla. El ardor en mi espalda incrementa, mi tobillo lo siento palpitar llevando el dolor por toda mi pierna.

— ¡Sáquenla de aquí que la mujer de Desmond soy yo! — Escucho gritos afuera. El niño aquí me rodea para luego levantarme sin ningún tipo de cuidado — ¡Mátenla entonces!

«Mara»

Aquella voz es imposible de no reconocer, además de que es la única que me odia tanto como yo a ella.

Alzó la mirada tratando de enfocar la mirada, aún sentía algo de tierra cerca de los ojos, pero al menos ya no me ardían demasiado como para seguir con los ojos cerrados.

Esto parecía un sótano, el piso era de concreto, pero había muy poca iluminación y lo poco que iluminaba dejaba ver estantes oxidados que estaban alrededor, habían cajas grandes de madera en una esquina, una mesa oxidada con vasos y una jarra de cristal que estaba rota. La pared que estaba a derecha estaba agrietada, demasiado a decir verdad. En el techo habían tubos oxidados y podía ver insectos salir de uno de ellos que estaba roto y donde también salía agua que caía en el charco que había en el suelo.

Mi mirada cae en el niño que me estaba mirando con seriedad. Quisiera poder decir que se veía como un niño común y corriente, pero no, a esta cosa no se le podía decir niño por el color de sus ojos, su piel que estaba demasiado blanca y como las venas en su cara resaltaban tanto que daba cierto temor.

— Eres muy bonita — Me dice — Pero no se ve que quieras al señor Desmond, si lo quisieras no habrías luchado contra su gente — Se cruza de brazos recargándose en la pared — La que lo quiere mucho es Mara, ella sí que se merece ser la esposa del señor Desmond y no tú.

— Pues ve y trata de convencer al señor Desmond de quien si lo merece, porque tienes razón al decir que yo a él no lo quiero — Sonrió con burla — Yo solo vine para matarlo — Su cuerpo se tensa y se endereza dando pasos hacía mi con decisión — Mátame ahora y así evitas que mate a tu señor porque si me dejas viva, te prometo que lo mataré.

Me toma del mentón con fuerza y alza el puño decidido a golpearme, pero la puerta se abre con brusquedad y no tardan en quitármelo de encima. Dos hombres altos y fornidos pueden con el mocoso que no me quita la mirada asesina, por lo cual sonrió con burla al tiempo que le guiñó un ojo.

— Deja de provocar a mi pequeño amigo — Volteo a la puerta para ver a Desmond. Venía con traje, ya no era el adolescente que vestía siempre de negro y tenía el cabello alborotado, no era más aquel chico que jugaba fútbol para su escuela sino que ahora vestía trajes de marca y tenía el cabello peinado hacía atrás como si fuese un maldito empresario asquerosamente rico.

Sonríe con coquetería al verme y se acerca al niño a susurrarle algo que no logro escuchar, pero que relaja al mocoso para que al final salga del lugar sin ningún problema. Trago saliva cuando cierran la puerta dejándome a solas con el hombre que antes decía querer demasiado y que ahora detesto.

Mete sus manos a los bolsillos parándose en frente de mí inspeccionándome con la mirada, hasta que veo que se detiene en mi abdomen, bajo la mirada y me doy cuenta de que la ropa también se rasgó por enfrente dejando a la vista el tatuaje que me hice por obtener mi puesto como Vor de la mafia rusa.

— Así que has decidido unirte a la mafia rusa y dejar a la mafia italiana — Alzó el mentón — ¿Ya no estás más con Balderik? ¿Ahora quien es? ¿El Boss?

— ¿Temes a tener otro enemigo encima? — Sonrió — Ya no tendrías escapatoria en caso de que la mafia rusa y Balderik hagan sus alianzas.

— Hablando de Balderik ¿Sabes en donde esta su hermana? Hace tanto la estoy buscando y no logro encontrarla.

— ¿Para que la quieres? Ya me tienes frente a ti.

— Es que ese es el problema — Lo miro confundida — Que no solo te quería a ti, también la quiero a ella — Sonríe al ver mi rostro aún confundido — Te explicó — Suspira — Te quiero a ti Brigid, pero para que seas mi amante, la mujer que tanto quiero y deseo tener como antes estábamos ¿recuerdas? Éramos una pareja insaciable, siempre ocultándonos en los pasillos, en tu casa y en la mía para tener tanto sexo como pudiéramos... así como en las duchas — Me mantengo seria en mi lugar sin demostrar ningún tipo de miedo o nerviosismo — Pero desde que te aplique el aborto, ya sabes ¿no? Ahora eres débil como para mantener un bebé en tu vientre — Aprieto los puños con fuerza — Y yo necesito herederos, hijos míos que aprendan lo que mi padre me enseñó a mí para conseguir mejores experimentos, quiero que mis hijos continúen trabajando y para tener hijos necesito de una mujer fuerte, bastante capaz de traerlos al mundo y esa mujer no eres tú.

— Eres un maldito enfermo — Sonríe con diversión — Un desquiciado.

— Desquiciado, enfermo, loco, lo que tú quieras, no me importa porque ahora ya sabes mis planes.

— ¡Ella no te va a parir ningún hijo!

— Tiene que hacerlo porque no solo serán hijos míos, también serán hijos de ella y está claro que el amor de madre es mucho más grande ¿lo olvidas? Tú estabas dispuesta a parir un hijo mío y al mismo tiempo decías ya no amarme. Si tú estabas dispuesta a eso porque era también tu hijo, entonces Hela también estará dispuesta a hacerlo.

— Hela y yo somos muy diferentes.

— Eso ya lo veremos.

La puerta se abre de nuevo y esta ve deja ver a una Mara bastante molesta, pareciera que estaba poseída ya que tenía la ropa rasgada y el cabello revuelto como si hubiese peleado con alguien hasta poder llegar aquí.

Su mirada me aniquila, un poco más y le sale humo por las orejas. Vuelve su mirada a Desmond y este ni se inmuta por el enojo que estaba desbordando.

— ¡Mátala! — Me señala acercándose a Desmond — ¡Mándala con su padre que aquí ya no pertenece!

— Hazle caso — Miro a Desmond — Mátame porque sino te mato a ti y a ella la tendré como esclava para humillarla frente a miles de hombres y mujeres — Mara voltea a verme queriendo intimidar, pero no le funciona ya que alzó el mentón y le sostengo la mirada hasta que ella la aparta.

— ¿Escuchaste lo que dijo? Piensa tenerme como esclava si no la matas ahora — Desmond me mira sin decir nada — ¡Mátala! Ella ya no te sirve porque soy yo quien te quiere, soy yo la mujer que necesitas — No me aguanto la carcajada al escuchar tanta estupidez.

— Ya te la cogiste — Miro a Desmond y noto como su mandíbula se tensa — La primera vez de una mujer siempre la vuelve idiota — Observó a Mara que ni siquiera se atreve a mirarme — La veo y de verdad me pregunto si así me vi cuando tuve mi primera vez contigo.

— ¡Cállate! — Me grita Mara volviéndose hacia mi, intenta tomarme, pero Desmond la agarra antes de que esta intente dañarme — ¡Suéltame que yo la mato! — Sonrió con burla.

— Por mucho que pelees para obtener la atención que necesitas, no vas a poder ya que siempre buscas en donde no debes — Suspiro mirándola con pena — Si sigues aquí, siempre vivirás bajo mi sombra — La recorro con la mirada y niego con diversión — Y con verte ese top y esos tacones, lo tengo más que garantizado — Se observa así misma — Porque yo me vestía así cuando era novia de Desmond, hubo una ocasión que me puse un top y unos tacones iguales y adivina, le gustó tanto que me termino follando con eso puesto — Me mira sin poder creerlo — Fue encima de su escritorio donde él antes hacía sus tareas de la escuela, así que dime ¿también lo hizo contigo sobre un escritorio y te dejo el top y los tacones puestos? — Preguntó y ella voltea a ver a Desmond con los ojos cristalizados — No me sorprende.

Se suelta de Desmond con brusquedad largándose a toda prisa a llorar como una niña idiota.

— No debiste de decirle eso — Me dice Desmond con seriedad.

— ¿Fue mentira lo que dije? — Enarcó una ceja.

— Fue patético.

— Patético fue que te la follaras sabiendo que ella no tiene ninguna oportunidad contigo o al menos no algo que de verdad se merezca.

— ¿Me dirás que qué quieres verme con tu hermana? — Me encojo de hombros.

— No serían mala pareja, al final de cuentas son tal para cual, los dos están mal de la cabeza.

— Es una lástima que ella no tenga tus ojos, ni tu cuerpo, ni tu aroma y tampoco tu cabello y personalidad, porque de tenerlo probablemente te mataría a ti y me quedaría con ella — Se acerca a tomarme de la barbilla obligándome a que lo mire a los ojos — Eres mía desde el primer momento en que te entregaste a mi — Roza nuestros labios — Y no te soltaré, lo único que nos puede separar es la muerte.

Me besa y no le dura ya que muerdo con fuerza sus labios logrando que se aleje con rapidez, pero no salgo ilesa ya que me golpea el rostro mandándome al suelo con todo y silla, escupo la sangre que se me quedo en la boca aguantándome los quejidos de dolor que me causa mi tobillo y la espalda.

— Eres una maldita, pero eres toda mía — Se limpia la sangre que le brota en la herida de los labios — ¡Matías! — Grita desde la puerta y enseguida aparece el niño que me trajo hasta aquí — Llévatela a los laboratorios — El chico asiente y se acerca a mi tomándome del cuello y alzándome como si fuese algo sencillo de cargar — ¡Con cuidado que la quiero fuerte para lo que le haré! Bájala y desátala como si fueses un niño normal.

El niño me suelta dejándome caer y no me aguanto el quejido cuando mi peso cae sobre mi tobillo lastimado. El mocoso se acerca a desatarme y me alza a las malas cuando trato de alejarme.

El lugar es bastante grande, los pasillos aquí eran un poco estrechos y era un tanto tétrico por la poca iluminación, además de que algunos focos estaban parpadeando una y otra vez.

Escucho como abre las puertas y la luz aquí era bastante luminosa, el piso era de mármol y habían varias camillas metálicas, mesas que tenían químicos, tubos de prueba y herramientas quirúrgicas. El niño me deja sobre una camilla y aprovecho para intentar escapar, pero el mocoso es tan rápido para devolverme a mi lugar y amarrarme las manos.

— De aquí no sales mi amor — Se acerca Desmond para acariciar mi rostro y me apartó con brusquedad — Necesito hacer pruebas contigo, quiero probar si puedo hacer bebés contigo sin necesidad de que los lleves en el vientre, quizás de esa manera pueda olvidarme de Hela y tenerte solo a ti.

— ¡Maldito enfermo! — Lo veo preparar una jeringa y es cuando más lucho para poder zafarme. Un dejavú viene a mi mente alterándome por completo, de pronto el rostro de Desmond se vuelve igual al de el señor Wilhem Jäger, mi respiración se altera y siento el latir de mi corazón desenfrenado — No, no, no, no puedo vivir esto de nuevo — Muevo los brazos como desquiciada.

— Shhh tranquila mi cielo — Siento la aguja acariciarme la piel.

— ¡No, no, no! — Empiezo a ver borroso por las lágrimas y es entonces que siento el pinchazo — ¡No, por favor!

— Tranquila mi querida Brigid, estás a salvo conmigo — Siento tanto cansancio, lucho por mantener mis ojos abiertos, pero me es imposible — Tendrás el bebé que tanto deseas, lo prometo — Lo último que siento es como alguien me besa la frente hasta que caigo por completo en el limbo.

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