Amor Imposible

Galing kay AndyPanda-14-zzz

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Las Bestias también se enamoran... Higit pa

Prologó
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Epilogo

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Secretos por revelar

Zinov

La música no tarda en escucharse al tiempo que suben la cortina mostrando el escenario donde ahora mi madre ya había reemplazado su vestido blanco con brillos por sus medias blancas y su tutu. Sus tacones siendo reemplazados por sus zapatillas. No puedo evitar tener infinidad de flashbacks al verla vestida así, de niño siempre la vi con medias y tutu practicando en su salón de baile o la veía en televisión siendo el cisne negro, bailando el lago de los cisnes, el cascanueces, la bella durmiente o Romeo y Julieta. Incluso fui dos veces a sus eventos solo para verla bailar.

De niño me fascinaba verla dar saltos grandes y que cayera de punta, incluso me impactaba que diera giros eternos sin siquiera marearse ya que proseguía bailando dando piruetas más complejas. Hubo un tiempo en el que me interese por eso, pero me dolían los músculos y no quise volver a hacerlo, mi mamá se rió por varios días.

Sonrió con orgullo viendo como mi madre se movía con elegancia, se estiraba de una manera impresionante y el que se moviera rápidamente por el escenario con solo la punta de los pies. Admiraba mucho a mi madre ya que el ballet no era un baile que todo el mundo supiera hacer o aprender con facilidad, se necesitaba de mucha práctica y sobre todo pasión para hacerlo de maravilla.

— Mira eso — Habla mi padre y me hace voltear a ver a la gente que estaba casi cerca del escenario, eran las personas que mi madre quería impresionar solo para conseguir llevar su arte a otros lugares. Y sí que lo estaba consiguiendo. Sus rostros eran de impresión y fascinación.

— Lo va a lograr — Asegure y mi padre asiente volviendo la vista hacía mamá.

Yo vuelvo la mirada hacía una mesa en específico. Frunzo el ceño al ver a Balderik junto al asiento de su acompañante, tenía su brazo en el respaldo en donde su mano hacía círculos sobre el hombro desnudo y ella mantenía su mano sobre el abdomen de él sin apartar la mirada del escenario.

Aún no reconocía a esa mujer, no sabía si era parte de la Cosa Nostra o si venía de otra organización, estoy seguro que de haberla visto antes jamás me habría olvidado de la belleza y poder que destilaba, aunque hubiese preferido ver a Hela esta noche aunque sea solo por un segundo.

— ¿Donde andabas? Creí que estarías bailando tango con las hermosas mujeres que han venido esta noche, la mayoría solteras.

Apartó la mirada de aquella pareja para mirar a mi padre, él aún continuaba con su mirada en mamá que estaba casi a media canción.

— Solo me aseguraba de que todo estuviera en orden — Miro al frente.

Aún tenía que pensar en cómo mantener ocupado a mi padre para que no siguiera en busca de Hela, necesitaba un poco más de tiempo para poder armar un plan que no se viera afectado por el Coronel Lombardi.

— ¿Y Balderik te ayudo con eso desde el piso de arriba? — Volteo a ver a su colega cerca de la mesa de postres con su mirada en nosotros.

«Maldito chismoso»

Suelto un suspiro mirando de nuevo a mamá.

— Necesitaba...

— Si estás ansioso por ver a Hela, solo dame dos días para traerla de vuelta, está claro que los Ricci no van hacer un carajo para traerla. Nerón es bastante idiota al confiar en que Balderik iba a traerla, esta claro que él no quiere ver a su hermana casada contigo.

— Papá...

— Confía en mi.

— Es que se trata de lo contrario, yo no quiero que Hela venga aún — Volteo a verlo y él ya me estaba mirando bastante confundido — El Coronel está detrás de ella y la ha marcado como su presa, si la encuentra la va a matar.

— ¿Y crees que somos gente fácil de atrapar? — Pregunta ofendido — Tenemos más de un escondite para mantener a los nuestros a salvo. Si Hela permanece a tu lado como tu esposa, nada ni nadie podrá derribarla. Ve a tu madre, ella ha permanecido a mi lado aún en la adversidad, ella ha podido cumplir sus sueños cuando nosotros estuvimos en guerra y tú solo eras un niño, incluso no me quedo grande protegerte a ti — Dice con seriedad — El Coronel y todo su grupo no son un enemigo letal como para huirles, de hecho lo vi bastante cómodo bailando con la acompañante de Balderik — Alzó ambas cejas con sorpresa volviendo a mirar a la pareja, pero esta vez solo a la mujer que ahora mismo le decía quien sabe que a Balderik en el oído.

— ¿Bailando dices? — Asiente.

— Probablemente ella sea una infiltrada para saber donde se encuentra Hela — Aprieto los puños con fuerza observando cómo aquella mira a Balderik y le sonríe, si se trataba de una infiltrada, entonces sí que estaba actuando muy bien su papel porque hasta pareciera que amaba con tanta intensidad a Balderik con aquella mirada que le da al igual que la sonrisa.

— No, necesito ir a... — Me interrumpo al ver el agarre de mi padre en el brazo cuando intento levantarme.

— No — Me mira serio — Tu madre ahora está en el escenario y no quiero que le estropees la oportunidad.

— Pero...

— De ninguna manera, Zinov — Su agarre se intensifica obligándome a sentarme de mala gana — Ya no eres un crío, tienes que tener muy en claro que tu lugar no es para hacer ese tipo de payasadas, eres el Underboss y tienes que comportarte como tal porque en un futuro aquello va a darte el poder de tomar mi lugar.

Me jode admitir que tiene la razón, tengo que pensar mejor las cosas si quiero llegar a ser mejor que él.

— Aquella mujer no ha hecho nada aún, estaré vigilándola muy de cerca en caso de que decida ir a darle información al Coronel. Sabes bien cómo se pagan las traiciones y como Balderik es hermano de la mujer que quieres, también viene siendo parte de nuestra organización y sabes que yo a mi pueblo no le doy la espalda — Asiento en silencio — Ya viene siendo hora de que te vayas preparando, no quiero que una mujer te distraiga de tus verdaderos objetivos.

— Hela no me distrae.

— ¿Estas seguro de eso? Estabas a poco de arruinar todo cuando te dije que era infiltrada del Coronel sin siquiera ponerte a pensar que arruinarías la presentación de tu madre.

— No iba armar un escándalo — Enarca una ceja y yo solo suelto un bufido. Odio que me conozca bastante bien o era yo bastante predecible para él.

— Mañana nos iremos tú y yo a Gales después de que hable con Nerón, tengo cosas que hacer antes de mostrarte lo que tengo reservado para ti para cuando tengas el puesto de Boss.

— ¿Y mamá?

— Ella tiene cosas que hacer en San Petersburgo.

No cuestiono nada más a pesar de que tengo dudas, no sabía a que se refería con que tenía algo reservado para mi, pero esperaría hasta mañana para averiguarlo.

Vuelvo a mirar a aquellos dos y ahora ella permanecía recostada en su hombro con la mano en el pecho de su acompañante. Tenía que mantenerme bajo control sino quería arruinar la situación, solo esperaba que Balderik cumpliera con su palabra de que Hela estaba en un lugar bastante difícil de encontrar, según él estaba más que a salvo.

Tendría paciencia para cuando ella se volviera mi mujer, porque una vez a mi lado estaré más que concentrado en traer a mi legado porque ya nada más importará a menos que el Coronel se vuelva un parasitó que tenga que exterminar, a él y a toda la élite para que dejen de estorbar, iba a limpiar mi camino y el de mi futura familia.

🐍

Salgo de la casa para ver a todo mundo haciendo sus deberes mientras que yo esperaba pacientemente a que mi padre saliera.

— Zinov — Volteo a ver a mi madre que se levanta de la mesa. Se veía bastante hermosa con el cabello rizado.

— Mamá — Se acerca a besarme la mejilla antes de acariciar mi cabello.

— Seguro ya sabes que me iré a San Petersburgo — Asiento — Estaré ahí solo por dos días, pero en caso de que me necesites sabes que puedes llamarme — Asiento un tanto confundido — Tu padre ya me dijo que irán a Rusia de nuevo porque va a mostrarte algo que es importante para él.

— Dijo que lo estaba reservando para mi ¿sabes de que se trata? — Asiente — ¿Y? — Suelta un suspiro y nos hace andar para evitar las miradas curiosas.

— Solo voy a decir que es algo que ayuda mucho a tu padre cuando está bastante molesto — Enarcó una ceja aún más confundido — Y él cree que ya es momento de mostrártelo porque estás empezando a mostrar tu enojo con todo lo que está pasando con aquella mujer que en serio sigo diciendo que no es para ti.

— Mamá...

— Shhh no me refutes — Hago una mueca, odio que aún me trate como un bebé. Mi madre era bastante maternal conmigo y es lo único que odio de ser hijo único, a veces me empalagaba con tanto amor, pero... tampoco sabría que hacer cuando ella dejara de hacerlo.

— Has visto a tu padre cuando está furioso, ya has ido con él a reuniones que han terminado bastante mal — Asiento — Y sabes cómo es cuando estalla.

— Lo sé mamá, pero no entiendo a qué quieres llegar con eso.

He visto a mi padre ser el mismo diablo con todos, nunca tuve miedo de él a pesar de haber visto como mataba a la gente, nunca temí de él aunque fuese un niño. La primera vez que vi sangre tenía cinco años y a pesar de eso me causó bastante curiosidad, mi papá alimentaba mi curiosidad llevándome a los peores lugares solo para verlo acabar con todos para al final ver como sacaba el interior de los cuerpos. A los nueve me enseño a abrir los cuerpos y a sacar cada órgano, según él era una buena forma de hacerme aprender los nombres y su función de cada órgano y al mismo tiempo a como abrir los cuerpos sin dañar el interior.

Todo lo aprendido lo puse en práctica en la adolescencia hasta que llegaron los Vory v Zakone a mostrarme más cosas sádicas y perversas. Ahora era parte de ellos y todos me veían como el próximo Boss, ya tenía el respeto de ellos como algunos de los de la Bratva ya que muchos no estaban de acuerdo con que yo fuera el próximo Boss.

— Tu padre es aún peor cuando está completamente solo, me tocó verlo una vez y fue suficiente para mi saber que estaba con el peor de los Petrov.

— ¿Te asustaste?

— Sí — Volteo a verla bastante impresionado por su respuesta. ¿Mi madre asustada de mi padre? Ella no parecía ser ese tipo de mujer o al menos nunca lo pensé de ella sabiendo cómo es también.

Suelta un suspiro al ver mi reacción. Ella mira a todos lados y me lleva con ella a un lugar más privado en donde todos estaban más alejados, era imposible que alguien aquí nos escuchara.

— Temí de él pensando que si yo llegaba a dejar de ser suficiente para él... me hiciera lo mismo o peor de lo que... — Guarda silencio debatiéndose de si continuar o no.

— No te atrevas a callar cuando ya has dicho demasiado — Digo molesto. Siempre hacía lo mismo y ya no hablaba por mucho que le rogara.

— No quiero que temas de él cuando te muestre lo peor de él, sería incapaz de hacerte daño a ti.

— ¿De que hablas?

— Tu padre es bastante rencoroso cuando hay gente que lo traiciona, lo que has visto de él no se le compara al lugar en donde piensa llevarte — Hace una mueca — Incluso llegue a ver a dos de sus sumisas en ese lugar.

— ¿Sus sumisas?

— Sí, antes de que yo llegara a ser su esposa, habían dos mujeres que servían a tu padre sexualmente y de acuerdo al tratado las sumisas que son del Boss solo tienen que ser para el Boss y para nadie más.

Asiento sabiendo aquello, yo aún no tenía sumisas porque ninguna me apetecía tanto como cuando vi a Hela por primera vez en esa reunión.

Claro que tuve aventuras desde los quince, pero solo las veía como un objeto sexual y el que yo me interesara por sentir más ya que estaba harto de usar la mano y ver a las mujeres pasearse desnudas y no poder tocarlas porque ya estaban con otros o eran sumisas de mi padre.

Pero ver a Hela solo ocasionó una necesidad por obtener a la mejor de las hembras. Ella era única en su especie con aquel cuerpo tan llamativo y sus ojos verde menta eran impresionantes.

Cuando vi a Balderik ayer en la fiesta, verlo a los ojos fue sentir impotencia por no tener a Hela frente a mi, lo malo de que ambos tengan los mismos genes, los mismos ojos.

— Aquellas sumisas fueron encontradas en cama de uno de los hombres de tu padre, lo último que supe fue que ambas habían sido asesinadas por tu padre y el hombre igual, pero nunca las mato en público, no supe nunca donde lo había hecho y tampoco vi los cuerpos hasta el día en el que seguí a tu padre porque se veía bastante molesto, tú eras un recién nacido en ese entonces.

— ¿A donde lo seguiste?

— No pienso darte esos detalles, tu padre quiere ser quien te muestre y estoy de acuerdo porque es algo que solo lo involucra a él, no a mi, yo lo único que quiero es que si... tú no... — Suspira — Si tú te sientes incómodo y quieres irte sabes que puedes llamarme, cuando se trata de ti no me importaría irme en contra de tu padre si es que no quieres seguir con eso.

— Soy hijo de las personas más sádicas de la Bratva ¿de verdad crees que me asustara lo que sea que mi padre me muestre? — Sonríe pasando sus dedos por mi cabello peinándolo hacia atrás.

— Tienes razón — Hace una mueca — Olvido siempre que ya no eres más mi niño pequeño — Dice nostálgica y yo simplemente me le acerco para abrazarla.

— Ya dame un hermano, se te ve que quieres más hijos y no entiendo porque nunca me dieron un hermano cuando era niño.

— No era el momento, estábamos en guerra con los Yakuza ¿lo olvidas? — Bufa — No sería inteligente de nuestra parte tener un bebé cuando tú apenas eras un niño. Nuestra prioridad eras tú, además de que tu padre estaba más ocupado solucionando todo y yo estaba subiendo un escalón más para poder brillar en el ballet. Un segundo hijo no era una opción.

— ¿Y ahora? Ya estoy grande, un segundo hijo podría ser bueno para la familia — Sonríe.

— De hecho sí que lo pensé y lo hablé con tu padre — Me apartó — Y ya estuvimos trabajando mucho en ello anoche.

— ¡Mamá! — Ella se ríe por mi reacción — No me interesa saber lo que ustedes dos hacen cuando están a solas, ni quiero saber el momento en el que estén procreando a mi hermano.

— O hermana — Me guiña un ojo y suelto un bufido — ¿Y no quieres saber en donde y cómo fue que te procreamos a ti?

— Me voy, no quiero escucharlo — Me alejo escuchando las carcajadas de mamá detrás de mi.

— No quieres saber como fue, pero seguramente te gusta el proceso con las mujeres — Me hago el sordo cuando entramos a la casa — Tu padre y yo creemos que deberías de tener sumisas por lo pronto, sirve que alejas a aquella sumisa que según tu padre le sirve de ayuda — Dice con amargura haciendo que voltee a verla.

— No creí que fueras insegura, mamá.

— No, yo confío plenamente en tu padre y en lo que siente por mi, solo me enfurece que aquella arpía busque la manera de hacerlo traicionarme. No se cansa a pesar de que sabe que no tiene posibilidades con mi hombre.

— Ya, pero yo no quiero sumisas, me he dado cuenta que me gusta más que sean dominantes, así sirve que aporta un cincuenta en la cama y yo el otro cincuenta. El balance perfecto.

Hela

— Quisiera nunca despertar de este maravilloso sueño — Digo en un suspiro bastante feliz de amanecer a lado de la persona que quiero, con mis piernas enredadas a los de él y una sábana cubriendo nuestra desnudez después de que toda la noche estuvimos haciendo de todo menos dormir.

— Y a mi me alegra de que esto no sea un sueño — Murmura con la voz ronca paseando sus dedos por mi espalda — Tenemos que ir a desayunar — Suelta un bufido levantándose a regañadientes.

— ¿Y si nos quedamos todo el día en la cama?

Seth agarra su boxer al igual que el teléfono que dejo en la mesita de noche.

— No suena un mal plan, pero tenemos cosas que hacer — Suelto un gruñido estirándome sobre la cama — Tenemos entrenamiento tú y yo, pero primero ¿Quieres desayunar algo en específico? Puedo traerte el desayuno.

— No, iré a bajo con todos, pero primero me iré a dar una ducha.

— Te espero abajo — Asiento levantándome de la cama apartando la sábana de mi cuerpo he ir desnuda hacía el baño.

Hago una mueca cerrando los ojos con fuerza y llevando la mano a mi cabeza al sentir un mareo. Me recargo en el lavabo quedándome quieta solo por un momento antes de avanzar a la ducha.

Cierro la puerta corrediza y abro la llave dejando que el agua fría caiga en mi cabeza empapando completamente mi cabello.

No tardo demasiado en asearme y en vestirme con mi ropa de entrenamiento para luego bajar y ver a todos reunidos en la mesa. Maksim estaba bromeando como siempre y Seth solo sonreía con diversión.

Ahora solo éramos nosotros tres en la casa, aunque pareciera que éramos solo Seth y yo porque Maksim estaba la mayor parte afuera, pero nunca faltaba a la hora de comer.

— Vaya, vaya, al fin llegas querida cuñada — Sonrió dejando que Maksim se levante para ofrecerme el asiento que estaba junto a Seth — He preparado el desayuno yo mismo, vas a ver qué te va a encantar.

— No lo dudo — Me siento dándole las gracias para luego mirar el plato humeante que tenía frente a mi. Me acerco un poco y el olor me revuelve el estómago y... — Dios mío, no — Me levantó corriendo para ir directamente al baño.

— Joder, esto no augura nada bueno — Escucho a Maksim cuando salgo corriendo del comedor.

Saco todo en el retrete mientras me agarraba el cabello evitando que se salpicara de vomito. Las arcadas me hicieron sentir ardor en la garganta.

Siento como alguien se acerca detrás de mi, siento las manos en mi espalda y como me ayuda a sostener mi cabello.

— ¿Qué pasó? — Pregunta Seth con preocupación.

Alzó la cara limpiando las esquinas de mis labios con el dorso de la mano. Jalo de la cadena y me levantó para ir al lavabo a enjaguarme y lavarme los dientes.

— Supongo me cayo mal la comida de anoche, ya tenía un presentimiento así — Escupo y vuelvo a cepillarme.

— Puedo ir con Maksim a la ciudad para comprar algunas pastillas — Niego al limpiarme la boca con la toalla.

— No, si se trata de algo que me cayera mal lo más seguro es que se me pase hasta la noche, el estar enferma del estómago no me dura demasiado.

— Está bien — Dice poco convencido. Ambos salimos y Maksim me mira indignado.

— Esa reacción la espero más cuando cocina Seth, pero ¿de mi? — Suelto un suspiro sentándome en mi lugar — Me ofendes.

— Lo siento Maks, supongo que la comida de anoche fue lo que me hizo daño — Me mira con una ceja enarcada.

— No estoy muy seguro de eso, nunca tuviste esa reacción con mi comida y menos cuando estás mala del estómago.

— Siempre hay una primera vez.

— No, mi comida no te da esas reacciones y me niego a que exista una primera vez.

— Pues ya existe — Contestó un tanto fastidiada.

— ¿Han sido precavidos a la hora de tener sexo?

— Tengo la inyección trimestral.

— ¿Y cuando fue la última vez? — Guardo silencio al hacer cuentas y... — Lo sabía.

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