AU: Omegaverse
-Entonces estos eran los últimos ¿uhm?.- El mayor de los Haitani terminó de patear al último de los hombres, soltando un suspiro-. ¿Qué es eso?
Su mirada se fijó en una pequeña sombra, la cual corría entre los escombros. Después de un rato de silencio dio un paso al frente, dejándose ver por los hermanos; era una chica, tal vez de su edad o un poco menos, no la habían visto en Roppongo antes, ni siquiera fuera del sector en sus visitas por todo Japón.
-¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Eres algún eslabón bajo de la pandilla?
-U-Ustedes son... los Haitani.
-¿Y? Rindou, ¿la con-... Rindou?.- Notó a su hermano con la mirada perdida, alzando la ceja para volver su vista hacia la más baja-. ¿Qué te sucede, hermano?
-V-Vine por...- No pudo decir más, pues sus ojos se fijaron en los violetas del Haitani menor, perdiéndose en ellos-. Mi omega.
-Aquí no hay ningún omega.- Casi gruñó Rindou, pero a pesar de eso avanzó un par de pasos hacia ella-. Somos alfas.
-P-Pero...
-Debes estar confundida, querida.- Ran tuvo que mantenerse calmado ante aquella situación, tomando a su hermano del brazo para acercarlo a él-. Rin ¿quieres irte?
-E-Ella es...
-¿Quieres irte?
-Sí.
-Mala suerte, querida. Nos vemos en otro momento.- No dudó en tomar a su hermano, llevándoselo del lugar.
Debía calmarlo primero.
.
.
.
.
.
.
.
-¿Quién era ella?
-No lo sé.
-Colapsaste, Rindou ¿quién es ella?
-Creo que es mi alfa.
-¿Qué?
-Yo tampoco lo sé, Ran. Solo pasó.
-Y bien... ¿qué harás?
Buena pregunta ¿qué haría Rindou ahora? Toda su vida se engañó a si mismo, para todos, los hermanos Haitani eran el par de alfas que dominaban Roppongi, eran apodados los reyes de Roppongi. El hecho de ser omega estuvo oculto tanto tiempo que había olvidado que lo era, pero aquella extraña sensación que sintió apenas sus miradas se cruzaron fue difícil de ignorar.
Aborrecía el ser omega, siempre lo miraron desde abajo por aquello, y no fue hasta que terminó con todos los alfas de Roppongi que lo comenzaron a respetar. A veces sentía que aún era así, pero la presencia de Ran ayudaba.
No sabía qué hacer.
-Rindou, soy tu hermano, y quiero lo mejor para ti pero... este es un tema bastante delicado.
-¿Qué debería hacer?
-Apoyaré la decisión que tomes, pero piénsalo bien.
-Entiendo.
.
.
.
.
.
.
Aquel momento fue la última vez que la vio, pues estaba consciente de que la vida que llevaba no era la ideal para ella, ni quería perder su estatus como un alfa por una estupidez así, o eso era lo que se obligaba a pensar siempre que pensaba en ella. Poco a poco el mundo de las pandillas los consumió, ya no había vuelta atrás, no quería que ella se viera involucrada en todo eso; había decidido no volverla a ver, por su seguridad y su estatus.
Bonten era su hogar ahora, hizo muchísimas cosas bastante desagradables para llegar ahí, pero en todo momento la sonrisa de aquella mujer que apenas conoció siempre se encontraba en su mente; mientras más barreras pusiera entre los dos, más segura se encontraría.
Aquella noche se había hecho una reunión con los ejecutivos de Bonten, la organización había cerrado un trato grande con una compañía bastante famosa, la cual había aportado grandes cantidades de dinero para estar bajo la protección de la mafia.
Ellos habían llegado primero, por lo que se encontraba junto a su hermano, esperando el momento para irse a casa pues se había sentido inquieto toda la tarde, sin saber el porqué.
-Es bueno que los altos mandos conozcan quienes aportan una gran cantidad de dinero a nuestra organización, así que... esta será una reunión importante, compórtense.- La voz de Koko quedó en segundo plano en cuanto la vio cruzarse por la puerta.
Se veía radiante, hermosa, más alta, las características de una alfa eran imposibles de negar. Tragó saliva al ver cómo se sentaba frente a él, sin siquiera mirarlo, sonriéndole a todos; se notaba que llevaba un tiempo dentro de todo esto de la mafia.
Entabló conversación con Kokonoi, parecían llevarse bastante bien al parecer, y aquello hizo que algo dentro de él ardiera. Se sentía como un idiota, y es que cayó enamorado de ella apenas la vio, pero no quería dañar su reputación como uno de los alfas más fuertes de Roppongi, no podía dejar que ella se viera involucrada en todo esto tampoco.
No podía seguir ahí, no cuando Kokonoi y Sanzu se encontraban tan cerca de su alfa ¿quién les había dado el derecho para hacer eso?
Tuvo que salir a fumar algo, casi gruñendo sin darse cuenta.
-¿Sucede algo, Rindou?.- Aquella voz hizo que sus piernas temblaran sin poder evitarlo, quedándose quieto en su lugar-. Ni siquiera me saludaste cuando me presenté con los demás.
-Estabas bastante bien con ese par de idiotas.- Exhaló el humo del cigarrillo, apretándolo entre sus dedos.
-Pues... yo solo podía verte a ti.- El más alto se giró apenas hacia ella, notando como ya se encontraba a su lado-. Todo este tiempo solo podía verte de lejos, haz crecido bastante.
-¿Me veías?
-No quería acercarme a ti para no incomodarte, pero tampoco podía seguir viviendo ignorando tu existencia... además, tú y tu hermano son bastante famosos, era imposible no saber de ti.
-¿En serio te metiste en negocios con Bonten?
-Esto sonará bastante patético pero... si me metía con ellos, podría verte otra vez. No podía seguir así, sin siquiera poder acercarme a ti.
-¿Y tu solución fue meterte con la mafia?
-Sí.- Respondió a secas, acercándose a él. Llevó sus manos al rostro del Haitani, acariciando este con cuidado; Rindou solo cerró los ojos, dejándola hacer lo que quiera con él, perdiéndose entre su toque.
Se sentía tan bien, demasiado bien.
-¿Por qué no regresaste? Yo... quería conocerte.- Aquello la dejó muda, sin saber qué responder-. Mi alfa, nunca me imaginé querer conocer a alguien con tanta intensidad, eras como un sueño.
Después de todos esos años, al fin pudo quitarse el peso de aquel pensamiento de encima.
-Rindou, tú no quisiste verme... intenté buscarte, pero tu hermano me dejó en claro que no debía acercarme.
-Tenía miedo ¿qué hubiera pasado si los demás se enteraban de que era un omega? Todo hubiera caído en picada, además ¿por qué tú querrías estar con alguien como yo? Solo le habría puesto en peligro, merecías vivir tranquilamente, merecías hacer tu vida con alguien mejor. Quería que te mantuvieras lejos por tu seguridad, pero era quien más sufría por no poder estar a tu lado. No puedo culparte, fui yo quien te alejó, pero muy dentro de mi quería que me buscaras...
-Supongo que es una razón válida... pero yo quiero estar contigo, Rindou ¿me dejarías permanecer en tu vida ahora, entonces?
-Fuiste lo que siempre soñé.- Se acercó más a ella, alcanzando sus labios para unirlos con suavidad. Fue mejor de lo que siempre soñó.
Rindou había luchado toda su vida en contra de aquel deseo, había borrado de su mente aquella necesidad de estar con su pareja destinada, pero ahora que estaba ahí se dio cuenta cuan idiota fue.
Terminó casi derritiéndose entre sus brazos, rodeando el cuerpo de su alfa con cariño, abrazándose a ella mientras recorría sus labios.
Se sentía genial.
-Hey, Rin... ¿Quisieras... ir a beber algo en un lugar más privado?
-Creo que eso me encantaría.- La mujer frente a él podría jurar haber escuchado un ronroneo escapar de él, y es que su cara mostraba total satisfacción en aquel momento-. Mucho, vamos a mi casa, que se jodan los de Bonten.
-Deberé quedarme un par de minutos más, cariño.
-Pero quédate a mi lado, no quiero que ese idiota de Sanzu ponga de nuevo sus manos en ti.- No pudo evitar reír ante la imagen del muchacho, un puchero adornando su rostro-. Eres mía, no puede tocarte.
-Claro, claro, Rin.- Lo atrajo hacia ella nuevamente para robarle un beso, tomando su mano para regresar a la gran mesa donde seguía la conversación.
-Ya iba a ir a buscarte, hermano.
-Ran, un gusto verte nuevamente.- La alfa extendió su mano hacia el mayor, una sonrisa en su rostro-. Creo que nos iremos después de un rato ¿nos ayudarías?
-Si es por ver a Rindou feliz, lo que sea.- Estrechó la mano de la mujer, sonriendo igual que ella-. Yo me encargo.
-Perfecto.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
-Esto... está fuera de control.
-Ran, dile a tu estúpido hermano que tenemos que mantener una fachada seria.
-A mi se me hace que estás celoso de que la novia de Rindou sea modelo.- Contestó el mayor de los Haitani, grabando cómo su hermano le tomaba cientos de fotos a la publicidad en la que la alfa de su hermano aparecía.
La muchacha no terminó siendo cualquiera, era la co-dueña y modelo estrella de una marca de joyerías famosa, realmente había construido una buena empresa en busca de poder. Su rostro y figura probablemente estaba por todo Japón, y Rindou nunca desperdiciaba la oportunidad para fotografiar la figura de su pareja, tal vez podrían considerarlo como su mayor fan.
-¡Rindou, por favor!.- Reclamó el pelirrosa, rodando los ojos-. Debemos irnos, estás armando una escena.
-Cállate imbécil, aún me faltan fotos de este ángulo ¡hermano! Tómame una foto frente a este poster, no había visto esta publicidad antes ¿por qué no me dijo?
-Está bien, hermanito~.
-¿En serio lo vas a hacer, Ran?
-Y claro, ¿por qué no?
-Vámonos rápido.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Sí, me gusta el omegaverse jiji
-See you next time~.