Epílogo 4/4
Hay una considerable multitud en las afueras del teatro, las personas aguardan la salida del actor principal, aquel que hace poco estrenó una película en la gran pantalla y tuvo gran recepción del público y críticas excelentes por parte de los expertos. Fue catalogado como una futura promesa del séptimo arte, de repente, su vida cambió, comenzando a ser llamado para entrevistas, con camarógrafos a su paso fotografiando sus acciones, vinculado con su compañera de reparto hace unas pocas semanas cuando lo vieron salir juntos de un restaurante con radiantes sonrisas en el rostro, sin embargo, se encargó de desmentir los rumores y así, prosiguió con su vida sin olvidar la pasión que comenzó toda esa travesía; el teatro.
El grito de emoción provoca que eleve la cabeza con tal de ver el causante de tal acción, lo veo a unos cuantos metros recibiendo sonriente las fotografías que le extienden junto con lapiceros. Firma con paciencia porque se toma el tiempo de entablar conversaciones con sus seguidores. Hay un rostro reconocido en la multitud, el cabello rubio ahora es corto a comparación de épocas de secundaria, no está ahí para pedir ningún autógrafo sino para capturar diferentes momentos con la cámara que lleva en manos y hasta esperar la oportunidad para pedir una pequeña entrevista. Sigyn se ha convertido en parte del medio de espectáculo, una reportera reconocida por excelentes trabajos. Ella se aproxima más consiguiendo al fin la atención de su objetivo quien le sonríe, saluda y le concede algunas palabras para el programa de televisión. No soy capaz de escuchar las preguntas o respuestas, pero en una de ellas siento la incomodidad por como el gesto de felicidad desaparece de los labios, la constante negación con la cabeza y su alejamiento del lugar. Volteo a último momento, busco apoyo en la puerta del vehículo, escucho sus pasos, siento su colonia en el ambiente cuando camina a mi lado. Segundos después, los tacones de la reportera acompañados de su voz.
—¡Escúchame! —clama a una escasa distancia, las manos levantadas para demostrar que no sostiene la cámara que ahora cuelga de su cuello y el celular que ha utilizado para grabar la entrevista previa descansa en su bolsillo—. Vengo como amiga.
—No puedes realizar ese tipo de cuestionamientos.
—La gente está interesada en tu vida amorosa.
—Soy actor, ¿qué importancia tiene eso? —Eleva la voz para denotar el creciente enojo, el límite que no debe ser cruzado—. Y cuestionar "¿sigues con cierto futbolista que trabaja en Noruega?" es muy bajo de tu parte.
—Solo hago mi trabajo.
Existe un suspiro, ojos viajando a su alrededor, atino a ingresar al vehículo sabiendo que nosotros dos en un mismo lugar justo ahora solo le traería problemas. Desde el interior, los veo irse por distintas direcciones, la multitud también realiza lo mismo. Mi cabeza cae sobre el volante evitando tocar el claxon, bufo con fastidio por el reencuentro fallido, estoy tan sumido en mi acción solo para ser traído de regreso a la realidad por los suaves toques en la ventana de copiloto.
—No soy un taxista, váyase —musito todavía con la cabeza gacha pensando en cuál debería ser mi próximo movimiento.
—¿De verdad? Pensaba que podía llevarme a casa.
Su voz provoca que me digne a elevar la mirada, soy consciente que tan solo han pasado seis meses desde que nos vimos, pero es como si fuera la primera vez. Loki vuelve a sonreír, acomoda los lentes en el puente de la nariz y después ingresa al auto.
—No sabía que venías hoy, la boda de Tony y Steve es dentro de mes.
—Lo sé, iba a ser una sorpresa. Tengo las maletas ahí atrás —menciono señalando el maletero. Loki voltea por acto reflejo y descubre el ramo de girasoles en el asiento trasero—. Son para ti —agrego para que él pueda tomar el presente en sus manos y así lo hace.
—Gracias —murmura conforme acaricia pétalos de una flor—. No tienes que comprarme esto cada vez que nos volvemos a ver.
—No, pero quiero. Es un recordatorio para que sepas que te apoyo y estoy para ti.
—¿A pesar de todo?
—A pesar de todo —confirmo atreviéndome a tomar su mano entre la mía. Se sorprende unos segundos, pero no se aparta, acaricia mis nudillos, sus dedos se posan sobre la pulsera que me regaló y no he dejado de usar ni un solo día desde entonces—. Tengo algo que decirte.
—¿Te vas luego de la boda de nuestros amigos?
—Nada de eso. Tomé una decisión, firmé un importante contrato aquí en el país, comienza una nueva temporada de juego en unos meses . Lo hice porque entendí que no puedo estar lejos de mi familia, siento que he perdido momentos importantes y allá en Noruega, todo se sentía tan solitario.
—No hay nada sobre eso en las noticias.
—Van a dar el anuncio mañana, es lo único que pedí.
—Thor...
Mi nombre proviniendo de sus labios con ese tono de voz reservado exclusivamente para mí provoca la explosión de emociones que nacieron en época de escuela. Pienso en las dificultades que vivimos desde pequeños cuando se nos prohibía hablar uno con el otro y como una simple salida al cine pudo cambiar el rumbo de nuestros destinos. Sé que Loki quiere decirme algo, sin embargo, no le doy tiempo para ello porque lo aproximo a mí con suavidad, el ramo cae a su regazo porque sus manos se posan sobre mi nuca enredándose entre hebras rubias. Acorto más la distancia hasta sentir su respiración en mi rostro y su colonia embriagarme, pronuncio su nombre en un susurro y atrapo sus labios en un beso cuando ya no puedo soportar ni un solo segundo más. Él afirma su agarre profundizando el gesto, palmas viajan hasta mi torso donde juega con el collar dorado, su lengua encuentra la mía, temeroso al principio y experto después.
—Te amo —digo al separarnos, las respiraciones aceleradas y los latidos fuertes—. Te amo, te amo, te amo —repito mientras reparto besos por todo su rostro ocasionando risas de su parte.
—También te amo —corresponde peinando un mechón de mi cabello con sus dedos—. No sabes cuanto te he extrañado.
—Pero esperaste.
—Era una promesa, ¿no es verdad? Cumplo mi palabra.
Sus labios se presionan en mi mejilla, en la punta de mi nariz, la comisura de los labios y mis párpados cerrados. Vuelvo a besarlo mientras el atardecer nos envuelve.
○●○
El anuncio de mi llegada es postergado hasta el día siguiente cuando mi imagen aparece en las pantallas de televisión. Recibo las llamadas de mis padres, les explico la situación y puedo diferenciar la alegría en sus palabras al saber que estaré cerca y no a miles de kilómetros de distancia. Loki asegura que puedo a quedarme a vivir con él tal y como antes.
—¿No te molesta?
—¿Por qué lo haría?
—No lo sé, ¿no necesitas tiempo para ordenar tus pensamientos?
—Sé lo que quiero —asegura él arreglando las mangas de mi camisa, sus dedos alisan la tela con paciencia—. Y está aquí justo en frente de mí, lo estuvo todo este tiempo —agrega junto con un rápido beso en los labios.
Desayunamos entre nuevas pláticas, riendo, enseñando fotografías en nuestros celulares y contando una anécdota del momento capturado, lavo los platos, tazas y cubiertos mientras Loki se encarga de ingresar las maletas que dejé en el auto la noche anterior. No demoro mucho en mi labor, coloco el último plato en su sitio correspondiente, sacudo las manos dentro del lavabo para eliminar gotas de agua y entonces, camino hasta la habitación principal. Loki ya se encuentra ahí con una maleta abierta, agarrando parte del contenido para colocarlo en el lado derecho del armario.
Me tomo unos breves minutos para admirar la escena, la luz solar filtrándose por la ventana cae sobre la piel dándole un poco de color a la palidez que caracteriza a Loki, él eleva la mirada atrapándome en mi acción.
—¿Me vas a ver todo el día como un tonto o piensas ayudar? —ríe tomando otra muda de ropa entre sus manos.
Reacciono con una sonrisa, ingreso a la habitación dispuesto a colocar los objetos al sitio que pertenecen.
A mi hogar.
○●○
Me aseguro que los días posteriores compensen mi tiempo de ausencia y al notar la falta de aclaración en nuestra relación, se lo hago saber, le pido un nuevo comienzo. Loki tan solo responde que lo tuve hace seis meses con la promesa dicha en el aeropuerto, es así como iniciamos un nuevo capítulo en nuestra historia. Nuestras fotografías retornan a los estantes de la sala, capturamos nuevos momentos, nos encargamos de volver a nuestra familia una sola incluso si Odín se opone al principio a estar cerca de Laufey, él cede con el pasar de los días. Visitamos a viejas amistades, ayudamos a Tony y Steve con los últimos detalles de su boda.
El tiempo transcurre con rapidez, sin darnos cuenta tan solo restan horas para la ceremonia de dos de nuestros amigos. Estoy de pie frente al espejo de cuerpo completo, mis dedos viajan a la corbata para poder realizar el nudo correspondiente, a unos cuantos pasos yace Loki colocándose el cinturón negro para luego cerrar los botones de su camisa, está a punto de portar el saco elegido para la ocasión cuando su celular suena, decidido a ser práctico, contesta en altavoz mientras termina de arreglarse.
—¿Qué pasó, Tony?
—¿Por qué no estás aquí?
—Todavía faltan cuarenta minutos.
—¡Pero estoy nervioso!
—¿Dónde está Steve?
—En el pasillo o eso dijo hace unos minutos, ¿y si se fue?
—¡Tony! —Loki eleva el tono de voz asegurándose de no sonar brusco—. Steve no irá a ningún lado, te ama, ¿de acuerdo? No han demostrado nada más que amor sincero en todo este tiempo que llevan juntos. Son el equipo perfecto hasta me atrevo a decir que van más allá, son almas gemelas, están destinados a estar juntos.
Hay una segunda voz del otro lado, Steve preguntando si todo está en orden y el sonido de los pasos de Tony corriendo a su encuentro. Loki finaliza la llamada.
—Ellos estarán bien, ¿ya estás listo?
Asiento una vez que nuestras miradas conectan, me entrega las llaves del auto y así salimos de casa.
○●○
Cuando el primer beso como esposos es dado, los invitados aplauden a la misma vez. Tony realiza una pequeña reverencia al público, a su lado, Steve niega con la cabeza, pero tiene esa sonrisa traviesa en los labios que demuestra la felicidad que siente. En la recepción, las copas son llenadas con champagne y la música resuena en cada rincón provocando que algunas parejas decidan bailar. Loki da un sorbo a su bebida, el líquido humedece sus labios dándoles una apariencia más rosada. Tony se aproxima a nosotros envolviéndonos en un abrazo.
—¿Quieres bailar, ricitos de oro? No te preocupes por Loki, seguro hay un montón de personas aquí presentes que quisieran invitarlo a lo mismo.
Él no espera respuesta alguna, toma mi mano llevándome hasta donde yacen las otras parejas. Miro a Loki, pero él solo encoge los hombros en mi dirección. La melodía es lenta, siento las palmas sobre mis hombros realizando un poco de presión innecesaria en la piel, conservo una distancia prudente entre los dos, mis manos inquietas no saben donde ir.
—No me molesto si van en mi cintura.
Asiento, obedezco lo dicho y no tardamos en movernos al ritmo de la canción.
—¿Por qué fue eso? —inquiero sin soportar otro segundo más con la duda.
—¿No puedo bailar con un amigo?
—Hablo en serio, Tony.
—Bueno. —Nos movemos más hacia la pista quedando al medio de los demás—. Quería hablar contigo a solas, sé que somos amigos ahora, pero al comienzo solo eras un conocido.
—Eres más unido a Loki.
—Ese es el motivo por el cual hice esto. Escucha, Thor, los aprecio a los dos y he sido testigo de su historia, de sus altos, sus bajos y de lo mal que la pasó Loki durante un año. Él va a matarme si doy detalles y nadie quiere que Steve sea viudo tan joven.
—¿Pero?
—Hay que correr riesgos, ¿no te parece? Él es complicado, conseguir que me relatara como se sentía me tomó casi un mes y sé que allá en Noruega tú la estabas pasando igual o peor y no tenías a nadie en quien apoyarte. Le prometí a Loki que todo estaría bien, que pronto tu recuerdo dejaría de dolerle, pero claro, a veces el destino decide otros planes. Es curioso como continúan encontrándose, buscándose sin importar la distancia o los problemas. Hace unos horas, él me dijo que Steve y yo somos almas gemelas, ¿sabes que creo? —Damos una vuelta, mis manos afirmando su cintura, él con una sonrisa comprensiva. La canción finaliza junto con nuestros pasos de baile, suelto mi agarre, Tony todavía mantiene palmas en mis hombros—. Ustedes dos lo son, hay demasiadas señales de ello. —A su frase le añade un fugaz beso en mi mejilla derecha, se separa y se va para juntarse con su esposo sentado a unos metros.
No tardo en acudir a Loki, mi tacto busca el suyo, entrelazo dedos y presiono con suavidad los nudillos.
—¿Estás bien?
—Lo estoy.
Soy sincero porque en ese momento mientras se reproduce una nueva canción, veo su sonrisa, siento la calidez de su piel contra la mía, sé que estoy donde debo y que me gustaría pasar el resto de mi vida al lado de Loki y si existe vida después de esta, volverlo a encontrar una y otra vez porque somos el complemento del otro.
—Almas gemelas —musito audible solo para mí. Atraigo a Loki a un beso para comprobar mis palabras y sellar una nueva promesa.
Pienso en la euforia, el enamoramiento, el deseo de quedarme en sus brazos una eternidad de ser posible y como viviría todas las dificultades nuevamente si eso significa un momento de paz como este a su lado porque con Loki la vida cobra un sentido mucho más hermoso. Con él hay una nueva gama de colores y nosotros dos juntos somos el equipo ideal para colorear las tonalidades grises.