Rea daba vueltas en su cama pensando en la noche que había pasado.
¿Porque no podía querer solo a uno? Su corazón era exquisito, siempre lo fue.
«—Ethan, gracias por hacerle compañía a mi dama mientras no estaba – las palabras de Victoria sonaban bien, le gustaban. A Rea nunca le gustó que sus parejas les dijeran "eres mía" porque nunca lo considero como tal. Sin embargo en los labios de la italiana sonaba inocente, hasta armonioso.
Rea observó a Ethan con sospecha. Nunca pensaría que le soltaría sus sentimientos de repente, a pesar de que él pensara que ella estaba dormida.
— No ha sido nada – Ethan agachó la cabeza avergonzado. Evitaba a toda costa la mirada de Rea.
— Rea, se ha hecho un poco tarde. Podrías quedarte está noche conmigo – le propuso Victoria, lo que hizo que Ethan abriera los ojos a más no poder. No creía que tenían este tipo de relación.
— Me encantaría, pero mañana debo levantarme a las seis y ya son la una. Espero que no te moleste – Rea le dio un beso en la mejilla a Victoria, que asintió un tanto decepcionada.
— No importa, te puedo ver mañana»
El mundo era demasiado generoso. Podría haber puesto solo a una persona ideal de la que Rea se enamorase, pero no, tenía que poner a cuatro.
Ella tampoco era tan especial, no sentía que lo fuera, por lo que no entendía el hecho de que los cuatro habían mostrado interés en ella.
— ¡Rea! – un hombre alto se acercó a ella agarrándola fuerte del brazo. En seguida Rea intentó zafarse del agarre, pero el hombre al ver que le hacía daño apartó su mano. – ¿Vas al trabajo? Te acompaño.
La cara de Rea era todo un cuadro. Lucas debía de captar que no le daba buena impresión. Que no le gustaba.
Otro hombre se les acercó, lo que hizo que a Rea se le iluminara la sonrisa.
— ¡Damiano! – la castaña se acercó a abrazarlo con cariño. Se sentía bastante segura en sus brazos. Además, quería quitarse a Lucas de encima.
— Rea – el italiano le correspondió el gesto, revolviéndole la parte superior del cabello con dulzura.
— Perdona, pero estamos en una conversación – Rea le lanzó una mirada asesina a Lucas, quien recién había hablado. Damiano se apartó de la chica con vergüenza.
— Lo siento, no pretendía interrumpir, ella me ha… – comenzó a disculparse Damiano, alejándose con rapidez de la periodista, quien bufó ante esto.
— Pues lo has hecho – Damiano miró extrañado a Rea ante las palabras del chico. Rea agarró del brazo a Damiano, dándole a entender que no pretendía quedarse con aquel hombre rubio.
Por su parte, Lucas quería morirse. Creía que Rea era especial de cierta forma, pero era exactamente igual que las otras. Eligiendo al cantante sexy antes de a él.
— Le he dicho que me acompañe hoy al trabajo – mintió Rea. No quería seguir aguantando la insistencia de Lucas, desde que llegaron no había pasado un día en el que no le hubiera ofrecido salir.
A veces el chico le daba pena, pero debía aprender que no es no.
Damiano se aferró más al agarre de Rea al ver como su compostura se tensaba. – La he invitado al ensayo de la banda.
— ¿Porque solo a ella? ¿Acaso quieres aprovecharte? – Rea bajó la cabeza con cansancio. De repente se acercaron un grupo de chicas, Rea no hacía falta que se diera la vuelta para saber quiénes eran.
— Lucas cariño, ¿No te acuerdas de lo que hablamos el otro día? – Ivana de Hurricane pasó sus manos por el pelo de Lucas. Rea abrió los ojos con sorpresa, no sabía que se conocían con profundidad. Damiano soltó una pequeña sonrisa al ver la actitud de mafiosa de Ivana.
En seguida Lucas se tensó, parecía que la presencia de las serbias lo había puesto nervioso.
— Está feo ser un mal tercio en la relación – Sanja sonrió cínicamente, cosa que a Rea le divirtió.
Ksenija le hizo un gesto a Rea y Damiano indicando que se podían ir que ellas se encargaban del rubio, a lo que Rea le agradeció con los ojos. Más tarde les haría un altar.
Damiano no soltó a Rea hasta que estuvieron bastante lejos.
— ¿Es compañero tuyo? – preguntó Damiano con sospecha. No le daba buena espina el hombre anterior.
— Por desgracia. Ojalá que al terminar Eurovisión dejemos de tener contacto – Rea no tenía ningún tipo de tapujos al hablar con Damiano sobre Lucas. No era una persona que prejuzgara, pero Lucas no era de su agrado y no quería relacionarse con él.
— ¿Por qué? – preguntó Damiano en tono suave. Quería que la chica le tuviese la suficiente confianza para contarle sus problemas.
— Porque es muy… intenso, si se puede decir así. No somos nada y aún así ha ido a por ti a muerte, ¿Que le importa con quién salgo y dejó de salir? – Rea parecía un tanto estresada. No quería agobiar a Damiano con sus alucinaciones extrañas. – Siento si te incomoda o algo, es que cuando me centro en una cosa no puedo de parar de pensar en eso.
— Entoces centrate en mi – el comentario de Damiano consiguió relajar el ambiente y sacarle una risa sincera a Rea, justo la reacción que el italiano esperaba.
— ¿Quien dice que no lo haga ya? – Rea le guiñó un ojo de forma pícara a Damiano.
A Damiano le gustaba el toque divertido de Rea. Sentía que si hacia una broma ella se la seguiría sin problema.
— Fuera bromas, si ese tío te vuelve a molestar de una forma más violenta, no dudes en avisarme – Damiano cambió su semblante en pocos segundos. Rea le agarró del brazo, dándole las gracias en un leve susurro.
La simple idea de Rea siendo dañada por alguien le daba pinchazos solo de pensarlo. No se le pasaba por la mente de que a una chica tan maravillosa le quisiesen hacer daño.
— Tranquilo, sé que puedo contar contigo – la sonrisa fue suficiente para tranquilizarlo. Era tan perfecta que dolía pensar que alguien más la ganara.
— ¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? Sé de un sitio que estoy seguro que te encantará – la repentina pregunta de Damiano le tomo por sorpresa a Rea, la cual lo miró sorprendida.
— Lo juzgaré yo misma – rió Rea, a quien Damiano le parecía muy tierno. Al proponerle salir se había puesto bastante nervioso y cohibido, lo que parecía irónico. Era impresionante como alguien tan carismático y atrevido en el escenario con sus seres cercano podía ser tan cariñoso y dulce.
Otro chico se les acercó. Este era más joven que ellos, además de tener una energía y expresiones que llamaban la atención.
— Rea, ¿Quieres venir conmigo al trabajo? – preguntó el chico con amabilidad. Damiano miró a Rea con una sonrisa cómplice.
— No sabía que tenías tantos admiradores – se burló el italiano, recibiendo una risa torpe de parte de la chica.
— ¡Ja! Te juro que si no fuera porque cruzo el río arcoíris, Rea sería sin duda mi amor platónico de oficina – habló el chico con diversión. Rea miró a Damiano, indicándole que el chico que estaba frente a ellos era buena gente.
— Vamos anda – rió Rea, pasando su brazo sobre los hombros del recién llegado. – ¡Hasta luego cariño!
— Hasta luego octava maravilla – se despidió Damiano. El chico acompañante de Rea, Leo, miró a la chica con los ojos como platos.
— Con que italianos… a mí también me gusta – susurró Leo, siendo sincero sobre su extraña atracción hacia los italianos. – Por cierto, ¿Viste a Allan ayer? Hoy no lo he visto por ningún lado. Además le he llamado varias veces, pero no contesta.
Rea entrecerró sus ojos extrañada. No entendía nada. Le parecía extremadamente extraño el hecho de la repentina desaparición de Allan, suponía que quizá había pillado la borrachera del año y estaba teniendo una mala mañana. Porque sino no se le ocurrían más posibilidades.
— ¿Crees que este secuestrado? – habló Leo, recibiendo un golpe amistoso de parte de Rea. – ¡Por Lucas! – la noruega quería reír a más no poder, Lucas no sería capaz de hacerle daño ni a una mosca. – Si vamos, yo creo que nos devuelven a Allan, están los secuestradores para soportar sus chistes sobre políticos heterocuriosos.
— La verdad. Yo no lo haría – bromeó Rea divertida, haciendo reír a Leo.
— No mires para atrás, pero Lucas te está mirando como un psicópata – Rea se giró inmediatamente. Leo le dio un golpe en la nuca recibiendo un quejido de parte de Rea. – ¡Te he dicho que no mires!
— O me secuestra – el chiste hizo que Leo comenzará a reír como un maníaco. Su risa era tan pegadiza que hizo reír a Rea también.
— O me secuestra a mí por juntarme contigo – Leo continuó con la broma de forma divertida.
— No es divertido – por su lado paso una chica pelirroja. Se parecía un poco a una excompañera que Rea y Leo habían tenido.
— Vale perdón – se disculpó Leo extrañado. Un hombre con el pelo rizado se acercó a los jóvenes. – ¡Allan! ¿Donde te habías metido?
— En la cama de un polaco – contestó Allan colocándose al lado de Rea. – Mentira. Ojalá. En realidad estaba arreglando unas cosas.
— ¿Y lo has conseguido? – preguntó Rea con curiosidad.
— ¿Vosotros no me veis todos los días? Por supuesto que lo he conseguido – Leo y Rea rieron ante la actitud de Allan. En cierta manera lo echaban de menos, últimamente había estado un poco distante.
— Cierto. Como la entrevista con el futbolista francés… – comenzó a recordar Leo, siendo callado por Allan de inmediato.
— Prefiero quedarme con el final feliz – contestó simple Allan, dedicándole una sonrisa a sus dos amigos.
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Yo ya no sé si esto un fanfic de måneskin o una telenovela poliamorosa turca.
No expliqué casi nada JAJAJA, por lo que supongo que seguiréis igual de confundidos. Quizá hoy publique otro capítulo aclarando toda la situación con Ethan y eso.
Espero que os haya gustado el capítulo, hasta el siguiente! <3