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Cuatro italianos se preparaban en su camerino con expectativa. Era hoy. Su oportunidad de sobresalir sobre los demás. Su oportunidad de brillar como ninguna estrella lo había hecho.

Su competencia era fuerte, pero no por ello se dejaban intimidar. Confiaban en su propio talento y capacidad a la hora de actuar, y nadie podía arrebatarles eso.

— Vamos a ganar. Estoy seguro – confirmó Damiano arreglando los últimos detalles de su vestuario.

A Thomas le impresionaba toda la confianza que tenía el mayor, pero esa era su técnica. Mientras más seguro estuvieras de algo, más posibilidades tenías de que se cumpliese.

Su propuesta era arriesgada, una canción en su idioma natal era difícil que ganase, pues menos gente podía entender su significado e historia de detrás. Pero no todo era la canción, los parámetros de la esencia, presencia y actitud en el escenario eran esenciales.

La canción, nacida en la época anterior a x factor como una supuesta balada, tenía una gran importancia para ellos. Hablaba un poco de la industria de la música, de cómo lo único que les interesaba a algunos productores era el dinero y no valoraban el verdadero talento.

Ellos bien lo sabían, pues se habían estado currando toda su carrera para llegar hasta donde estaban. Y había merecido la pena.

Iban a darlo todo esa noche. Por Rea, quien había conseguido hacer esta experiencia mil veces mejor. Por sus fans, quienes siempre le habían apoyado. Por su equipo, quien trabajaba todos los días para llevar una mejor organización. Por ellos mismos, para demostrar al mundo lo que valen.

— Chicos, rápido, venid – los llamó Leo en modo incógnito, quien evitaba ser visto por Marta o alguien más del staff.

— ¿Que pasa? – preguntó confuso Thomas seguido de sus compañeros, quienes tampoco entendían lo que estaba sucediendo.

— Quería ayudaros a tener todo el ánimo posible – comentó Leo, lo que tampoco ayudaba demasiado a los italianos, pues seguían igual de confundidos.

Toda duda se fue cuando una cabeza se asomó por la puerta del camerino. Rea.

Victoria fue la primera en abrazarla, realmente necesitaba su presencia ahora mismo.

El hecho de que no pudieran ir personas a verlos antes de la actuación los había desanimado un poco, pero Leo se las había arreglado para colar a Rea. Sabía la ilusión que les haría a los chicos.

Cuando el asistente se lo propuso, la noruega no dudó en aceptar. Quería dar unas últimas palabras de ánimo a sus chicos.

— Tengo muy poco tiempo. Solo quería desearos la máxima puntuación posible, sé que podéis lograrlo. Sois increíbles, nada puede superaos. Me alegro tantísimo de haberos conocido, ahora solo debéis ir a por el número uno, que ya está prácticamente conseguido – al terminar su mini discurso, los cuatro músicos se tiraron sobre la joven emocionados. No podían creer como unas simples palabras podían renovar su energía al completo. Ahora -si es que era posible- tenían más ganas. Iban a darlo todo.

— Mi amore, eres preciosa – declaró Damiano abrazando a Rea, dándole un beso final en la coronilla.

— Aunque eso es mucha presión – bromeó Thomas recibiendo risas de todos los demás. Rea le dio un sonoro beso en la mejilla.

— Todo será genial – aseguró Ethan, quien por lo general siempre estaba bastante calmado antes de los conciertos, pues confiaba en su propio talento.

— Que sepáis que si perdéis me desenamoro de vosotros – continuó Rea con una sonrisa divertida, dándole un último abrazo grupal a los italianos.

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