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— ¿Con que un restaurante que probablemente no me pueda permitir ni trabajando cinco años las veinticuatro horas del día? – preguntó Rea con las manos en la cintura. Damiano la miró con miedo a que no le hubiera gustado el lugar a donde la había llevado, sabía que tenía que haber escogido la clase de hípica. – Me encanta.

— Tranquila. Lo parece por el estilo que tiene, pero no es muy caro – le dijo Damiano agarrándola de la cintura acercándola a él. – Además, este rostro consigue las cosas solas.

— Yo soy más guapa – exclamó Rea en voz alta, recibiendo un fugaz beso en la mejilla de parte del italiano.

— No te lo niego. Que sepas que vas a tener que sacar tus mejores pasos hoy – Rea parecía confundida ante el comentario de Damiano.

Todo le cuadró cuando ambos entraron al restaurante y Rea vio a varias parejas bailando en medio del establecimiento, en el cual había una gran pista de baile.

— Como te gusta verme haciendo cosas que no se me dan bien – se burló Rea, recibiendo una risa con asentimiento de parte de Damiano.

— O quizá solo quiera tu cuerpo contra el mío – Rea le dio un pequeño puñetazo a Damiano en el hombro y se apresuró a entrar en el restaurante. Parecía una niña pequeña emocionaba, lo que enternecía al cantante italiano.

— Espere un momento señorita, ¿Tiene usted reserva? – un camarero la agarró del brazo deteniendo a la chica, quizá entrar tan rápido había sido una decisión apresurada.

— Por supuesto – Damiano apartó el agarre del hombre hacia Rea. – A nombre de Damiano David.

El hombre anterior abrió los ojos como platos al escuchar el nombre mencionado.

— Oh, ¡Claro! Perdone mi descaro señor – se disculpó el camarero. Rea volvió a agarrar el brazo de Damiano con fuerza. Los guió hacia una mesa en la esquina del restaurante. Damiano había elegido esa específicamente para que nadie les molestara. – En seguida vendrá un compañero a atenderles.

Una vez el hombre se hubo marchado, Rea habló. – Tu nombre abre muchas puertas al parecer.

— Puede ser – la respuesta vaga de Damiano hizo a Rea soltar una leve risa, la cual fue atentamente escuchada por el italiano.

— Por cierto, tengo que decirte una cosa – cambio de forma repentina el tema de conversación. La chica se notaba un poco nerviosa, le sudaban las manos.

— ¡Dios mío! Es Damiano – gritó un grupito de chicas jóvenes que pasaban por allí. Al ver a Damiano se emocionaron mucho y se acercaron a la pareja con ilusión.

Las chicas entraron corriendo al restaurante. A Rea le sorprendió que nadie las parara, tal y como habían hecho con ella.

— Perdona, ¿Podemos hacernos una foto? – preguntó la más alta de ellas. Damiano asintió con una sonrisa. Le gustaba muchísimo conocer a sus fans, pero había momentos en los que prefería que estuviera solo, como este. La chica miró a Rea. – ¿Podrías hacerla tu?

«Que guapo» «Es el mejor de los cuatro» «¿Será su hermana?» «Se merece mucho más, no es tan guapa». Se escuchaban murmuros como esos a cada rato.

— Sin problema – sonrió Rea. La chica se dispuso a explicarle cómo funcionaba el teléfono, sin embargo Rea le indicó que sabía cómo hacer la foto. ¿Tampoco parecía tan mayor verdad?

— ¿Quien es? – preguntó una chica morena sin descaro alguna señalando a Rea con expresión de asco. La morena recibió un golpe de otra de las chicas.

paparazzi ; måneskinWhere stories live. Discover now