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Rea se miraba en el espejo retocando su pintalabios. Confundida, se pasaba las manos por su pelo sedoso.

La confusión se debía a ciertas personas que todos conocíamos muy bien. Desde hace un par de días era en lo único en lo que pensaba.

De normal no era así. Solía pensar demasiado pero no con tanta intensidad. Ya no era como cuando los conoció, ya no eran pequeñas sonrisas fugaces ni palabras de afecto intercambiadas. Significaba muchísimo para ella.

Thomas. Era un chico maravilloso, increíblemente dulce y cariñoso, además de ser muy divertido. Cuando estaba con él sentía que el mundo desaparecía por completo, que eran solo ellos.

Ethan. Aún pensaba en la supuesta confesión que debía hacerle la noche anterior. Era bastante tímido y le costaba dar el primer paso, pero cuando lo hacía creaba una escena extraordinaria.

Victoria. ¿Que decir de Victoria? A nivel físico era la que más le había llamado la atención, además de ser un apoyo constante. Rea amaba como parecía ser tan indefensa y peleona a la vez.

Damiano. A Rea nunca le habían interesado este perfil de chico. Pero es que Damiano no era solo un bonito rostro, y estaba cansada de repetirlo. Era encantador, divertido e infantil.

Tenía que decidirse. No podía hacerle esto a ninguno de ellos, los quería demasiado.

Suponía que debía pensar en con quién se podía sentir más ella misma, y no una fachada. El problema era que con todos mostraba su verdadero yo.

Estaba muy perdida. Y no tenía a nadie a quien contárselo para que le diera consejos. Su única amiga en Ámsterdam era Lauren, y esta ya estaba muy ocupada con su propia vida.

Quería gritar. Quería gritar sin preocupaciones, y que la escucharan. Que la escucharan en todos los rincones de los países bajos. Para su mala suerte -o suerte, según la perspectiva- no podía hacerlo. Era una cuestión moral.

Su teléfono sonó.

En seguida se pegó un cabezazo, lo había olvidado por completo.

- Sí sí, Allan, ya estoy lista, voy en unos minutos - Rea parecía una posesa corriendo por su apartamento buscando algo decente para ponerse.

- Si estás muy ocupada no tienes que venir - se escuchó la voz de Allan. De fondo Rea oía una fuerte música y varios gritos. - Ya sabes a lo que me refiero.

- Tranquilo, estoy más sola que... - Rea pareció pensar unos segundos en la respuesta que iba a dar a continuación. - Déjalo, todo lo que se me ha pasado por la mente es ofensivo.

- ¡Entoces te espero! Tenemos una pequeña charla pendiente - desde el teléfono podía notar la sonrisa socarrona de Allan.

Rea colgó, al mismo tiempo que agarraba su salvación. Su salvación en forma de prenda de ropa.

En sus manos se encontraba un vestido azul pastel de hombros descubiertos, con varios pliegues en la parte inferior. Esbozó una pequeña sonrisa al notar que el vestido era un regalo de un amigo que tenía en España; este se lo dio al ella marcharse a Ámsterdam.

Nada más escuchar el cierre de la puerta, intentó pretender una actitud alegre y animada. Tampoco quería ser una aguafiestas.

- Hola - le dijo una voz por detrás. Rea con rapidez se volteó, comprobando quien era la persona portadora de la voz.

- Dios mío Lucas, no vuelvas a darme estos sustos - aclaró aliviada Rea apoyando una mano en su pecho, soltando el aire que estaba conteniendo.

Lucas era también compañero de trabajo de Rea, este se encargaba del departamento de marketing. A Rea nunca le cayó mal, pero a la chica le daba la ligera impresión de que le gustaba, a pesar de ella dejarle claro varias veces que solo lo consideraba un amigo.

- ¿Vas a la fiesta de Allan? - preguntó el rubio con una sonrisa radiante. - Te acompaño.

Rea no se negó, pero el camino fue horrendo. El silencio estaba presente. Además, no era este tipo de silencios como los que compartía con Ethan, que eran bastante agradables; si no que era muy incómodos. Si estuviera con Damiano seguro que este hablaría por los codos.

- ¡Aquí llegó mi persona favorita! - murmuró Allan acercándose a la pareja. - Tu no Lucas.

Rea aguantaba las ganas de soltar la risa, porque sabía que esto podía haber sonado ofensivo para el rubio.

- Sí bueno, venía con Rea, ¿No te importaría... - Allan agarró a Rea del brazo metiéndola en la sala y cerró la puerta, haciendo caso omiso a las palabras de Lucas cerrando en sus narices. - Que el chico es majete, pero es la persona más tóxica que he conocido. Y creeme, lo sé por experiencia.

Rea fue a por un refresco. Se había propuesto no beber alcohol esa noche, quería estar presente para saber si hacía algo estúpido, o disfrutar con claridad si hacía algo divertido.

- Le quitas lo emocionante a la vida - le dijo Allan rodando los ojos al centrar su vista en la bebida de la chica.

- ¿Que te pasa con Lucas? - preguntó Rea con curiosidad bebiendo de su lata.

- Que el chaval te ve y no te suelta, ¿O no te acuerdas de que Caroline desapareció de la noche a la mañana? No voy a acusar sin confirmación, pero todo apunta a una cosa - Rea se acordó de Caroline. Una chica muy dulce, un tanto sumisa, de cabello pelirrojo y sonrisa apagada. Entre lo poco que sabía de ella estaba que era novia de Lucas. Un día se fue de la empresa de forma radical, y nunca se supo más de ella.

- Quizá quería cambiar de aires... - exclamó Rea en voz baja.

- ¡Igualmente! Cuéntame quien era el del otro día - Allan miró fijamente a Rea, intentando sacarle respuesta. - ¿Acabó muy bien o muy mal?

- Muy bien, aunque no de la forma en la que piensas, degenerado - Allan se apoyó en la barra indignado. - Aunque me gusta muchísimo, es genial.

- ¿Es genial? Que poco sentimiento - se burló Allan.

- El problema es que puede que también haya otra persona - o puede que tres más...

- ¡Cuantos más hay más diversión! - Rea giró la cabeza con cansancio y diversión a la vez.

- Entoces estoy hecha un lío. No sé a cuál escoger - se sinceró Rea, recibiendo una mirada sospechosa de parte de su compañero.

- ¿Y porque tienes que escoger?

En realidad Rea no sabía contestar a esa pregunta. Era evidente de que no quería dañar a los chicos, por mucho que está situación fuera difícil.

- Es obvio. Supongo que el poliamor no es la preferencia de nadie - volvió a decir Rea, esta vez con un tono amargo en su voz.

- ¿Como sabes eso? ¿Acaso le has preguntado? - Rea apartó la mirada avergonzada, lo que hizo a Allan reír divertido. - ¿Ellos se conocen?

- Sí. Mucho - Rea hizo énfasis en esta última palabra, dando a entender que las personas misteriosas eran cercanas.

- ¿Han estado contigo al mismo tiempo? - Rea asintió, sin llegar al punto de Allan. - ¿Íntimamente? - Rea volvió a asentir, está vez un poco insegura. Si íntimamente significaba varios roces, sí. - ¿Y se han molestado?

Allan dibujó en su cara una sonrisa triunfante ante la negación de su amiga. Rea había negado, pero seguía confundida. Quizá Allan tenía razón, pero la castaña era incapaz de verlo.

- No tengo nada más que aportar - dijo Allan. Su mirada se dirigió a la puerta. En realidad todas las miradas estaban posadas allí, parecía la aparición de un ángel. - Aquí está el rey de Roma.

Rea al oír esto se dio la vuelta desesperada.

- Me dijeron que aquí había una fiesta - gritó Damiano eufórico. A su lado se encontraba Thomas, quien cargaba varias botellas de ginebra.

Sería una noche larga...

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Esta potente la cosa :0. Mi pregunta es: ¿Doble actualización?

Muchas gracias por apoyar, lo aprecio muchísimo. Hasta el próximo capítulo <3

paparazzi ; måneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora