DISCLAIMER: ninguno de los personajes ni la serie me pertenece, así como las lyrics. Rumplestiltskin x Belle. Puede contener escenas fuertes, dearies.
"Three night spell: Hechizo de tres noches"
Arte por themightyrumbeller
But I got my fingers laced together and I made a little prison
And I'm locking up everyone that ever laid a finger on me
"Yellow Flicker Beat" -Lorde
Capítulo 12
Rumplestiltskin se encontraba en el laboratorio, donde realizaba toda clase de pócimas y hechizos. Estaba concentrado, trabajando en la pócima de olvido, cuando un ruido lo distrajo del trabajo.
El reloj de cucú dio las cuatro en punto. Desde que Belle llegó al castillo, colocó aquél reloj a propósito para asegurarse de bajar a tiempo para las comidas. Como hombre ocupado, no era difícil que se abstrajera en su trabajo y se olvidara del tiempo. Pero era un hombre exacto y de palabra y así como gustaba que los demás hicieran su parte, él se exigía a sí mismo de igual forma. La disciplina era la base del éxito y eso incluía las horas de comida.
La puerta se cerró sola detrás de sí al abandonar la habitación. Mientras bajó las escaleras su mente trabajó en lo que vendría a continuación. Los días anteriores estuvo bajo presión debido al incidente del hechizo, haciendo de la única ocasión en que saltarse los alimentos y evitar supervisar el trabajo de su doncella de servicio, fuera necesario. Sin embargo, la pócima de olvido estaba casi lista, así que el día de hoy retomó sus horarios habituales. Pero más que eso, necesitaba tener a Belle bajo observación directamente.
Desde que Belle llevaba el amuleto consigo, éste inhibía la influencia de los poderes de Rumplestiltskin sobre ella, incluyendo el poder de espiarla desde otras habitaciones del castillo. Por eso le obligó a comer con él, para supervisarla por un momento. Evidentemente su doncella había cambiado su comportamiento desde que el hechizo surtió efecto en ella, rompiendo todo su pudor.
Recordó su mirada, sus labios rojos seduciéndole y tomando los suyos por voluntad propia. Un sabor dulce-amargo se formó en su garganta y boca al recordar su beso. Su aroma a flores silvestres se convirtió lentamente en una droga para él. Necesitaba olerla, tenerla cerca, sentir su piel y que sus bellos ojos azules solo le mirasen a él... Era veneno puro. Conforme más se exponía a ella, más se metía bajo su piel y se apoderaba de él. Era un veneno tan adictivo como una droga, que acabaría por matarle desde adentro sino lograba olvidarse de ella.
Pero afortunadamente en unas cuantas horas, todo acabaría. En lo posible evitó usar magia para que no interfiriera con el amuleto durante la noche. Ninguno de los dos recordaría lo acontecido en estos días tras beber la pócima. Y él se aseguraría de que saliera conforme a lo planeado.
Bajó al recinto principal, esperando encontrar la comida servida. Belle era puntual, pero en esta ocasión la mesa se encontró vacía. Aquello le consternó. Sin esperar un segundo más, se dirigió sin hacer ruido a la cocina, esperando encontrar a su doncella quizás en las mismas condiciones que en la mañana.
Entró, pero no hubo nadie. Las cazuelas estaban en su lugar, todo se encontraba ordenado y la cocina se encontró en tal silencio.
—¿Belle?
Rumplestiltskin preguntó, irritado. Salió de la cocina y empezó a buscar por las habitaciones donde tocaba limpieza aquél día. ¿Dónde rayos se había metido su doncella de servicio? Un temor comenzó a formarse al no encontrar rastro de ella por ningún lado. Entró a la última habitación, la habitación de los tesoros, según la apodó Belle semanas después de que llegara.
—¡¿Belle?!
Nunca en la vida se sintió tan frustrado de no poder usar sus poderes con ella. Consideró usarlos brevemente para ubicarla, cuando al fondo de la habitación algo llamó su atención. Cruzó en rápidas zancadas a distinguir de que se trataba de la ropa de Baelfire, su hijo. Un nudo se dibujó en la garganta al momento que la irritación de momentos atrás se convertió en ira. ¿Cómo se atrevió esa mujer a dejar descuidadamente su más preciado tesoro a simple vista? Con los sentimientos bélicos a flor de piel, dobló con cuidado las pequeñas prendas, trazando con sus dedos la áspera tela.
—¡Belle! —Volvió a gritar el nombre de su empleada, con la fuerza y volumen que jamás se dirigió a una mujer.
Pero el nombre de Belle sólo resonó, haciendo eco en la habitación.
Esperó, sin respuesta alguna. Algo estaba mal, Belle nunca había dejado un llamado sin atender. Dios sabe cómo lograba hacerlo, pero siempre atendía a sus llamados y tampoco era gravemente descuidada. La joven superó su torpeza de doncella de alta jerarquía tiempo atrás, por lo que no habría dejado la ropa de Bae a la vista a propósito. Miró alrededor. Encontró algunos baldes con agua y trapos remojados, dejando en evidencia el trabajo de limpieza sin concluir. Tomando en cuenta que la cocina se encontraba intacta, concluyó que algo debió interrupirla de su trabajo mucho antes de la hora de la comida.
Regresó con cuidado la ropa de Baelfire al baúl y lo selló esta vez con magia. Cruzó al centro de la habitación hacia el gran reloj de péndulo que marcaba ya las 4:09 de la tarde. Pero no era cualquier reloj ya que como cualquiera de los objetos ahí presentes, tenía cualidades especiales. Era un objeto encantado y Rumplestiltskin lo había colocado al centro de la habitación a propósito. Era un reloj que registraba todo lo que acontecía en la habitación donde se encontraba, permitiéndole ver hacia el pasado sin necesidad de usar su propia magia.
Abrió el cristal que recubría las manecillas y lo hizo a un lado. Con su mano, tomó el minutero y lo movió en el sentido opuesto que debía moverse normalmente, hacia el lado izquierdo. Hizo lo mismo con la manecilla de las horas. Dio un giro completo, hasta regresar a las tres de la tarde cuando la manecilla se trabó. Cerró el cristal y miró hacia el centro de la habitación, encontrando lo que buscó.
Como si se tratara de un fantasma, la imagen de Belle se encontró en uno de los extremos de la habitación, cercana a la puerta. Se movió inquieta, como si algo la alertara. Ella abrió la boca, intentando decir algo pero él no podía oírla. El reloj sólo registraba imágenes, no sonidos.
Siguió observando, hasta que vio entrar otra imagen al salón. Se quedó perplejo por un segundo. Él mismo entró a la habitación. Miró hacia el reloj, confirmando la hora que marcó el reloj. Seguía marcando las tres de la tarde. Él no había subido antes, estaba seguro.
Siguió con cautela su reflejo, viendo cómo se acercó a Belle y ambas figuras interactuaron. De pronto, niebla verde envolvió a su reflejo y la imagen de un joven apuesto apareció en su lugar. Lo reconoció, era el prometido de Belle, Gastón.
Sus ojos se desviaron hacia la neblina que envolvió al joven y reconoció el color. Cada magia era diferente, única y de un cierto color, revelando el dueño y poseedor original de dicha magia.
Regina.
La sien comenzó a palpitarle. Conocía a la perfección quien había estado detrás de todo, pero no consideró que hiciera un segundo movimiento tan pronto. Pensó que el sentirse seducido por Belle y convertirla en una debilidad de él era su objetivo principal, y que hasta el momento no consideró realizado. O al menos, pensaba tenía la situación bajo control.
Entonces lo vio. En ese momento, la imagen de Gastón se movió lanzando un golpe al estómago de Belle y después otro a la cabeza, dejándola inconsciente. Rumplestiltskin sintió hervir más la sangre. Sí, él mismo aceptaba que era cruel y despiadado, pero nunca se atrevió a levantarle la mano a una mujer, mucho menos a Belle. La imagen de Gastón se dirigió a salir de la habitación con la imagen de su doncella, desapareciendo al llegar a la puerta.
Rumplestiltskin se quedó inmóvil, frustrado y consumido por la ira mientras analizaba la situación. Jamás se lo perdonaría. Esa bruja no se saldría fácilmente con la suya, pero ahora debía ser cuidadoso para que no lastimara a Belle. Regina no era precisamente compasiva y no dudaría en lastimarla, e incluso matarla.
Rumplestiltskin lanzó al suelo el vidrio del reloj, quebrándose en decenas de pedazos al instante y salió de la habitación.
Belle abrió lentamente los ojos. Intentó reincorporarse de un movimiento pero el dolor en la cabeza le hizo detenerse, recordando todo lo acontecido con Gastón. Con un poco de esfuerzo, logró tomar una postura sentada y observó mejor su alrededor. En cuanto vio todo oscuro, el pánico comenzó a apoderarse de ella. Se encontraba en algún sitio donde no entraba luz natural ni artificial, impidiendo calcular el momento del día o de la noche. Bien podía llevar minutos ahí, o días.
Se obligó a sí misma a respirar con calma y buscar una salida. A tientas y con la poca luz que entraba de lo que parecía el margen de una puerta, se guió. A su tacto sintió algo suave y lo que parecía una sábana. Se fue recorriendo hasta el dar con el filo de la cama. Bajó y a tientas encontró la pared. Apenas logró caminar unos cuantos pasos cuando un sonido metálico y una sensación fría en su tobillo le hicieron detenerse.
Estaba encadenada.
Desconcertada, Belle se arrodilló e inmediatamente intentó quitarse el anillo metálico que rodeaba su pie, pero este era demasiado estrecho para pasar su pie entero por el agujero. Sin poder evitarlo, las cadenas retumbaron en el suelo mientas forcejeaba con el frío metal.
—Vaya, vaya. Ya decía yo que era hora. —Una voz masculina sonó en la habitación, al momento que la puerta se abrió y una figura alta entraba por ella—.¿Sueles dormir hasta tarde o ha sido por el golpe en la cabeza?
—Gastón... —Belle se colocó inmediatamente de pie al reconocer su voz, olvidándose momentáneamente del metal.
—Y bien, ¿cuál es tu respuesta?
—Te dije claramente que no vendría contigo.
—No has contestado a mi pregunta. —Gastón dio unos pasos acercándose a ella, acorralándola de nuevo como gustaba hacerlo—. Aunque claro, no me extrañaría que El Oscuro te permitiera despertar tan tarde si solicitara tus servicios durante las noches.
Belle levantó la mano, intentando nuevamente propiciarle una cachetada. Sin embargo, su mano se detuvo en el aire, antes de poder hacer contacto, atrapada por la mano de Gastón. Éste aprovechó, cortando la distancia entre ambos, juntando sus cuerpos y acercándose al rostro de Belle. —Para preferir su compañía sobre la mía es porque has de encontrar placenteras sus sucias tácticas.
—Más sucias encuentro tus palabras. —Belle le espetó en la cara, sintiendo subir el rubor por sus mejillas—. Por no decir lo mismo de tus acciones.
—Ahora resulta que la bestia es un caballero en la cama. —Gastón acercó su cuerpo más al de ella, obligando a hacer contacto con su cuerpo. Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios—. No me hagas reír.
Belle calló. Estuvo a punto de decir algo en defensa de su empleador, pero supo que sólo agravaría la situación. Nadie tenía porqué saber la verdad. Lo sucedido en el castillo de El Oscuro solo le concernía a ella y a Rumplestiltkin.
—¿Qué es lo que planeas, Gastón? No creo que te hayas tomado semejantes molestias en sacarme de aquél lugar por tu amor por mí.
—Pero si por mi interés por ti. —Gastón soltó su mano tomando la barbilla a Belle en su lugar, obligándole a verlo a los ojos—. Y sólo hay una forma de recuperar el trono.
Belle miró a Gastón expectante. Sus manos se enfriaron, envolviendo el resto de su cuerpo conforme su mayor temor se hizo presente reflejado en los ojos de Gastón que delataban su ambición.
—Debo forzar un heredero en ti. Uno mío. —Las pupilas de Belle se dilataron al escuchar sus palabras—. Antes de que cargues en tus entrañas el heredero de aquella bestia.
—Pero ya que la bestia se ha adelantado, has perdido lo poco de dama que tenías. —Gastón tomó violentamente a Belle, sin darle oportunidad de responder a sus palabras. La empujó hacia la cama tendiéndola bocabajo. Se colocó encima de ella, aprisionándola con una sola mano y comenzó a desfajarse con la otra.
—Lo que al menos, me facilita las cosas.
Comentarios:
Antes que nada, una disculpa por el retraso, dearies. Salí a campo de improviso y no alcancé a terminar el capítulo a tiempo. Pero finalmente aquí está. Por alguna razón, me está gustando mucho escribir la interacción de Belle y Gastón; aunque definitivamente ya extrañaba a Rumple. ¡Y extraño escribir smut Rumbelle! Pero mientras les dejo el smut Belle/Gastón (¿?).
Espero les haya gustado el capítulo. A partir de este capítulo estaré actualizando ahora los lunes en lugar de los martes, cada quince días en vez de semanalmente. Déjenme saber su opinión en un bello comentario y !no olviden dejar estrellita!
Los adoro.
Sialia A. Muñoz
I dream all year,
but they're not the same kinds}
And the shivers move down my shoulder blades in double time
"Yellow Flicker Beat" -Lorde