Historias de Betty, la fea

By Mel916

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Estas historias no son de mi autoría, son de una plataforma llamada Tapatalk, las subo porque muchos foros ya... More

No hay mujer fea
No hay mujer fea
No hay mujer fea
No hay mujer fea
MI MEJOR AMIGA
Los trigretones de Bogotá
La otra capítulo 1
La otra capítulo 2
La otra capítulo 3
La otra capítulo 4
La otra capítulo 5
La otra capítulo 6
La otra capítulo 7
La otra capítulo 8
La otra capítulo 9
La otra capítulo 10
La otra capítulo 11
La otra capítulo 12
La otra capítulo 13
La otra capítulo 14
La otra capítulo 15
La otra capítulo 16
La otra capítulo 17
La otra capítulo 18
La otra (Final)
¿Quién eres tú? Capítulo 1
¿Quién eres tú? Capítulo 2
¿Quién eres tú? Capítulo 3
¿Quién eres tú? Capítulo 4
¿Quién eres tú? Capítulo 5
¿Quién eres tú? Capítulo 6
¿Quién eres tú? Capítulo 7
¿Quién eres tú? Capítulo 8
¿Quién eres tú? Capítulo 9
¿Quién eres tú? Capítulo 10
¿Quién eres tú? Capítulo 11
¿Quién eres tú? Capítulo 12
¿Quién eres tú? Capítulo 13
¿Quién eres tú? Capítulo 14
¿Quién eres tú? Capítulo 15
¿Quién eres tú? Capítulo 16
¿Quién eres tú? Capítulo 17
¿Quién eres tú? FINAL
La primera de muchas
La primera de muchas CAP 2
La primera de muchas CAP 3
La primera de muchas CAP 4
La primera de muchas CAP 5
La primera de muchas CAP 6
La primera de muchas CAP 7
La primera de muchas CAP 8
La primera de muchas CAP 9
La primera de muchas CAP 9
La primera de muchas CAP 10
La primera de muchas EPÍLOGO
Desencuentros
Desencuentros
Desencuentros
Desencuentros
Desencuentros
✨AVISO✨
Historia corta 1
Fue dulce (historia corta 2)
La reconciliación (Historia corta 3)
La bolsa negra (historia corta 4)
Celebración (Historia corta 5)
Reviviendo la primera vez ( Historia corta 6)
Otro final (Historia corta 7)
si el teléfono nunca hubiese sonado (Historia corta 8 )
Otra oportunidad (Historia corta 9)
La cena con Daniel (Historia corta 10)
Cuendo habla el corazón parte 1 y 2 (Historia corta 11)
Simplemente ellos II (1-5)
Simplemente ellos II (6-10)
Simplemente ellos II (11-15)
Simplemente ellos II (16-20)
Simplemente ellos II (21-25)
Simplemente ellos II (26-29)
No se cómo se llama la historia...
La misión
La misión
La misión
La misión
La misión
La misión
La misión
La misión (Final)
No se cómo se llama la historia 😶
Milagro en navidad
Me regaló la luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Me regaló la Luna
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Una familia para navidad
Historia corta 12
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Las dos caras de Betty
Continuación de Historia corta 12
Continuación de Historia corta 12
Continuación de Historia corta 12
Continuación de Historia corta 12
Historia corta 13
Historia corta 14
Es por ti 1
Es por ti 2-5
Es por ti 6-9
Es por ti 10-15
Es por ti 16-21
Es por ti 22-25
El diario de Betty
Somos novios 1-3
Somos novios 4-7
Somos novios 8-13
Somos novios 14-16
Un capítulo imaginario
Continuación de Historia corta 12 (final)
Tenía que ser usted 1-5
Tenía que ser usted 6-10
Tenía que ser usted 10-15
Tenía que ser usted 16-20
Tenía que ser usted 21- 22
✨AVISO IMPORTANTE✨
Vidas paralelas 1-5
Vidas paralelas 6-10
Vidas paralelas 11-15
Vidas paralelas 16-25
Vidas paralelas 26- 35
Verdades (Introducción)
Verdades 2-10
Verdades + (capítulo especial) 11-20
Verdades 21-30
Un ángel que te cuida 1-5
Un ángel que te cuida 6-10
Un Ángel que te cuida 11-14
Noche antes de la junta (historia corta 15)
Las cartas sobre la mesa
Las cartas sobre la mesa 2
Las cartas sobre la mesa 3
Las cartas sobre la mesa 4
La novia de Mario
INICIOS
Tan cerca, tan lejos
Desencuentros 4
DESENCUENTROS 5
DESENCUENTROS 6
DESENCUENTROS 7
DESENCUENTROS 8
Historia de la carta
TAN DISTINTA
Noche antes de la junta (Historia corta 15)
Un ángel que te cuida
Mendoza vs Pinzón
La mentira

Verdades 31-36

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By Mel916


OFICINA PRO-EXPORT

SEC: Doctor Valencia… ¿Está bien?
Daniel levantó su cabeza para ver su atenta secretaria Dora Luz mirándole consternadamente. La secretaria había tocado la puerta insistidamente, hasta que decidió entrar a la oficina. Encontró a su jefe mirando unos papeles, como siempre tan inmerso en su trabajo, pensó.

D: Dora Luz cancele mis citas para hoy. No me encuentro bien, me voy para mi casa.
Con esto empezó a coger los papeles encima de su escritorio.
SEC: Doctor no es necesario, puede ir tranquilo, yo puedo recoger todo esto.
D: ¡NO! Yo puedo con esto. Son papeles muy privados.
SEC: Está bien Doctor Valencia, haré lo que me pedió.
D: Gracias Dora Luz.

Daniel empacó sus cosas y rápidamente salió del edificio, llamó al chofer y él ya estaba esperando en los parqueaderos. Ya adentro del carro Daniel cogió su celular y marcó….

ECOMODA

Un teléfono en Ecomoda empieza a sonar…. Lo contesta una secretaria, para luego ser transferida a una oficina.

M: ¿Si? ¿Alo?
D: Hola Marcela. ¿Como está?
M: Daniel, hola. ¿Y esto?
D: Pues tengo el chofer a unas cuadras de Ecomoda ¿y que tal si almorcemos?
M: (Mirando al reloj) Uy gracias por la invitación, me gustaría eso. ¿Que? ¿En 15 minutos?
D: Está bien. Nos vemos luego…

DENTRO DE OTRA OFICINA DE ECOMODA……

Justo en ese mismo momento se le ocurrió a Beatriz marcar a su novio al celular, pero lo encontró ocupado. Volvió a marcar y esta vez timbraba y timbraba para luego entrar en buzón…

..Daniel en ese momento no quería contestar su llamada. Por eso dejó que entrara en buzón. Simplemente no quería escuchar esa voz. Cuando vio que era ella un dolor se apoderó de su cuerpo y empezó a sentirse indiscutiblemente mal. Indicó al chofer que la siguiente parada sería Ecomoda…

Beatriz decidió no dejar el mensaje, y quedó pensativa en su oficina en Ecomoda. Pensó en todo lo que había sucedido la noche anterior, la rutina de amor y caricias que había disfrutado con Armando y como había salido un poquito antes de Armando rumbo para la oficina. Y desde ese entonces no había hecho nada más sino pensar en él, en Daniel.

Ya no podía más, había estado intentando comunicarse con Daniel, pero no contestaba el celular. Tampoco contestaba en su apartamento. Decidió llamar a Dora Luz, su secretaria, ella le confirmaría la llegada del vuelo de su prometido. Cogió el teléfono.

Unos minutos más tarde:

B: ¿Y no dijo adonde iba?
DL: No Doctora, simplemente que no se encontraba bien, que iba para su casa.
B: ¿Y sabe cuando llegó?
DL: Llegó ayer, el Doctor cambió sus vuelos a ultima hora.
B: No me comentó nada… bueno Dora Luz muchísimas gracias.

Otra vez Beatriz quedó con el teléfono en su mano, confundida. ¿Por qué Daniel no le había dicho que venía más temprano? ¿Y adonde estaba él en este momento? No estaba en el apartamento, no contestaba el teléfono, ¿será que estaba muy enfermo? Ya era la hora del almuerzo, ¿será que podía pasar por ahí a ver si está bien?..

Cuando llegó acabó de perder el ascensor entonces decidió tomar las escaleras…Abajo Marcela salió del ascensor y caminó afuera adonde el carro de su hermano la estaba esperando. Entró al carro y se sentó al lado de su hermano. Arrancaron justo cuando Beatriz salía del edificio.

RESTAURANTE “GRANDE CITTA”

M: … pero es que yo no sé, Armando como que quiere algo intimo y pequeño… y yo haría todo lo que sea por complacerlo. Me entiendes que yo no estoy en posición de exigir tanto.
D: Armando tiene todas las cartas en su relación entonces.
M: Es todo lo que merezco.
D: ¿Y para cuando será la boda?
M: Yo estaba pensando en seis meses.
D: ¿Tanto?
M: Realmente no sé, pero será después del tuyo.
D: El mío. Pues Betty es la encargada de todo eso. Ni sé como va todo eso.
M: Los hombres. ¿Por qué son así? Estás igual de desinteresado como Armando.
D: Bueno pero ¿porque no hablamos de otras cosas que no sean matrimonios?
M: Tú dirás.
D: Finca raíz.

Marcela tomó un sorbo de su vino: ¿Finca raíz? Bueno yo no tengo mucho que decir sobre eso.
D: Quería saber su opinión sobre hacer unas inversiones en propiedades, aquí en Bogotá.
M: ¿Si?
D: Pues siempre estoy buscando nuevas maneras de renovar mi portafolio. ¿Estoy equivocado o es que me parece que Armando tiene unas propiedades que heredó?
M: Tiene una casa en el barrio Conquistadores que lo tiene ahí, abandonado, sin arrendar.
D: ¿No hay ocupantes?
M: No, él siente algo fuerte con esa casa, porque fue de su abuela y todo, y nada. Las cuentas le llega al apartamento las paga y no más.
D: ¿Conquistadores? Me acuerdo cuando iba para ese barrio para encontrarme con mis amigos.
M: Siempre ha sido un barrio de mucho caché.
D: Si. ¿Y adonde piensan vivir después del matrimonio?
M: Pues yo siempre quería ir a vivir en esa casa de Armando, pues me parece muy apto para una familia. No sé, primero en el apartamento de Armando y ya cuando empecemos una familia, en esa casa….

Y con eso Marcela siguió hablando de su tema favorito, de Armando y Daniel no tuvo corazón en compartir sus temores con su hermana. Por que en ese momento su corazón se estaba rompiendo.

EL APARTAMENTO DE DANIEL

Beatriz entró con rapidez al apartamento, sabía que él ya había estado ahí, pues el portero se lo había dicho. Pero que él no había regresado después de salir esa mañana. Sin embargo Betty quería ver todo con sus ojos y por eso siguió con su camino, pero las paredes de ese apartamento no le mostraban nada más sino lo que ya sabía. Veía su maleta, abierta, el closet abierto, la cama tenida no la sorprendía pues Daniel siempre era juicioso en esa manera. ¿Adonde estaba Daniel entonces?......

.Pues su Daniel ya había terminado su almuerzo con su hermana y ya la había dejado de nuevo en el trabajo. Lo que ella le había contado solo agrandó el sentimiento de angustia que residía en sus entrañas. Esa casa si era de Armando, como lo confirmaba el papel. No tenía inquilinos, estaba vacía. No había otra explicación, Beatriz había pasado la noche ahí, con él. Y no tenía que ser un genio para saber porque…Revisó su celular y encontró más llamadas perdidas de su novia. Decidió marcar….

Betty corrió hasta adonde había dejado tirado el bolso y sacó su celular, tenía que ser él….

A: Hola Betty, ¿como estas?
B: Ha.. Eras tu Armando.
A: Claro que soy yo te he estado llamando, no pasaste por mi oficina, te extrañé.
B: Yo no tenía por que pasar por ahí hoy. Yo no quiero ser indiscreta en la oficina.
A: Solo quería decirte que yo entiendo que la situación en que nos encontramos…
B: Yo realmente no quiero hablar de esto ahora ok, estoy esperando una llamada muy importante.
A: (Con sorna) ¿De su novio?
B: Si de mi prometido.

Con esto ella colgó para encontrar que tenía un mensaje en el buzón. Era Daniel.
D: Hola amor. Ya estoy de nuevo aquí en Bogotá. Estuve en la oficina por la mañana pero no me sentí bien entonces decidí pasar un rato por ahí y en eso me llamó Marcela para almorzar. No te había llamado porque quería sorprenderte, pero anoche llegué tan rendido que me quedé dormido. Bueno llámame. Chao.

Era su Daniel, su lindo Daniel y ya sus dudas empezaron a desaparecer. Todo sonaba bien, había explicado su llegada temprana, su ausencia del apartamento, todo. Ella sabía que podía confiar en su Daniel. Él nunca le mentía. La que mentía era ella.

32

UN MES HA PASADO……

La vida continuó para todos nuestros personajes. Daniel luchaba con la carga de un secreto solo, Marcela continuó con los planes de su matrimonio y Armando y Beatriz se continuaban a versen a escondidas cuando podían. Esto no pasaba desapercibido por Daniel, pues cada nada, se iba para la casa de Armando Mendoza y veía que ella llegaba y él también. Era lo más de obvio que ellos seguían con su idilio. Y con rabia se prometía que la iba a confrontar, a decirle que sabía todo, a exigirle que le contara la verdad, pero en el fondo de su ser, él quería que ella le confesara todo, que se arrepintiera y que le jurara que no volvería a pasar, que fue una debilidad de la carne. En su corazón, él sabía que la podía perdonar y que las cosas se podían arreglar entre los dos.

Beatriz seguía muy cauta y muy preocupada con un cambio en la actitud de Daniel. No sabía lo que le pasaba, pero algo mal andaba. No era tan atento con ella y escasamente se habían visto en este último mes. Cuando le preguntaba que era lo que pasaba, él le juraba que todo andaba bien, sacaba excusas por el trabajo y era verdad que con la re-estructuración de ProExport, había mucho boleo en la empresa. Además, Beatriz estaba muy ocupada con todo el trabajo que su consulting en Ecomoda, pero se encontraban con frecuencia para almorzar o cenar. Eso si, poco se quedaba adonde el apartamento de Daniel y eso como que no lo incomodaba. Para Beatriz eso le andaba bien, pues se sentiría la mujer más vil llegar a compartir una cama con Daniel después de venir de adonde Armando.

Armando, mientras tanto seguía con la lucha de convencer a Beatriz que dejara a Daniel, pero cada vez que llegaba al tema, una furiosa Beatriz lo callaba. Era muy claro que ella solo lo quería tener como un amante, nada más, y él en su desespero, se resignaba a eso. Los encuentros secretos en esa casa de refugio era la única cosa que lo alentaba para seguir adelante, pues además tenía que soportar una cada vez más insistente Marcela presionándolo con lo del matrimonio de ellos. No la culpaba, pues la fecha estaba cada vez más cerca y él no se había enterado de nada al respecto. Siempre le había dicho a Marcela que se encargara de eso, porque pensar en un matrimonio con Marcela, significaba pensar en el matrimonio de Aurora con Daniel.

Marcela, si bien seguía con los planes del matrimonio con Armando, se estaba desilusionando cada día más con el distanciamiento que sentía crecer todos los días entre ella y su prometido. Ya los encuentros de los dos eran cada día menos, ahora sentía mucho frialdad por parte de Armando hacía ella, y no se recordaba del ultimo vez que habían tenido relaciones. Y esto solo la hacía llegar a una conclusión: Armando tenía otra.

ECOMODA

Beatriz se encontraba trabajando en la oficina que le habían dejado para que trabajara en el consulting. Pero hoy su mente no la dejaba trabajar. Daniel realmente la estaba desconcertando. Pensaba en la posibilidad en que él se había enterado del sórdido affaire que ella estaba manteniendo con Armando Mendoza. Pero por más sucia que se sentía, ella no podía dejar de verlo. Esa excitación, la tentación que crecía sin piedad entre los dos cuando se dejaban de verse unos días, para después desbordar en un encuentro volcánico, simplemente no los podía dejar. No quería dejar de verlo. Lo pasaba delicioso con él, y no era solo el sexo. De eso se había enterado con todo el tiempo que habían pasado juntos, hablando, discutiendo, jugando, coqueteando, riéndose. Armando Mendoza le gustaba con hombre y como ser humano.

Daniel no le hablaba del matrimonio, aunque su mama no paraba con la organización y la cantaleta era tremenda. Que si le gustaba esto, que mirara esto, que que pensaba Daniel, que si le había mostrado esto etc... Y todo le entraba por un lado y le salía por el otro, Betty no le paraba bolas a lo que le decía su mamá, pues lo hacía suficientemente bien como para contestar mecánicamente todas sus preguntas, pero al momento se le olvidaba. En este momento no sabía como iban los planes de su propio matrimonio. Pensándolo bien, no sabía si aún se quería casar con Daniel llevándose este secreto que cargaba.

El teléfono sonó y Betty intuía quien podía ser: ¿Alo?
DJ: Hola Betty.
B: ¡Mamá! ¿Algo pasa?
DJ: No mija claro que no, pero es que acabé de colgar de hablar con el coordinador de bodas y me jura que está de moda los cartuchos, que te parece.
B: Mamá, que falta de oficio, yo estoy muy ocupada para atender más este tipo de llamadas, ¿ok? Arregle todo con ese tal Franco y déjeme en paz, yo y Daniel confiamos en sus gustos y sabemos que todo saldrá bien.
DJ: Mija, no tienes que tomar ese tonito conmigo. Su papá y yo estamos muy preocupados con ustedes dos, es que ya casi no vienen acá, ni hemos hablado mucho sobre el matrimonio.
B: Mamá, ahora no es el tiempo ni el lugar para estar hablando de estas cosas, por favor, hablamos cuando llego a la casa ok?
DJ: Otra vez ignorando la situación Beatriz Aurora.
B: No mamá, otra vez usted ignorando el hecho que yo estoy trabajando y no puedo solucionar todos esos problemas ahora. Nos vemos.

Beatriz le colgó con su mamá y sabía que su mamá le iba jalar las orejas cuando llegaba. A veces se sentía oprimida con la sobre protección que ejercía su mamá sobre ella. Era como si ella seguía las reglas de su mamá, para vivir una vida relajada y sin problemas. Y demás es que su mamá había notado la diferencia en su actitud y su comportamiento y quería controlarlo. Era otro cuento con su papá, era el ser más tranquilo de la vida, y su ojo derecho era ella. A veces pensaba que su mamá era súper estricta con ella como para contrarrestar la alcahuetería de su esposo. Betty entendía que era también una cuestión generacional, su mamá venía de una crianza muy severa y era lo único que sabía hacer. Su mamá no le había gustado mucho que tuviese novios y siempre los había tenido, pero a escondidas. Y por eso se había pegado tanto a Daniel, porque aquí era un hombre que su mamá aceptaba y él había asegurado un camino para salir de su casa…

En otra oficina de Ecomoda, Armando Mendoza dejó sus pensamientos andar hacía el tema principal de su vida en este momento; Aurora. Si bien había llegado a controlar sus acciones mientras que estaban en la oficina, esa mujer no dejaba de atormentar su imaginación. Y eso era lo que le asustaba, que ella se estaba volviendo una obsesión, y le aterraba el poder que ella ejercía en su vida. Pensar en la posibilidad que todo esto se podía acabar, que ella lo dejara y que la tuviera que continuar a ver en su rol de esposa de Daniel, justamente hermano de Marcela, su novia, le parecía el castigo más grande que la vida le pudiera dar. Y cuando pensaba en Marcela, una parte de él aún le quería causar daño, la quería herir como ella en su día se lo había hecho, pero pensar en una vida solo, sin el amor de Aurora igualmente lo aterraba…

Marcela miraba una foto que guardaba dentro de un cajón de su escritorio, fue una tomada con Armando después del anuncio de su compromiso. A Marcela le encantaba esa foto porque representaba el época en que ambos se encontraban feliz y bien. Era antes de su affaire con Juan Carlos, antes que ella destruyó todo con su egoísmo y deseo. Guardó nuevamente la foto y empezó a revisar unos diseños que Hugo le había dado, pero los colores y telas se revolvían delante sus propios ojos, para mezclarse y formar una sola masa, una masa adonde además de los diseños, aparecía una casa, unos papeles y el carro de Armando. Dejó un lado los diseños y cogió su teléfono….

APARTAMENTO DE DANIEL VALENCIA

Marcela fue recibida por su hermano en la puerta. Daniel ya se encontraba con un vaso en la mano, que era inusual para él.
M: ¡Pero has empezado temprano!
D: No, lo usual para mi ahora. Me ayuda para relajar. ¿Quieres?
Marcela se sentó en el sofá, mirando a su hermano: Necesito desahogarme con alguien, no tengo a nadie más sino a ti.
D: Cuéntame- El se sentó enfrente de ella, tomando un sorbo grande de su vaso.
M: Creo que Armando tiene otra mujer.

Daniel dejó el vado encima de la mesa y se levantó, parándose enfrente de la ventana. ¿Cómo es que se había enterrado? ¿Sabía que era Beatriz?; ¿Y eso como lo sabes?
M: Armando ha cambiado mucho, ya casi no nos vemos, no nos acostamos ni siquiera, es todo trabajo, trabajo, nada de lo nuestro, ni un interés en el matrimonio. Mejor dicho, Daniel, es que una mujer sabe cuando le están poniendo los cuernos. Yo sé que tiene otra mujer. Y no es solamente mi intuición femenina. He revisado sus cosas, sus papeles, sé que colocó otra línea en su celular, numero que yo no tengo, vi el papel confirmándolo. También sé que ha activado los servicios de la casa que le regaló la abuela de él. Y esa casa ha estado desocupada desde siempre, y él nunca ha mostrado interés en alquilarlo, ni me ha comentado que tiene nuevos inquilinos.
D: De pronto se le habrá olvidado.
M: No Daniel, es ahí adonde se encuentra con su amante. Esa casa es precisamente el nido de amor de él y la otra. No sé como ya lo sabía, ya lo sabía antes de ir allá una noche y lo confirmé.
D: ¿Qué viste Marcela?
M: Lo suficiente. El carro de él parqueado ahí, las luces prendidas en la casa. Ahí tiene que ser adonde se ven.

Daniel volteó a mirar su hermana con un corazón lleno de pesar, él no quería involucrarla, la verdad que no. Pero ahora la situación se le estaba saliendo de las manos. Ante todo ese evidencia, ¿que más explicación podía haber? Estaba muy patente lo que estaba sucediendo. Pero ahora se veía en el apuro de tener que revelar su mano, y decirle todo porque no podía dejar que ella descubriese por su lado que la “amante” era Betty y gritarlo a los cuatro vientos.

D: ¿Y si fuera cierto? ¿Si Armando tiene un amante?
M: Yo lo perdonaría, yo es que, yo quiero pensar que sea un cosa pasajera, una cosa de cachos de sexo. No puedo pensar que esto sea serio, que me quisiera dejar. Yo quiero seguir con los planes del matrimonio, yo quiero estar con él, yo veo mi vida con él.
D: ¿Entonces no te interesa saber quien es la mujer?
M: Pues claro que me da un poco de curiosidad, verla, saber quien es. ¿Pero quien soy yo para juzgar? De eso me pregunto a cada minuto. No tengo la vergüenza en reclamarla algo, pues yo mismo he sido la amante. Pero si me gustaría saber si esto es algo pasajera para los dos.
D: ¿Qué piensas hacer?
M: Seguir adelante con los planes, casarme con él y esperar que la deje. Eso es lo único que puedo hacer. Pero no me mires como una victima, por que eso no es lo que soy. Yo tengo que aceptar que en lo bueno y en lo malo, tengo que aceptar a Armando como es. Lo amo tanto.

Daniel se sentó a su lado y le cogió la mano de su hermana: Tú sabes que siempre puedes confiar en mí ¿no es cierto?
M: Claro Daniel.
D: Yo… no sé como decírtelo… pero lo necesito hacer porque esto me está atormentando.
M: ¿Qué pasa?
D: Estoy casi seguro que Armando y Betty son amantes.
Marcela no perdía de vista a su hermano y su consciencia tomó como acertado la intima y dolorosa revelación que acabó de salir de la boca de su hermano. Este no era un asunto de chistes, y además Daniel era demasiadamente conocido por su excesiva seriedad y rectitud.
M: ¿Beatriz? ¿Su prometida? ¿Betty?
D: Si, Betty me está montando cachos con Armando, su prometido.
M: No me puedes dejar así Daniel, cuénteme todo.
D: La noche que llegué de mi viaje de visitar a las oficinas de ProExport, yo llegué temprano y sin avisar. Estaba en el apartamento arreglándome cuando ella llegó, no se enteró que yo estaba ahí y le escuché una llamada que recibió. No mencionó nombres, era evidentemente un hombre con quien hablaba, su tono de voz, sus palabras. Se iban a encontrar, la seguí y se fue para una casa del barrio Conquistadores. Y se quedó ahí toda la noche. Yo no sabía nada sobre esa casa, entonces averigüé en la oficina de Instrumentos Públicos y descubrí que la casa pertenecía a Armando.
M: La casa de su abuela.
D: Si. ¿Ahora que más conclusiones pude sacar? Yo nunca los he visto juntos, pero veo su carro ahí, la veo llegar y han seguido viéndose. Ahora no sé como comportarme hacía ella, de mantener una relación sabiendo todo lo que sé, sin poder decir nada, solo por el mero hecho que tengo miedo que ella me deje, que me deje por él. Y es que si fuera otro hombre, pero Armando Mendoza, los lazos que tenemos como familia, sería la puñalada más grande que me pudieran dar.
M: ¿Daniel que vamos hacer?
D: Yo estoy contigo en esperar, esperar que esto sea una relación pasajera. Que logren entender todo lo que puedan perder si siguen con esa relación. Yo me quiero casar con ella, yo la perdonaría ya en este momento.
M: Entonces tenemos que seguir como si nada estuviera pasando.
D: Si, eso es lo que hecho en todo este tiempo, aunque es terrible hacerlo, lo tenemos que hacer. Yo no voy a perder a Betty. Ella es mía, solamente mía.

33

Y así continuamos la triste historia de estos cuatros personajes. Encontramos los hermanos Valencia consumidos de unos celos enfermizos y tristeza porque ambos saben la situación de sus respectivas parejas. Marcela ha tratado de retener Armando a su lado, metiéndose casi por los ojos, haciendo citas, llamándole cada nada, hablándole del matrimonio, pero Armando siempre que podía le esquivaba y le sacaba excusas.

Mientras tanto Daniel no había cambiado su actitud, y retenía su actitud de tranquilidad. No quería molestar ni advertirle a su prometida que él había descubierto la verdad. Ahora como que le empezó a molestar que hubiera dicho la verdad a su hermana, porque a ella realmente le había ido muy mal con el secreto. Le mantenía llamando, su posición en Ecomoda como ejecutiva, le había dado la oportunidad de seguir espiándoles y no tardaba mucho en llamar a su hermano. Esto si que le había dado mucho rabia a Daniel, porque él no quería saber detalles.

Beatriz ahora estaba pendiéndose muy triste y angustiada con toda la situación. Se había dado cuenta del sutil cambio en Daniel y le estaba carcomiendo el sentimiento de culpa. Ella misma había cambiado y era de esperar que Daniel, su prometido se hubiera dado cuenta. Y en otra situación, ella se hubiera sentado con él y hubieran hablado. ¿Pero con que cara se le acercaba? ¿Con que cara ella le podía decir todo lo que estaba pasando? Y todos los días ella pensaba en ese bendito matrimonio. Y pensaba en su futuro, ahora ella no podía ver un futuro con Armando Mendoza, eso era claro, él solo era su amante, su aventura. Tenía su vida trazada con Daniel Valencia, de cómo ellos planeaban ahorrar, después tomar un año sabático para viajar por el mundo, después de trabajar en el exterior, regresar a Colombia y empezar su familia. De todo eso, durante los años habían hablado ella y su bebe. Lo de ella y Armando era una fuerte atracción física no más. Ya no podía resistir ir mucho a Ecomoda y había empezado a crear excusas para no ir y no ver a Armando Mendoza y en especial a Marcela. Había dado muchas gracias a Dios que no le había ocurrido a Doña Margarita hacer una de sus famosas invitaciones a su casa campestre. Eso si no lo podía haber resistido. Era una cosa mentir a Daniel, ¿pero a toda la familia también? Pensaba en la vergüenza que pasaría si todos supieran. En la doble traición de ellos dos. Nada de esto la hacía sentir bien, y ahora se estaba reflejando en su compartimiento con los demás. Su mamá no había parado con la cantaleta, después de la llamada que le hizo a Ecomoda la otra vez. El matrimonio, el matrimonio, el matrimonio. Era lo único que le hablaba. Eso y de la ausencia de Daniel…

EN LA CASA PINZON SOLANO

DJ: ¿Y que es que les están pasando?
B: ¿Mamá de que?
DJ: ¿Mamá, de que? No me viene a mí con cuentos Beatriz Aurora. Algo está pasando. Lo sé.
B: ¿Mamá estás loco? ¿Qué está hablando?
DJ: No hay ningún interés por parte de los dos en el matrimonio, el los arreglos, en como va todo. Ya casi ni lo menciones, ya casi no hables con nosotros. Te noto tensa, malgeniada, rara. Ya ni me acuerdo de la última vez en que estuvo aquí. Es que ni siquiera parecen novios.

Beatriz ahora está furiosa porque su mamá estaba pisando tierra muy peligrosa. Su mamá la conocía mejor que cualquier y no podía mostrar ninguna debilidad. Entonces atacó, atacó, atacó.

B: Pero esto es el colmo más grande de la vida. ¿Ahora que es lo que estoy escuchando mamá? ¿Qué está insinuando? Dígame a ver.
DJ: ¿Tú y Daniel están bien? No sé porque tengo este presentimiento…
B: Si mamá, estamos bien, los planes siguen para casarnos. Mi vida es con él. Con Daniel. Y en el caso que tuviéramos problemas, las solucionaremos nosotros dos. Beatriz y Daniel. Respeto tu cariño hacía nosotros pero es que a veces siento que estuviera también usted intrometida en nuestra relación. Déjame sola a tomar mis decisiones, hacer mis equivocaciones, yo veré como las solucionaré.
DJ: Hija…
B: No quiero escuchar más.

Y con esto Beatriz le había dejado a su mamá con la palabra en la boca y se había cogido la cartera y cogió su carro y se había ido. Sin destino predestinado, porque no tenía ni idea adonde se iba a ir. Pensó en como no soportaba la vida en su casa, de las presiones y las insinuaciones de su mamá. Y todo esto porque tenía que guardar ese secreto tan grande que albergaba, todo por que ya no era capaz de seguir con este juego, con este mentira. De tener que mentir a su mamá… Y cuando después de tanto andar por Bogotá, su carro terminó enfrente de esa casa que había sido testigo de esos encuentros locos con Armando. Pero esta vez no fue capaz de entrar. Armando le había dado unas llaves de la casa para entrar. Miró a su reloj, era pasada las tres de la tarde un sábado y no se había quedado con Armando de encontrarse porque él iba al country club con Marcela y su familia. Tristemente la vida tenía que continuar. Cogió las llaves y se fue para adentro. Era como cualquier otra casa Colombiana, algo más porque se había convertido en su refugio. Ahí dentro de de esos cuatro paredes, estaban lejos de ojos reprochadores. En los tantos ojos que solo desprenderían mortificación y pesar al saber el gran juego que empezaron. Le sonó el celular, miró y era Armando...

Armando Mendoza mientras tanto estaba que se moría del tedio tan tenaz al que le sometieron. Pero no valía nada culpar a los demás porque él mismo se fue para esa reunión de su propia voluntad, nadie lo había forzado. Y su creciente desespero era el resultado de estar en medio de mentiras. Nuevamente envuelta en las mentiras. Cuando había hecho Marcela su amante hace tantos años ya, ese secreto había sido excitante y refrescante porque significaba tomar riendas de su patética vida, después de todos los traumas de su depresión. Cuando se había enfermado, su familia no había nada más sino cobijarlo y eso a través del tiempo no había hecho nada más sino sofocarlo. Tener como amante a Marcela lo había liberado de esos lazos agobiantes, porque era él quien tomaba las decisiones, era él quien tenía control sobre alguien, en este ejemplo Marcela. Pero con el tiempo redescubrió ese amor con Marcela y lo quería gritar a los cuatro vientos, porque ya las mentiras le estaban dejando con un sabor amargo en la boca. Ya no le gustaba engañar a Andrea, a su familia, y por eso decidió contar la verdad. Pero ahora con esta “verdad”, esto no se dignaba a ser nombrada “verdad” porque era más de una combinación cruel de mentiras y engaños. Se sentía confuso, lleno de agobios y pena, porque a veces miraba toda la situación y no sabía que pensar ni creer. A veces pensaba que se estaba enamorando de Aurora, pero después pensaba en como se mostraba con él, no estaba cierto si existía un sentimiento recíproco por parte de ella. No veía como Aurora iba a dejar Daniel. Ese matrimonio iba en marcha, no había nada más que decir. Marcó su celular.

A: Yo estoy super aburrido, todo esto del matrimonio… no sé si soportaré más.
B: Hola Armando.
A: Solo con tu voz calmaste mis ansias, yo ya podré continuar con esto. ¿Adonde estás?
B: Adivine. En la casa de tu abuela.
A: No me tortures más, como quisiera estar ahí contigo linda.
B: De eso estoy pensando. Armando yo no quiero continuar con lo nuestro. Quiero que se acabe, que esto se acabe ya.

34

CONTINUAMOS CON LA LLAMADA ENTRE BEATRIZ Y ARMANDO

Armando sintió la sangre desaparecer de su cara y comenzó a sentirse pálido. La bomba que Aurora le había soltado era más de lo que podía soportar. Miró angustiado porque Marcela se le acercaba con unas bebidas… no sabía que contestar… ni hacer…

Beatriz sintió una paz apoderar su cuerpo cuando soltó esas palabras, como si un poquito del estrés que estaba cargando se hubiera desaparecido del todo. Ahora sabía la fuerte confrontación que iba tener con Armando.

B: ¿Armando me escuchaste? Lo digo muy serio, esto tiene que pararse y ya.
En un casi susurro Armando le contestó seriamente: Tenemos que hablar, no puedes cortar esto así... ya no puedo hablar…

Marcela mientras tanto había llegado con los dos vasos de trago que Armando había pedido, había alcanzado a ver que Armando hablaba en susurros con alguien por su teléfono y sabía de inmediato que era ella, su rival. Sentía una rabia tremenda por el mismo descaro que Armando le demostraba. Hablando con su amante aquí enfrente de su familia, en frente de ella, su prometida… oh por Dios, su corazón se estaba rompiendo. Y a la vez sentía como si la vida le estaba castigando por todo el tiempo que ella había sido la amante cuando él estuvo con Andrea Saldarriaga y cuando le había sido infiel a Armando. Ella silenciosamente colocó los vasos en la mesa y alcanzó a escuchar su prometido decir: “Ya no puedo hablar”.

A: ¿Hablamos después vale? OK. Adiós. (Con esto colgó)
Marcela le preguntó inocentemente: ¿Algo importante amor?

Armando colocó su celular nuevamente en su bolsillo y tomó un sorbo rápido del whisky traído: No. ¿Por qué?
M: ¿Una llamada de negocios el fin de semana?
A: Pues si. ¿Cómo te parece? (No podía mirarla)
M: Pues me parece muy inapropiado.
A: ¿Pues que vamos hacer?
M: Si. ¿No es cierto?
A: ¿Será que estás lista para irte? Yo estoy harto.
M: ¿Tienes algo en particular por hacer?
A: No, yo es que ya me aburrí de esto, el sol está desapareciendo y la verdad es que si escucho más sobre los preparativos de nuestra boda tendré que realmente considerar un nuevo trabajo como planeador de bodas.
M: Armando, ¡las cosas que dices!
A: ¿Tu porque no te quedes? Acompañe a mi mamá.

Marcela sabía lo que pasaba. Era tan obvio, una llamada de ella y él ahora tenía que salir para encontrarse con ella seguramente. Pero la rabia que consumía sus adentros fue sepultada debajo del pacto que había hecho con Daniel. De dejar que este affaire se desgastara naturalmente, de rezar que los días pasaran rápidamente y que la boda de Daniel y Beatriz llegara.

M: Si, eso haré, tu vete, yo estoy bien.
A: Bueno, nos vemos entonces.

Marcela se acercó y le plantó un casto beso en la mejilla: Te amo Armando.
Y con esto se fue, no queriendo esperar una respuesta forzada de parte de él. Se fue a encontrarse con sus suegros, con sus papas a mostrar una cara feliz y contenta mientras que su alma lloraba. Nuevamente fue envuelta en opiniones y discusiones sobre su matrimonio. Ellos lo daban como un hecho, ella no estaba tan segura…

Armando mientras tanto salió del Country Club casi volando, sin despedirse de nadie, buscando su carro entre el parqueadero, cogió su celular para llamar a Aurora. La tenía que convencer, de no terminar esto, ahora no. ¿Pero que era lo que él le podía ofrecer? Ella no quería cancelar su matrimonio y él no estaba seguro de cancel la de él…

Aurora se encontraba aún sentada en el grande sillón. No sabía porque pero presentía que Armando la iba a buscar para que personalmente hablaran, y eso no le asustaba, antes ella quería hacerlo de una buena vez. Tenía que cortar esto, a raíz, porque esto la estaba dañando tanto a ella, él y a sus parejas. Cuando por fin la llamó ella le dijo que se viniera a la casa de su abuela, que ahí podían hablar…

Cuando la puerta abrió, Betty se levantó del sofá y lo recibió con un abrazo. Armando con agradecimiento le recibió este detalle por parte de ella y pudo calmarse y relajarse un poco. Ella lo sentó en el sofá, ella haciendo lo mismo. Nadie quería dar el primer paso y un incomodo silencio reinó en esa casa tan poco acostumbrado al mutismo. Esa casa, donde sus paredes habían reverberado con las palabras de su juego de amor. Betty decidió tirarse a su merced.

B: Tú entiendes por que lo tenemos que hacer.
A: Entiendo los motivos perfectamente, como tu, pero no significa que quisiera afrontarme a eso en este momento. Yo no quiero dejarte. No quiero dejar esto (acariciando su cabello)
B: Pues yo si. No me toques más Armando – moviendo su cabeza – Será mejor así.
A: Estamos bien, no veo por que se tiene que cambiar las cosas.
B: Mi matrimonio está acercando y yo no he sabido llevar bien las cosas. He cambiado por toda esta situación. No sé si podré vivir así. No, yo sé que no podré vivir así. Mi mamá ya está sospechando de algo. Ella sabe que algo sucede. Hasta Daniel ha cambiado conmigo. No puedo continuar engañándolo, no lo puedo hacer. ¡Acéptalo Armando esto se acabó!

Con esto ella se levanta. Sentía las lagrimas caer en su rostro. No sabía que le iba ir tan duro, como todo esto saldría tan complicado. Y es que ella nunca había contemplado en el futuro de su relación con Armando, que cada día la embriagaba más y más, que la hacía olvidar del futuro y solo disfrutar del presente. Y era a ese sentimiento de egoísmo, que Beatriz se estaba rebelando. Tenía que pensar en su futuro con Daniel, en su matrimonio y olvidar de poner en riesgo ese amor que le tenía. Se aterraba que alguien podía descubrir el secreto de los dos. De tener que explicar a otros los motivos más desconocidos de su vida. Por que ni ella entendía muy bien todo lo que le motivó para emprender este viaje con Armando Mendoza.

Armando se dio cuenta de la seriedad de la situación. La veía fuerte en su actitud aunque veía con sus mismos ojos como a ella también le dolía todo. Sus lagrimas le decían mucho. Pero a la vez no decían nada. ¿Lloraba por que lo iba a dejar? ¿O lloraba por el dolor que estaba causando a su pareja? Era obvio en sus ojos que todo lo de ellos no podía superar el amor que tenía por Daniel. El había sido un bobo e iluso por no verlo antes. Todo esto fue un juego, una affaire de ambos en víspera de sus matrimonios.

A: Veo que nada te hará cambiar de opinión. Pensándolo bien, esto siempre iba tener un punto final. Hemos sido ingenuos en meterlo en el fondo de nuestras mentes. Tu te vas a casar y yo también. Yo mismo sé y he vivido en carne propia el dolor de descubrir los engaños de una pareja. De tenerlo en la boca de toda la sociedad que te rodea, de sentir que eres en ultimo en saber. Yo no quisiera que Daniel tuviera que sufrir un dolor como ese.
B: Yo tampoco. Y esto también se tiene que acabar por mi salud mental. Yo no creo capaz de continuar con los secretos y engaños. Ya no me apetece ni salir de mi casa. Me quiero encerrar y no dar la cara a nadie, de tener que ver a su novia, a saber mientras que le hablo todo lo que le estamos haciendo, no me parece bien.
A: Tú ya has tomado la decisión. Yo no soy nadie para cambiarlo. A mi también me ha dolido tanto esto, de la imposibilidad de nuestra relación. No me odies por haberlo disfrutado por favor.
B: Yo no te odio Armando, pero entiéndeme que será mejor cortar de todo. Nada más de llamadas, ni encuentros, ni visitas. Yo tengo que dedicarme a reestablecer mi relación con Daniel y tú con Marcela.
A: Si, a eso nos tenemos que dedicar –en un tono no muy convincente-
B: Gracias por entender Armando.
A: De nada Beatriz- Con un poco de sorna-

Beatriz con esto cogió su cartera y se fue yendo…

A: Esto no será fácil Aurora. Discúlpeme mientras que me ajusto a nuestra nueva relación.
B: A la de con-cuñados Armando, eso es lo que seremos.
A: Si. Pero recuerda que siempre estaremos conectados de una manera u otra. Matrimonios, aniversarios, cumpleaños, bautizos, primera comuniones. Ahí nos encontraremos siempre.
B: Y lo tendremos que afrontar cuando llegue. Tú como esposo de mi cuñada.
A: Yo no sé si te podré ver de otra manera que no sea mi Aurora.
B: De ahora en adelante yo no quiero más que Beatriz Pinzon para ti. Y tú no serás más sino Armando Mendoza para mí.

Y con esto, ella se salió… nuevamente de la vida de Armando Mendoza…y él se daba cuenta que su corazón reconocía que ahora posiblemente sería permanente…

35

Continuamos con la historia con un Armando Mendoza quien se encontraba en una reunión con unos nuevos proveedores en la sala de juntas. Ya había pasado casi un mes desde el último encuentro personal entre él y Aurora y los días habían pasado entre reuniones, cócteles y mucho, mucho trabajo. Para Armando la vida seguía con un ritmo casi frenética, con los preparativos de su matrimonio con Marcela, su trabajo en Ecomoda y su vida social. De nuevo Armando Mendoza se encontraba inmerso en la vida social capitalina, pero obviamente todo este “relleno” era para no dejar mucho tiempo pensando en…
M: ¡Armando! Francisco estaba confirmando la asistencia a la cita con ellos en Cali.
A: Si… Claro que estaremos.

Le pasaba estos episodios a veces, justo en los momentos menos apropiados llegaba a pensar en ella, en Aurora. Podía pasar una semana entera sin pensar en ella y todo lo que vivieron y después, boom, una cascada de recuerdos invadían su mente. Y lo que más extrañaba de ella era la intimidad que habían compartido, las charlas, las risas, las lagrimas cuando intentaban terminar todo. No era precisamente el aspecto físico, aunque no sabía si eso fue la razón por la cual no se había vuelto a intentar hacer el amor con Marcela. Pero la ruptura de su relación con Aurora lo había llevado con mucha calma y paciencia, algo muy opuesto a lo que sucedió con su primera ruptura con Marcela. Obviamente que las circunstancias eran muy opuestas, en esta fue Aurora la que terminó la relación, pero él no se había entrado en una crisis emocional, algo que siempre temía. Era como si su corazón se hubiera cubierto con una capa externa que no le hacía sentir el dolor, simplemente su mente le había dictado a su alma que no podía llegar a sentir ese dolor agudo del despecho.

La presencia continua de ella en la sede de Ecomoda no había ni siquiera interrumpido la promesa que se habían hecho. Los dos seguían con sus respectivos trabajos y ella prefirió comunicarse por medio de memorandos y por las secretarias departamentales cuando necesitaba información para su consulting. Y eso, a Armando Mendoza, le parecía perfecto.

Marcela Valencia no perdía de vista su eterno prometido de reojo mientras que se estaba finalizando la reunión. De vez en cuando pillaba a Armando cuando “desaparecía”. Su radar captaba todo y entre ella y su hermano Daniel se habían llegado a la conclusión que la relación clandestina entre sus dos parejas se había terminado. Daniel aseguraba que las cosas entre él y Beatriz se habían normalizado, con un nuevo entusiasmo para el matrimonio y su relación por parte de Beatriz. Esto ciertamente calmaba los nervios de Marcela, solo tenía que aguantar un poquito más, pues dentro de muy poco tiempo Armando Mendoza pasaría a ser totalmente suya.

La reunión se había concluido y después de los despidos Armando y Marcela se quedaron solos:

A: Marcela, yo ya sigo a mi oficina, ¿a que horas quieres pasar a cenar?
M: Amor, sería como a las 8, ¿me recoges?
A: Si, claro. ¿Vas para tu oficina?
M: Si.
A: Camine entonces.

Armando acompañó a Marcela hasta su oficina y después siguió hacía su oficina. Cuando se dio cuenta se encontraba enfrente de la oficina de Aurora…

Beatriz se encontraba terminando el trabajo del día. En media hora debía estar en las instalaciones de ProExport para una reunión. Estaba contenta con el progreso alcanzado, pues quería terminar este consulting por razones obvias. Aunque se había extrañada con la inmovilidad de su promesa, sus cinco sentidos siempre le avisaba sobre la presencia de Armando Mendoza. Pero por lo menos sus nervios no estaban tan alborotados ahora porque realmente sentía cierto tipo de paz. Una paz agridulce, de cierta manera, porque no llegaba a ser completa…

B: Si…

Armando entró y llegó hasta su escritorio, Beatriz lo miró entrar con tristeza, no era lo que esperaba, no quería un nuevo enfrentamiento con él, ahora no, no quería tener que ser dura con él.
A: Hola.
B: ¿Necesitaba algo urgente? Porque como ves estoy de salida.- Ella seguía empacando con determinación.
Una dureza se apoderó de la voz de Armando- Solo quería saber sobre el consulting que te encomendamos. ¿O será que no puedo?
B: Claro que puede Armando, pero como siempre, al final de esta semana, le llegará el reporte sobre mi progreso encima de su escritorio. ¿Hay algo más?
A: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
B: No hemos llegado a ninguna parte sin consentimiento de los dos, ¿o me equivoco?
Armando apoyó sus manos en la silla más que todo para disimular que estaba temblando, un resultado de la emoción de tenerla tan cerca de él y de la misma rabia que le estaba produciendo su actitud.
A: No creo que me merezco esta altivez.
B: ¿Qué parte de lo que decimos se le ha olvidado?
A: Te aseguro que eso lo tengo muy grabado en mi mente. No se preocupa Aurora, no te estoy reclamando nada. Es solo que…

Beatriz pasó por un lado y estaba casi llegando a la puerta, la presencia de los dos en un mismo espacio no era posible. Estos eran justamente las situaciones que quería evitar… pero escuchar su voz, escuchar ese desespero casi por cualquier contacto con ella le estaba ablandando el corazón.

B: ¿Qué?
A: Yo estaré más tranquilo cuando te vayas de Ecomoda.
B: Le aseguro que estoy trabajando arduamente para entregar este proyecto lo más rápido posible. Yo no quiero estar aquí por más tiempo que lo necesario. Nada de esto es fácil para mí.
A: ¿Algo le pudo a la dura Beatriz Pinzon? Realmente me sorprendes. ¿Estoy detectando un poquito de…emoción, de pronto?
B: Yo no quiero nada de esto… por favor Armando, yo me voy.
A: No, por favor, entreténgame Beatriz, quiero saber algo. Ya que lograste todo lo que querías ¿eres feliz?
B: Si Armando, soy muy feliz. Porque dentro de muy poco me voy a casar con Daniel.
A: El amor de tu vida.
B: Yo quiero mucho a Daniel y me casaré con él.
A: Yo quiero a Marcela, pero no es el amor de mi vida.
B: La verdad Armando, es que esto no puede ser, yo ya no quiero saber nada de su vida personal por favor, usted me está imponiendo de una manera insoportable, la verdad que si.
A: Si, ahora entiendo perfectamente. Realmente nunca la conocí.

Caminó hacía ella, ella tomó un paso atrás para que hubiera un espacio más grande entre los dos: Así es como me gusta Armando, es como si nunca nos hemos conocido. Nada pasó entre nosotros, no hemos engañado a nuestras parejas, a nuestras familias, no hemos mentido ni hemos jugado con los sentimientos de los demás.

A: Y así será. Hasta luego.
B: Adiós.

Armando volteó y salió de esa oficina derechito hasta la suya, con la voz de su ex amante repiqueteando en sus oídos. Sentía una gran angustia apoderar su corazón y unas ganas tremendas de llorar. Por eso ejerció una gran fuerza para resistirlo. Nuevamente había dejado que ella lo descontrolara, que hiciera pedacitos de su corazón. ¿Por qué había sido tan tonto en acercarse a ella de nuevo? Aurora ya no existía para él, ahora él solo conocía a Beatriz Pinzón, la prometida de su cuñado…

MÁS TARDE EN LA ZONA ROSA DE BOGOTA

M: Ya tenemos todo listo…las flores, las invitaciones, el transporte… mejor dicho todo.
A: Que bien, no puedo creer que el tiempo corriera tan rápido.
M: Yo sé amor… pero como tú me encargaste de todo, yo en estas cuestiones soy muy eficiente.
A: Por ti nos casáramos mañana: Dijo él con un sorbo de su vino.
M: ¿Y tu no?
A: Yo… me quiero casar contigo Marcela, es lo que más quiero en este momento. Solo me da pena que no lo hicimos hace tantos años, hubiéramos evitado tantas cosas…Tanto dolor.
Marcela cogió su mano, ella pensaba que Armando estaba refiriendo a su affaire con Juan Carlos, pero Armando solo pensaba en como por razón de su ruptura con Marcela, había desencadenado su primer encuentro con Aurora y el ahora terminado segundo encuentro con ella.
M: Yo prometo que no habrá más dolor Armando.
A: Si, eso espero….

MIENTRAS TANTO EN LA CASA PINZON-SOLANO

Beatriz se encontraba sentada en su estudio, su refugio, situada en la parte superior de la casa. Se tenía que relajar del encuentro con Armando Mendoza y aquí era el lugar perfecto. Sus papas estaban de viaje por la costa con unos amigos y ella se encontraba completamente sola, aunque había hablado antes con su Daniel. Las cosas iban bien entre los dos y la cantaleta de su madre había cesado, por el momento. Los planes de su boda iban en camino, aunque ya no se encontraba totalmente a gusto con dichos planes, se sentía incapaz de pararlos. Su familia quería la boda fastuosa, pero ella no estaba tan segura. Eso de caminar hasta el altar en blanco, le sonaba un poco hipócrita después de su relación con Armando. A ella también le había llegado todos los chismes de su matrimonio con Marcela por medio de Margarita y a veces pensaba como si su mamá estaba en competencia para poner su boda a la altura de los Mendoza-Valencia. Las pocas veces que se había encontrado con Marcela Valencia en la oficina había tenido que soportar la charla incesante de matrimonios, fiestas, flores, invitados y había tenido que inyectar entusiasmo a su propia boda porque su futura cuñada quería saberlo todo. A veces entraba un gran deseo de escapar con Daniel y casarse en secreto, solos. Le aterraba pensar que Armando Mendoza estuviera presente viéndola casar con Daniel.

Se levantó y cogió su diario para ver su agenda. La semana entrante tenía que asistir a una conferencia en Cartagena de Indias sobre la nueva legislación de la exportación. ProExport la mandaba como una de las expositoras y eso le sentaba muy bien, porque quería salirse de Bogotá y cambiar de ambiente por que ese cuentito de los matrimonios la estaba matando. Cartagena sería la perfecta oportunidad para relajarse y olvidar de todas sus penas, tristezas y agobios.

CONTINUAMOS EN LA ZONA ROSA

M: Y entonces la cita con el sastre es para el jueves…
A: ¿El jueves? Marcela yo no estaré en la ciudad el jueves.
M: ¿No? ¿Cómo así?
A: Si, recuerda te había contado, me voy para esa conferencia en Cartagena de ProExport.
M: Yo pensaba que eso era el mes entrante.
A: No, es esta semana que viene y Mario no puede ir, entonces tengo que ir yo. Aunque me da una jartera, pero que se va hacer.
M: Bueno entonces, ¿eso es para jueves a sábado?
A: Miércoles a viernes, regreso en el último vuelo del viernes.
M: No hay ningún problema, llamo al sastre a ver si él puede el martes, ¿ok?
A: Ok, que pereza de verdad, estar en Cartagena pero estar trabajando.
M: Que rico, playa, sol, mar, Armando debes relajarse un poquito estás muy estresado.
A: ¿Debo tomar eso como un consejo de relajarme más?
M: Si. Armando Mendoza tienes que pasarlo bien en Cartagena, quiero que regreses un hombre más alegre, tranquilo y feliz.

Armando miró a los ojos de su prometida y deseó con todo corazón que eso fuera cierto…

36
BOGOTÁ

Nos encontramos con una angustiada Marcela Valencia caminando en su estudio. Acababa de recibir una llamada de Daniel, su hermano….

M: ¿Y todo va bien entre ustedes?
D: Si Marcela, las cosas han regresado a como estaban antes, gracias a Dios. Betty está muy bien, muy tranquila, no tan estresada como antes. Hemos vuelto a salir, normal.
M: Yo estoy segura que ellos han terminado su “cosa”. ¿Tu que dices?
D: Yo digo lo mismo. Está pasando menos tiempo en Ecomoda, siempre está en casa cuando llamo y nunca está de salida con “amigas”. Y ahora pasará unos días en Cartagena para una conferencia. Cuanto menos tiempo pase al lado de Armando, mejor.
M: ¿Cómo?
D: Si, una conferencia en Cartagena de ProExport.
M: No puede ser, Armando va para esa conferencia también, ¿tú piensas….?
D: ¿Qué se han confabulados para encontrarse?
M: Es posible, ¿tu que crees?
D: Lo único sería es que si ellos estuvieran aún hablándose. Pero eso no me parece posible. Ahora, ella no tiene porque saber que Armando estará presente ahí. Y él no tiene porque saber que ella será una de las expositoras, lo digo porque ella está reemplazando una colega que se tuvo que ausentarse por motivos personales, entonces su nombre no se encuentra en ninguna de las programaciones, pues fue un cambio de último minuto.
M: La verá cuando salga a hablar.
D: Si. Eso es una posibilidad que tendremos que afrontar. Lo que me acabaste de decir me angustia muchísimo, pensé que habíamos superado esto. Pero es lo más de aparente que tendremos que enfrentar una nueva prueba que se ha puesto en el camino.
M: Llámela para saber en que hotel está, yo me averiguo adonde se quedará Armando.

Marcela ya no quería pensarlo más, nuevamente ella y Daniel estarían al borde de un colapso nervioso. Angustiados de pensar que aún existía esa posibilidad de infidelidad de sus parejas, que el progreso que habían logrado se echaría al borde dentro de unos días. Cerró su mente nuevamente, no quería sentir dolor, ni miedo, ni nada… El pacto de ella y su hermano seguía. Ellos tenían que creer que esto solo era un affaire pasajera y que sus matrimonios acabarían con eso.

Armando Mendoza se encontraba en el taxi rumbo para el Puente Aéreo. No sabía porque desde el momento que se levantó la sombra de Aurora lo había perseguido. Mientras se duchaba, se vestía y se alistaba la maleta no había podido sacarla de su mente. Armando, hermano, esto se tiene que parar, y ya. Yo ya no aguanto más….

Marcela en eso le llamó a su novio y se pudo a charlar disimuladamente, entre otros cosas le pudo sacar adonde se hospedaba en Cartagena de Indias…..

CARTAGENA DE INDIAS

Mientras tanto nos encontramos con Beatriz Pinzón, quien había tomado un vuelo más temprano y se encontraba ya en su taxi rumbo a su hotel, La Santa Clara. Mientras que repasaba sus notas para la exposición, le entró una llamada por el celular.

B: ¿Alo?
D: Hola mi vida. ¿Cómo estas? ¿Ya has llegado?
B: Hola amor, si acabo de llegar, voy rumbo al hotel en este momento.
D: ¿En que hotel te quedas Beatriz??
B: En La Santa Clara.
D: Que bueno es uno de los mejores de Cartagena.
B: La verdad es que no veo la hora en llegar, tengo que hacer más preparación para mi exposición.
D: Bueno amor, me tengo que ir, estaré pensando en ti mucho hoy. Buena suerte.
B: Te quiero Daniel.
D: Yo también….

Los dos hermanos se quedaron mirando, como si estuvieran nerviosos en divulgar lo que sabían. Marcela habló primero.
M: Armando se quedará en el Hotel Santa Clara.

A Daniel las palabras salieron de inmediato, era una reacción instantánea, no quería que su hermana sufriera más, aunque él se estaba muriendo: Beatriz está en el Hilton.
M: Bueno ahora solo podemos esperar, solo podemos confiar en ellos.
Daniel no le contestó nada……

CARTAGENA DE INDIAS- HOTEL SANTA CLARA

Armando Mendoza hizo su check-in sin contratiempos y ya iba rumbo al Centro de Convenciones. Caminó con propiedad hasta el ascensor, adonde se encontró con una rubia escultural que no dudó en hacerle ojitos apenas lo vio. Pero esto lo tenía sin cuidado por Armando que estaba envuelto en un sinfín de sentimientos. No sabía porque la sombra de Aurora lo estaba persiguiendo tan desesperadamente, pero lo estaba volviendo loco. Miró hacía la rubia cuando entraron al ascensor y pensó como en otra época ya estaría coqueteando con ella. Pero esos tiempos parecían de haber sido de otro ser.

Beatriz ya se encontraba en el pasillo cuando oyó el timbre del ascensor, trató de correr, pero las puertas le cerraron….

Armando se fue afuera para esperar el taxi que la recepción le había organizado, corría una brisa pero eso no ocultaba la humedad en el aire…

Beatriz ya enfadada por el hecho de tener que esperar otro ascensor, pidió un taxi en la recepción y se fue a esperarla afuera, justo cuando Armando entraba su taxi.

Beatriz vio la figura de un hombre entrar a un taxi y pensó que era Armando. ¿Pero que cosas dices Beatriz Aurora? ¿Desde cuando empezaste a ver a tu ex amante por ahí? Cerró sus ojos y cuando los volvió abrir, el taxi ya se había ido. Pero el sentimiento de miedo y fastidio no se había ido, con decir que ese sentimiento nunca se había ido desde que se roto con él….En eso el taxi llegó y ella forzó su mente en pensar en su trabajo.

CENTRO DE CONVENCIONES Y EXPOSICIONES DE CARTAGENA DE INDIAS

Armando ya se encontraba en el centro, ya instalado en su silla. Mientras que miraba los papeles entregados por ProExport, su mente empezó a recordar de Aurora. Un dolor agudo se apoderó de su corazón en ese momento e inundó todos sus sentidos. Aurora Pinzon… no la podía sacar de ahí, de su mente, de su piel, él tenía que hacer algo para quitarla de ahí. Su matrimonio con Marcela era un paso para lograrlo, además de un largo viaje en el exterior por 3 meses, que pondría mucha distancia entre ellos.

Estaba tan absuelto en sus planes y pensamientos que cuando la presentaron, no escuchó. Pero no tardó en llegar esa voz hacía él, y cuando lo hizo Armando no podía asegurar si era una ilusión de su mente. Ya la estaba imaginando en toda parte, ¿no será que se estaba enfermando nuevamente? Pero los minutos pasaban y la Aurora que veía enfrente de él no le estaba diciendo palabras de amor, ni siquiera se dirigía hacía él, sino que estaba hablando sobre exportaciones…

Los imágenes de su tiempo con ella empezaron a pasar enfrente de él, y una pesadez se instaló en su estomago. Casi no podía respirar, quería gritarle que estaba ahí, de hacerla mirar hacía él, de verle esos ojos preciosos que tenía. Y para evitar que hiciera una locura, Armando se paró y se salió del recinto………….

NOTA
NOOOOO...YA NO HAY MAS CAPITULOS :'( la estaré buscando pero dudo que este espero que la hayan disfrutado.

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