TAN DISTINTA

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Tienen para leer un buen rato amores 


Esta historia comienza el día en el que Betty regresa a Ecomoda después de su viaje a Cartagena. Hasta este momento todo ha ido sucediendo igual que en la novela original, con una única excepción: Armando y Marcela no han vuelto. El día que Marcela lo fue a "rescatar" en aquel bar donde casi lo estaban matando, lo llevó a su apartamento, le curó las heridas y él se lo agradeció con palabras y con gestos, pero no volvió con ella. Él no la amaba y no quería hacerle más daño. Él sólo podía amar a "su" Betty.

                                                                              TAN DISTINTA

Capítulo 1. ¡Ha vuelto y está preciosa!

Cuando colgó el teléfono después de hablar con Don Roberto, Beatriz Aurora Pinzón Solano estaba temblando. No le quedaba otro remedio que ir a Ecomoda y enfrentarse a la junta directiva. Otra vez tendría que verles las caras a Don Roberto, a Doña Margarita, a Hugo Lombardi, a Daniel y a Marcela Valencia, a Mario Calderón... y a él. Sobre todo a él.

Para nada le provocaba enfrentar a ninguno de los miembros de la junta. A Roberto y Margarita por la vergüenza que sentía al haber defraudado su confianza. ¡Qué pena con ellos! Sobre todo con Don Roberto que tan bien se había portado siempre.

Sus sentimientos respecto al resto de los miembros de la junta eran muy diferentes. No le provocaba volver a sufrir las burlas de Don Hugo. Apoyado por Patricia y por Doña Marcela, el diseñador había sido muy cruel con ella. Siempre tuvo una palabra hiriente y despiadada para burlarse de su fealdad.

¿Qué diría ahora que ella había cambiado? Estaba segura que seguiría siendo cruel. Hugo Lombardi jamás admitiría que "el moscorrofio" de la exasistente de Armando Mendoza podía ser, ya no bonita, ni siquiera "agraciada".

¿Y Daniel Valencia? ¿Cómo reaccionaría el doctor "Mortis" cuando la viera tan cambiada? Él también había sido muy cruel con ella, pero de un modo diferente al de don Hugo. El diseñador se burlaba de su fealdad, pero a Daniel Valencia parecía que le molestaba que ella fuese fea. Siempre se había preguntado por qué. Estaba casi segura de que Daniel Valencia sí aceptaría su cambio de "imagen" e incluso lo celebraría. Con su sarcasmo habitual, claro está, pero lo celebraría.

También doña Marcela había sido muy cruel con ella. Dizque porque ella le cuadraba a Armando las citas con las modelos. No pudo evitar sonreír al pensar en la sorpresa que se llevó la doctora Valencia cuando se enteró de que la "amante" de su prometido era ella. El garfio. La fea asistente de la que

todos se burlaban. Y se había enterado por casualidad. Por su insistencia en ensañarse con ella hasta el último momento. A pesar de la vergüenza tan grande que pasó, en aquel momento en el que tuvo que enseñarle todos los regalos y las tarjetas de Armando, ahora se alegraba de que se hubiese enterado. ¡No más mentiras! ¡No más engaños! Estaba segura de que ella habría perdonado a Armando y seguirían con su relación. Betty sabía que la boda se había cancelado por la llamada que le hizo Marcela Valencia a doña Catalina. Pero que se hubiese cancelado de momento la boda no significaba que ellos hubiesen roto el compromiso. Ella sabía que la doctora Valencia era capaz de perdonarle a su prometido lo imperdonable. ¡No era la primera vez que lo hacía!

Siguió pensando en los miembros de la junta y le tocó el turno ahora a Mario Calderón. El doctor Calderón era el peor de todos. Él jamás se burló de ella en su presencia. Jamás la menospreció. Siempre fue atento y considerado... pero todo era una fachada. Por detrás se burló tanto o más que los demás. Fue más cruel que el mismísimo Daniel Valencia. Aún recordaba las palabras de la carta que escribió. No había querido volver a leerla para evitarse un nuevo sufrimiento pero algunas de sus frases martilleaban continuamente en su cerebro. Frases como "la rutina de horror con Betty" o "los tétricos besos" era imposible apartarlas de su mente. Realmente Mario Calderón era un actor de primera. Ella jamás pensó que él se burlase de ella, con tanto escarnio, a

Historias de Betty, la feaWhere stories live. Discover now