Thor insiste tanto en acompañarme en los entrenamientos para la prueba de natación, le digo que no es necesario, responde que si lo es, si menciono que me levantaré a las seis de la mañana para acudir a la piscina pública porque en ese horario suele estar vacío, él sonríe, avisa que pondrá alarma para despertarse y poder ir conmigo. Rendido de colocar excusas tontas termino por aceptar su compañía sin saber que, en el fondo es lo que más quiero. Por eso, a la mañana siguiente estoy esperando que él aparezca, acomodo la mochila a mis espaldas mientras observa la casa de al frente. Es temprano, está un poco nublado y me quedo observando fijo el firmamento hasta que escucho la puerta ajena abrirse, lo primero que observo es a Odín que se dirige a su trabajo. Me dedica una mirada en la distancia, una pequeña mueca apareciendo en sus labios, no hay ataques de su parte, pienso que se dio por vencido en su afán por separarnos a Thor y a mí. Él desaparece en su auto que se aleja en la carretera, a los pocos minutos mis ojos conectan con los de Thor. Una sonrisa de ambas partes, sus pasos acercándose, su tacto atrayendo mi cuerpo al suyo, labios que se presionan en mi frente y un saludo de buenos días al término del gesto. Conserva su sonrisa y así comenzamos a caminar hacia nuestro destino que está a tan solo veinte minutos.
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Cuando llegamos, ingresamos sin problemas, el encargado avisa que somos los primeros. Me dirijo hacia los vestidores y estoy de regreso a los pocos minutos. Thor lleva un cronómetro en la derecha, porta lentes de sol, los primeros botones de su camiseta están abiertos dejando ver una porción de piel. De repente, me siento más expuesto, no solo por el traje de baño que porto y el torso al descubierto sino porque a pesar de los lentes, puede sentir la mirada de Thor recorriéndome.
—Recuérdame llevarte a la playa —articula bajando centímetros el accesorio revelando sus iris azules y brillantes, como ver reflejado en ellos el mar.
No hago más que reír ante su propuesta. Estoy en la orilla de la piscina listo para dar inicio a las prácticas. Thor cuenta hasta tres, el cronómetro comienza a correr. Siento el agua en mi cuerpo, brazos y piernas moviéndose con agilidad mientras una felicidad me embarga.
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Es la última vuelta, son casi las ocho de la mañana y la gente comienza a llegar. No es una gran multitud, la mayoría son niños que se quedan en la primera piscina donde pueden ser supervisados por sus padres que se quedan en las gradas. Thor estira un brazo en mi dirección y lo tomo para poder salir del agua. Sacudo mi cabeza de un lado a otro provocando que algunas gotas salpiquen hasta la prenda ajena.
—Eres increíble, Loki. Estoy seguro que podrás ganar la prueba del viernes.
—La nota suficiente para no desaprobar.
—Más que eso, serás el mejor. —Él mira en todas direcciones, asegurándose que no hay nadie viendo. Pienso que si hubiera personas cerca, no le importaría, suele tener esa acción por si quiero ser yo quien dé comienzo a un beso, lo conozco demasiado como para no saberlo. Mi diestra se posa sobre su nuca, atraigo su rostro al mío para capturar sus labios mientras gotas de agua caen de mis cabellos y se pierden en la unión de ambos.
—Iré a cambiarme —aviso al separarme, camino hasta las gradas donde dejé mi mochila y me alejo.
Puedo sentir sus pasos detrás mío, pero no digo nada al respecto. Llega conmigo hasta los vestidores, estamos solo los dos. Señala el último cubículo sin palabras de por medio, solo su dedo índice alzado indicando el lugar. Soy una mezcla de confusión y curiosidad, termino en el sitio deseado, Thor también y es él quien cierra el pestillo. Quiero hablar, me veo interrumpido por sus labios ansiosos sobre los míos. Besos sobre la extensión de mi cuello provocan un suspiro de mi parte. Sus manos recorren mi torso, apretando en ciertos lugares, siendo suave en otros.
—¿Tienes idea de lo hermoso que te ves? —pregunta deteniendo sus caricias. Deseo suplicar por más, sin embargo me contengo ahogando un gemido en lo más profundo de mi garganta. Recuerdo donde estamos, que cualquiera puede venir y encontrarnos. Es un intento por controlarme, pero aquello solo empeora el asunto porque soy yo quien decide besarlo, soltar el resto de botones de su camiseta para sentir la piel bajo mi tacto, a los músculos formados por el ejercicio. Él suspira, se acerca más. Piel con piel, respiración agitada, su erección roza mi muslo y esta vez no contengo el sonido de excitación. Me calla de la única manera posible, a besos que elevan su temperatura cada segundo.
—Pueden vernos —musito contra sus labios. A lo lejos se oye la música que reproduce el encargado, el agua salpicando, las risas y voces de desconocidos.
—Un momento —responde con su mano descendiendo por mis hombros, presionando cada vez que ve un lunar. Viaja hasta el torso solo para detenerse en la pelvis, cada vez que lo siento más cerca, mi propia erección estorba dentro del traje de baño. Envuelto en excitación, me las arreglo para realizar lo mismo que Thor, la dureza incrementa ante mi tacto, la prenda inferior cae poco a poco. Nos besamos con deseo, tan solo descansando cada vez que debemos tomar aire para poder retomar la acción a los segundos, nuestras lenguas inician su propia danza—. Solo un momento —repite, se dirige a mi cuello donde lame una vena que sobresale, muerde un poco de piel asegurándose de no dejar marcas en un lugar tan visible.
Resistir es inútil, sin escapatoria y envuelto en una pasión desbordante. Estoy ardiendo ante su toque, sus besos hechos con lujuria conservan el cariño en ellos, cuando creo que no existe más para elevar el momento, él sostiene nuestros miembros en su diestra, sube y baja a un ritmo lento que aumenta con el pasar de los segundos. Escondo el rostro en el espacio que existe entre su cuello y hombro. Thor sigue con lo suyo, esbozando mi nombre cada vez que puede, su voz ronca se mezcla con la música que se oye afuera.
Sigo pensando que cualquiera puede llegar, encontrarnos en una situación tan comprometedora e incluso armar un escándalo, tal vez sea un día de suerte porque mi temor no sucede. Suelto un último suspiro, aprieto su hombro conforme la intensidad de los movimientos son indescriptibles, la ola de placer de ambos no tarda en llegar. Thor gruñe cerca de mi oído, besa mis labios y sin decir nada, vuelve a colocarse la prenda que descansaba en sus tobillos para luego salir del cubículo y limpiarse en el lavamanos. Realizo lo mismo desde mi ubicación, limpio el sudor que recorre mi frente y me deshago de la prenda de baño reemplazándola con la ropa que usé al llegar. Al salir del lugar él está esperando, tiene gotas de agua que se desprenden de un mechón de cabellos rubios y se pierden en la abertura del cuello que tiene su camiseta. Sonríe, le devuelvo el gesto.
—¿Regresamos? —pregunta como si nada hubiera sucedido, pero conservando esa mirada traviesa que dice todo lo contrario al igual que el sonrojo notorio en sus mejillas.
—Por supuesto.
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—¿Cuando es la final de fútbol?
—Sábado, íbamos a jugar el viernes, pero la otra escuela tiene un examen importante ese día y nadie puede ser excluido.
Estamos en mi casa, sentados en el comedor con una generosa comida delante nuestro que ha sido preparada por Laufey, él dice que debo mantener una buena alimentación si quiero sobresalir en mi prueba de natación. A Thor le menciona que debe tener grandes cantidades de energía para su partido decisivo. Continúa en la cocina hablando por teléfono, quizá hablando de negocios por como frunce el ceño y adopta esa expresión de seriedad que también poseo yo.
Thor corta un trozo de carne, presiona el tenedor sobre este para después proceder a dirigirlo a su boca, se detiene a unos centímetros. Me dedica una mirada que no sé descifrar, el cubierto con la comida intacta regresa al plato.
—Vendrás a verme, ¿verdad?
—¿Qué te hace pensar que voy a perderme la final?
Thor asiente satisfecho con la respuesta y en cuanto mi padre retorna, él no pierde el tiempo para invitarlo también.
—Señor Laufey, ¿le gustaría ir ver el último partido de la escuela? Puedo asegurarle buenos asientos.
—Espero tener una vista excelente.
—En primera fila.
Mi padre se disculpa nuevamente y desaparece escaleras arriba.
—Ojalá usaras esa misma cordialidad en la escuela, te hubiera servido de mucho.
—Puedo ser todo un caballero si me lo propongo.
—No me cabe duda —menciono viendo la mancha de salsa en la comisura de sus labios. Niego con la cabeza, agarro una servilleta y procedo a limpiar la piel—. A tu favor tienes la cabellera rubia y ojos hipnotizantes.
—Y atractivo, no lo olvides.
Río, beso su frente mientras él prosigue comiendo. Siento que podría acostumbrarme a momentos como ese aunque el futuro sea tan incierto, es casi inevitable no imaginar a Thor en la siguiente etapa de mi vida cuando la escuela termine y uno deba hacerse cargo de más responsabilidades porque se está convirtiendo en un adulto. Lo visualizo en cada posible escena que viene a mi mente.
Él y yo juntos como ahora.
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Llega el día de la prueba, por más que insistí que no era necesario que estén presentes, Thor, Laufey e inclusive Hela están sentados en las gradas sosteniendo un cartel hecho a mano por mi hermana. Aprecio las letras verdes con borde negro y dorado que conforman mi nombre. Hay un rayo en una esquina que seguro fue obra de Thor. Los tres vitorean mi nombre a una sola voz, el entrenador Fury les dedica una mirada curiosa, no les llama la atención y se acerca hasta donde estamos nosotros, los competidores. No reconozco a ninguno de ellos aunque seguro nos hemos cruzado en los pasillos de la escuela.
—¿Dónde está Stark?
Tan pronto como lo menciona, Tony aparece en la entrada. Agitado por haber llegado corriendo, porta su traje de natación y la mochila que lleva en la espalda termina siendo lanzada a la tribuna al igual que las zapatillas que se ha quitado en algún punto del trayecto, sus pasos rápidos y largos llegan hasta el lugar indicado no sin antes articular una disculpa al entrenador que no le da más importancia a la ligera tardanza. Fury menciona las reglas que ya todos sabemos de memoria.
—No pensé encontrarte aquí. —Me dirijo a Tony quien se encoge de hombros y suspira—. ¿El ajedrez no fue suficiente para aprobar?
—Fury dice que necesito unos puntos por ejercicio físico, no solo mental, mi padre no podía estar más de acuerdo con sus palabras y aquí estoy. Pensé que estaría a salvo, pero ya ves que no es así. —Acto seguido se coloca los tapones para los oídos, las gafas y mira al frente dándome a entender que la conversación ha finalizado. Realizo lo mismo justo cuando las recomendaciones acaban ya que el sonido del silbato resuena para todos los presentes.
Tardo unos segundos en lanzarme a la piscina, necesito mentalizarme, olvidar que viví una mala experiencia. Inhalo, exhalo y siento el agua envolverme mientras mis extremidades se mueven con una agilidad impresionante, la ventaja que los otros tienen, se ve reducida por mi velocidad, pronto los alcanzo y me adelanto. Apoyo los pies en la cerámica, me impulsó una vez que estoy en el otro extremo. La carrera de regreso es más reñida, doy todo de mí mismo, recordando el tiempo que pasé sin el único deporte que me gustaba, el mismo donde destacaba tanto que otros me veían ganando medallas como también campeonatos. Llego al punto de inicio, me deshago de las gafas, no me atrevo ver a mis costados, sin embargo, la felicitación de Thor a la distancia es suficiente para saber que soy el primero. Tony llega después, me dedica una sonrisa que devuelvo sin mucho esfuerzo.
El segundo pitido anuncia que la carrera ha concluido, Fury no menciona nuestras notas, realiza anotaciones en el pequeño cuaderno que lleva en las manos, coloca el lapicero en la oreja, menciona que pronto tendremos los resultados, da media vuelta para así poder irse. En cuestión de minutos tan solo quedamos dos en el agua, Thor aprovecha para acercarse, está en el borde de la piscina extendiendo una mano en mi dirección. Observo a Tony quien me dedica una mirada traviesa.
—¿Sabes nadar, ricitos de oro?
—Sí. —Es lo único que esboza, el brazo sigue estirado, lo tomo entre mi tacto, pero soy yo quien lo arrastra a la piscina sin darle tiempo a reaccionar.
Thor quiere protestar, se detiene al escucharme reír. En su lugar, salpica agua a mi rostro y cuando es Tony el que suelta una carcajada recibe lo mismo, pero hecho con más fuerza. Nos mantenemos en ese juego los tres ignorando por un momento el exterior.
—Empiezo a creer que soy la mayor de mis hermanos—comenta Hela a una distancia prudente de nosotros para no tener la misma suerte que Thor—. El señor Laufey nos está esperando afuera.
Pequeñas gotas caen al rostro de Hela, ella frunce el ceño en nuestra dirección para luego relajarse y sacarnos la lengua en un puro gesto infantil. Da media vuelta, nos pide no tardar, ella desaparece llevando consigo el cartel que hizo.
—No sabía que tenían una hermana. —Tony asciende por los peldaños, sacude la cabeza dejando que el agua vaya en todas las direcciones—. ¡Un momento! —exclama y voltea hacia nosotros que seguimos dentro—. Ustedes no son hermanos, ¿verdad?
—¡De ninguna manera!
Él asiente, se despide de nosotros, agarra sus pertenencias, sus pasos se encaminan a los vestuarios.
—Felicidades Loki —Thor sale de la piscina desde uno de los bordes sin necesidad de usar los escalones, después vuelve a extender la diestra en mi dirección y esta vez, permito su ayuda. Recibo un beso en los labios una vez que estoy afuera.
—¡Busquen una habitación! —grita Tony cuando está de regreso—. Nos vemos mañana, no se ofendan si apoyo al equipo enemigo.
Thor y yo nos miramos breves segundos, dejamos que nuestras risas inunden el lugar. No tardamos mucho en cambiarnos para ir al encuentro de quienes nos esperan. Laufey menciona que iremos a comer para celebrar, permite que Hela ocupe el asiento del copiloto, hasta la deja cambiar las estaciones de radio hasta encontrar uno de su agrado. Cantamos una canción en el camino, Hela finge usar un micrófono con su mano en puño, Thor imita el solo de guitarra en el aire, papá tamborilea los dedos sobre el volante, por momentos realiza los coros para mi hermana mientras yo, pretendo tocar la batería.