Capítulo 10º.-
Armando espera nervioso en la sala de espera del arzobispo, han venido temprano a la cita que su tío les hizo, por un buen rato estuvieron compartiendo, hablando e incluso repasando el ritual del sacramento, la formula que ellos iban a usar así como las lecturas y los salmos.
El tío Pedro, muy cariñoso les firmo la dispensa de los cursillos prematrimoniales, pero no se privó de darles una larga charla sobre los compromisos y las obligaciones del matrimonio católico. Al final Armando había salido a petición de una tímida Betty, que quiso hablar con el sacerdote a solas… y eso lo estaba matando… ”¿Qué tenía que hablar su novia con su tío en privado?”…
Por fin casi tres cuartos de hora después una sonriente Betty sale por la puerta y le dice.
Betty.- Armando, el señor cardenal quiere que pases, te espero aquí…
Armando, la mira confundido.- No entiendo…
Betty.- Pasa… no le hagas esperar…
Cuando entró, vio a su tío sentado en la zona de recibir, dónde había un cómodo sofá y unas butacas.
Armando.- Tío Pedro, Beatriz dice que Vd. quería hablar conmigo…
Cardenal, con sonrisa tierna.- Armando, que niña te ha mandado el cielo… debes darle las gracias a Dios, es aun más bonita por dentro que por fuera…
Armando, al escuchar alabar a su amor, se relaja y se sienta frente al sacerdote.- Cada día lo hago tío, ella me ha salvado, me ha cambiado la vida, no la merezco, sé que no la merezco, y sin embargo es mía…
Cardenal.- Beatriz se quiso quedar conmigo, pues deseaba confesar antes del matrimonio. Esa niña tiene una sólida educación católica, cosa de agradecer en estos tiempos que corren… al menos para nosotros los curas, jajajaja…
Armando, avergonzado.- Entonces ya sabes todo lo sórdido de nuestra relación…
Cardenal, meneando la cabeza.- Yo no sé nada Armando, sé menos que nada… ¿ya no recuerdas las condiciones del sacramento?... en el Gimnasio recibimos todos una buena formación, claro que si no se tiene en cuenta pues se olvida como todo…
Armando, frunce el ceño.- Condiciones… claro tío, el sigilo sacramental, el sacerdote sabe menos que cuando no sabía, claro que lo recuerdo…
Cardenal asiente.- No sé si recordaras entonces también que el matrimonio es un sacramento de vivos y lo que eso significa…Ç
Armando, suspira, todos los años de clases de religión y catequesis escolares, estaban aflorando en esos instantes…
Armando.- Sacramento de vivos… claro tío… Ave María Purísima…
Cardenal, sonríe asintiendo.- Sin pecado concebida…
Armando, emocionado.- Hace muchos años de mi última confesión, no recuerdo cuantos, quizás el primer curso de la Universidad…
Betty, que esperaba sentada tranquilamente, viendo lo que tardaba Armando, se dedicó a dar pequeños paseos por los alrededores del despacho arzobispal, mirando los cuadros que adornaban las paredes y ojeando diferentes folletos de propaganda que se repartían por consolas y mesillas.
Por fin oye la puerta del despacho y ve salir a su prometido, acompañado del tío cardenal, que le pasaba la mano por el hombro, ambos sonreían.
Armando llevaba los ojos rojos, evidentemente había llorado lo suyo pero ahora, le brillaban felices.
Cardenal.- Armando haz lo que me has prometido y si en cinco años, no tengo razón dejas de hacerme caso, ¿de acuerdo?...
Armando, asiente sonriente.- De acuerdo tío y muchas gracias, de corazón, hacía años que no me sentía tan feliz y tan bien…
Cardenal.- Esa es la Gracia y la tranquilidad de conciencia truhán, ven aquí niña y dame un beso que voy de afán, nos vemos en la Nochebuena, si Dios quiere…
Betty.- Claro Eminencia, muchas gracias por todo…
Ambos se despiden cariñosos y salen del Palacio Arzobispal paseando de la mano, la plaza de Simón Bolívar les recibe llena de palomas que revolotean en torno a algunos abuelos que acompañando a los nietos le echan granos de maíz a los pájaros.
Armando.- Vamos a tomar onces mi amor, estoy desfallecido…
Betty.- Pasa del mediodía, casi sería mejor comer temprano…
Armando, asiente.- Tienes razón, vámonos al club aprovechemos que hay oficinas y arreglamos lo de tu acreditación, para que puedas acceder cuando quieras.
Yendo en el carro, Betty telefonea a la oficina y se informa de como van las cosas. Aura María le informa de la normalidad de todo, ella le pide que anule una cita que tenia a la tarde y la pase a la mañana siguiente.
Aura Maria.- Pues que disfrute mija, porque aquí todo está tranquilo excepto doña Marcela, que le falta morder…
Betty, preocupada.- ¿Qué pasó?...
Aura María.- Vino doña Margarita, con la señorita Camila y se fueron al atelier a saludar a Hugo pensando que ya había vuelto de sus vacaciones, pero solo estaba Inesita, de modo que estuvieron un rato hablando con ella, y viendo algunas prendas de la última colección que le venían bien a doña Camila, no sé exactamente que ha pasado pero han tenido un encuentro con doña Marcela, y doña Margarita iba meneando la cabeza y empujando suavemente a doña Camila, que iba partida de la risa y creo que mascullando ”Por bruja, por bruja…”… después de eso doña Marcela ha salido como loca, pidiendo que le comunicásemos con don Armando de inmediato, o con Vd. pero ambos han tenido el celular apagado hasta ahora que me ha llamado Vd. Betty…
Betty, frunce el ceño.- Gracias Aura María, seguimos desconectados para todos, salvo que sea una urgencia, no regresaremos hasta mañana, tenemos gestiones que hacer.
Armando que ha estado escuchando en silencio, pregunta ahora.- ¿Problemas en la oficina?...
Betty.- No, nada, de hecho le he dicho a Aura Maria que ya no vamos hasta mañana, así comemos tranquilos y… bueno, su mama y su hermana pasaron por el taller pensando que don Hugo había regresado y tuvieron un encuentro con doña Marcela, Aura María no sabe que pasó, solo que su hermana salió partida de la risa y doña Marcela está de muy mal humor…
Armando, se encoge de hombros.- ¡¡Sabe Dios, que cosa habrá pasado!!, de todos modos llevo el celular apagado, así que me evito reclamaciones, no enciendo hasta que acabemos de comer… bien, ya hemos llegado, vamos mi amor…
Han almorzado en uno de los restaurantes del selecto Contry Club de Bogotá, del que son socios los Mendoza, ahora están tomando un café, Armando y un agua aromática, Betty, en una tranquila terraza, de las varias que hay en el recinto.
Betty.- Cuando salíamos, su Eminencia te recordó algo que le habías prometido, ¿me lo puedes contar?, tengo la sensación que es algo que nos atañe a los dos…
Armando, sonríe.- Es cierto mi amor, mi tío Pedro me pidió que durante los primeros cinco años de nuestro matrimonio hagamos lo posible por vivir conforme a los valores de la iglesia católica… yo… bueno se lo prometí, aunque no sé muy bien a que se refería… podemos ir a misa los domingos, a mi no me cuesta, porque sé que a ti tampoco… y, bueno yo nunca he dejado de rezar las tres avemarías antes de acostarme…
Betty, busca en su bolso y saca un folleto al tiempo que pregunta.- ¿Cómo que le dio por hacerte prometer eso?...
Armando, se encoge de hombros.- No lo sé muy bien, lo cierto que el tío ha conseguido que me dé la vuelta como un calcetín en su presencia, ha sido toda una catarsis personal, lo necesitaba de verdad, hemos hablado de cosas que ya ni recordaba pero estaban ahí, dando la lata, haciéndome daño… cuando hablamos de nuestro bebé, de lo feliz que me sentía, me preguntó si deseábamos tener más hijos después de éste, yo le respondí, que sí, que al menos yo deseaba que mi hijo tuviese hermanos, pero que nosotros no lo habíamos hablado nunca…
Betty, sonríe.- Pues ya lo estamos hablando, mira Armando, recogí este folleto en el arzobispado, explica como planificar nuestra futura familia siguiendo el método natural, como aconseja la Iglesia.
Armando, lo toma con curiosidad.- ¿Tu quieres hacer esto?...
Betty.- Me gustaría que fuésemos juntos a esas charlas y que probásemos al principio, si nos va bien, podremos seguir siempre haciéndolo, yo creo que es a esto a lo que se refería el señor cardenal.
Armando, asiente.- Si, supongo... pero, ¿Cuándo vamos a ir?, ¿antes de casarnos?...
Betty.- No es necesario, ahora durante varios meses podemos estar tranquilos, no habrá riesgo de embarazo ojojojojoj... de momento, no nos corre prisa...
Armando la atrae hacia él y la besa cariñoso.- ¡¡Me gusta tanto oírte reir!!... ¿Cuántos chinos quiere Vd. tener señorita Pinzón?... para que yo vaya echando cuentas...
Betty, se acurruca contra él, ambos están sentados en un sofá.- A ver, ¿tres?... no sé, siempre he querido tener familia, criarse como hija única es triste… yo creo que debemos ir dejando a la vida que vaya caminando y nosotros con ella...
Armando.- Me gustaría que la madrina del niño, sea mi hermana Camila… ¿te parece bien?...
Betty.- ¡Claro mi amor!... ¿y el padrino?...
Armando.- Si yo pongo la madrina, el padrino te toca a ti, así que tu decides...
Betty.- A mi me gustaría… pero no sé tú, yo... ¿te importaría que fuese Nicolás?...
Armando, sonríe.- Claro mi amor es lógico, que sea Nicolás...
Betty se incorpora y lo mira risueña.- ¿Armando?... ¿estás bien?... ni siquiera te ha temblado la voz, al nombrar a Nico y más como padrino de nuestro bebé...
Armando.- Me decía el tío Pedro que las parejas planifican hoy día todo, el color de las cortinas, el convite de bodas, el modelo de coche... pero olvidan lo más importante, planificar la vida...
Betty, asiente.- Y tiene toda la razón, nosotros debemos hacerlo y hablar las cosas importantes, lo demás es todo relativo ...
Armando.- Los chicos al Gimnasio Moderno y las niñas al femenino, toda mi familia es de tradición gimnasiana, ¿te parece?...
Betty, asiente.- Si claro, son excelentes colegios... No quiero que se queden con una nana ni que vayan a la guardería, mi mamá mientras pueda los cuidará mientras estamos en la oficina, y cuando tengan la edad al colegio...
Armando, la vuelve a besar.- Por supuesto, ya veremos como hacemos para que tu mamá este en la casa temprano y si hace falta nosotros atrasamos la hora de ir a trabajar...
Betty.- Cuando esté con la baja de maternidad quiero que te vuelvas a hacer cargo de la presidencia, la empresa se habrá recuperado y será el momento adecuado... alguien tiene que hacerlo y tu eres el único que puede...
Armando asiente.- Gracias mi amor, pero ni mi papá ni Daniel Valencia lo van a aceptar...
Betty.- Pues tendrán que hacerlo, solo tú puedes hacer este trabajo en este momento, pero no te preocupes ahora, ya iremos preparando el terreno para el relevo aun faltan varios meses...
Armando.- Por cierto mi amor, ¿le dijiste ya a tu papá que nos casamos por la Iglesia?...
Betty.- Ayer a la hora del desayuno, aprovechando que estábamos en casa ¿Cómo crees si no que me dejo pasar todo el día en la calle contigo sin protestar?... se quedó tan feliz con el matrimonio católico, que la sorpresa del celebrante le he dicho a mi mamá que la dejamos como regalo de Navidad...
Armando.- ¿Qué dijo tu papá de venir a cenar con mi familia?... ¿sabe que vendrá el tío Pedro?...
Betty.- No, quiero que sea sorpresa... y bueno se fue a probar el traje que se va a poner esa noche y buscar corbata adecuada... no me lo dice, pero está feliz... Por cierto mi amor ¿Dónde vamos a ir después del matrimonio?, es el día de Navidad... ¿me vas a llevar de luna de miel?, son días difíciles.
Armando, sonríe.- La noche la pasamos en nuestra casa y saldremos de viaje al día siguiente, para regresar para la Nochevieja... cuando pasen las fiestas, a primeros de año si vemos que en la empresa todo sigue bien, nos escaparemos a un viaje más largo... pero no te digo donde, es sorpresa, Cata me lo tiene todo preparado, hasta la ropa que vamos a necesitar...
Betty.- ¿Ropa?... Armando me das miedo… no sé que esperar...
Armando.- De mi siempre lo mejor mi vida, siempre lo mejor...
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Mientras se anudaba la corbata frente al espejo, su mamá entro al cuarto.
Doña Margarita.- Estás muy callado mi amor ¿no estás nervioso con el matrimonio?...
Armando.- Extrañamente no mamá, después de hablar con el tío Pedro hace unos días y de comprobar que todos los preparativos iban sobre ruedas, cosa normal, siendo cometido de Cata, no lo estoy... Betty me aporta serenidad, sosiego y bueno... ya es la víspera, esta noche la cena en familia, el intercambio de regalos de Navidad, la misa del gallo y mañana al mediodía la boda... todo tan seguido, tan ordenado y programado que me hace sentir bien, ya sabes lo neurótico que soy...
Doña Margarita.- Pues te voy a dar la noche mi amor, pero ha sido inevitable... Marcela acaba de llegar, la invité a cenar con nosotros... no me mires así, que ya Camila me ha dicho de todo, pero estaba sola, Daniel se marcho de viaje a Europa y Maria Beatriz sigue en Sidney, me dio mucha pena, sobre todo pensé en Julio y en Susana… no creo que se atreva a molestar estando acá el tío, y los papás de Betty, está en desventaja... y la he sentado al lado de tu hermana, que buena es, ya lo sabes...
Armando, suspira.- Mira me da igual, no me va a amargar el día, solo que no tengo regalo para ella, solo compre para la familia...
Doña Margarita.- Yo compre alguna cosa, que ya he colocado bajo el árbol... ¿Le dijiste a Betty que viniesen a las siete?, el tío Pedro quería que rezásemos la novena de Navidad todos juntos, en familia, como hoy es el último día...
Armando, sonriente le pasa a su mamá el brazo por los hombros y la besa en la mejilla.
Armando.- Claro mamá, quise ir a buscarlos pero don Hermes no consintió, vienen en el carro de Betty, y papá fue con el chofer a buscar al tío ¿no?... por cierto mamita, he disfrutado mucho este año haciendo la novena, con vosotros o con Betty y sus papás, hacía años que no la rezábamos juntos... por cierto mamá, olvide preguntártelo, ¿Qué paso con Marcela hace unos días?... nos dijo Aura María que se enfado mucho, y que Camila se moría de la risa… desde entonces, ando evitándola, y ella loca por pillarme a solas, al final parece que desistió...
Doña Margarita, no recuerda.- ¿Qué día mi amor?, ahora no caigo
Armando.- Fue el día que Betty y yo estuvimos con el tío Pedro preparando el matrimonio, Camila y tu fuisteis a la empresa a saludar a Hugo, que por cierto regresa para primeros de año...
Doña Margarita.- ¡Ah! ya recuerdo... Dios mío se puso como loca, cuando Camila le dijo que te casabas por la Iglesia... Llegamos preguntando por Hugo, pensé que ya había regresado...
Armando.- Tenía que haberlo hecho, pero mando decir que se quedaba unos días más, hasta después de las fiestas, por eso te digo que vuelve en enero...
Doña Margarita.- Bien, pues nos íbamos ya cuando vimos a Marcela que llegaba de la calle, nosotras sabíamos que vosotros no ibais a ir en toda la mañana, pero ella no y cuando nos saludo nos hizo ir a su oficina mientras que te mandaba llamar, no nos dio tiempo de decirle nada, ya sabes como es cuando se pone así.. Aura María paso a decirle que no estabais ninguno de los dos y que era probable que no fueseis… ella empezó a criticar a Betty, que si que irresponsable dejar la empresa habiendo tanto trabajo y tu hermana que es como es...
Camila, vestida de organza verde billar, les interrumpe con tono divertido.- Le dijo a esa bruja recauchutada que tu no ibas a ir a la oficina porque estabas con tu prometida, hablando con el sacerdote que os iba a casar...bueno se puso como las locas jajajajajaja... porque mamá me sacó de allí, y solo pude escupirle lo del matrimonio católico, pero no sabe que es en el Gimnasio ni que te casa el cardenal, así que esta noche lo mismo tenemos el final del show…
Doña Margarita.- Esperemos que no... ¿recauchutada?... ¿Por qué dices eso?, no entiendo...
Camila entre risas, hace un gesto evidente con las manos.- Por las “lolas” mamá, son de silicona… ¿o es que no lo sabías?...
Doña Margarita menea la cabeza, sonriente.- Eres tremenda mi amor, y ahora tengamos la fiesta en paz, piensa en el niño y en tu tío ¿si?...
En el salón de la casa bellamente adornado con motivos navideños espera sentada y elegantemente vestida de gris, mientras apuraba una copa, estaba Marcela. Armando, Camila y su mamá entraron hablando y la saludaron educadamente, enseguida llego el esposo de Camila con el niño, y Marcela se vio olvidada. Armando se puso a conversar con el cuñado, Camila y Armandito a mirar el hermoso nacimiento familiar, que hacía años no se ponía, y que el abuelo Roberto, con la visita del nieto, había desempolvado y vuelto a montar.
Luisa, la mucama de toda la vida anunció la llegada de la familia Pinzón. Armando rápidamente se acerco a recibirles, saludando educado a don Hermes que le entregó un par de botellas de un excelente Rioja, que les había costado un pico y le había recomendado Betty, por consejo de Cata. Besó cariñoso a doña Julia, que llevaba un discreto vestido de seda salvaje color chocolate, que había comprado ex profeso y dio un piquito cariñoso a Betty, que iba muy guapa vestida con un pantalón y una elegante camisola bordada en seda, todo en color crema.
Todos se fueron saludando, y Marcela muy seria pero educada iba correspondiendo a los saludos. Apenas se habían sentado en el sofá cuando entraron a la sala don Roberto con el cardenal, a nadie le sorprendió, excepto a don Hermes que no tenía ni idea y a Marcela, que ni conocía a aquel cura ni sabía que iba a hacer allí.
Don Hermes y doña Julia, le saludaron reverentes besando el anillo episcopal, mientras el papá de Betty le decía sorprendido.
Don Hermes.- Eminencia, señor cardenal, no sabía yo que iba a tener el placer de conocerlo esta noche, encantado...
Cardenal.- El placer es mío señor Pinzón ya he tenido el gusto de conocer y tratar a su hija Beatriz, ese precioso regalo que le hacen Vd y su esposa a nuestra familia...
Betty.- Papá, el señor cardenal es primo de doña Margarita y por tanto tío de Armando, me lo presentaron hace días y hemos estado preparando la ceremonia del matrimonio con él...
Don Hermes.- ¿Os va a casar el señor Cardenal mija?...
Cardenal.- Claro hombre, cuando hay un cura en la familia, se acude a él para esas cosas, y confío en bautizar a los chinos que tengan, como ya hice con este pelado que está aquí… Pensamos en hacer la boda en la Catedral, allí tengo mano jajajaja… pero todos en la familia somos gimnasianos, y nos hacía ilusión hacerlo en la capilla de los Santos Apóstoles en el Gimnasio Moderno, así que allí nos veremos mañana por la mañana...
Margarita.- Este año hemos retomado la costumbre de rezar la novena de Navidad, Perico, estando tu aquí, lo suyo es que la dirijas, vamos a acercarnos al nacimiento...
Marcela observa sorprendida todo aquello, parece que a pesar de los años que hacía que conocía a los Mendoza, desde niña, no conocía muchas cosas de ellos. Por ejemplo no sabía que tuviesen un primo cura, y menos que fuese el obispo de Bogotá. Ni sabía que fuesen religiosos, si sabía que Armando había estudiado en el Gimnasio, y que Camila lo había hecho en el Femenino, pero ella y sus hermanos fueron a un prestigioso colegio inglés, laico como esos dos, pero donde apenas si habían recibido formación religiosa, acaso unas pocas catequesis previas a recibir la Primera Comunión, al menos eso recordaba ella.
Cuando Armando insistió tanto en el matrimonio civil, no le importó demasiado, aunque si hubiese deseado el boato de una ceremonia religiosa, al menos ella lo veía así.
Cuando ya estaban a la mesa y cenando comentó con mas perplejidad que otra cosa, con doña Margarita que se sentaba frente a ella, su asombro.
Marcela.- No tenía ni idea que tuvieses un primo obispo y que fueseis tan católicos, en los años que hace que nos conocemos, desde que era una niña, nunca vi muestras de esto.
Doña Margarita.- Bueno Marcela, nuestra relación con vosotros ha sido laboral y de amistad, pero tampoco se yo mucho de la familia de tus papás… es mas no conozco a nadie... solo a la madrina de María Beatriz, que se quedó con vosotros a raíz del accidente y después Daniel y tu fueron a universidad y buenos se independizaron... fíjate Perico y Roberto eran compañeros de salón del Gimnasio, y cuando fui con mis papás a la ceremonia de ordenación de diacono de mi primo, él me presentó a mi esposo, nos casó y bautizó a mis hijos, no les pudo dar la Primera Comunión porque en ninguna ocasión le pillo en Bogotá, sino en Roma... pero si bautizó a mi nieto...
Marcela.- Pero Camila se caso por lo civil...
Doña Margarita.- Primero cuando se enfado y se marcho por nuestra oposición al matrimonio fue a un juzgado de paz y firmaron los papeles, pero cuando ya hicimos las paces y ella supo que estaba embarazada, se caso en una capilla preciosa en las afueras de Zurich, muy íntimo todo... ¿Armando nunca te contó?, él fue el padrino de su hermana y Roberto la entregó... pero ¿si tengo fotos del matrimonio en la sala, no te has fijado nunca?... Iba mi niña muy sencilla, pero muy guapa...
Marcela, intenta parecer despistada, lo cierto es que detesta tanto a Camila que ni siquiera se detiene a mirar las fotos que de ella pueda haber en el salón de su mamá.
Marcela.- No, no me he fijado nunca... bueno hay fotos de ella con su marido, pero no vi que fuesen de boda...
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Están tomando unas copas, cuando comienza el reparto de regalos, mientras cenaban el Niño Dios, para sorpresa de Armandito que no sabe muy bien como ha pasado aquello en la sala de la abuela, cuando él estaba comiendo con su familia en el comedor... Al niño, como es lógico le han llegado muchos juguetes, incluido un estupendo coche teledirigido que le ha encargado la tia Betty, y que a él le hace especial ilusión...
Los adultos también reciben diversos detalles, Marcela sorprendida recibe un perfume de firma, una bonita cartera de piel y una pashmina de color café muy elegante. Ella solo había llevado un hermoso centro navideño adornado con poinsetias y hojas de acebo.
Los Pinzón, si se habían ocupado de llevar alguna cosa para los papás de Armando, para el niño y para el propio Armando. Además de una elegante bufanda negra, que había recibido agradecido el obispo, pata alivio de don Hermes, que había confiado en la hija y en la esposa para esos menesteres.
Cuando acabaron de cruzar los regalos estaban a un cuarto de las once de la noche. La cena había sido muy agradable para todos excepto para Marcela, el obispo se puso en pie y se despidió.
Cardenal.- Pues querida familia, hacía años que no pasaba un rato tan agradable, confío en que el año que viene si Dios quiere, podamos repetir y ahora me tengo que marchar, presido al misa de vigilia de navidad en la catedral...
Don Roberto.- Claro Pedro, Margarita y yo nos vamos contigo, le digo al chofer...
Doña Margarita.- Y a Luisa, me pidió que la avisara para acompañarnos...
Marcela, interviene.- Que suerte tener servicio esta noche te habrá costado un pico...
Doña Margarita.- Luisa y Rafael llevan años con nosotros, tienen a los hijos grandes y acostumbran a despedir el año con ellos, que es cuando se toman unos días libres. Son matrimonio... les pedí que cenasen con nosotros, pero ellos quisieron estar tranquilos en la cocina, si te has dado cuenta, todo el servicio estaba en la mesa y en el buffet, ellos no nos han servido estaban cenando su cena de nochebuena.
Don Hermes.- Pues si no tienen inconveniente, mi esposa, mi hija y yo también iremos a la santa misa, que supongo es en la catedral primada.
Armando.- Claro don Hermes, pero su futuro yerno les acompaña también.
Camila, mira a su niño dormido en la alfombra, mientras abraza el carro que le había regalado Betty, y suspira.
Camila.- Tío, nosotros nos quedamos, el niño mira como esta y mañana va a estar muerto para el matrimonio... y es el paje...
Marcela, se ve excluida, vino en taxi para poder tomar alcohol.- Bueno pues yo... no se, pediré un taxi...
Doña Margarita.- Mi amor, no pensé que quisieses venir a la misa... en el mercedes vamos completos...
Betty, interviene con dulzura.- En mi carro puede venir si quiere doña Marcela, papa y Armando van delante y mi mamá, Vd. y yo, podemos ir detrás.
Marcela.- Déjele Beatriz, gracias ya llamo un taxi..
Cuando ya iban a salir en el carro de Betty, Marcela asoma hasta el coche y golpea la ventanilla del conductor, donde va Armando, que apenas si ha bebido una copa de vino en el almuerzo, no como don Hermes...
Marcela.- ¿Por qué Armando?...
Armando.- ¿Qué cosa Marcela?
Marcela.- El matrimonio católico...
Armando.- No es momento ni lugar Marcea, déjalo...
Marcela.- Necesito saberlo... porque con ella si y conmigo no...
Betty, violenta.- Por favor doña Marcela...
Armando baja del carro y se aparta lo suficiente para que sus suegros no les oigan.
Armando.- Amo a Beatriz como no he amado nunca a ninguna mujer, y deseo que mi matrimonio sea para toda la vida... queremos tener hijos, enseguida, varios hijos... formar una familia... ambos tenemos ese deseo... contigo no era así, nunca lo fue, al menos de mi parte...
Marcela.- ¿Estas diciéndome que no que me amabas?
Armando, mira el reloj, no desea llegar tarde a la Catedral.- Vamos a ver Marcela, no tengo ningún interés en ofenderte, y es cierto no te amaba, no sabia amar... Conocer a Beatriz, enamorarme de ella y aprender lo que es el amor de verdad, ha sido todo a una... y ahora te dejo no quiero llegar tarde a la misa del gallo...
Marcela, empezando a ponerse nerviosa y a alzar la voz.- ¡¡No me puedes dejar aqui!!...tenemos que hablar...
Armando.- Marcela, me caso mañana... por favor déjalo ya...
Y metiéndose en el coche arrancó dejándola atrás llorosa y frustrada.
CONTINUARÁ...