Armando la había recogido y llevado a la oficina, para después pedirle permiso muy formal, como jefa suya que era y ausentarse, había recibido una llamada de Cata y concertado una cita con ella para concretar cosas del matrimonio.
Ella empezó a recordar la reacción de su mamá cuando la noche anterior le mostró el anillo de compromiso.
Doña Julia.- Bettica mija, ¿ya se acostó?... le traje un agüita aromática de tilo, que la ayude a descansar la veo muy tensa.
Betty.- Gracias mamá, me viene muy bien.
Doña Julia.- ¿Y esa argolla mamita?... ¿son esmeraldas?...
Betty.- Si mamá y brillantes, me la dio don Armando, me pidió matrimonio y yo acepté...
Doña Jula.- ¿Qué le pidió matrimonio y Vd aceptó?... pero mija, ¿se le olvidó lo que ese hombre le hizo, como la utilizó y la humilló?... y además como vino aquí y le dijo a su papá que Vd. se había robado la dichosa empresa...
Betty, sonríe.- Mamá don Armando es muy impulsivo y no las piensa, me pidió perdón por eso el mismo día que regresé a la empresa y desde entonces no para de decirme que se enamoró de mi, en medio del siniestro juego que montó con el sinvergüenza de su amigo.
Doña Julia.- Y Vd. le ha creído y se ha vuelto a dejar embaucar...
Betty.- Hace un par de días las chicas del cuartel me contaron que don Armando había roto definitivamente con doña Marcela, lo escucharon detrás de la puerta, mientras la doctora Valencia se lo contaba a su amiga Patricia, según me dijeron, doña Marcela le decía que don Armando le había dicho que él solo me amaba a mi y que por eso le terminaba.
Doña Julia, la mira sorprendida.- ¿Escucharon detrás de la puerta?... ¿sus amigas?...
Betty, rompe a reir nerviosa.- Ojojojojojojojojoj… si mamá, y le aseguro que ni el servicio de inteligencia del ejército nacional, son infalibles...
Doña Julia.- De modo que le termino a su prometida diciéndole que la amaba a Vd mija, ¿y la venezolana?, porque yo estuve en ese desfile y le vi con ella...
Betty.- Las muchachas le espiaron esta vez a él, y escucharon como le confesaba a don Mario que no había tenido nada con ella... ¡ay mamá!, ¿sabe que hizo hace un rato en el restaurante donde estábamos?... hoy vino mi amigo Michel, le conocí en Cartagena es un empresario francés muy amigo de doña Catalina…
Doña Julia.- ¿Ese hombre rubio tan guapo de la foto?...
Betty.- Si mamá, y se enteró de que don Armando y yo nos prometimos, el doctor hizo muchos esfuerzos por parecer educado, porque yo le vi muy celoso...
Doña Julia.- Entonces mija, es que de verdad la ama, que a pesar de la porquería que le hizo, se enamoró de Vd.
Betty.- No lo sé mamá, estoy muy confundida vea que aún soy propietaria de su empresa… pero lo que le estaba contando, fuimos a comer a un restaurante y allí estaba Ricardo Montaner, el cantante...
Doña Julia.- ¿Le oyó Vd, cantar mija?, ¡que suerte con lo que nos gusta a nosotras!...
Betty.- Mamá yo no sé como hizo don Armando pero consiguió que me dedicase una canción, allí en medio, diciéndome que me amaba muchísimo y que esperaba que yo lo perdonase alguna vez...
Doña Julia, asombrada.- ¡Ay mamita, que va a ser verdad!... que don Armando la quiere bien... ¿y como esas prisas por el casamiento?...
Betty.- Mamá, yo... me desmayé la otra noche y el doctor estaba conmigo, me llevó a una clínica y me dijeron que era una bajada de presión, algo normal en...
Doña Julia, poniéndose la mano en la boca.- Betty ¿está Vd. embarazada?...
Betty, suspira mientras se coloca la mano en el vientre.- Si mamá, de unas doce semanas... y el papá es don Armando...
Doña Julia.- ¡¡¡Dios mío!!!...
Betty.- Él dice que está feliz con nuestro bebé, y lo cierto es que me lo demuestra cada vez que puede, quiere que nos casemos enseguida, dice que en dos o tres semanas, de ese modo nos ahorramos de contarle a papá hasta después del matrimonio...
Doña Julia.- Su papá sabe contar Betty, y verá que su nieto nace a los seis meses, bien sano y regordete...
Betty.- Pero ya estaremos casados mamá...
Doña Julia.- Bueno mija, ha hecho bien en decírmelo ya le voy haciendo yo el cuerpo a su papá, ¿Cuándo vendrá el doctor a hablar con nosotros?...
Betty.- Quiere llevarlos a comer el sábado...
Doña Julia.- Eso es pasado mañana mija...
Betty.- Sí... mamá el matrimonio será civil...
Doña Julia.- Vaya por Dios Betty, ¿ese señor no es creyente?, su papá se va a disgustar mucho...
Betty.- Don Armando hubiese querido que fuese matrimonio católico, pero yo he accedido solo por el bebé, nosotros no... él ha prometido respetarme, y el divorcio será más fácil si el casamiento es solo civil...
Doña Julia.- A ver mija, por partes ¿don Armando que es un hombre joven, sano y sabemos que bien apasionado ha prometido no tocarla?...
Betty.- Si mamá... solo he aceptado con esta condición
Doña Julia.- Ese pobre joven está loco por Vd. mija... ¿Y qué es eso del divorcio?...
Betty.- Yo estoy convencida de que una vez que nazca el bebé, don Armando va a dar por terminado el matrimonio, con el niño nacido de modo legítimo y con su apellido y pedirá el divorcio...
Doña Julia.- Betty mija, tantos títulos y que torpe me salió... ¿no me dice que él quiere casamiento por lo católico?, eso es señal de que la quiere para siempre, no para separarse de Vd al año...
Betty.- No lo creo mamá, de todos modos tiene todo un año para demostrármelo...
Doña Julia.- Bueno mija, la dejo dormir, que si se parece algo a mi, esta barriga le puede dar dormilona, como me pasó con la de Vd. que me pasaba el dia danto cabezadas... traiga acá esa taza... Vd. sabrá lo que hace... a fin de cuentas me alegro que mi nieto nazca con su papá y su mamá juntos aunque sea de este modo tan raro.
Betty.- Gracias mamá por no juzgarme...
Doña Julia.- Que descanse mi amor... buenas noches...
Saber que su mamá la apoyaba le daba tranquilidad, aunque siempre supo que su mamá estaría de su lado.
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Armando terminó su reunión con Cata en apenas dos horas. Se habían citado en el Museo de “El Chicó” en la carrera séptima con la calle 93. Allí celebrarían el enlace y el almuerzo de bodas; se decidieron por la casa del parque, la Casona era excesivamente grande, y la sede junior, pequeña. Han concertado la mañana del 25 de diciembre a las 12. También ha escogido el servicio de catering que servirá la comida, así como el quinteto de música de cámara que amenizará la ceremonia y después la recepción. Solo le queda elegir las flores, y las invitaciones, porque el vestido de la novia será un secreto para él, ya Cata había concertado una cita con Bettina Spitz.
Armando.- Cata, ahora voy hablar con mis papás, estando en Bogotá acostumbran a tomar el aperitivo en el club, en cuanto Betty me diga sus flores favoritas y que modelo de invitación le gusta, te doy la respuesta, así como la lista de invitados para enviar las tarjetas.
Cata, sonríe.- Me parece mentira verte tan entregado a este matrimonio, cuando tu enlace con Marcela lo organizó la pobre mujer ella sola, sin que tu le colaborases lo más mínimo... por cierto ¿el juez?...
Armando.- El primo de mi papá, mi tío Juan Carlos Restrepo Mendoza, es notario, él iba a celebrar mi matrimonio con Marcela, le pediré a mi papá que le llame, estará encantado, ha celebrado todos los enlaces civiles de la familia más cercana. Por cierto la decoración navideña de la empresa, Betty está muy preocupada con ese tema…
Cata.- Estuve viendo la propuesta del pasado año, y es cierto que se pasaba de precios, he contactado con una tiendecita artesanal del centro que hace cosas divinas y les he pedido un proyecto y un presupuesto, seguro que por debajo de lo que pide “Decorhouse”... y mucho más original, dile a Betty que me han prometido tenerme el trabajo el martes, y yo os lo llevaré a la oficina, así concretamos las cosas que falten del casamiento.
Armando.- Muchas gracias Cata, eres nuestra hada madrina...
Cata.- Jajajajaja... No creas que más de una vez no hago magia...
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Cuando Armando llegó al club, sus papás estaban como era de esperar en la terraza de una de las cafeterías. Él los había llamado por teléfono y le estaban esperando.
Doña Margarita lo recibió sonriente y feliz, don Roberto apenas si le hizo un gesto con la cabeza, aún no le había perdonado el desastre empresarial y Armando lo sabía. Así que haciendo de tripas corazón, se sentó con ellos.
Doña Margarita.- Mi amor, que sorpresa que nos citases aquí hoy, desde el desfile no te vemos, que por cierto debemos felicitarte, fue todo un éxito.
Armando.- A mi no mamá, a Beatriz, fue su noche, su idea, su triunfo... si vieses la cantidad de negocios que hemos hecho, su estrategia es la comidilla de todo el mundo de la moda en la ciudad, es brillante mi Betty... creo que te mandó un informe, papá.
Doña Margarita.- ¿Tú Betty?...
Armando.- Si, mi Betty, mi mujer... eso vengo a contaros… pero antes, papá toda la vida pesará sobre mí la vergüenza de lo que he hecho, si fuese posible te pediría perdón tantas veces como hiciese falta hasta tener la certeza de que me has perdonado, pero soy consciente de lo mucho que te he decepcionado, y no sé qué hacer... yo... yo te quiero papá, y... no tengo palabras señor, no las tengo...
Don Roberto, le mira, por segunda vez en poco tiempo le está viendo humillado y llorando sin reparos.
Don Roberto, se enternece.- Ya Armando, ya... dame un poco de tiempo, me tengo que recuperar de este disgusto... me contó tu mamá el éxito del desfile, me sentí incapaz de asistir sabiendo la empresa en manos de esa joven... los informes que me manda don Hermes son excelentes, ya veo que las cosas van muy bien... sobre todo con el último que me llevó Freddy ayer mismo.
Armando, asiente y se limpia los ojos con un pañuelo, un mesero le pregunta que va a tomar, él para sorpresa de sus papás, pide un jugo de moras.
Doña Margarita.- ¿Un jugo mi amor?, me sorprendes, ¿no prefieres un Martini?...
Armando.- No mamá, ya he bebido bastante en los últimos tiempos, de momento me voy a cuidar...
Don Roberto.- ¿Y bien?, que es eso tan urgente que nos tenias que contar.
Armando, con sonrisa radiante.- Me caso, el próximo 25 de diciembre a las doce de la mañana...
Doña Margarita, le toma la mano y se la besa emocionada.- ¡¡¡Mi amor, te arreglaste con Marcela!!!... ¡Qué alegría!, tan raro que ella no me haya llamado para contarme...
Armando, niega con la cabeza.- No me caso con Marcela mamá, de hecho la misma noche del desfile terminamos de modo definitivo, ya veo que no te contó... y yo te pediría, es más te rogaría que no le contases nada de esta conversación que estamos teniendo, la quiero mansita en la empresa.
Doña Margarita.- Armando Mendoza, ¿qué clase de locura vas a hacer?, ¡¡miedo me das!!...
Armando, sonríe.- La locura más hermosa de mi vida, me caso con Beatriz... con mi Betty, que me perdonó y ha aceptado a ser mi esposa...
Don Roberto, sorprendido.- ¿Con Betty?... ¿ella y tú?... me parece que hay parte de la historia que desconozco...
Armando, asiente.- Así es papá, todo lo que Betty hizo fue en contra de su voluntad, me advirtió una y mil veces de que las cosas iban a ir mal, pero yo no le hacía caso la presionaba y la chantajeaba emocionalmente, porque era consciente de que ella estaba enamorada de mi y... bueno, pasaron cosas muy feas, yo me porté muy mal con ella, pero poco a poco esa brujita me fue conquistando el corazón y me enamoré como un loco de ella, claro que cuando me vine a dar cuenta ya ella estaba muy dañada y decidió abandonarme, bueno vosotros fuisteis testigos de lo que pasó...
Doña Margarita, dolida.- Si tanto te amaba no debió entregarte de ese modo...
Armando.- Me merecía eso y mucho más mamá, poco hizo Betty, poco...
Don Roberto.- ¿Me quieres decir que te enamoraste de esa muchacha con su aspecto anterior, teniendo a una mujer como Marcela en casa?...
Armando, asintió.- Betty siempre ha sido preciosa, solo había que descubrirla y yo por suerte pude hacerlo... nunca quise a Marcela del modo que se debe querer a la mujer que se ha elegido como esposa, ahora lo sé, ahora que encontré a mi mujer, me doy cuenta...
Doña Margarita.- ¿Y ese casamiento tan repentino?... ¿acaso esa mujer está embarazada?... ¿cómo sabes que es tuyo?...
Armando, con cierta severidad en la voz.- Esa mujer tiene nombre mamá, y bien bonito, se llama Beatriz... y ya que sacas el tema, pues si está embarazada, de ahí la premura del casamiento, no queremos que su papá se lleve el disgusto de que sea madre soltera... ¡y claro que es mío mamá!, no tengo dudas... salen las cuentas y además yo... yo he sido el único hombre de Betty, el primero y el único... es mi bebé y doy gracias a Dios porque gracias a él su mamá ha aceptado ser mi esposa y tendrè la oportunidad de demostrarle cuanto la amo.
Doña Margarita, que sabe de primera mano que su hijo dice la verdad y no ha vuelto a tocar a Marcela desde que se enamoró de Betty, asiente.
Doña Margarita.- Disculpa mi amor, yo sé que la quieres mucho... pero no pensé que fuese tan serio...
Don Roberto.- ¿Dónde vas a celebrarlo?...
Armando.- En el museo de “El Chicó”, tanto el enlace como el almuerzo, quería pedirte que hablases con el tío Juan Carlos para que sea él quien nos case... Dile que te de cita la semana que viene para llevarle todos los documentos, míos y de Betty... ¡ah! mamá necesito que me des el teléfono del dr. Muñoz quiero que visite a Beatriz, que sea él quien le lleve el embarazo.
Doña Margarita.- Claro mi amor, te lo anoto, lo tengo en la memoria del celular.
Don Roberto.- Es un sitio precioso, una buena elección, a la tarde telefoneo a Juanito, no creo que haya problemas.
Armando.- Os dejo, entre unas y otras llevo toda la mañana fuera, y mi jefa me va a dar un tirón de orejas jajajajajaja... os quiero a los dos, un beso mamá... papá yo...
Don Roberto.- Ven acá que la sorpresa y la alegría de volver a ser abuelo, me está ayudando a olvidar, dame un abrazo...
Armando, se abraza a su papá con fuerza.- Si es un chico se llamará Roberto, como tú papá... Roberto Mendoza III, si Dios quiere...
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Betty y Armando están almorzando en Le Noir, ya han decidido que los arreglos florales serán rosas blancas con lilium amarillos, y han escogido una sencilla y elegante tarjeta de color crudo, con unas alianzas labradas en relieve, en el mismo color del papel como invitación.
Armando.- Mi amor ya hablé con mis papás y saben que nos casamos, cuando y que van a volver a ser abuelos.
Betty, se ruboriza.- ¡Dios mío, qué vergüenza!... ¡que pensarán de mi!...
Armando, tomándole la mano con ternura.- Piensan que el idiota de su hijo, ha tenido muchísima suerte al convencer a la mejor mujercita del mundo para que se case con él y que encima le vaya a regalar un precioso bebé...
Betty, traga saliva.- Mi mamá también sabe, ella... va a ir preparando a mi papá, ya le dije que Vd. quiere comer con ellos mañana sábado.
Armando.- Si preciosa, les paso a buscar con mi carro a la una del mediodía, ¿le parece bien?... he pensado en llevarles a almorzar a “La Posada del Mesón”... está por La Calera, creo que a tus papás les gustará es muy selecto y se come muy bien, es el favorito de mi papá...
En ese momento el celular de Armando comienza a sonar.
Armando.- Disculpa mi amor, ahora vengo no tengo cobertura...
Mientras Armando sale a un patio interior donde puede hablar, Marcela que acaba de entrar al restaurante ve a Betty y se acerca a ella buscando a su acompañante, ha visto que un hombre se levantaba pero no alcanzó a darse cuenta de que era Armando. Los dos servicios en la mesa se lo confirman.
Marcela.- Buenas tardes Beatriz, que le aproveche... está acompañada por lo que veo, me sorprende verla en Le Noir, no acostumbra a almorzar aquí.
Betty, da un respingo sobresaltada no esperaba a Marcela, había dicho en la empresa que estaría todo el dia fuera visitando los puntos de venta y con algunas gestiones personales, por ese motivo había aceptado ir a Le Noir con Armando.
Betty.- Doña Marcela, no la esperaba... me sobresaltó...
Marcela, buscando a su alrededor.- ¿Su acompañante?, se dejó el plato a medias...
Betty suspira, lo último que quiere es un enfrentamiento o darle a Marcela más explicaciones de las necesarias, pero aún así responde con la verdad.
Betty.- Es don Armando y salió a responder al celular, aquí no tiene cobertura...
Marcela arquea las cejas sorprendida.- ¿Armando con Vd.?... ¿almuerzo de trabajo Beatriz?...
Betty.- No señora, no es un almuerzo de trabajo propiamente dicho...
A Marcela se le vino a la vista el anillo que lleva Betty en el dedo anular de la mano izquierda. Con voz suave y algo temblorosa inquiere.
Marcela.- ¿Es una argolla de compromiso eso que veo en su mano?...
Betty, levanta la mano y mira su anillo, después le devuelve la mirada a Marcela y le responde de modo conciso.
Betty.- Sí...
Marcela, intentando disimular el miedo que está empezando a atenazarle la garganta.
Marcela.- ¿Armando le pidió matrimonio y Vd. aceptó?...
Betty, exhalando el aire contenido.- Sí... me pidió matrimonio y yo acepté...
Marcela, procurando no alzar la voz más de la cuenta.- ¡Vd. me juró que no volvería a meterse con Armando!... ¡me lo juró!... y...
Armando que había llegado a la mesa y sorprendido a las dos mujeres hablando, al oír esto último que decía Marcela, la cortó con voz seca y suave.
Armando.- Nunca debiste exigirle ese juramento a Beatriz, usando el dolor y el resentimiento que ella sentía contra mí y sabiendo tú de primera mano, porque yo mismo te lo dije, que estoy enamorado de ella desde hace mucho tiempo... es cierto que nos vamos a casar, ella que tiene un corazón que no le cabe en el pecho, ha sido capaz de perdonarme y apostar fuerte por nuestra felicidad, aceptándome en matrimonio...
Betty.- Doc... Armando, por favor ya... esto es muy desagradable...
Armando que se ha sentado junto a ella, y le pasa la mano sobre los hombros la nota muy tensa.
Armando.- Lo siento princesa nunca debí traerte aquí, si quieres nos vamos a otro sitio, estás muy nerviosa cielo... Marcela, déjanos pasar, nos has amargado el almuerzo...
Marcela está muda, nunca en los cuatro años de noviazgo Armando la había llamado “princesa”, ni “cielo”, ni ningún tipo de apodo cariñoso más que el protocolario “mi amor”, que se le decía a cualquiera. Ve como ambos se levantan, y Armando le indica al mesero que le cobre al tiempo que le entrega la VISA, todo esto sin soltar a Betty a la que lleva abrazada.
Marcela.- ¿Qué van a decir tus papás Armando?... ella nos robó la empresa...
Betty, da un respingo ante ese comentario, pero Armando sale al paso.
Armando.- Ella no nos robó nada, tú lo sabes de sobra... se equivocó porque me entregó su confianza, cosa que tú nunca hiciste, nunca y eso que dices que me amabas... tú no sabes lo que es el verdadero amor Marcela, te lo digo yo que lo he encontrado... y mis papás, felices Marcela, felices... esta mañana se lo he contado y como me ven tan contento están encantados, saben que Beatriz es mi felicidad... serán mis padrinos de matrimonio... vamos mi amor, debemos ir a algún sitio a comer algo, no podemos estar en ayunas por... adiós Marcela, nos vemos...
Marcela, ofensiva.- Tan lista Beatriz, tan lista... por cierto, a las fechas que estamos aún no se han puesto los adornos de Navidad, si quiere me ocupo de ello, conozco a una empresa...
Betty, la mira altiva.- No se preocupe doña Marcela, ya está todo resuelto en la semana que viene verá Vd. la empresa decorada de cara a las fiestas, vamos Armando, por favor...
CONTINUARÁ...