Armando estaba que se moría de los nervios, Betty se había ido temprano a casa a fin de intentar convencer a sus papás de lo bueno de irse a Miami, y él estaba en su casa, intentado centrar su atención en la novela que había abierto. De pronto oyó a su espalda la voz de Marcela, con tono bastante elevado y desagradable.
Marcela.- No puedo creer que estés tan tranquilo en el sofá con una novela, cuando estoy harta de enviarte mensajes al celular y de llamarte y ni siquiera te has dignado a responderme.
Armando, le respondió fastidiado.- No sé que tenía que responderte, no tenía ningunas ganas de hablar contigo y solo respondo las llamadas que me interesan... ya veo que regresaste, vendrás muy cansada, después de un vuelo tan largo, que descanses...
Y sin decir nada más se levanta ante la sorprendida Marcela, coge el libro, el celular y la bandeja con el bocadillo, la cerveza y la fruta que se había preparado como cena, y la deja allí plantada en el salón con la maleta y el neceser a sus pies.
Marcela.- ¿A dónde vas?...
Armando.- Al cuarto de invitados, ya sabes que duermo allí, cenaré mientras veo un poco de TV...
Marcela.- ¿Televisión?... ¿cómo?... en ese cuarto no hay.
Armando.- Ya sí...
Marcela.- ¿Desde cuando?...
Armando, sonríe cínico.- Desde que compré un aparato antesdeayer y lo instalé...
Marcela, traga saliva intentando suavizar la cosa.- Te he traído un regalo y María Beatriz te manda recuerdos... quédate un momento y hablamos, me ilusioné pensando en que me ibas a ir a buscar al aeropuerto...
Armando.- Gracias por los recuerdos de tu hermana y por la corbata, ponla con las demás en el vestidor, y no sé que te pudo hacer pensar que te iba a ir a buscar al Dorado... Estarás cansada, no te entretengo más...
Marcela apretando los labios.- ¿Por qué piensas que te compreé una corbata?... y no entiendo ese interés en no compartir conmigo ni unos minutos... ¿tan desagradable te resulto?...
Armando, suspira.- Si no es una corbata, será una loción y si no es la mía de siempre, se la puedes dar a tu hermano, no pienso cambiar y sí, me desagrada mucho compartir mi ocio contigo, sobre todo después del último numerito de Miami...
Y sin esperar ni un segundo más, la dejó plantada y se encerró en el cuarto de invitados, dónde se había mudado hacía ya varias semanas. Marcela triste y enfadada desistió y se dirigió al aseo para darse un baño de espuma a ver si se relajaba algo.
*********************************
Armando ya estaba absolutamente decidido a poner a la venta su piso de soltero, y si los papás de Betty aceptaban irse a Miami, comenzar a buscar algo para los dos y a gusto de los dos, de modo que cuando pudiesen casarse ya tuviesen ese problema resuelto.
La vibración de su celular le indicó que le llamaban, lo tomó y vio nervioso que era Betty quien le llamaba, de modo que contestó enseguida.
Armando.- ¿Aló?... ¿mi amor?... ¿qué pasó?... ¿se decidieron tus papás?...
Betty.- Hola Armando, pues sí, después de una larguísima discusión ya se decidieron...
Armando, con tono de desencanto.- No aceptaron ¿cierto?, tu papá se niega a dejarte sola en Bogotá.
Betty, rompió a reír.- Ojojojojojojoj… lo cierto es que ha costado mucho, pero al final la oferta era demasiado tentadora y han aceptado, ya tenemos gerente general de la empresa en Palm Beach... don Hermes Pinzón Galarza...
Armando, se tiene que contender para no gritar de alegría.- ¡¡¡Qué bueno mi amor!!!, no grito más fuerte porque Marcela me sorprendió con su regreso y está en el baño, vaya a ser que me oiga… es genial, dile que mañana sin falta venga a la oficina para firmar y empezar, hay que ponerlo al tanto de todo, a primeros de marzo inauguramos y ellos estarán allí y ya se quedarán...
Betty.- Mi mamá se queda muy preocupada por la casa, no aquí sino allá y por el idioma...
Armando.- Mira, como después de la inauguración nos podemos tomar unos días nos quedamos con ellos en Miami y los ayudamos a instalarse, antes de eso nos quedamos todos en el hotel y ya, tranquilízala, dile que no preocupe.
Betty, asiente.- De acuerdo... por cierto que uno de los problemas a vencer fue el quedarme sola no solo en la casa, sino en el barrio, de modo que en aras a mi seguridad le prometí a mi papá buscar un estudio en una zona mejor con portero vigilante, buen vecindario etc, etc, etc...
Armando, con sonrisa ilusionada.- ¿Me estás diciendo que te vas a independizar?...
Betty, con risilla pícara.- ¡Ajá! y de ese modo Vd. podrá salir y entrar cuando quiera, sin miedo a que los chismosos del barrio de Palermo le estén vigilando... me tendrá que ayudar doctor, yo no sé moverme por esa zona de la ciudad, ¿podrá Vd. don Armando?...
Armando, rompe a reir.- ¡Ay picarona, que me está Vd, provocando y poniendo a cien!...
Betty, baja el tono de voz.- Le tengo que dejar doctor, mi papá me llama, nos vemos en la oficina a primera hora, mañana me lleva don Hermes en su “bólido”...
Armando, remedando al papá de Betty.- ¡¡Chancletee mija, chancletee!!... jajajajajajaja, cada vez que me acuerdo, bueno cielo me has dado una alegría tremenda, creo que voy a llamar a mi papá y le cuento se va a quedar muy tranquilo, le gustó don Hermes, un trabajador de los de antes como Dios manda, me dijo después de conocerlo... un besito y a soñar con su hombre, ¿de acuerdo?...
Betty.- De acuerdo, le dejo que me vuelve a llamar... que tenga buena noche...
Armando, da un largo sorbo a su cerveza y termina su bocadillo, mientras sale a usar el teléfono fijo, su papá no acostumbraba a tener encendido el celular cuando está en la casa, y de fijo a fijo, tenían tarifa plana. Antes esas cosas no le preocupaban, pero desde que estaba con Betty, la imitaba en muchos de estos detalles y lo cierto es que estaba notando un importante ahorro de plata, en sus facturas personales.
Mientras habla con don Roberto no advierte que Marcela, envuelta en una toalla ha venido hasta el salón con ánimo de servirse un trago y está escuchando el final de la conversación. Cuando se gira se sorprende al verla con expresión interrogante, pero decide ignorarla e irse a su habitación, ella no se lo permite y le pregunta.
Marcela.- ¿Hablabas con tu papá?...
Armando.- Si...
Marcela.- Del punto de ventas de Palm Beach...
Armando, asiente.- Así es...
Marcela.- Me pareció escuchar algo sobre una gerencia, mejor dicho un gerente y una bodega... ¿me puedes decir de qué va esto?...
Armando.- No...
Marcela, con expresión de extrañeza.- ¿Qué no me lo puedes decir?, recuerda que mi responsabilidad en la empresa son los puntos de ventas y de modo especial el de Palm Beach...
Armando.- Ya no, perdiste todo derecho después de la borrachera que estuvo a punto de costarnos un disgusto con el municipio de Miami... lo que tengas que saber, ya lo sabrás en su momento, así que buenas noches...
Y sin más la dejó en la sala.
*****************************
Cuando Marcela se despertó y se fue hasta la cocina para tomar un café, Armando siempre dejaba la cafetera preparada mientras se aseaba, oyó como este salía de la casa sin decirle ni siquiera adiós. La rabia la llenó por dentro, seguro que iba a darle los buenos días a la “zorra” con la que estaba liado y desayunar con ella, no podía soportarlo más, tenía que convencer a Daniel que retirase el capital y presionar hasta que Armando acabase con esa vagabunda, era su esposo, la tenía que respetar.
De pronto sintió unas nauseas terribles, no podía soportarlas y con la mano en la boca, mientras daba arcadas, se dirigió al baño para vomitar. Hacía siglos que no devolvía, ni siquiera cuando se pasaba de tragos, algo bastante habitual en ella últimamente. Se sentía fatal, ¡¡que asco más grande!!... y sólo conseguía echar las bilis, pues la noche anterior solo tomó aquel par de wiskies dobles, después del baño… poco le pasaba con los disgustos que le daba Armando, seguro que estaba somatizando lo desgraciada que se sentía.
**********************************************
Armando se había levantado antes de lo habitual y vistiendo un impecable traje azul, se presentó en casa de Betty, llevando una docena de panecillos franceses recién hechos, comprados en una prestigiosa panadería de su barrio, y una caja de diminutos pasteles, que a su mamá le chiflaban y él suponía que lo mismo le iban a gustar a la familia de Beatriz.
Doña Julia le abrió la puerta sorprendida invitándolo a pasar al interior de la casa.
Doña Julia.- ¡¡Don Armando!!, buenos días, que temprano... ¿desayunó Vd.? porque yo acabo de hacer el café y voy a poner pan a tostar, ¿nos quiere acompañar?...
Armand sonríe.- Pues vea que sí doña Julia, venía con esa esperanza. Mire he traído pan recién hecho y unos dulces, que a mi mamá le gustan muchísimo, confío en que a Vds. también. Estoy tan contento de que hayan aceptado el trabajo de Miami, anoche me telefoneó Betty para decirme, si Vd. supiera que tranquilidad me da el saber que su esposo será el gerente general de Ecomoda en Palm Beach... y esta mañana no me he podido contener y decidí venir a charlar un poco con Vds. en la tranquilidad de su casa, sin la presión de la oficina, para aclararle todo lo que quieran saber sobre todo Vd. doña Julia.
Doña Julia, que ya le ha pasado al comedor y le ha invitado a sentarse mientras dispone la mesa para el desayuno, le sonríe.
Doña Julia.- ¡Ay, doctor!, es una aventura a nuestra edad el irnos a Miami, pero la oferta es muy buena y a mi esposo, aunque se resistía por dejar aquí a la niña, le hace mucha ilusión. Todavía es joven y lleva un año desempleado, vivimos del salario de Betty, no es bueno para un hombre mantenerse del salario de su hija y todo el día brazo sobre brazo... de modo que le animé y apoyé a mi Bettica que le explicaba todas las ventajas de aceptar, dice que nos iremos a la inauguración de la tienda a primeros de marzo y que Vds. se quedarán los dos hasta que estemos instalados, ¿es así?...
Armando.- Claro doña Julia. Nosotros vamos a la inauguración de la tienda, todos y después de esta, si hay negocios que cuadrar, suelen ser en la primeras 48 horas los más urgentes, después le propuse a Beatriz que nos quedáramos unos días de vacaciones, que nos harán falta a esas fechas y así les ayudamos a instalarse a Vds. verán como quedan contentos, no va a tener problemas doña Julia, en Miami todos hablan español, ya verá.
Doña Julia, asiente.- ¿Y su esposa doctor?, ¿no se molestará porque Vd. se quede con nosotros en Miami?... ¿y ahora?, podía haber venido con Vd. a desayunar, ella también es ejecutiva de la empresa, de hecho me dijo mi Betty que ella es la encargada de ese negocio de América.
Armando, se envalentona y bajando un poco la voz.- Doña Julia, le voy a hacer una confidencia... vea que mi esposa y yo no nos llevamos bien, es más confío que en breve podré divorciarme...
Doña Julia, sorprendida y realmente apenada.- ¡¡Cuánto lo lamento doctor!!... ¿y no se puede hacer nada?... en la televisión he oído que hay sitios donde le ayudan a uno si tiene problemas en su matrimonio.
Armando, sonríe con dulzura.- No doña Julia, no hay arreglo... yo no amo a mi esposa, es más, si me casé con ella, fue porque me obligó a ello amenazando con retirar su parte de capital y el de su familia, convenciendo a sus hermanos, si no lo hacía. Lleva toda la vida encaprichada con ser la señora de Mendoza, y lo consiguió de ese modo. Ecomoda no se puede permitir esa fuga de dinero, ya no por nosotros los dueños, si no por todos los puestos de trabajo que pomdría en riesgo, cientos de familias...
En ese momento entraron juntos al comedor, don Hermes y Betty, dando los buenos días al unísono y sorprendiéndose de la presencia de Armando.
Armando sonriente.- Buenos días y disculpen la intromisión, pero estoy tan contento porque Vd. ha aceptado nuestra oferta, que no me pude contener y decidí venir a charlar un poco antes, traje unas cositas para desayunar...
Don Hermes, correcto.- Pues claro doctor ni más faltaba, y muy agradecidos por todo, Julia mi café por favor... y al doctor lo que desee...
Betty, no ha dicho nada, solo le ha dedicado a Armando una dulce sonrisa. Lleva un traje de chaqueta de color aguamarina con blusa rayada a juego. Estaba muy bonita, porque la falda entallada la ceñía a la perfección y la chaqueta corta y con algo de vuelo, era muy original y favorecedora. Va de estreno, es un modelo del Fashion Group que se trajo de Nueva York a insistencia de los Mendoza, junto con otras prendas.
Armando, agradece el tinto que le sirve doña Julia, y piropea a Betty.- Está muy bonita Beatriz, ese vestido parece hecho para Vd. ¿ve como mi mamá tenía razón?...
Don Hermes, curioso.- ¿Su mamá?...
Armando.- Si señor, cuando estuvimos en Nueva York, visitamos la central de la multinacional americana con la que nos vamos a asociar, justo la que será su empleadora señor, y en la exposición había diferentes modelos. Mi mamá y mi hermana estuvieron mirando, y entre ellos escogieron este para Beatriz, y alguna cosita más. Mi mamá insistía en que era ideal para Betty y ahora que lo veo lo corroboro.
El desayuno fue coloquial y Armando con suavidad aclaró muchas de las dudas domésticas de doña Julia y de las laborales de don Hermes, además les prometió ayuda a Betty a buscar un estudio en la zona norte, más segura para que no se quedase sola en el barrio.
Cuando llegó el momento de irse a la oficina, don Hermes les explicó que tenía que pasar por las oficinas de la registraduría, para arreglar algunas cosas con respecto a su cédula de ciudadanía, antes de poder firmar el contrato, de modo que no iría con ellos a Ecomoda. Betty y Armando se fueron juntos en el carro de este y don Hermes en el suyo.
Betty, en cuanto doblaron la esquina de la calle.- Mi amor ¿cómo se le ocurre aparecerse por mi casa tan temprano?, menos mal que mi papá está tan emocionado con lo del empleo, que no se ha parado en analizar lo extraño de su visita.
Armando, ha parado el carro a la derecha y tomándole la cara entre las manos, empieza besarla casi con desespero, cuando por fin para respirar, ella lo retira suavemente.
Armando.- ¡Ay mi amor!, es que tenía unas ganas, anoche regresó Marcela y solo tenerla en el cuarto de al lado me pone nervioso.
Betty.- No te demores más, que vamos de afán para la oficina...
************************************************
La mañana transcurre con normalidad. Marcela habitualmente muy puntual, llega sobre las nueve, desde que empezó la mañana, la nauseas no terminaban y vomitó varias veces, antes de ser capaz de arreglarse y bajar a la cafetería de la esquina a tomar algo de desayuno, de modo que no los vio llegar juntos y hasta media día que tuvieron un comité en la sala de Juntas con la asistencia de Catalina Ángel y de Hugo de cara al lanzamiento que estaba por llegar.
En esa reunión, para sorpresa de Marcela y del diseñador, estuvo presente don Roberto, muy informado de novedades, que la esposa de Armando no conocía y que, aunque buenas para la empresa, le molestaba ser la única en desconocerlas. Armando las fue anunciando, con sonrisa de triunfo.
Armando.- Bien, os tenemos que comunicar los frutos de nuestro viaje a Nueva York, desde marzo, tendremos un nuevo socio inversionista en Ecomoda, se trata de la multinacional norteamericana, Fashion Group.
Hugo, grita y comienza a hacer aspavientos.- ¡¡¡¡NOOOO, NOOOOO...!!!!, ¿es eso verdad Roberto?... ¡Ah, March traidora!, ¿cómo me has podido ocultar semejante noticia?... mis diseños se lucirán en Manhatan mijita, podré tener un hueco en la semana de la moda de Nueva, tomar tintos, bueno valerianas con Donatella o con Carolina... ¡¡¡SOY FELIZ!!!... Pero March, mija, alegra el gesto que parece que estés oliendo “popó”...
Marcela, es cierto que tiene el gesto agrio, no es solo que se sigue sintiendo indispuesta, sino que ese contrato firmado con el Fashion Group, la toma por sorpresa.
Marcela.- No te pude contar nada, porque nada sabía Hugo, además no cantes victoria, ese contrato no ha pasado por la Junta Directiva y no sabemos si saldrá aprobado.
Armando.- Eso es cierto, por eso hasta el 3 de marzo en Miami, no se formalizará el mismo, cuando vayamos para la inauguración de la tienda de Palm Beach; pero es lo mismo Marcela, la votación, necesita solo mayoría simple y la tenemos sobrada, con los votos de los Mendoza y el de los accionistas minoritarios, sumamos cinco frente a los tres negativos de los Valencia, bueno, dos negativos, suponiendo que María Beatriz decida seguirte a ti cuando tu votes que no.
Marcela, está muy confusa.- Explícame porque no entiendo nada... ¿acaso crees que Daniel, va a votar a favor?...
Roberto, saca de su carpeta un papel doblado, se ve que es la copia de un email.
Roberto.- Daniel ha vendido su paquete entero de acciones al Fashion, hoy mismo se ha confirmado esa venta, me acaban de enviar un correo electrónico del mismo despacho del señor Steven, el presidente de la compañía, hicimos buenas migas cuando les visitamos en Nueva York, de hecho ahora que pase la inauguración de lo de Palm Beach, quiere venir a Colombia con su esposa y que demos un paseo hasta Leticia, les provoca mucho conocer la selva, ya veremos como lo organizamos.
Betty, intervino por primera vez en la reunión.- ¡¡Qué buena noticia don Roberto!!... no sabíamos nada…
Marcela, saltó rabiosa.- ¿Qué mi hermano salga de la empresa es una buen noticia Beatriz?, explíqueme por qué, es evidente que me estoy perdiendo de algo…
Betty, se defendió.- No señora, que su hermano sea o no accionista de la empresa a mi me es indiferente, lo que es buena noticia es la inyección de capital y de prestigio que una compañía de la categoría del Fashion Group, nos va a aportar.
Marcela, enfadada.- Los Valencia somos socios fundadores de Ecomoda, lo mismo que los Mendoza, tenemos idéntico peso en la empresa, Vds. no tienen derecho a excluirnos de este modo...
Armando.- Nadie os ha excluido, Daniel ha recibido una oferta y la ha aceptado. Debe haber sido muy buena, por lo rápido que ha vendido, de modo que ya no estáis en igualdad de condiciones en Ecomoda.
Marcela, descolocada.- Lo que no entiendo es como esa compañía supo que Daniel pudiese tener interés en vender.
Don Roberto, muy frío.- Yo les dí los nombres de vosotros tres, y les insistí que tocasen primero a Daniel, a sabiendas de su deseo varias veces manifestado de desvincularse de nosotros.
Marcela.- ¿De nosotros tres?... ¡¡yo no quiero desvincularme de la empresa!!...
Don Roberto.- De eso vamos a hablar nada más que termine este comité... y estaremos presentes Armando, tú y yo... más nadie...
Armando, mira sorprendido a su papá, no sabe que pretende, pero a él lo que le interesaba en ese momento era seguir preparando el lanzamiento y la inauguración de la tienda de Palm Beach.
Estaba Betty terminando de explicar el proyecto de que la tienda de Miami, sirviese como punto de exposición para EEUU, y como alamacén al mismo tiempo que presentaba las propuestas de compra de genero de algunas boutiques de los hoteles de la ciudad de la Florida, cuando tocaron a la puerta y Aura María anunció que don Hermes, había llegado. El papá de Betty entró a la reunión y se sentó junto a su hija, dónde le había indicado Armando.
Hugo.- Bien, veo que me tengo que poner a crear como las locas, para poder satisfacer a ese león rugiente en que se va a convertir esta empresa a la hora de vender, si no se me necesita más, estoy en mi atelier...
Armando.- Gracias Hugo y ya te pondré en contacto con el departamento comercial del Fashion y ellos te podrán explicar que necesidades de diseño se tienen, ya sabes por las diferentes climatologías... estoy convencido que te convertirás en el diseñador estrella de esa compañía...
Hugo, con ademán amanerado.- ¡¡Eso ni lo dudes, mi amor!!...
Armando, sonríe al papá de Betty.- Bienvenido a Ecomoda don Hermes, ya le conté a mi papá y está tan contento como yo al poder contar con Vd.
Don Hermes, asiente.- Muchas gracias doctores, para mi es un privilegio el haber sido llamado para un trabajo de tanta responsabilidad, pueden estar seguros que lo haré lo mejor posible y que cuentan con mi total lealtad.
Armando.- Lo sabemos don Hermes, lo sabemos...
Catalina, que ha asistido a toda la reunión interviene.- Bueno, como todo lo que me interesaba a mi ya terminó, con vuestro permiso me retiro, que tengo cosas que concretar en el hotel... por cierto Armando, ¿al lanzamiento que vamos a hacer aquí en Bogotá va a asistir alguien del Fashion?... por preparar el alojamiento, tendrán tratamiento VIP, supongo...
Armando.- Sí, seguro asistirá la señora Gabriela Garza, es directora comercial de la compañía, y casi seguro el señor Kenneth Jonhson, ingeniero de calidades, y claro tratamiento VIP...
Catalina.- Bien, pues seguimos hablando... hasta pronto… por cierto Roberto para ese paseo a Leticia, búscame, conozco a alguien que organiza turismo alternativo y tiene ofertas muy interesantes para viajar al sur, verás como quedas satisfecho.
Don Roberto.- Gracias Cata, seguro que te llamo, ve investigando mientras tanto, te lo agradecería...
Solo quedan en la sala de juntas, Betty y su papá, don Roberto y Armando y Marcela, que no deja de mirar a don Hermes, frunciendo el ceño, aquello le gusta cada vez menos.
Armando.- Bien, Marcela este es el señor Hermes Pinzón, el papá de Betty y ella, señor, es Marcela Valencia, accionista de la empresa y gerente de los puntos de Venta y hasta hace unos días, encargada de la tienda de Miami.
Don Hermes educado, hace una inclinación de cabeza al tiempo que se pone en pie.
Don Hermes.- Señora...
Marcela, torciendo el gesto.- Has olvidado que soy tu esposa...
Armando, irónico.- No Marcela, no se me olvida, pero es un accidente en mi vida, que espero se solvente pronto...
Marcela.- Alguien me puede explicar que hace este señor aquí...
Armando.- Pues claro, don Hermes es contador publico de gran experiencia y de mucha confianza para mi, y para mi papá, va a hacerse cargo de la gerencia general de la tienda de Miami y será nuestro hombre en los EEUU, sirviendo de enlace entre Ecomoda y Fashion Group.
Marcela, indignada.- ¿Cómo?... ¿y a quién le has consultado semejante locura?, ¡¡¡ME NIEGO!!!... ¿entiendes?... ¡¡¡OLVÍDATE!!!...
Armando, respira hondo intentando relajarse.- Betty lleve a su papá con el doctor Gutiérrez, debe tener preparados los contratos, los leen bien y si necesitan ayuda, le piden a Berta, esa mujer es una experta en derecho laboral, mejor que su jefe si me apuran, solo que ella no es abogado y él sí, cuando vean que está todo en orden, hace Vd. el favor de firmar, señor Pinzón y entrega la documentación necesaria.
Betty se puso en pie y tomó a su papá del brazo, el buen hombre iba loco por preguntar porque aquella señora había reaccionado así y su hija, le iba a contar como Hermes Pinzón que se llamaba.
En cuanto quedan solos en la sala, don Roberto toma la palabra interrumpiendo el conato de pelea que parece van a empezar Armando y Marcela.
Don Roberto.- Pssssshhhh... me vais a escuchar los dos ahora mismo... Aún soy el fundador de esta empresa y vuestros problemas matrimoniales, no me importan más allá, de que Armando es mi hijo y en lo que le puede afectar a Ecomoda, cosa que podría parecer una tontería, pero resulta Marcela que por tus amenazas de dividir capitales y de ese modo chantajear a Armando, es una realidad que está ahí, gracias a Dios, ahora que Daniel ha vendido, estamos más lejos de evitar la catástrofe...
Marcela, replica.- ¿Pero es que no entiendes, Roberto?... tú hijo, mi esposo me ignora, me engaña con cuanta vagabunda se le ponga por delante, toma decisiones empresariales de importancia obviándome, es más, me ningunea en un área que es de mi entera responsabilidad, como son los puntos de venta y en especial la tienda de Palm Beach, sacándome de allí y contratando a ese tipo impresentable, que no sé yo como nos va a representar, ni va a dar la imagen de la empresa en Miami...
Armando, no se puede contener y explota.- Su hijo, tu esposo legal, te explicó por activa y por pasiva antes de pasar por la farsa del matrimonio civil, que no te amaba, que no se quería casar contigo y que si consentía era por pura cobardía ante tu amenaza de unirte a tus hermanos para destrozar la empresa. Su hijo, tu esposo legal, no es tu hombre desde hace más de un año, lo sabes de sobra, es más nuestro matrimonio ni siquiera se ha consumado, es decir que es total y absolutamente nulo, no existe más que en el acta del juzgado y en tu imaginación… y no, no te engaño con cuanta vagabunda me sale al paso, hace mucho tiempo que estoy enamorado, de la mujer de mi vida, la que si Dios quiere será la madre de mis hijos, es la que me sacó de tu cama hace tanto tiempo, como bien vienes sospechando todo este tiempo. Y no te engaño con ella Marcela, no… es a ella, a la que no engaño contigo, le soy fidelísimo porque me tiene loco de amor…
Marcela, se ha puesto muy pálida, tanto que por un momento parece que vaya a desmayarse.
Don Roberto, le alcanza un vaso con agua.- Bebe Marcela y serénate, que parece te vas a desmayar...
Marcela, da un sorbo y parece que se sosiega un poco. Al borde de las lágrimas, intenta conmover a don Roberto.
Marcela.- ¿Has visto como me trata y me habla?, y además el desprecio a mi puesto en Ecomoda...
Pero Don Roberto, no se deja engañar, le ha costado, pero por fin se ha dado cuenta que por mucho que él quisiese a Julio Valencia, los hijos de este, son unos manipuladores, al menos los dos mayores, porque la menor es un autentico desastre, que no vale para nada bueno.
Don Roberto.- La única que ha despreciado tu puesto en Ecomoda, has sido tu misma, cuando cogiste la borrachera del siglo y eludiste tu responsabilidad con el municipio de Miami...
Marcela, mira a Armando indignada.- ¿Le contaste esa mentira?...
Armando.- Le conté esa verdad, cuando me di cuenta de que era imposible confiarte a ti, la responsabilidad del negocio en los EEUU.
Marcela.- Yo me enfermé, esa estúpida de Beatriz, te contó una sarta de mentiras solo por perjudicarme...
Don Roberto.- Deja en paz a esa muchacha, que lo único que hizo fue salvarnos el pellejo, mientras tú dormías el guayabo… no hizo falta que Betty inventase nada, lo contó el personal del hotel, para mayor bochorno de “tu esposo” que tuvo que permitir que entrasen a tu cuarto. Mira Marcela, en breve te van a llamar del Fashion, te harán la misma buena oferta que a Daniel, vende y concédele a Armando el divorcio, haz lo que está en tu mano para que seáis felices los dos.
Marcela.- ¿Quieres que deje Ecomoda y me divorcie de tu hijo?...
Don Roberto.- Quiero ver feliz a mi hijo con la mujer que ama, quiero verte feliz a ti fuera de esta obsesión absurda que tienes con Armando, y quiero ver mi empresa segura, cosa que mientras los Valencia sigáis con amenazas idiotas, no va a pasar.
Marcela, descolocada.- ¿Conoces a la amante de Armando?...
Don Roberto, suspira.- La conoce toda la familia, Armando nos explicó su situación personal, la hemos aceptado y hemos conocido a esa joven, es encantadora y hace muy feliz a Armando, solo les falta poder casarse.
Marcela, se levanta furiosa y con fría y suave como el filo de una navaja, escupe.
Marcela.- ¡Nunca!... ¿me entiendes?, nunca me divorciaré de Armando… ¡olvídalo!...
CONTINUARÁ...