AU: Reencarnaciones(?)
-¿Qué es lo que...?.- El cuerpo del joven Itadori se movió por si solo, al parecer Sukuna estaba haciendo de las suyas otra vez y no tenía ni idea del motivo.
Esa tarde habían salido junto a los demás jóvenes hechiceros, Nobara quiso hacer unas cuantas compras y como siempre Megumi y Yuuji la estaban acompañando, ninguno de los tres esperaba a que el cuerpo del pelirosa se moviera por si solo, llevándolo por las estrechas calles de Tokyo como si estuviera en busca de algo.
-¡Ya bast-! ¡Ah! Lo siento mucho ¿te lastimaste?.- Yuuji chocó contra una joven mujer, haciéndola caer contra el suelo sin querer, ayudándola enseguida a que se levante-. En serio lo siento mucho ¿estás bien?
-Lo estoy, pero que fuerte que eres ¿acaso eres un monstruo?.- Usó su mano para sacudirse el polvo de los pantalones, mirándolo de reojo-. Ah, gracias.
-Perdón, en serio no sé que...- Le pasó un par de papeles que habían caído de su maleta, al fin mirándola al rostro después de todo ese tiempo. Por alguna razón su corazón comenzó a latir con fuerza, sus mejillas rojas debido a aquel roce entre sus manos-. No sé que me pasó...
-Uhm ¿estás bien? Parece que a ti te afectó más el golpe.- Puso su mano sobre la frente del muchacho, poniéndolo aún más nervioso-. ¿Estás perdido o algo? ¿Qué buscabas?
-A-Ah, nada... solo, parecía que debía encontrar algo, yo, uh, debo irme.
-Está bien, ve con cuidado ¡y no choques a las personas así!
-Claro, en serio lo siento mucho por lo que pasó.
-No te preocupes, cuídate.- Le sonrió antes de seguir con su camino, dejando a un pobre Yuuji confundido y con el corazón alborotado.
-¿Itadori?
-Ah, Fushiguro, Kugisaki... lo siento.
-Está bien, aunque eso fue extraño.
-¿No sabes lo que sucedió?
-No lo sé...
.
.
.
.
.
.
.
.
-¡¿Qué?!
-Es... como les dije.
-Espera, entonces aquella chica...
-Es la reencarnación de la mujer que amó Sukuna hace cientos de años.
-Y que el no ha la olvidado, por lo que quiere recuperarla.
-¿Y ahora a ti también te gusta?.- Aquello fue recitado como si estuviera planeado por Megumi y Kugisaki, quienes no salían del asombro por aquella información.
-Yo... no lo sé, bueno, eso fue lo que Sukuna me dijo, no estoy muy seguro de todo. Pero cuando la vi supe que era especial.
-Entonces el gran Sukuna puede sentir algo más que desprecio por los humanos.- Nobara miró de reojo a Itadori, soltando un gran suspiro-. Y... ¿a ti te gusta?
-No es que me guste, pero era muy linda y... pues, fue amable. Nos hemos topado un par de veces más, no estoy seguro si fue intencional o no pero siempre que me ve me saluda como si nada y charlamos un poco, realmente es agradable.
-Entonces te gusta~.- Molestó la joven hechicera, soltando una risita-. Tengo un plan, Megumi, Yuuji, vengan conmigo.
-Me niego a participar.
-No te estoy preguntando.
.
.
.
.
.
.
.
-Kugisaki ¿segura de que esto funcionará?.- Yuuji aún se encontraba nervioso, intentando acomodarse el gel en el cabello-. Me siento algo raro.
-Cállate, esto funcionará perfectamente, ahora si... Ninguna chica puede resistirse a una buena presentación. Ahora Megumi, es tu turno.
-¿Por qué debo hacer esto?
-Para que Yuuji quede como el héroe.
-¿Y por qué estos tontos disfraces?
-Porque luego se dará cuenta de que somos amigos de Yuuji.
-Me niego.
-¡Ah, ahí viene!.- Nobara jaló a Fushiguro de la camisa, haciéndolo caer frente a la mujer quien retrocedió unos pasos-. ¡Tú, idiota! Acabas de tocarme ¿quién podría ayudarme?
-Eh... ¿Necesitas ayu-?
-¡Oye tu, deja a esa señorita!.- Yuuji dio un paso hacia ellos, tomando a Fushiguro de la camisa-. Perdóname Fushiguro, en serio... ¡No puedes molestar a las señoritas!
-Definitivamente los odio.- Ni siquiera pudo hablar más, pues Yuuji lo había lanzado hacia una caja llena de fundas con papeles, las cuales suavizaron el impacto de la caída.
-¡Ah, muchísimas gracias, joven!
-No hay de qué, siempre estaré para ayudar.
-¿Yuuji?
-¡A-Ah! Hola, eh ¿qué haces aquí?.- Su cabello volvió a despeinarse por la emoción, sacándola una risita a la joven-. Ah, maldición.
-Pues... paseaba por aquí, eso que hiciste fue...
-¡Heróico! Este joven en verdad me salvó.
-Pues si ¿te encuentras bien?.- Intentó acercarse a Nobara, pero esta retrocedió de inmediato.
-Muy bien gracias a este joven, no se preocupe ¡me voy!.- Le sonrió a Yuuji antes de irse, dejando a la pobre chica más que confundida.
-Eso fue... raro.
-O-Oh... si, pero ya está bien.
-Realmente eres un héroe, Yuuji.- No pudo evitar soltar una carcajada, negando con la cabeza mientras daba unos pasos , esperando a que el pelirosa lo siguiera-. Pues ahora que nos topamos... ¿no quieres dar un paseo?
-E-Estaría encantado.
-Vamos entonces ¿puedo invitarle un helado a este gran héroe?.- Molestó un poco, codeando a Yuuji con una sonrisa-. Vamos, si me dices que no me pondré triste.
-¡Estaría encantado, en serio!
.
.
.
.
.
.
.
-Hey, Yuuji.
-¿Si?
-Eso... fue completamente actuado ¿verdad?
-¡¿E-Eh?!
-Esos dos chicos son tus amigos, los he visto antes contigo.
-P-Pero... ¿cómo fue que...?
-Digamos que te he visto pasear con ellos por aquí.
-Ah... demonios, perdón por todo eso. Kugisaki pensó que sería una buena idea para llamar tu atención, pero tal vez no funcionó, lo sien-
-No necesitas de eso para llamar mi atención, Yuuji. Con ser como eres es suficiente, no necesitas lucirte ni nada. Eres un chico bastante adorable, y sé que no querías lastimar a tu amigo, vi dónde cayó, en serio eres muy amable.
-¿E-Eh?
-No sé cómo explicarlo, pero siento algo familiar en ti... no creo mucho en el destino, pero tal vez algo nos llevó a conocernos, y estoy agradecida de ese algo porque nunca imaginé que alguien como tu se cruzara en mi vida. Tal vez te suenen a tonterías, pero tienes algo que los demás no tienen, la bondad en tu corazón es inigualable, y realmente me gusta cómo eres. No nos conocemos mucho, pero...
-¡M-Me gustas!
-Esa era mi frase.- Los dos se miraron por unos segundos, riendo a carcajadas mientras negaban con la cabeza-. Bien, eso hace las cosas menos... raras entre nosotros, entonces... ¿te gustaría tener una cita este viernes? Salgo temprano del trabajo, así que tendré toda la tarde y la noche libre ¿qué te parece?
-¡Me encantaría! Ah, Dios... tu me has estado invitando todo este tiempo, no es justo.
-La próxima cita la puedes invitar tu.- Le guiñó el ojo, tomando su mano con cuidado para acercarse y besar su mejilla, dejando al pobre pelirosa tan rojo como su abrigo-. Pero ya debo ir a casa, así que...
-¡Y-Yo te invitaré la próxima, te lo aseguro!
-Puedo dejarte en la estación si quieres, ¿vamos?
-Vamos...
.
.
.
.
.
.
.
.