After [Emiliaco]

By pinacocoMS

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Emilio y Joaquín tenían una relación secreta. Siete años después cuentan su historia. ¿Qué pasó después? Desp... More

PRÓLOGO
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EPÍLOGO/ Las Cartas
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By pinacocoMS


EMILIO

Desperté.

Desperté no queriendo abrir los ojos por miedo a que todo lo que recordaba de la noche anterior hubiese sido solo un sueño. Al abrirlos y no ver a Joaquín ahí, me hizo pensarlo aún más pero nuestro momento seguía intacto en mi mente.

Tomé asiento sobre la cama, solo tenía puesto un boxer, iba a salir así pero el aire se sentía algo frío, al parecer la noche anterior había llovido pero nosotros estábamos muy ocupados como para notar eso, quizá afuera llovía, pero la habitación había ardido en calor.

"Este es un buen lugar para volverte a besar"

Recuerdo haber hecho y colgado ese pequeño letrero la tarde anterior mientras esperaba por la llegada de mi ahora chico e implorando al cielo no me rechazara y afortunadamente no fue así.

Lo estaba besando.
Estaba besando nuevamente a Joaquín Bondoni.
Ese hombre que con solo nombrarlo me ponía los pelos de punta; sus labios no eran como los recordaba, eran aún mejor.

¿El beso? Delicado, suave, tierno, pero sobre todo, lleno de amor, eso era seguro.

Tomé a mi novio de su pequeña cintura levemente descubierta a causa del crop top y lo atraje más a mí. Él por su parte pasó sus brazos alrededor de mi cuello y me regalaba caricias en mis rizos. Nos separamos tras unos segundos para poder tomar aire; lo miré a los ojos.

— ¿Estás enamorado? —habló mientras acariciaba mi mejilla.

— Lo he estado por más de siete años —

Esta vez yo acaricié su mejilla la cual ya se había pintado de un rosa ténue y dejé un casto beso en sus labios. Joaquín por su parte, hizo algo que no me esperaba, usó algo de fuera para cambiar de posición y hacer que tomara asiento sobre el pequeño sofá de mi balcón, él se postró sobre mí a horcajadas y volvió a unirnos en un beso.

Lo que comenzó como uno inocente pronto se convirtió en uno más intenso y apasionado. Lo que pasó después, me hizo perder todo el control que creí tener de la situación, mi chico comenzó a mover sus caderas causando que su trasero choque con mi entrepierna. Yo me entretuve repartiendo caricias por su espalda y él en llevarme a la gloria con esos movimientos, mientras tanto, nuestras lenguas tenían una pelea interna donde al parecer se discutía cuál llegaba más profundo.

Después de unos minutos separamos nuestros labios pero él no dejaba de moverse suavemente sobre mí y me acercaba a él dando leves tirones de mis rizos. Nos estábamos mirando fijamente a los ojos, relamió sus propios labios y mis manos pronto viajaron de su espalda a acariciar sus muslos y apretar un poco.

Ya habíamos estado en esa situación anteriormente y sabía que de él comenzar a moverse así era luz verde para dar el siguiente paso pero ahora empezábamos de cero así que mejor cuestioné.

— Amor... —susurré sobre sus labios.

— No preguntes —me atrapó nuevamente en un beso fugaz.

Entendí todo.

Lo atraje aún más a mí elevándolo de los muslos, lo volví a besar y me levanté para dirigirnos torpemente a la habitación. Chocamos un par de veces con las paredes y los muebles pero no nos importó, íbamos por lo que queríamos.

Quizá el camino era corto pero se sentía infinito porque nuestras pieles comenzaban a arder, no era que solo nos queríamos para eso o que lo necesitáramos como 'prueba de amor' pero ambos estábamos seguros de querer hacerlo, de fundirnos en una sola pasión demostrando que todos nuestros sentimientos son mutuos.

Por fin entramos a la habitación, opté por tomar la misma posición que teníamos en el balcón, pero esta vez me deshice de su crop, siendo sincero, estaba de sobra.

— Eres precioso, amor —pasé mis dedos por su abdomen y sonrió de forma ladina.

— Lo sé —pasó su mano por mi mejilla— Pero tú lo eres más.

Acarició mi cabello, mi cuello, fue bajando a mi pecho, mi abdomen y pronto ya estaba desabotonando mi camisa.

Me miraba como si nunca antes lo hubiera hecho, me encanta.

En el momento en que se deshizo de mi camisa la lanzó a algún lugar del suelo, yo me dediqué a dejar besos cortos en sus labios mientras sonreía sobre ellos. A este punto nuestros zapatos ya se encontraban en el suelo.

Segundos después nos percatamos de que un “asunto” comenzaba a levantarse, Joaquín no tardó en hacer que me recostara para él posicionarse sobre mí con una pierna a cada lado. Sus labios soltaron los míos para dirigirlos a mi cuello, besó cada parte de este, bajó lentamente a mi pecho, mi abdomen y regresó a mis labios, luego de eso permaneció sentado sobre mí y yo hice lo mismo sujetándolo de la cintura para dirigir sus movimientos.

Volví a atacar sus labios.

La habitación comenzó a llenarse de jadeos donde a la vez soltábamos el nombre del otro en un suspiro, eso, y el sonido de nuestras lenguas rozando entre sí era lo único que se escuchaba en mi pieza.
Dirigí mis manos al botón de su pantalón y él hizo lo mismo con el mío, segundos después nos deshicimos de ellos como de las prendas superiores.

Ahí, recargado en mis codos con mi novio sobre mí me hizo pensar en que el paraíso no es otra cosa más que esto, apreciar a mi novio.

Nuestra ropa interior estaba de más, Joaquín quitó la mía y yo hice lo mismo con la suya. Continuó moviendo sus caderas sobre mí causando que nuestras entrepiernas choquen entre sí.

Envolvió mi miembro con su mano derecha e inició con un lento sube y baja; estuvo así unos segundos y después volvió a mis labios para humedecer los suyos. Si antes ya estaba perdido, lo que hizo después hizo que olvidara hasta mi nombre: soltó mis labios y direccionó su boca a mi miembro, su cálida lengua repartía caricias en él mientras se recargaba en su brazo izquierdo y con su mano derecha apretaba las sábanas.

Yo por mi parte, permanecí recargado en mis codos y liberando uno que otro gemido para que supiese me estaba encantando su acción, tiré la cabeza para atrás. Me estaba llevando al clímax.

Pronto lo tomé de los brazos para atraerlo hacia mí. Cambiamos de lugar y esta vez yo quedé sobre él, lo besé de nuevo y mis manos viajaron a su miembro quien en todo ese tiempo no había recibido atención. Inicié a subir y bajar de forma lenta para después aumentar la velocidad, definitivamente sus gestos de placer eran lo mejor que podía ver, acompañado de lo mejor que podía escuchar, sus gemidos.
A lo largo de mi vida he creado infinidad de melodías, pero ninguna se le compara a esta, el sonido que emana de lo profundo de su ser.

Mis labios volvieron a los suyos para que sirvieran como distractor mientras dos de mis dedos viajaban a su zona íntima para comenzar a prepararlo. Entrelazó sus piernas alrededor de mi espalda y dejaba en ella pequeños rasguños.

Opté por dejar gran parte de mi peso en mi brazo izquierdo. Lo que eran dos dedos pronto se convirtieron en tres, su gesto de placer y el apretón de sábanas me indicó que estaba listo así que pronto mi miembro pasó a ocupar ese lugar. Mis manos regresaron a acariciar su rostro sonrojado, mis labios a probar los suyos, mi lengua a la pelea contra la suya y yo a entrar suavemente en él.

Ninguno decía nada, al menos no con palabras; la habitación estaba inundada en jadeos de parte de de ambos, sudor, calor y ahogamos varios gemidos en un beso.

Continué explorando su interior, las embestidas aumentaron de velocidad y minutos después, al sentir un cosquilleo en mi vientre, mi mano volvió a su miembro para ayudarlo a que termináramos a la par. Salí de él para no causarle un desastre y volví a besarlo.

— Te amo —susurré sobre sus labios húmedos al tiempo que me recostaba a su lado derecho.

— Yo a ti más —

Ambos ahí, después de siete años. El amor no se había acabado, y en caso de que sí ya lo habíamos hecho.

Mi novio recostó su cabeza en mi pecho y yo me dediqué a jugar con su cabello.
Rodeé su cintura con un brazo y acaricié su espalda, el pasó el suyo por mi cuello, parecía querer contar cada uno de mis cabellos.

Fue entonces cuando una frase más para su canción llegó a mi mente «Si estoy soñando, bebé, por favor no me despiertes». Llevaba un tiempo escribiéndola pero solo me inspiraba cuando pasaba algún momento agradable con él, la última frase que estaba escrita era «Estas sacando una parte diferente de mí».
Ya tenía varias, solo era cuestión de unir las frases para que sonara bien. Además de que es la primera y única canción que he escrito en inglés, No hubiera pensado hacer una así, pero con él todo es diferente.

Segundos después vi cómo mi novio empezaba a cubrirnos con la delgada sábana color chocolate, no reclamé nada. Estábamos agotados y pasaba de la media noche.

No lo dejaría conducir de regreso a su casa a esa hora.

Salí de mis recuerdos antes de comenzar a tener un gran problema en mi entrepierna otra vez.

Opté por buscar en el armario una sudadera para después salir a buscarlo. Era seguro no se había ido porque su ropa seguía ahí.

Vaya sorpresa me llevé al ver a un Joaquín en mi cocina preparando el desayuno con mi camisa puesta, a decir verdad se le veía mejor a él. Al ver que estaba distraído bailando una melodía que que seguro solo sonaba en su cabeza, me acerqué a él para asustarlo abrazándolo por la cintura. Dejé un casto beso en su mejilla izquierda y saludé.

— Buenos días —susurré cerca de su oído.

— Buenos días —giró media vuelta y se puso en puntas para poder darme un beso— Arruinaste mi sorpresa, se suponía que dormirías más.

— Bueno, si quieres regreso a la cama —tomé un banquito y lo observé terminar de cocinar.

— No, ya casi está. Es solo huevo con jamón, mi mejor amiga no es chef —sonreímos.

Segundos después ya estaba colocando los platos en la barra, tomó asiento frente a mí. El agua de la cafetera también ya estaba lista así que me levanté para ir por el café y el frasco de azúcar para poder comenzar nuestro desayuno; si bien eran solo huevos revueltos con jamón y una taza de café, lo que los volvía especiales era la compañía.

Nos mantuvimos en nuestros alimentos y hablando un par de cosas, la noche anterior comenzamos una relación pero aún había cosas que aclarar, como el hecho de mantener esa información en privado o no.

Nuestra charla fue interrumpida por el tono de llamada de su teléfono celular. Atendió.

—Hola... En un rato... No, no pasó nada de eso —sonrió ladino en mi dirección— Sí, en un rato llego.

Qué ternura que a sus 24 años su madre se siga preocupando así por él, es un bebé. Es mi bebé.

— ¿Pensaste en algo? —ya nos encontrábamos en la puerta de mi departamento despidiéndonos. Habíamos acordado pensar en una manera adecuada de hacer pública nuestra relación, no era que le debiéramos cuentas a alguien pero esta vez no nos queríamos esconder. El amor es muy bonito como para mantenerlo oculto.

— Aún no, ¿y tú? —

— Tengo una idea pero no sé si te agrade —me acerqué para hablarle al oído. A medida que le decía mi idea él abría los ojos emocionado— ¿Qué tal?

— Me parece perfecto —me estrechó en un abrazo— Te veo después.

— Te veo mañana —tomé entre mis manos sus mejillas y besé sus labios.

Se fue y yo pasé el resto de la tarde uniendo las frases de su canción para que quedara perfecto y cantársela lo más pronto posible.

[...]

— Esa luz es perfecta, Fran —indiqué a mi jefe, amigo, director y mánager quien solo extendió su mano en mi dirección y levantó el pulgar.

Era el día de mi primer concierto después de lo que pasó con mi padre y fue bastante importante para mí; estrenaría una canción que escribí en su honor.

— Oye, esas canastas las colocas hasta el frente, por favor —hablé en dirección de una chica de cabello corto al igual que su estatura. Hace poco había empezado a trabajar en la empresa de Francisco pero en el área legal, aún así, siempre que había concierto le gustaba asistir a ayudar. Es muy amable, me agrada.

— Emilio, si quieres un consejo yo diría que los gorros y las camisetas se lanzaran al público por separado, así más personas podrían recibir algo tuyo, ¿no crees? —

— Tienes razón —asentí con la cabeza— ¿Podrías quitarles el listón y colocarlas en canastas diferentes? Por favor.

— Claro, sin problema —

— Oye y muchas gracias —“No es nada” la oí hablar— No, de verdad, este no es tu trabajo y siempre estás aquí para ayudar. Veré si hay una manera de aumentar tu sueldo.

Asintió sonriendo y se fue a seguir ayudando.

— En 5, Emilio —me indicó Fran entrando al camerino. Me encontraba ajustando mis zapatos, opté por empezar con un pantalón negro que tenía un par de cadenas en el bolsillo izquierdo, camisa blanca pero cubierta con un tipo de saco a lentejuelas plateadas.

— Ya estoy listo —asintió y estaba por salir de ahí— Oye, espera.

— ¿Sí? —

— ¿Ya llegó? —sonreí emocionado.

— Quizá —rió bajo— Me voy, date prisa.

— Oye, otra cosa —me aproximé unos pasos hacia él— ¿Crees que sea buena idea?

— Lo que importa es lo que tú pienses, pero si tengo que responder diría que sí, estás tomando una buena decisión —

Segundos después comencé a escuchar la cuenta regresiva.

Tres, dos, uno; escuché desde un costado del escenario para después correr al centro y poder ver a todo el público que gritaba mi nombre. Todas esas personas gritaban solo por mí, he estado infinidad de veces en esa situación y aún no me creo que haya logrado tener un público tan grande y hermoso. Estando ahí de nuevo, recordé todo lo que empezaba a extrañar, la sensación de gratitud al saber cientos de personas aman mi música tanto como yo, el viento golpeándome la cara secando el sudor que escurría por correr de un lado para otro, sumado a los gritos del público que solo concentra sus ojos en ti.

Canté todo el álbum y la canción de mi padre la dejé para casi al final; aproximadamente dos horas después ya estaba por terminar. Pensaba cantar ahí la canción que escribí para mi novio, logré terminarla la noche anterior pero debía ser algo especial, debía cantarla solo para él, después de todo solo pensaba en él al escribirla.

Al parecer todos habían disfrutado el concierto tanto como yo, los gorros y las playeras con el logo del disco se las peleaban, vi a un par de chicas discutiendo por ver quién lo había tomado primero; otros más iban en grupos, o como team y llevaban pancartas que ellos mismos hicieron. Unos cuantos más en parejas.
Hubo de todo; siempre es así.

— ¡Buenas  noches! —grité eufórico. Obtuve por respuesta infinidad de gritos demostrando lo mucho que estaban disfrutando conmigo.

Era el momento, no voy a negar que moría de nervios pero la emoción era mayor.

— Oigan, oigan, oigan —caminé de un lado a otro peinando mis rizos con las manos— Tengo noticias para ustedes. La verdad esperé mucho para esto y al fin me dieron permiso de hacerlo público.

Me acerqué un poco con los músicos para indicar la canción que necesitaba.

— Quiero que me ayuden a cantar esta canción porque a pesar de que ya pasó mucho tiempo sé que aún conocen a la perfección la letra, sé que no la olvidaron, al igual que yo —

«Amor Valiente» comenzó a escucharse por todo el lugar. Hacía bastante tiempo que ninguno era digno de cantarla pero ahora estábamos juntos y no quisimos dejar pasar la oportunidad de expresar todo el amor que nos tenemos, lo valientes que ahora somos o al menos lo que estamos intentando ser. Al inicio de la pista vi muchas caras de asombro, definitivamente nadie se esperaba algo así.

— Sé, que comentan del modo en que te miro —comencé a cantar, lleno de nervios pero armado de valentía y fuerza. Enseguida el resto de las personas siguieron la letra a la par de mi voz— No saben lo que siento, instinto verdadero.

— Sé, que no entienden que yo por ti suspiro —mi novio hizo presencia en el escenario, anteriormente solo me observaba por el costado derecho. Pronto todo el lugar estalló en gritos de emoción, o eso supuse porque se veían felices— Que casi estoy muriendo, instinto verdadero.

— Este es mi amor valiente, diciendo que te amo —me acerqué a Joaquín para entrelazar nuestras manos y caminar juntos al frente— Mirándote de frente totalmente enamorado.

— Y si alguien no lo entiende, que mire hacia otro lado —continuó Joaquín mirándome a los ojos. Cantando solo para mí— Es demasiado fuerte, ya no sé cómo ocultarlo.

Quizá el hecho de hacer pública nuestra relación fue algo que decidimos en honor  a nuestro fandom pero justo en ese momento todos ellos ya habían desaparecido, solo estábamos nosotros dos, cantando solo para nosotros dos.

El sentimiento es mutuo y yo no puedo estar más feliz por eso.

— Dime si tú también —apuntó en mi dirección.

— Dime si tú también, te estás enamorando —completé.

Tres minutos y cuarenta y seis segundos después terminó la canción, nuestra canción. Bailamos todo el tiempo y claro que no olvidamos nuestra vuelta moviendo las caderas como hace años lo hacíamos.

— Hace muchos años —tomé aire. No podía hablar de lo agitado que estaba— Hace muchos años que sacamos esta canción pero la verdad para mí no tenía mucho significado porque siento que me faltó suficiente valentía.

— Nos faltó —Joaquín me interrumpió— Pero ahora estamos seguros de que es NUESTRA canción, porque ya no tenemos miedo, y puedo prometer que aunque me lo pidieran no me alejaría de él. No otra vez.

El público volvió a inundarse en gritos y aplausos donde “Emiliaco” era la palabra que destacaba.

Puede que la mayoría de todos ellos estaban felices, pero los más contentos solo eran dos chicos: uno de chinos largos y cintura de envidia y el otro era yo, un simple chico con rizos alocados.

Siete años, dos meses y dieciséis días después de que nos alejamos, estamos aquí, gritándole al mundo lo mucho que nos amamos.

Era de esperarase, varias personas de ahí comenzaron a gritar “¡Beso, beso, beso!” y a decir verdad no podía negarme, ninguno podía.

Lo solté de la mano que nos unía para dirigir la mía alrededor de su cintura y aproximarlo más a mí, acaricié su cabello con la otra y él posicionó la suya en mi hombro derecho. Seguía siendo unos centímetros más pequeño que yo así que bajé levemente mi rostro hacia él.

Uní nuestras frentes y cerró los ojos de forma tierna.

Subió su mano a mi mejilla y me regaló una caricia para después besarme.

Lo besé.
Nos besamos y al culminar el beso susurré sobre sus labios.

— Nunca es tarde para un después.

~FIN~

★★★★★★★

Gracias por todo, les amo.

—piñacocoMS 💟

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