-Nanamin~. Estoy lis... ¿estaba sonriendo?
-No es nada que te interese.- Bajó su celular enseguida, suspirando profundo-. ¿Listo para irnos?
-Hey ¿qué estaba viendo en su celular?.- Casi trepó por su espalda, intentando quitarle el celular-. ¿Qué es?
-Itadori-kun, no es algo que te deba preocupar, ya vamos.- Gruñó suavemente, guardando su celular. Iba a dejar de prestarle atención, pero el sonido de un nuevo mensaje hizo que se detuviera, sacándolo de su bolsillo para ver si era importante-. "Te espero después para cenar, vuelve a salvo"...
No se dio cuenta de que había hablado en voz alta, pues estaba tan absorto en aquel mensaje que olvidó que Itadori se encontraba junto a el. El muchacho pegó un grito emocionado, comenzando a dar saltos al rededor del mayor, más que feliz por haber descubierto algo más de él.
-¡Nanamin! No sabía que usted y la sensei salían ¿Por qué no me lo dijo antes?
-No tenemos ninguna relación, Itadori-kun.
-¡Pero nunca lo había visto sonreír así por nada del mundo! ¿Acaso se gustan?
-Itadori-kun, debemos irnos.
-Oh si si... ¡Pero en el viaje puede decirme!
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-Perdón por llegar tarde, el muchacho que tengo a cargo me dio muchos problemas.
-Oh, no te disculpes, Kento.- Le sonrió como si nada, esperando a que se siente frente a ella para hablar-. Nunca me lo presentaste, quiero conocer al muchacho que te da dolores de cabeza diariamente~.
-Tal vez te llevarías bien con el, son igual de escandalosos.
-¡Hey! Así me adoras, de todas formas.
-No entiendo cómo.- Rió para si mismo, pidiendo una cerveza. Después de una larga semana no había mejor cosa que carne a la parrilla junto a un par de cervezas, era como un trato secreto entre los dos ir a cenar a algún lugar mientras tomaban algo-. ¿Ya pediste?
-Si~, así que debería llegar pronto. Por cierto, Satoru me llamó hace una hora, parecía que...
-Oh no.
-¡NANAMIN~!
-Es como un demonio.- El rubio cubrió su rostro con su mano, intentando hacerse el desentendido-. No lo mires, puede que se vaya.
-¡Oh, sensei~!.- Alzó la cabeza al escuchar una voz familiar, maldiciéndose mentalmente por tan estúpida coincidencia-. ¡Ah!
-¿Yuji-kun? ¿Conoces a Kento?
-Je~, estoy a su cargo por ordenes de Gojou-sensei~.
-Oye, no me habías dicho que el muchacho a tu cargo era Yuji-kun, que bonita coincidencia~.
-No creí que fuera necesario.
-Vengan, vengan, pueden sentarse con nosotros.
-No queremos interrump-
-¡Perfecto!.- Megumi intentó salvar la cita de ese par, pero Gojou e Itadori ya estaban sentados en la misma mesa, conversando animadamente con la mujer-. Je, fue buena idea preguntar ¿no crees Itadori-kun~?
-¡Nobara, siéntate también!
-Ah... ahí fue mi noche tranquila.- Se lamentó el rubio, tomándose su cerveza de una sola, tal vez si necesitaría más alcohol después de todo.
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-Creo que alguien se pasó de tragos~.
-¡No es mi culpa que seas una bestia para tomar!.- Casi hace caer un vaso, ganándose una carcajada por parte del más alto-. Ah~, Kento~... Satoru me está molestando~.
-Que hayas terminado así es culpa de él.- La mala mirada que le dio al peliblanco asustaría a cualquiera, menos al maestro, pues ya estaba acostumbrado-. Ya es algo tarde, deberían ir a los dormitorios.
-Estaremos bien, más importante... ¿con quién se irá la sensei?.- La preocupación de Megumi era la mujer, pues a pesar de lo poderosa que era sabía que sería peligroso dejarla ir sola.
-Yo la llevaré a casa, no se preocupen.
-Nanamin es un buen hombre~.- Rió Yuji, levantándose junto a Nobara y Megumi-. Entonces, nos vamos.
-¡Un momento! No pueden irse~.
-No por favor...- Megumi paró, sabiendo lo que le esperaba. La mujer lo tomó del rostro, besando su frente para dejar marcado su labial, soltando una carcajada después-. Gracias, sensei.
-¿Qué fue eso?.- Nobara se quedó helada cuando la mujer también la agarró del rostro, dejando un beso en su frente al igual que con Megumi-. ¿Eh?
-Es un beso de protección, así vuelven a casa a salvo.- La joven maestra no pudo hacer más que reír ante la casa de confusión de Nobara, mirando hacia Itadori quien parecía bastante emocionado.
-¡Yo también quiero uno!
-Bien, bien, ven acá.- Acunó el rostro del muchacho entre sus manos, sonriendo antes de besar su frente con cariño-. Perfecto, ahora si pueden ir con cuidado, todos.
-¡Muchas gracias sensei!
-¿Y mi beso de buena suerte?
-Para ti no hay, tramposo.- Le sacó la lengua al peliblanco, dando un paso para decirle algo más pero por su estado casi cae al suelo, si no hubiera sido por el agarre en su cintura por parte del rubio-. Ah, gracias Kento~.
-Yo la llevaré a casa, no se preocupen.
-La dejo en tus manos~.
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-¡Kento~!
-Debes darte un baño, yo estaré aquí afuera preparando un té ¿entendido?
-Báñate conmigo~.
-No, no lo haré, así que hazlo rápido.- Cerró al puerta del baño, dirigiéndose a la cocina para preparar algo caliente para los dos.
Ya era tarde, así que se quedaría a dormir en el sofá de la mujer, no es que tuviera problema tampoco, además recordaba haber dejado una muda de ropa la última vez que se quedó ahí, pues había llegado ensangrentado por las heridas de una pelea.
Después de dejar el té listo para servir se acercó al baño, tocando la puerta antes de entrar pues había demasiado silencio, y en buena hora que lo hizo pues la mujer ya se había quedado dormida, disfrutando del agua caliente de su bañera.
-Hey, es peligroso hacer eso.- Apenas la movió, haciendo que abra los ojos para sonreírle-. Ya es hora de salir ¿necesitas ayuda?
-Tal vez~. Te vas a quedar a dormir aquí ¿verdad?
-Ya es tarde para regresar, además el sofá no es tan incómodo como para no dormir.
-Duerme conmigo entonces~.
-No puedo, es tu cama.
-Yo no tengo problema~.- Se levantó con ayuda del rubio, quien la envolvió en la toalla con cuidado, utilizando otra para secarle el cabello-. Además, ya está haciendo algo de frío, lo mejor es permanecer juntos.
-Si te vistes sola y tomas tu té, lo estaré pensando.
-Bien, lo haré~.
-Ahora si, mientras tu te vistes yo me daré un baño, por favor no mueras.
-Bien~.- Se acercó para besar su mejilla, soltando una risita-. Gracias por cuidarme~.
-Si si... ve a vestirte o te resfriarás.
La mujer dejó el baño, y Kento sintió como la sangre llegó a sus mejillas. Aquel beso había sido demasiado cerca de sus labios, y a pesar de su seria fachada aquello lo había puesto bastante nervioso. Además, la había visto desnuda, aunque era un caballero y no miró de más, el solo pensamiento de tener su cuerpo sin ninguna prenda tan cerca de su piel había hecho estragos en su cabeza.
-Contrólate Kento, tu no eres así...
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-¿Te dormiste?
-Estaba esperándote.- Palmeó a su lado, sonriendo levemente. El efecto del alcohol ya se le estaba pasando, y estaba lo suficientemente consciente como para mantener una conversación junto a el-. Ven.
-Solo un rato.- Tomó asiento en la cama, tomando su té con una pequeña sonrisa. Aquel baño le dio tiempo suficiente para calmarse, así que había vuelto a la normalidad después de aquel desliz entre sus pensamientos-. ¿Te sientes mejor?
-Mucho mejor, gracias a ti.
-Me alegro.
-Kento ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-Tu... ¿hay alguien que te interese?
-Oh.- Aquello tomó por sorpresa al rubio, dudando algunos segundos antes de hablar, tomando su té para dejarlo a un lado-. Supongo que sí, me interesa alguien.
-Ya veo... ¿Cómo es?
-Parece que estás bastante interesada.
-No te hagas el tonto.- Juntó sus rodillas a su pecho, mirándolo de reojo-. Quiero saber.
-Pues... es una excelente persona, admiro su positivismo y su actuar en situaciones críticas. Además es bastante fuerte para pelear, diría que hasta más que yo, pero le falta seriedad en su trabajo... aún así creo que es la hechicera más poderosa que he conocido, y tiene un corazón de oro.
-Vaya, que dura competencia.
-¿Eh?
-Suena demasiado perfecta para vencerla ¿debería rendirme conmigo? Aunque no, ese no es mi estilo... yo nunca me rindo, así que pelearé por tu amor~.
-Estás ebria aún...
-No, no lo estoy... El alcohol me vuelve más sincera, así que...-Soltó una risita para si misma al notar la cara de confusión del rubio, mirándolo fijamente-. Si me quieres rechazar... creo que puedes hacerlo, así no dolerá tanto, creo. De todas formas no podría odiarte si lo haces, eres demasiado bueno como para eso... ¡Ah! No quiero que te sientas presionado por esto, no es que por rechazarme automáticamente serás malo, pero ya sabes, creo que me tomará un tiempo reponerme, aunque tenerte a mi lado como amigo y compañero basta y sobra para mi.
-Vaya...- Una carcajada salió de sus labios, ganándose una expresión de sorpresa por parte de la mujer esta vez ¿acaso se estaba burlando de ella?-. Todo este tiempo enamorado de ti... para que termines tú confesándote así.
-¿Eh?
-Me gustas, desde hace ya un tiempo... pero pensé que debía seguir mi vida como siempre, intentando ser lo más normal posible, sin aferrarme a nadie por mi trabajo, ya sabes. Ser un hechicero no promete una vida larga, debes estar dispuesto a morir en cualquier momento, y no podía soportar dejarte sola, no cuando mereces todo en esta vida y sé que yo no te podré dar eso, pero aún así me gustaría ser egoísta y entregarte todo de mi a ti. Aún sabiendo eso ¿estarías conmigo?
-Yo también soy una hechicera, tonto... vivo mis días como si fueran el último, y me gustaría poder vivirlos a tu lado...- Nanami la tomó del rostro, sonriendo levemente antes de acercarse más, sus respiraciones mezclándose sin poder evitarlo-. Hazlo, por favor...
-Gracias por darme esta oportunidad.- Murmuró suavemente antes de unir sus labios, dejándose llevar por aquel sentimiento que había guardado por tanto tiempo. Se separaron a los pocos segundos, volviendo a besarse una y otra vez entre risitas, sus mejillas rojas, como si fuera una pequeña travesura.
Nunca nadie pensó que Nanami Kento se comportaría así, toda su vida había sido planeada por el mismo, nunca imaginó enamorarse, pero había caído rendido a sus pies, y se encontraba demasiado feliz por aquello, dejándose llevar por los besos que su acompañante le proporcionaba.
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-¿Cómo te fue ayer, Nanamin~?.- La mirada acusadora de Itadori estaba sobre él, había intentado ignorarlo toda la mañana pero el muchacho era realmente insistente.
-Bien, espero que hayas llegado a casa a salvo.
-El beso de la sensei funcionó como amuleto, je~.
-¡Kento!.- La puerta fue abierta sin previo aviso, dejando ver a la mujer con dos almuerzos en mano-. Almorcemos juntos, cariño.
-Está bien, gracias por traerme el almuerzo.- Se acercó para besar su frente, sacándole una risita a la mujer frente a él, además de un grito ahogado por parte del joven Itadori.
-¡Oh, Yuji-kun! No traje almuerzo para ti, pero si quieres te puedo comprar un jugo, la próxima avísame Kento~, así también le preparo el almuerzo a el.
-A-Ah sensei, no debe preocuparse por es-
-¡Ni hablar! No puedo dejar que mis polluelos mueran de hambre.- Aquello hizo que el joven combustionara ahí mismo, además de la mirada cansada de Kento sobre ella. Sí, esa era la mujer con la que quería pasar toda su vida.
-Eres un ángel.- A pesar de no gustarle mucho las demostraciones de afecto en público, Nanami la tomó del rostro para apenas besar sus labios, separándose al instante para tomar los almuerzos-. Vamos a comer.
-Bien~.
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¿ALÓ? ¿SI? Amo mucho a Nanamin, me encanta, cómo cuida a Itadori a pesar de lo mucho que lo molesta me tiene enamorada. Además, su diseño es PRECIOSO, basta, me encantan los hombres en traje y a Nanami se lo ve 10/10 en ellos.
-See you next time~.