After [Emiliaco]

By pinacocoMS

32.2K 2.4K 1.1K

Emilio y Joaquín tenían una relación secreta. Siete años después cuentan su historia. ¿Qué pasó después? Desp... More

PRÓLOGO
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
34
35
36
37
38
39
40
EPÍLOGO/ Las Cartas
ANUNCIO
ANUNCIO 2

33

432 41 52
By pinacocoMS


EMILIO

La vida se nos puede ir en un instante, eso era seguro, pero todo tiene una explicación, todo tiene un para qué.

Estaba por cumplirse una semana desde el trágico accidente de mi padre, y sin duda ese poco tiempo me había ayudado a sentirme al menos un poco mejor, no era fácil, pero estando acompañado de las personas indicadas le ves un sentido a la vida y a tratar de estar bien para el futuro. Mi padre se fue, eso ya no podía cambiarlo pero sí podía cambiar la manera en la que estaba viendo todo y eso era lo que intentaba hacer.

Se había organizado un homenaje para él; algunos de sus amigos que trabajaron con él y demás medios de comunicación se habían puesto de acuerdo porque sabían yo no podría hacerlo solo. Al igual que en su funeral, invitaron a todas las personas que en algún punto de su vida hayan compartido proyecto con él; en general, con las telenovelas de las que él fue director y productor. Eso me seguía pareciendo una muy buena idea, después de todo ellos lo habían ayudado a lograr todo lo que logró en vida.

La cita fue a la 4:00 p.m. y media hora antes empezaron a llegar todos los que quisieron formar parte de ese evento, que quizá sería el último en honor a mi papá. Nuevamente tomé asiento junto a Adari quien lucía un vestido negro algo corto. Yo por mi parte me decidí por un pantalón de mezclilla color azul marino y una camisa manga corta a color blanco. Desde nuestro lugar pude ver cómo llegaban a elegir el mejor asiento para el homenaje, Silvia, René, Ana, Gaby, Polo, etc. Y sí, Joaquín Bondoni también asistió, de nuevo con Nikolás y Renata.
Adari estaba cerca mío, apoyándome y dándome fuerzas para seguir afrontando la pérdida.

El homenaje comenzó con un par de amigos de mi padre hablando de lo que él representó en sus vidas, de algunos momentos que habían pasado juntos, de lo que mi padre les había enseñado y lo que habían aprendido juntos. Pronto el lugar se envolvió de sonrisas acompañadas de nostalgia por las anécdotas que contaron.

Culminó con un experto en tanatología con un discurso sobre la manera adecuada de afrontar la muerte de un ser querido.
En todo momento me mantuve con la carta de mi padre en mis manos y pegada a mi pecho cerca del corazón; me hacía sentirlo presente y le daba un valor aún mayor al homenaje.

Estaba sentado a lado izquierdo de mi amiga y Joaquín unos asientos más adelante. No habíamos intercambiado palabra alguna pero sin duda sentía su apoyo, sabía que estaba ahí, tan distante pero a la vez tan cerca.

Después del tanatólogo llegó mi turno, pude dedicar unas pocas palabras a mi padre, fue corto mi discurso no porque no quisiera hablar más en su honor, sino porque después de leer su carta no sabía exactamente cómo hacerlo, no sabía qué decir sobre él. Aún así, durante toda mi participación estuve abrazado a la carta, recuerdo a mi amiga sentada en la silla más próxima a donde yo estaba hablando.

Le pedí me acompañara a todas partes porque era mi soporte; quizá muchas personas no entendían el valor que ella era tenía para mí y lo importante que era tenerla cerca, pero nosotros lo sabíamos y con eso era suficiente. Quizá también otras personas creían que lo de nosotros no solo era una amistad pero eso ya no nos importaba.

Terminé de hablar y unos minutos más tarde los presentes comenzaron a irse no sin antes dedicarme un último sincero pésame e indicarme estaban ahí si algo necesitaba. Agradecí a todos los que se acercaron aún sabiendo que yo solo esperaba a una sola persona; seguido de eso pasé nuevamente a tomar asiento junto a mi mejor amiga quien al ver que yo seguía con la hoja de papel en las manos solo pudo externarme una pregunta.

— ¿Le vas a contar de la carta? —habló manteniendo la mirada al frente.

— ¿A quién? —

— Sabes de quién hablo —esta vez me miró fijamente.

— No lo sé, ¿le ves sentido? ¿Crees que sea conveniente? —

No dijo más, solo me dedicó una sonrisa.
Entendí todo.

Hice lo mismo que el día del funeral, salí corriendo esquivando a todos los que estuvieran en mi paso; esta vez también había varias cámaras, micrófonos y periodistas pero corrí tan rápido como pude y logré salir de ahí. Lo alcancé, pero en cuanto estuve detrás de él dudé en hablar.

“¿Sería correcto? Mi padre lo sugirió pero, ¿y qué tal si él no quería hablar conmigo? ¿Le hablaré de nuestra promesa o solo de la carta? ... Lo que sea, Emilio, pero hazlo rápido o se va a ir”
Me hablaba y me respondía a mí mismo intentando encontrar las palabras adecuadas hasta que dejé de pensar tanto y mejor actué.

JOAQUÍN

El homenaje del señor Osorio había terminado; tal como el día del funeral, pensé en acercarme y hablar con Emilio, ya no habría más reuniones en honor a su padre así que si quería brindarle mi apoyo era ahora o nunca. Pero lo evité una vez vi estaba muy bien acompañado por, otra vez, esa chica lacia y de ojos pequeños con quien anteriormente compartí un par de palabras, por esa razón no lo quise ir a interrumpir.

Salí del pequeño salón, que en realidad de pequeño no tenía nada, con mi amigo Niko a mi derecha y mi hermana a mi izquierda, debido a que salimos de ahí rondando las 7 de la noche pensábamos en ir a cenar a algún lugar cerca para terminar el día. Pero el destino había planeado otra cosa para mí, los planes que hice con mi amigo y hermana fracasaron en cuanto sentí un toque en mi hombro derecho y me giré para saber de quién se trataba.

— Hola —se notaba algo nervioso y tenía una hoja de papel en las manos. Me resultaba muy curioso, durante todo el homenaje, a pesar de que estuve unos asientos más adelante que él, no lo vi soltarla y no sabía de qué se trataba.

— ¿Estás bien? Digo... Perdón... Hola —pregunté porque al parecer había corrido hasta mí y se veía agitado.

— Sí... Solo que... ¿Tienes dos horas libres? —

— ¿Eh? —"Emilio, es claro que para ti tengo todo el tiempo que quieras pero no entiendo para qué me necesitas" pensé.

— Quiero hablarte de algo —

— ¿Aquí? —moví mi cabeza en varias direcciones tratando de encontrar un lugar para tomar asiento y hablar.

— No —colocó su mano en mi hombro— Quiero llevarte a un lugar.

— Bien... Espera —me giré hacia mi hermana para informarle lo que haría y también les dije que ellos fueran a cenar si querían pero Emilio estaba muy raro y yo necesitaba hablar con él. Ella y Niko comprendieron la situación y me hicieron saber me cubrirían de mi madre un rato para a la hora de yo volver, poder explicarle todo.

Me despedí de ellos y me dirigí al auto de Emilio siendo guiado por él; ahí él volvió a hablar.

— Perdón si fue raro, ya sé que no hemos hablado en mucho tiempo... —

— Seis años —lo interrumpí.

— Seis años, sí. Pero esto es importante —dirigió su mirada a esa tan curiosa hoja de papel cuyo significado me seguía causando mucho misterio ya que no la quería soltar.

— No te preocupes, si es importante para ti también lo es para mí... Siéntete en confianza —

— Gracias —sonrió ligero para después guardar la hoja en su billetera— Vamos.

Le regalé una primera sonrisa después de seis años sin decir más palabras. Comenzó a hacer avanzar el auto y yo solo dejé que él me guiara, se notaba necesitaba hablar y yo estaba completamente dispuesto a escucharlo.
Viajamos alrededor de veinte minutos a una velocidad regular; ninguno habló más durante el camino, él estaba muy concentrado con su vista al frente y yo me dediqué a observarle de reojo, sus pestañas largas aún me siguen pareciendo las más hermosas que he visto. Después llegamos al lugar, Emilio estacionó y al bajarnos lo reconocí como aquel departamento que adquirió unos años atrás.

Él no habló hasta que estuvimos frente a su puerta principal él preparado para hablar y yo para escucharlo.
— Quiero hablarte de esto —sacó de su cartera la dichosa hoja de papel.

— ¿Qué es? —pregunté algo tímido, me asustaba hablar de más y que se diera cuenta estaba emocionado por volver a verlo.

— Espera —abrió y dejó que entrara yo primero. A decir verdad todo estaba muy bonito, algo desordenado pero bonito, muy a su estilo. No lo culpo por el desorden, quizá en esa semana no había tenido tiempo ni ganas de hacer algo en su casa.
Caminamos hasta su pequeña sala, me invitó a tomar asiento y después de tomar la urna dorada y colocarla en la mesa de centro, él se sentó a mi izquierda. También tenía en sus manos un sobre amarillo.

— Toma —extendió el sobre en mi dirección indicándome lo tomara.

— Pero no es mío —lo supe porque alcancé a leer su nombre en la parte frontal.

— Ve el interior —

— ¿Qué es esto? —al abrirlo pude observar un par de fotos suyas cuando niño y se me escapó una sonrisa al ver lo tierno que lucía con esas mejillas regordetas. Después vi unas fotos de él con su padre, quizá eran recuerdos, pensé. Pero al final estaban unas cuantas de nosotros juntos, si al principio no entendía nada, ahora menos.

— Mi padre iba a enviarlas —señaló con su índice la dirección plasmada en el sobre — Junto con esta carta.

— ¿Y ya la leíste? Bueno, es obvio que sí pero... Me refiero a... Bueno —respiró hondo como queriendo tomar fuerzas para poder decir lo siguiente.

— Mi papá es... Era gay —

— ¿Qué? —en mi mente eso no podía ser posible, así que pregunté para asegurarme había escuchado bien.

— Lo dice aquí —extendió la carta en mi dirección — De eso quiero hablar... Quizá debas leerla.

— Pero es tuya, no lo creo necesario —rechacé la hoja mientras negaba con la cabeza— Mejor habla, te escucho.

— Yo quiero que la leas... Solo no puedo explicarte todo —

Obedecí. Comencé a leer y conforme iba avanzando, empezaron a llegar varios recuerdos a mi mente y me paralicé un poco al leer el final de la carta.

Poco recuerdo de ese día, mentiría si dijera que lo que estoy por contar pasó así exactamente, quizá mi mente lo bloqueó porque no lo consideré importante; pero ahora sé que lo es, y de haber conocido antes el impacto que tendría trataría de recordarlo tiempo atrás para contárselo a Emilio.

Estábamos por comenzar la grabación de una escena en la serie Aristemo unos años atrás, pero el señor productor brillaba por su ausencia. Nadie sabía dónde estaba y no sé porqué a nadie se le había ocurrido ir a buscarlo a su oficina, era una escena importante, por eso no quisimos empezar sin él ya que debían agradarle todas.
Yo me encontraba en el piso de la locación sentado con Emilio a mi lado hablando de cualquier cosa trivial que se nos ocurriera y por alguna razón alguien me mandó a mí a buscar a su papá, no sé porqué no fue él, digo, es su papá pero ahora sé que fue el destino quien no quería que Emilio presenciara lo que pasó a continuación.

Estaba a escasos 6 metros de la oficina del señor Osorio, había ido a decirle que lo buscaban desde hacia unos 20 minutos pero justo antes de que pudiera pasar, un hombre de aproximadamente 55 años se interpuso en mi camino para entrar de golpe a la oficina del productor. Yo me mantuve a un par de metros de distancia de la puerta para así esperar a que él saliera y poder entrar a hablar con el padre de Emilio. No era mi intención escuchar, pero ellos estaban casi gritando y pude oir parte de su conversación.

— Hola —habló el hombre desconocido justo al cerrar la puerta.

— ¿Qué haces aquí? —no podía verlo, pero Juan respondió algo asombrado por la presencia del otro.

— Sí, a mí también me da mucho gusto verte —

— No estoy para juegos B... Pensé que si escribimos esa carta hace años fue para ya no volver a vernos —

— ¿Y eso es lo que quieres? ¿No volver a verme? —escuché unos pasos que me hicieron suponer ellos se habían acercado— ¿Eres feliz con L? ¿Fuiste feliz con N o con E? ¿Cuántas letras más tienes que pasar para darte cuenta que tu lugar no es ese, que tu lugar es aquí, conmigo, con B?

— Te equivocas... Yo ya no soy así, No soy como tú —

— Ay Juan, tú sabes que no es algo que se pueda curar —

— Pues yo sí pude. Me curé. Y te recomiendo que hagas lo mismo porque eso no está bien —respiró hondo para tomar aire— Ahora si no es mucha molestia te pido que te vayas.

— Ven, acércate, mírame a los ojos y dime que ya olvidaste todo lo que pasamos y que ya no sientes nada por mí —

— No puedo B, sabes que no puedo. Le he puesto tu inicial a un personaje de mi actual proyecto porque no puedo olvidarte. Yo te sigo amando como el primer día pero no podemos estar juntos. Recuérdalo, nuestro 'felices para siempre' se quedó como lo que fue, un sueño —

— Un sueño que pudo hacerse realidad... Pero está bien, me voy, solo quería hacerte saber no te he olvidado —

Fue lo último que escuché, después de eso el hombre salió de la oficina y pude verlo un poco mejor. Su estatura era de aproximadamente 1.60, piel morena y cabello perfectamente peinado hacia atrás, lucía un pantalón de vestir en color azul marino, camisa blanca y zapatos bien lustrados en color negro a juego con su cinturón.
Como mencioné, no le tomé importancia; entré a la oficina por el productor para continuar nuestro día como cualquier otro; después, jamás me puse a pensar en eso, hasta ese día que hablé con Emilio, ahí fue cuando toda esa conversación tuvo sentido. Juan y el hombre habían sido pareja.

Era gay... El que tanto nos despreció era igual a nosotros, definitivamente estaba entendiendo tantas cosas.

— No sé qué decirte —no mentí al hablar. Estaba impactado.

— No tienes que decir nada —extendió la mano para que le entregase la carta— Solo quería que lo supieras porque de alguna manera te involucró.

— ¿Cómo te sientes? —acaricié su hombro.

— Mal, la verdad muy mal por él. Nunca pudo decirlo, me citó para hablarlo y no fui, iba a enviar esto y ya no pudo —se levantó y fue a recargarse en la pared que, al parecer daba a su habitación— Ya la leí como cien veces y aún no sé cómo hacer para sentirme mejor. Duele.

— Entiendo y quizá no puedas sentirte completamente bien ahora, supongo eso viene con el tiempo —vi que sus lágrimas amenazaban con salir así que me acerqué a él.

— Y todavía mencionó lo nuestro... Yo no sé si aún haya oportunidad —

— No, no, no, espera. No creo que sea momento para hablar de eso, necesitas estar bien y pensar claro, no por desconsuelo —

— Quizá tengas razón —me miró a los ojos— Pero de lo que sí estoy seguro es que ya no quiero ver que te alejas.

— No lo haré, lo prometo. Sabes que aquí estoy para ti —sonreí.

— Gracias —

— No hay de qué. Yo tampoco quiero que te alejes otra vez —nuevamente pasé la palma de mi mano por su hombro en señal de apoyo — Pero por ahora debo irme si no mi madre estará preocupada, pero escríbeme o llámame cuando quieras.

— Bien —se acercó al sofá, tomó mi chamarra de mezclilla y me la entregó— Te acompaño a la puerta.

Abrió para que pudiésemos salir y su acción siguiente fue algo que, aunque lo deseaba, no esperaba que pasara.

Me abrazó.

— Te necesitaba tanto —

— Te necesitaba más —le correspondí.

★★★★★★★
Porque actualizar un día después, se volverá mi pasión... Pero no habrá semana que les dejé sin actualizar.
Cuéntenme qué les pareció. Los bebés ya hablaron ☺

Gracias por leer. Les amo.
Posdata: ¿ya me siguen en Twitter?
—piñacocoMS 💟

Continue Reading

You'll Also Like

167K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
21.5K 2.7K 27
Ten era un tipo optimista la mayor parte del tiempo. Siempre pensaba que todo pasaba por algo. Ahora, que su novio lo había dejado, lo despidieron d...
2.4K 449 40
Unexma - Alma sin alma. Sinopsis La historia está narrada en parte por Antonella, una niña de 8 años que sufre constantemente del acoso y aparicione...
852K 126K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...