capítulo cinco

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Por alguna razón siempre me encuentro en escenarios rutinarios, repetitivos que comienzan a cansarme.

En este momento estoy en el departamento principal del edificio, no mi oficina pero si haciendo el mismo trabajo. Tyler ni siquiera se dio el tiempo de venir a ver lo que yo hice, estaba en su propio mundo a un par de computadoras alejado. Una vez más mi trabajo solo fue un juego y me frustraba, tenía el potencial pero nadie parecía notarlo ¿o solo yo pienso que tengo el talento?

Suspiré, las fotos estaban espectaculares. Los contrastes de los colores salieron perfectos y no iba a necesitar mucha edición; Harry era un modelo que merecía ser fotografiado. Me dediqué a elegir mis imágenes favoritas, por alguna razón esa esperanza de que fue mi oportunidad de demostrar lo que mejor hago se iba esfumando al pasar de las horas por lo que ya no importaba demasiado si me iba por el lado profesional o por mis instintos artísticos.

Llegó la hora del almuerzo y no dudé en decirle a Kris que fuéramos juntas, sin embargo, tuve que fallar porque un invitado sorpresa se hizo presente con cajas y cajas de pizzas diferentes. Mi estómago rugió, llevaba como dos semanas en dieta y había olvidado lo mucho que me gustaban esas masas grasientas con muchos ingredientes. Me mordí la lengua, esto era una muy mala idea. Tyler saludó a Harry con una sonrisa que no le vi en toda la mañana, este último se acercó a mi besando mi mejilla; no acostumbraba a que hicieran eso pero me daba la confianza e incluso con sus gestos preguntaba si podía hacerlo.

Nos comentó que le gustaría ver cómo trabajábamos y si podría ser parte del proceso antes de volver a sus otros asuntos. No dijo nada de sus proyectos, supuse que eran privados. Gemma me envió algo, quedé sorprendida por ello ¿por qué lo hizo?

—Dice que se te verán maravillosos —la voz ronca y lenta del castaño me hizo levantar la vista a su rostro—. Mi hermana tiene una marca de lentes de sol, incluso es una de las razones principales por las que está en Los Ángeles e hizo la sesión conmigo.

—Le dices muchas gracias de mi parte, por favor —sonreí realmente agradecida por el obsequio.

—Lo tendré al pendiente.

Varias personas del departamento se acercaron a los sofás, sentándonos unos frente a otros empezamos a comer. Hoy si conversé con el resto porque nos dedicamos a hablar de lo impactante que iba a ser esto cuando saliera a luz. Harry no dejaba de taparse el rostro cuando lo alagaban, él hizo un grandioso trabajo y aquí nos dedicábamos a destacarlo.

El castaño se encontraba justo a mi lado y cada vez que me dignaba a decir alguna palabra notaba cómo prestaba atención observándome. Se le veía cómodo, reía y comía como si la rebanada de pizza fuera su comida favorita, mientras que la mía, siendo la primera, solo iba por la mitad. Comía lento para luego no sentirme culpable de tantas calorías, iba a tener que esforzarme un poco más a la hora del gimnasio y eliminar la grasa extra que consumía.

Al terminar todos me apresuré con mi único trozo, al cual le quedaba solo la masa. Dejé la bebida de lado y tomé de mi botella con agua, no era la mejor opción pero hace bastante tiempo había dejado las gaseosas de lado, incluso antes de que se me metiera en la cabeza lo de ponerme en forma.

—Se acabó la hora de descanso —Peter se levantó primero, siendo él el jefe de esta área—. Aún tenemos que terminar la edición de Mayo y ustedes —miró a Tyler y a mi—. Pueden hacer lo que quieran, entre antes tengamos esto listo, más podremos pulir los detalles en los próximos meses.

Varios se quejaron siguiendo su acción con flojera; se pasó demasiado rápido la hora, la conversación fue interesante e incluso me reí con esos chistes aburridos que soltó Harry en ocasiones muy extrañas. No fue en ningún momento incómodo y creo que lo hicimos sentir igual de bien, o tal vez él actuaba de tal manera que no nos diéramos cuenta. Preferiría quedarme con lo primero.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora