capítulo doce

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Kayleah

Esta semana ha sido de locos, con los últimos proyectos que entregar, Rosé diciéndome que no me quedaba más de un mes y medio de contrato, teniéndole que dar respuesta para la renovación en las siguientes semanas, utilizando mis horas libre –como el almuerzo y pidiendo permiso antes de que cierren las tiendas– buscando lo que me faltaba para la sesión de fotos. Estuve hablando con Harry, finalmente decidimos que se llevaría a cabo en mi departamento. Cuando comencé a desarrollar toda esta idea, iba comprando lo que se me venía a la mente, por lo que en mi cuarto de revelación guardaba esos focos, la pantalla verde y otros artículos que fui descartando. Ahora solo me faltaba retirar el traje, se lo mandé a hacer a una chica conocida de Kristine que recién comenzaba con su marca y estuve un tiempo, antes de siquiera saber que podría hacer mi tan anhelada fantasía, viendo sus trabajos y me sorprendió ver la variedad de diseños, telas y colores con los que trabaja. La contacté apenas el castaño me dejó en el edificio de Vogue, cinco días no era demasiado y no estaba segura de que lo pudiese tener listo. No me salió nada barato y hoy teníamos prueba de vestuario por si necesitaba cualquier ajuste.

No había visto a Harry desde el día que le pedí que fuera parte de esto, hablamos de vez en cuando y he sentido cierta confianza con él, le conté sobre el divorcio de mis padres y que Margot me ha tenido de padrastro en padrastro, que ya no me lo tomaba a mal. Al fin y al cabo, a su edad podía seguir disfrutando de aquellos placeres que nunca encontró en papá, había pasado una historia similar pero solo con el tema de tener a sus progenitores separados. Me dijo el nombre de su madre, cosas triviales que fácilmente pude haber encontrado en internet pero no era lo mismo, conocer a una persona era más cercano que simplemente acosarla por ser una figura pública.

Había terminado por hoy, estaba dejando lo que me asignaban para después y no podía importarme menos. Me encontraba tan emocionada y feliz de poder hacer lo que más me gusta que por primera vez el trabajo no era una prioridad. Recogí mis cosas y apenas me di el tiempo de despedirme. Nos encontraríamos en el taller de Vivien, me había estado enviando fotos de cómo iba quedando el traje y le añadía más serotonina a mi cuerpo, es todo lo que pude imaginar.

Vivien es dulce y afectiva, a pesar de mantener su postura profesional y seria fue demasiado amable desde el primer día. Le había mostrado los sketch y como solo dibujo de pasatiempo, ella lo arregló y prácticamente hizo un retrato de Harry en el traje, me mostró los materiales en los que lo visualizaba, fue un trabajo en conjunto que ella terminó ejecutando y no podía esperar más para verlo en persona. El castaño llegaría una media hora más tarde porque al parecer andaba en el estudio o en una reunión de negocios mientras que yo con la diseñadora nos dedicaríamos a los detalles si es que habían. Me gustaba que no le molestara que yo fuera parte del proceso de la creación, me había tocado antes que no me dejaban dar mi opinión en los diseños para las modelos ni quién debía modelar cada cosa pero desde Vogue puse como condición que me dejaran dar mi punto de vista, ya que igual era parte de mi trabajo que cada prenda se viera lo mejor posible.

Cuando Harry entró, Vivien se quedó perpleja. Como marca nueva no suelen colaborar directamente con los famosos, sin embargo, el ruloso se encargó de que no fuera incómodo y hacerle saber que era un gusto conocerla, trabajar con ella. El carisma de este hombre terminaría conmigo algún día –si es que volvíamos a tener la oportunidad de colaborar, dudo mucho que cuando vuelva a Londres tengamos el contacto de estos últimos meses–, entendía por qué el mundo estaba a sus pies, y a pesar que muchos famosos tienen la careta de demostrar algo que no son, él es diferente. Lo hubiese desmascarado en las primeras sesiones o juntas que hemos tenido pero no fue así y creo que ya nunca será.

Lo dejamos solo no queriendo invadir la privacidad de su cuerpo –aunque el día de Vogue pude ver su torso desnudo– para que se probara el traje. Nos llamó y lo vi, necesitaba un ajuste pequeño para que calzara perfecto en su cintura, el largo estaba justo como lo quería a pesar de que sólo serían fotografías desde la cintura para arriba –eso esperaba, si fluían otras escenas las guardaría de igual manera–, la parte de arriba del traje, de un negro brillante y transparente añadiéndole intensidad con sus tatuajes, probablemente se viera como una sola pieza. Los pantalones de un tono azul pastel y la chaqueta con esas mangas abullonadas era todo lo que necesitaba para una sesión fotográfica casera, las ideas volaban en mi cabeza, con el cabello bien peinado, luego algo desordenado y finalmente mojado dejándolo caer en su rostro. Dios, esto va a ser perfecto.

Alive H.S. ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon