capítulo treinta y cuatro

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Estuvimos en la ciudad pronto, juntos nuevamente y con un proyecto en camino donde Harry insistía que participara, sin embargo, no era para mí. Fotografiarían al castaño en un revista bastante importante donde hablarían de la masculinidad, me encantaba el concepto y las prendas que utilizarían junto al simple fondo que recalcaría su imagen. Le habían enviado un prototipo de lo que mostraría y él no dudó en comentármelo, me mostró aquella maqueta y acepté acompañarlo. 

Iba recién duchado, con su cabello mojado, cayendo gotas en su camiseta mientras se secaba a la rápida con una toalla. Este hombre le podía dar un infarto a cualquiera solo por cómo luce, es un artista completo de pies a cabeza e incluso esculpido por algún ser divino. Hecho para los escenarios y la cámara.

— ¿Estás lista? —Preguntó acercándose a mi para posar sus labios junto a los míos en un corto pico.

—Si ¿y tú? —Levanté una de mis cejas queriendo transmitir mi descontento a que llevara su pelo mojado.

Asintió y tomé mis cosas; iríamos en mi coche pero él iría como chofer. Él agarró unas cuantas frutas echándolas en los bolsillo en el bolsillo de su canguro, pudo fácilmente sacar una bolsa de la despensa pero bueno, que haga lo que se le pegue la gana.

Su mano fue en mi muslo en todo el transcurso del viaje, la música estaba a un volumen mientras sonaba Fleetwood Mac. El aire de estas fechas era un poco más frío, sin embargo, ambos llevábamos nuestros vidrios abajo permitiéndonos sentir el viento chocar contra nuestra piel. 

Luego de la sesión Harry me llevaría a mi primera sesión con la psicóloga, obviamente estaba nerviosa, hace años que no iba a terapia y no me imaginaba qué podría decirle hoy. Llevo pensando en ello desde que el castaño me avisó que consiguió un horario disponible para mí, siempre apoyándome diciendo que si no me gustaba su atención, buscaríamos a otra hasta encontrar un profesional que se adecuara a mí. 

Me bajé del coche tapando mi rostro con la gorra de mi canguro. Nunca dejaba nada importante dentro del vehículo, así que bajé mi cámara en su bolso y mi cartera donde llevaba mis documentos, dinero y otras cosas de mi día a día. Entré antes que Harry, quien amablemente me abrió la puerta. No nos hicieron esperar más de cinco minutos en la recepción dele studio cuando dos chicas aparecieron saludando, nos guiaron por los pasillos hasta llegar al estudio.

—Soy Cat y ella es Emma, estaremos encargadas de las cámaras junto a Patrick que aún no llega.

—Kayleah —sonreí presentándome—, solo vengo a acompañarlo —reí evitando ver sus expresiones.

Llegaron otras dos chicas encargadas del vestuario y maquillaje llevándose al ojiverde a una habitación donde se cambiaría. Decidí quedarme con Emma y Cat que de inmediato comenzaron a hablar del set, de cómo les entusiasmaba este proyecto y que llevaban un par de meses preparando todo para que saliera perfecto. 

—Es una persona muy natural para posar, estoy segura que se adaptará a sus ideas con facilidad —confesé.

— ¿Haz trabajado con él antes? —Asentí con la cabeza—. ¡Eso es genial! Hemos esperado mucho para que aceptara venir a la revista, incluso con su primer disco intentamos contactarlo y nada, parecía enfocado al cien por ciento en la música.

En eso entra Harry con una camisa color rosa satinado de anchos hombros angosta en la zona de los codos y globos en los antebrazos para cerrarse de forma ajustada en las muñecas, de pantalones unos de color caqui con lineas de otros colores más oscuros y sus pies descalzos. El maquillaje era tan natural que ni se notaba que llevaba puesto. Su cabello desordenado, supuse que le habían aplicado fijador porque apenas se le movía.

Alive H.S. ©Where stories live. Discover now